MARY WOLLSTONECRAFT Y MARY SHELLEY, MADRE E HIJA, A CUÁL MÁS ROMPEDORA
Es curioso que en el momento de redactar estas líneas aparezca en digital un reportaje encabezado con el siguiente titular: «¿Por qué hay tan pocas estatuas de mujeres en el mundo?». La autora, , lo atribuye al «histórico déficit de reconocimiento social que sufren las mujeres, salvo que se trate de vírgenes, religiosas o reinas». Y ofrece varios ejemplos incontestables: en Barcelona hay ciento sesenta y ocho estatuas de hombres y solo catorce de mujeres (varias de ellas, personajes de ficción). En Estados Unidos se cuentan más de cinco mil estatuas, pero no llegan a cuatrocientas las protagonizadas por mujeres (la Estatua de la Libertad tampoco es real). En el Reino Unido hay erigidas novecientas
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