LA CRUZ DEL PADRE URRACA
Entre la algarabía y el gran bullicio de la calle Jirón de la Unión de Lima (Perú), me llamó la atención la antigua fachada de la basílica de La Merced no solo por su hermosas formas, sino por la muchedumbre que entraba y salía de ella. Algo importante estaba ocurriendo en su interior y yo deseaba descubrirlo. Nada más entrar, a mano derecha, había una cruz de gran tamaño colgada de la pared. Estaba rodeada por decenas de fieles qeu la tocaban con fervor y que pasaban prendas y objetos personales por su base. Aquello me desconcertó.
Los muros de la basílica estaban plagados de fotos anónimas, de promesas y de peticiones que el pueblo peruano dirigía hacia la persona enterrada en un rincón de la iglesia. Su tumba estaba cubierta por una lápida de mármol que rezaba: "Aquí yacen los resots del verenable padre fray Pedro Urraca, siervo de Dios de la orden mercedaria".
Uno de los devotos que caminaban por el lugar me explicó que aquel religioso mercedario fue un
