SABER ENVEJECER CÓMO SACARLE PARTIDO A LA EDAD

Para conciliar el sueño el cuerpo debe estar relajado y la mente ha de concentrarse en cosas positivas.

ACEPTAR LA VEJEZ

Un reto para la sociedad occidental

Occidente envejece y, aunque sea una paradoja, nuestra sociedad no nos prepara psicológicamente para ello. Por otro lado, ni en Europa ni en Norteamérica existió antes una población con tantos ancianos que gozaran de tan buena salud. ¿Estamos preparados para envejecer? ¿Sabemos lo que eso significa? y lo más importante, ¿sabremos sacarle partido cuando nos llegue el momento?

Mientras que en las sociedades tradicionales de Oriente o África la vejez goza de mucho prestigio por la sabiduría y experiencia que supone, en los países industrializados lo ha perdido casi por completo. En gran parte de Occidente se considera el cambio, el progreso y el desarrollo como el ethos de su cultura, y se convierten en valores totalmente opuestos a la tradición, la experiencia o la estabilidad que se asocian con la vejez. Por otro lado, una sociedad consumista cuyo máximo ideal es el éxito económico, intelectual y físico tiende forzosamente a ocultarla.

El porcentaje de personas en la tercera edad aumenta cada año, tanto en Europa como en Norteamérica, al igual que la esperanza de vida de la población. Hoy, en la mayoría de estados de la UE y EEUU los mayores de 65 años son alrededor del 20%, y sigue creciendo.

La tercera edad, al igual que la adolescencia, es una época de reestructuración. Al llegar la vejez ciertas áreas de la vida pierden protagonismo (laboral) y otras lo aumentan (familiar). Si la persona no se reestructura, la posibilidad de que aparezca un estado de ánimo negativo es muy alta. Es necesario que actúe de acuerdo con su realidad; si la niega no hará sino aumentar sus problemas.

CAMBIO LABORAL

Tener que alejarnos del trabajo equivale a ocuparnos mejor de nuestros intereses; la falta de vigor físico nos lleva a reposar, consiguiendo una mayor tranquilidad de espíritu; y, con el alejamiento de los placeres mundanos, se disfruta de otros más simples y cotidianos que tal vez antes no se valoraban.

Para mujeres con intereses artísticos o intelectuales la menopausia puede ser el inicio de un periodo propicio a consagrarse enteramente a ellos, aunque esto sólo es válido para aquéllas que se hayan ocupado de cultivar su espíritu en medio de las tribulaciones cotidianas. Lo mismo, pero en otro sentido, puede aplicarse a los varones.

Sólo las personas que hayan sabido dar importancia a lo que realmente la tiene y restársela a lo que no la tiene, y que hayan sabido marcar una distancia con las «trampas de la sociedad», estarán preparadas para afrontar la vejez.

Por otra parte se ha comprobado que los que llevan una gran actividad intelectual–el crecimiento espiritual no se reduce únicamente al ejercicio mental, pero es una parte muy importante–llegan a la vejez con sus facultades mentales casi intactas y son menos proclives a las alteraciones de la función cognitiva propias de la vejez. Lo mismo cabe decir de quienes han cuidado de la salud de su cuerpo. El grado de vejez real no depende exclusivamente de los años vividos, hay que distinguir entre la salud y la edad. La vejez real llegará más tarde para quienes se hayan preocupado más por su estado físico.

La vejez nos enfrenta ineludiblemente a lo que tenemos de criaturas mortales y a un futuro desconocido. «No hay cura contra la