Yeison Samir Villalba Muñoz, me abordó, cuan-do él apenas era un adolescente, para solicitar-me leyera los poemas de un libro que una edito-rial argentina le publicaría unos meses ...view moreYeison Samir Villalba Muñoz, me abordó, cuan-do él apenas era un adolescente, para solicitar-me leyera los poemas de un libro que una edito-rial argentina le publicaría unos meses después. Con marcada timidez me dijo que quería tener mi opinión. El borrador del texto se titulaba “30 Poemas del Alma y una Epístola de Amor”. No me sorprendió el título porque la mayor parte de los chicos que leía poesía se había enamo-rado de Neruda leyendo 20 Poemas de Amor y una Canción Desesperada. De modo que, pen-sé, este era uno más de los embelesados jóvenes nerudianos. ¡Cuán equivocado estaba! Al leer los 30 poemas percibí, sí, una ligera influencia del vate chileno. Pero más que eso, y muy por encima de eso, me sorprendió el que aquellos poemas contenían aristas muy expresivas de una personalidad distinta en búsqueda de una expresión también diferente, y eran contentivos de la magia especial de la poesía. Evidencia-ban ya estos primeros escritos una sensibilidad poética rutilante, pero a la vez eran portadores de incomprendidos vaticinios. Tales hechos y la edad del autor, me llevaron a la conclusión de que este podría, en el inmediato futuro, lograr reconocimiento en el campo literario.view less