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Manual de oración positiva
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Ebook146 pages1 hour

Manual de oración positiva

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Orar nos ayuda a establecer un vincula más profundo con Dios y a descubrir el bien que nuestro Creador desea para nosotros. Este libro nos ofrece innumerables métodos que nos enseñan a orar afirmativamente en una conciencia sagrada.
LanguageEspañol
PublisherBookBaby
Release dateJan 1, 2005
ISBN9780871597243
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    Manual de oración positiva - Hypatia Hasbrouck

    autora

    I

    LA ORACIÓN POSITIVA

    Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria de Cristo Jesús. Al Dios y Padre nuestro sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.

    —Filipenses 4:19-20

    La oración positiva no es algo nuevo. Es tan antigua como lo es el judaismo, religión que alimentó la vida espiritual de Jesús desde Su infancia hasta Su edad adulta. Es el tipo de oración que Jesús enseñó y utilizó a lo largo de Su ministerio, y la que enseñaron Sus discípulos y Pablo. Ésta consiste en frases, como el verso bíblico citado anteriormente, que reconocen que Dios ya ha provisto el bien que necesitamos. Una persona que usa la oración positiva acepta el regalo y da gracias por él antes de que éste se haya hecho evidente. El modo tradicional de orar sugiere que, por alguna razón, Dios retiene el bien que deseamos o que lo desconoce. El orar de ese modo casi siempre conlleva súplica e imploración.

    Jesucristo claramente enseñó el uso de la oración positiva cuando dijo lo siguiente en El Sermón del Monte:

    "Por tanto os digo: No os angustiéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir.

    ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y, sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta.

    No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se angustie, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os angustiáis?

    Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos.

    Y si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, hombres de poca fe?

    No os angustiéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?, porque los gentiles se angustian por todas estas cosas, pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas ellas. Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que no os angustiéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propia preocupación".

    —Mateo 6:25-34

    Jesús usó un lenguaje figurativo, fácil de entender, para expresar que Dios no solamente es un Padre benevolente y generoso (lo cual Jesús describe en la parábola del hijo pródigo en Lucas 15:11-32), sino que Dios es, también, Mente Divina y principio eterno, omnipresencia, omnisciencia, omnipotencia y bien absoluto que obra y gobierna como un proceso cósmico que crea y sustenta el universo. Jesús estaba consciente de que Dios está obrando siempre para darle a todo lo creado aquello que necesita para expresar su naturaleza y objetivo. Él sabía que los seres humanos fuimos creados para expresar la imagen y semejanza de Dios (Gen. 1:26) y que Dios, que da a los pájaros, los lirios y la hierba del campo lo que necesitan para expresar su naturaleza, seguramente le da a la humanidad lo que necesita para expresar la suya.

    Jesús usó la oración positiva a lo largo de Su ministerio. La utilizó cuando afirmó que había bastante comida para alimentar a la multitud hambrienta al bendecir los panes y los peces como si ya hubiese suficiente, y así fue. También la utilizó frente a la tumba de Lázaro cuando dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sé que siempre me oyes (Jn. 11:41-42) y luego afirmó la presencia viviente en Lázaro diciéndole que saliera de la tumba, y Lázaro así lo hizo.

    Jesús usó la oración positiva porque era el tipo de oración con la cual estaba más familiarizado, ya que es la que más se usa en la religión judaica. Al repasar los Salmos vemos, casi en todas las páginas, frases que afirman la presencia y actividad de Dios en todo tipo de situación. Por ejemplo, el Salmo 23 es una serie de afirmaciones vinculadas que declaran que Dios provee todo lo que podamos necesitar. En Sus enseñanzas, podemos apreciar que Jesús se refirió a los Salmos más de cuarenta veces. Él estaba tan familiarizado con ese tipo de oración que, de acuerdo a Mateo y Marcos, aun cuando estaba siendo crucificado, dijo el primer verso del Salmo 22, una oración que afirma la presencia de Dios en medio de una tragedia y Su poder para transformar la tragedia en triunfo.

    Con el uso de oraciones afirmativas, Jesús expresó Su compromiso de mantener una visión de Dios como padre benevolente y generoso y de Su actividad eterna como principio de bien absoluto. En los Evangelios podemos leer versículo tras versículo en los cuales Jesús nos asegura que Dios suplirá aquello que satisfará cualquier necesidad que podamos tener. Temprano en Su ministerio, Jesús dijo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá (Mt. 7:7). Entre Sus últimas palabras durante la crucifixión constan las que les dijo al criminal compasivo que estaba a su lado: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso (Lc. 23:43).

    Entonces, no es de sorprender que, de acuerdo a algunos versados en la materia, la oración que Jesús compartió con sus discípulos, El Padrenuestro, fue dicha en un modo más positivo que el que conocemos. Según los eruditos, lo que Jesús dijo debió haber sido traducido del siguiente modo: Tú nos das hoy el pan de cada día; Tú nos perdonas nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a quienes nos han ofendido, y así por el estilo. Tal vez los traductores consideraron la fraseología difícil, pero sin importar la razón que tuvieron para cambiar el sentido de las palabras, El Padrenuestro consiste en una serie de peticiones que implican que cuando pedimos, recibimos. Dichas peticiones expresan confianza en que Dios provee el bien que buscamos.

    Jesús demostró una profunda confianza en Dios, la cual no titubeó aun en la peor de las circunstancias. A través de Su ministerio, alentó a Sus seguidores a tener ese mismo grado de confianza, y durante la Última Cena, resumió Su convicción con las siguientes palabras: El Padre, que vive en mí, él hace las obras. De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él también las hará; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre (Jn. 14:10,12).

    Creer en Jesús significa mucho más que aceptar intelectualmente lo que Él dijo, significa actuar según Sus enseñanzas. Jesús enseñó a sus seguidores a usar la oración positiva para lograr milagros. Él deseaba que ellos la usaran ya que sabía que ésta edificaría en ellos la misma confianza que Él tenía en la presencia moradora de Dios, la cual obró por medio de Jesús y proveyó todo aquello que Él necesitó para lograr lo que quiso manifestar.

    Según los Hechos de los Apóstoles, los discípulos más cercanos a Jesús que se convirtieron en Sus apóstoles pusieron en práctica la oración positiva e hicieron grandes obras. Pablo también practicó la oración positiva. Pablo sabía, por experiencia propia, que ésta es capaz de transformar nuestra mente, así que la enseñó a toda persona que lo escuchaba o que leía sus cartas. Él escribió a los romanos: No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Ro. 12:2). A los efesios, él les escribió: En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está corrompido por los deseos engañosos, renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad (Ef. 4:22-24).

    Pablo practicaba lo que enseñaba. Las cartas que escribió a los primeros grupos e iglesias comenzaban con oraciones positivas. Si el propósito de la carta era aumentar la fe de la gente, Pablo empezaba por agradecerles la fe que ellos ya habían demostrado (Ro. 1:8-12); si el propósito era promover armonía entre los creyentes, él agradecía a Dios la armonía que ya existía (1 Co. 1:4-9).

    Las enseñanzas de Pablo en cuanto a la oración positiva fueron bien específicas. En su primera carta a los tesalonicenses, les dijo: "Estad siempre

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