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Cómo criar jóvenes de fe sólida: Ideas diarias para edificar sobre convicciones firmes
Cómo criar jóvenes de fe sólida: Ideas diarias para edificar sobre convicciones firmes
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Cómo criar jóvenes de fe sólida: Ideas diarias para edificar sobre convicciones firmes

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About this ebook

¿Qué padre cristiano no querría encontrar un recurso para infundirles a sus hijos una fe dinámica, profunda y permanente? Casi la mitad de los jóvenes que se gradúan de secundaria tienen fuertes luchas con su fe. El Instituto Fuller para la Juventud, teniendo en cuenta esta situación, desarrolló el «Proyecto de transición a la Universidad», en un esfuerzo hallar maneras de ayudar a los jóvenes a desarrollar una vida de fe y servicio. Esta guía de fácil lectura se basa en sus hallazgos, presentando una poderosa estrategia para enseñarles a los padres cómo favorecer el crecimiento espiritual de sus hijos y hacerlo permanente. Escrita por autores conocidos por su integridad y su pasión por los jóvenes, les da esos medios para desarrollar una fe robusta en sus hijos.
LanguageEspañol
PublisherZondervan
Release dateNov 6, 2012
ISBN9780829760781
Cómo criar jóvenes de fe sólida: Ideas diarias para edificar sobre convicciones firmes
Author

Kara Powell

Kara Powell es directora ejecutiva del Instituto para la Juventud del Seminario Teológico Fuller en Pasadena, California. Es autora de una amplia variedad de exitosos libros para el ministerio juvenil. Además, Kara a través de www.ymwomen.com, anima, equipa y conecta a mujeres que sirven a los jóvenes.

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3.5/5

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  • Rating: 4 out of 5 stars
    4/5
    Should be required reading for all Christian parents, grandparents, aunts/uncles, and mentors that want to impart their faith in very concrete and practical ways. Thanks to Wes Ingram for recommending. Excellent!
  • Rating: 1 out of 5 stars
    1/5
    Taking the Heath brother's work in "Made to Stick" on marketing and trying to apply it to discipleship isn't the best idea. Not only are marketing and discipleship different in their purpose and outcome, but it also shows the general evangelical penchant to take popular ideas and catechize them into something churchy. So although the book starts with an incorrect premise, it builds on this with an illogical approach to discipleship. Our kids our leaving church and not coming back....so do more of what we are doing now.....it will work better, somehow. This has not relation to the marketing ideas of "Made to Stick" and appears to contradict the hard research done by Barna in "UnChristian." There is plenty of evidence that shows the reason people are leaving evangelical churches is because they are shallow and vapid. Piling on the entertainment and telling people that their life will be better by coming to church WITHOUT linking their faith to Jesus's work on the cross (the authors of this book studiously avoid discussing what they mean by "faith" and any mention of the cross being central to why people are in church in the first place) is a recipe for failure. So nice packaging, but poor scholarship in the content, plus, trying to rip off a successful book's title to make the material seem more relevant or authoritative equals a big fail for "Sticky Faith." Honestly, what they describe as "faith" and what they want to stick is not anything I'd be interested in or want my daughter to be connected to as the foundation for her church attendance.
  • Rating: 3 out of 5 stars
    3/5
    I liked the premise of this book and gained a couple of nuggets from it, but overall I found it a little disappointing. Not that it wasn’t helpful, but it just wasn’t AS specific as I’d hoped it would be. I guess I was expecting a bullet list. Do this, this, and this, to help your child’s faith “stick”. But in the end, you can do a lot of these things, but ultimately it’s their choice. I felt that the strongest point of the book was that kids need to have other adult Christians besides yourself deeply involved in their lives. The authors suggest a 5:1 ratio (5 adults per child). Quite a bit of the book focused on the transition of children from high school to college/adulthood, and I guess while that is in my future, I’m just not there yet. I still am glad I read it though, and I think it’s just another reminder of how I should constantly be purposeful in my life and the example I’m providing for my children. I gave it 3 of 5 stars.

Book preview

Cómo criar jóvenes de fe sólida - Kara Powell

1

La realidad de una fe no tan sólida

Mis padres son probablemente la mayor influencia de todas.

—Robyn

A lo largo de mi vida, tanto mi padre como mi madre han dedicado horas y horas a hablarme de lo que significa ser cristiano, seguir a Dios, lo que esto debería implicar y cómo hacerlo.

—Billy

Tiffany no era como Phil y Amy habían esperado.

Como la mayoría de los padres, habían tenido grandes visiones de lo que sería su hija cuando entrara a la escuela secundaria y la universidad.

Sus expectativas eran altas, en parte porque los primeros pasos de Tiffany por aquel «camino de baldosas amarillas»* de la adolescencia manifestaban una gran promesa. Como estudiante de noveno grado, ella estaba profundamente comprometida a conocer a Jesús y darlo a conocer. Mientras sus amigos contaban historias de terror sobre las actitudes de resentimiento, el humor variable y la flagrante falta de respeto por las normas familiares de sus hijos, Tiffany solía ser agradable y obediente. Tenía un montón de amigos, pero también disfrutaba estando con sus padres. Y a Phil y Amy les gustaba mucho pasar tiempo con ella.

Desde el primer domingo que participó en el ministerio de la escuela secundaria en la iglesia donde yo (Kara) servía como uno de los pastores de jóvenes, Tiffany se lanzó de cabeza a todas las actividades posibles de la iglesia. En cada evento que se organizaba —coro de jóvenes, días en la playa, viajes a Tijuana para servicios de fin de semana— allí estaba Tiffany. Y no solo hacía acto de presencia, sino que por lo general se aparecía en la iglesia al menos treinta minutos antes para ver si podía ayudar.

¡Y claro que ayudaba! Era especialmente buena haciendo carteles. Solía extender el papel en el suelo de la sala de jóvenes e intentaba dibujar imágenes creativas para promocionar las próximas actividades o reforzar el tema de enseñanza de la semana siguiente. Cuando los hacíamos juntas, hablábamos de nuestro deseo mutuo de conocer a Jesús y contribuir a que otros también lo hicieran.

Tiffany no era perfecta, por supuesto, pero los demás padres del grupo de jóvenes envidiaban lo fácil que parecía ser todo para Phil y Amy con su hija.

Alrededor del undécimo grado, comenzó a cambiar. Empezó a vestirse de negro y usar mucho maquillaje. Sus faldas se iban encogiendo. Cada vez eran mucho más cortas.

Phil y Amy se encontraron de repente discutiendo con Tiffany por su forma de vestir.

Pronto empezaron a reñir con ella por casi todo. Las calificaciones, la hora límite de regresar a casa, amigos todo era una pelea.

Dejó de llegar temprano a la iglesia. Cuando le preguntaba si quería ayudar con los carteles, respondía que estaba demasiado ocupada. Durante su último año de instituto su compromiso con la iglesia se fue volviendo más esporádico.

Seis meses más tarde, se graduó de la escuela secundaria y quedó embarazada. Confusa y avergonzada, no quiso tener nada que ver con la iglesia. Ni conmigo.

Phil me llamó desde el hospital el día que Tiffany dio a luz a su hijo. Aunque me había evitado durante su embarazo, le pregunté a su padre si a ella le parecería bien que fuera a visitarla para conocer a su niño. Ella consintió.

Phil, Tiffany y el bebé recién nacido se encontraban juntos en la habitación del hospital. Tras conversar durante unos minutos, me ofreció que lo tomara en brazos. Era la primera vez que sostenía a un bebé de tan pocas horas. Así que se lo comenté y ella sonrió.

Su padre también intentó esbozar una sonrisa, pero pude notar la profunda tristeza en sus ojos. Me miró y supe lo que pensaba, porque yo tenía el mismo pensamiento.

¿Por qué la fe de Tiffany —una fe que en un principio parecía tan sólida— no se había mantenido firme?

LA FE DE LOS CHICOS NO SE ESTÁ MANTENIENDO FIRME

Padres e iglesias no se están dando cuenta de la dura realidad: existen más Tifannys de lo que habíamos pensado. La junta directiva de la Asociación Nacional de Evangélicos, una organización que representa a sesenta denominaciones y una docena de ministerios, ha emitido un acuerdo en el que deplora «la epidemia de jóvenes que dejan la iglesia evangélica»¹.

Sin embargo, ¿de veras se trata de una epidemia? ¿Este dato en cuanto al abandono de la fe por parte de los muchachos sugiere que es algo más parecido a un goteo o a un aluvión?

Hemos analizado otras investigaciones y concluimos que del cuarenta al cincuenta por ciento de los chicos que se gradúan de una iglesia o un grupo de jóvenes no se mantendrá fiel a su fe en la universidad².

Apliquemos esta estadística a los muchachos que usted conoce. Imagine a su hijo o hija y a sus amigos en fila frente a usted. (Estoy seguro de que le sonríen de una forma adorable). Del mismo modo en que solía hacerlo en el terreno de juego para dividirlos en equipos, numere a esos chicos: «uno, dos, uno, dos, uno, dos …». Los números uno se mantendrán fieles a su fe; los números dos la dejarán a un lado.

Y tomarán la decisión de alejarse de su fe o no una vez que su período más intensivo de crianza como padre haya acabado.

No estoy satisfecho con un índice del cincuenta por ciento en cuanto a aquellos que mantienen su fe sólida³.

¿Usted sí?

Lo dudo.

He aquí otra estadística alarmante: solo el veinte por ciento de los estudiantes universitarios que abandonaron su fe lo habían planeado durante la escuela secundaria. El ochenta por ciento restante tenía la intención de perseverar en su fe, pero no lo hizo⁴.

Como se ha indicado acertadamente, la adultez temprana suele ser una época de inevitable experimentación para los adolescentes que se criaron en la iglesia y están aprendiendo a hacer de la fe algo propio. Esta opinión se ve apoyada por la alentadora estadística de que un cierto porcentaje, entre el treinta y el sesenta por ciento de los graduados de los grupos de jóvenes que abandonan su fe y la iglesia, suele regresar a ambas cuando les falta poco para cumplir los veinte⁵. Con todo, esos jóvenes adultos ya se han enfrentado a importantes disyuntivas en su camino concernientes a la amistad, el matrimonio, la vocación, la cosmovisión y el estilo de vida, todo ello mientras su fe ha estado relegada al asiento trasero. De modo que tendrán que vivir con las consecuencias de estas decisiones durante el resto de sus vidas. Además, aunque podemos alegrarnos por los que a la larga vuelven a colocar su fe en el asiento del conductor, seguimos angustiados por los que se hallan entre el cuarenta y el setenta por ciento que no lo harán.

LOS ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS SE DESENFRENAN

Desde la película Animal House [Colegio de animales] hasta la canción de Asher Roth, «I Love College» [Me encanta la universidad], la vida universitaria se ha venido describiendo como un incesante carrusel de sexo, drogas y alcohol, con unas pocas horas de estudio por aquí y por allá. Es cierto que el sexo, las drogas y el alcohol no son la prueba de fuego máxima para la espiritualidad de un universitario. (Ampliaremos esto más adelante). Indudablemente, las descripciones promedios de estos muchachos resultan exageradas. No obstante, como cada vez son más los estudiantes que participan en fiestas y esto suele afectar su relación con Dios, es un factor que debemos debatir a la hora de intentar mantener una fe sólida.

Cada mes, solo un poco menos del cincuenta por ciento de los universitarios que residen en la universidad se atiborran de bebida, abusan de los fármacos, y/o consumen drogas ilegales⁶. Según un análisis realizado por un profesor de salud pública de la Universidad de Harvard, el número de miembros de hermandades masculinas y femeninas que cometen excesos con el alcohol ha aumentado hasta el ochenta por ciento⁷.

Este enorme consumo de alcohol les está costando caro a los estudiantes. De acuerdo con las estadísticas, los estudiantes universitarios gastan cinco mil quinientos millones de dólares cada año en alcohol, mucho más que en refrescos, té, leche, zumo, café y libros de texto juntos⁸.

Tal uso extendido del alcohol abre la puerta del dormitorio. El Dr. Michael Kimmel ha investigado exhaustivamente la conducta de los universitarios y llegado a la conclusión de que «casi todas las relaciones casuales, o de un día, se facilitan a base de copiosas cantidades de alcohol»⁹.

Con toda seguridad habrá oído el término relación o sexo casual, que alude a una multitud de conductas sexuales que van desde el beso hasta el sexo oral y la copulación, sin expectativas de un compromiso emocional. Los estudiantes universitarios del último curso tienen un promedio de casi siete relaciones casuales durante su carrera, y de ellos el veintiocho por ciento ha tenido diez o más¹⁰.

Kimmel capta de forma gráfica el nivel de desenfreno de los recintos universitarios al explicar sus efectos sobre los centros de cuidado de la salud locales: «Cada una de las salas de urgencias de cualquier hospital adyacente o cercano a un campus universitario almacena suministros adicionales los jueves por la noche: equipos de violación para las víctimas de agresiones sexuales, fluidos intravenosos para los que se deshidratan debido al vómito inducido por el alcohol, y sangre para los accidentados por conducir ebrios»¹¹.

¿MUCHACHOS CRISTIANOS DESENFRENADOS?

¿Y qué hay de los chicos que proceden de familias cristianas? ¿Son tan alocados como el resto de los estudiantes universitarios?

Las buenas noticias son que múltiples estudios indican que los estudiantes más espirituales que suelen asistir a la iglesia o reuniones religiosas tienen menos probabilidades de consumir alcohol o tener relaciones casuales¹². Sin embargo, que resulte menos probable que estos chicos vayan de fiesta no significa que no lo hagan en lo absoluto. En un estudio experimental que realizamos al principio de nuestra investigación, el cien por ciento de los sesenta y nueve graduados de los grupos de jóvenes que sondeamos había bebido alcohol durante sus primeros cinco años de universidad.

Un miembro de nuestro equipo de investigación sobre una fe sólida, la Dra. Cheryl Crawford, centró sus pesquisas en muchachos que habían sido designados líderes de sus ministerios de jóvenes en la escuela secundaria. Tras extensas conversaciones con estos antiguos líderes estudiantiles, la Dra. Crawford concluyó que «la soledad y la búsqueda de amigos parecen dar inicio a todo lo demás. La razón primordial que los estudiantes dieron para participar en el escenario de la fiesta fue que todo el mundo estaba allí. Un muchacho me dijo: No creo haber conocido aquí a muchas personas que no beban. De veras es difícil relacionarse si uno no bebe. Estas decisiones fundamentales en cuanto a ir de fiestas se toman en las dos semanas iniciales del primer año universitario».

Un estudiante del último curso que entrevistamos describió muy bien las juergas y otros desafíos propios de la transición de la escuela secundaria a la universidad: «Salir de la escuela secundaria para entrar en la universidad es como zarpar en un crucero gigante. Dejas el puerto y todos te dicen adiós con la mano. Digamos que ese barco es tu fe. Tan pronto como te haces a la mar en dirección al nuevo puerto llamado universidad, te das cuenta de que te encuentras en un bote. Ya no estás en ese inmenso barco, y no tienes preparación ninguna … ¡y tu nave se está hundiendo! Estarás perdido a menos que aparezca alguien con un salvavidas y esté dispuesto a decirte: Ya te tenemos. Ven aquí, que es donde puedes estar y crecer».

PASOS PARA UNA FE SÓLIDA: NUESTRA INVESTIGACIÓN

En el Instituto de la Juventud Fuller queremos unir fuerzas con usted para ofrecerles a sus hijos un barco de fe más firme y tenderles un salvavidas a los que ya sientan que se están ahogando. En todas nuestras iniciativas de investigación, la misión consiste en convertir las indagaciones en recursos que estimulen a los líderes, jóvenes y familias.

Desde hace diez años vengo ocupándome de la crianza de mis hijos y llevo veinticinco ayudando a los chicos en un ministerio para jóvenes. Mi coautor, Chap Clark, es padre desde hace treinta años y ha dedicado unos cuantos años más que yo al desempeño de una variada labor ministerial que, además del área pastoral, se ocupa de la juventud y la familia. Aun cuando esto suma muchos años de experiencia, quisimos juntar nuestras vivencias con las percepciones obtenidas a partir de varias pautas adicionales de investigación.

Clark pasó casi todo un año escolar en el campus de una escuela pública como maestro sustituto autorizado a observar, participar e investigar. Esta fue nuestra primera línea de búsqueda. En su labor, Chap recopiló historias y otras observaciones que, en primer lugar, tradujo en impresiones y después en conclusiones codificadas. Al mismo tiempo, el equipo de investigación se ocupaba de integrar y comparar los descubrimientos de Chap con los que otros expertos habían publicado sobre la adolescencia.

A continuación, Chap dirigió doce grupos de enfoque por todos los Estados Unidos y Canadá, y finalmente publicó su estudio en el libro Hurt: Inside the World of Today’s Teenagers¹³ [Sufrimiento: Dentro del mundo de los adolescentes de hoy]. Con su equipo del Seminario Fuller, formado por profesores y estudiantes, sigue estudiando y entrevistando a los chicos, y muchas de las apreciaciones de este libro proceden de esta investigación.

La segunda línea de búsqueda fue mi trabajo en el «Proyecto de transición a la universidad», una serie de estudios exhaustivos realizados con más de quinientos alumnos del último curso a punto de graduarse¹⁴. Usted sabrá lo que piensan estos estudiantes (con nombres ficticios) mediante citas destacadas en recuadros laterales y al principio de cada capítulo. Los seis años de indagaciones realizadas por parte del equipo de Transición a la Universidad, compuesto por profesores y alumnos, se han visto impulsados por dos objetivos de investigación: entender mejor la dinámica de la transición a la universidad en el caso de los graduados de los grupos de jóvenes, y establecer los pasos que pueden dar los líderes, las iglesias, los padres y los preuniversitarios mismos para ayudar a los estudiantes a permanecer en el camino de la fe sólida¹⁵.

Para más información sobre las preguntas que formulamos en nuestras encuestas, le rogamos vea los apéndices y también la página (en inglés) www.stickyfaith.org.

De muchas maneras, los estudiantes que participaron en este estudio de larga duración representan a los típicos alumnos cristianos del último curso en su transición a la universidad (por ejemplo: proceden de distintas regiones de los Estados Unidos; asisten a universidades públicas, privadas, cristianas o vocacionales; y el cincuenta y nueve por ciento son chicas y el cuarenta y uno por ciento chicos). A pesar de ello, los muchachos de nuestra selección suelen tener calificaciones más altas en la escuela secundaria y es más probable que procedan de familias intactas que el alumno típico que se dirige a la universidad. También reclutamos a chicos de las iglesias con pastores profesionales a tiempo completo, lo que significa que proceden de iglesias superiores en tamaño a la media (una iglesia promedio contaría con un número de miembros entre quinientos y novecientos). Desde el principio, queremos admitir que estos factores aportan cierta parcialidad a nuestros descubrimientos que intentamos contrarrestar con diligencia mediante el examen de otros estudios de investigación y las entrevistas cara a cara con estudiantes que contaban con antecedentes académicos, familiares y de iglesia más diversos.

En nuestro esfuerzo por brindarle un enfoque a nuestro «Proyecto de transición a la universidad», reclutamos a alumnos del último curso de la escuela secundaria que tenían intención de cursar estudios universitarios tras la graduación, ya fuera durante cuatro años en una universidad, en un colegio donde se estudian los dos primeros años de la carrera, o en una escuela vocacional. No podemos estar seguros por completo, pero pensamos que probablemente nuestros descubrimientos son relevantes para los graduados que pasen a formar parte de la fuerza de trabajo activa o ingresen en el servicio militar. Nuestra corazonada se ha visto respaldada por un estudio paralelo que indica que los índices de deserción de la iglesia por parte de los estudiantes universitarios y aquellos que no ingresan a la universidad no resultan demasiado disparejos¹⁶.

Algunas veces nos preguntan sobre las diferencias de género cuando se trata de una fe sólida. Aunque no hemos investigado esta cuestión de forma extensa, podemos afirmar que en nuestro estudio en general no existen fuertes diferencias en la fe de los hombres y las mujeres dentro de los parámetros utilizados.

DEFINICIÓN DE LA FE SÓLIDA

Mientras conceptualizábamos en un principio esta investigación, nos topamos rápidamente con una importante pregunta: ¿Qué significa con exactitud una fe sólida? Potter Stuart, juez de la Corte Suprema, le atribuyó al término «obscenidad» la siguiente definición: «Algo que reconozco cuando la veo». Aunque resulta tentador aplicar esta antigua y famosa enunciación, eso no funciona en los círculos académicos. Basándonos en nuestras indagaciones en la literatura y nuestra comprensión de los estudiantes, llegamos a tres descripciones de la fe sólida; las dos primeras son relevantes para todas las edades, mientras que la última ha incrementado su importancia durante la transición de los alumnos a la universidad.

1. La fe sólida es interna y externa a la vez. Forma parte de los pensamientos y las emociones internas de un estudiante, y también se exterioriza en elecciones y actos que reflejan ese compromiso de fe. Estas conductas incluyen una asistencia regular a la iglesia o al grupo del campus, la lectura de la Biblia y la oración, prestar servicio a los demás y una menor participación en los comportamientos de riesgo, sobre todo en aquellos relacionados con el sexo y el consumo de alcohol. En otras palabras, la fe sólida implica la integración de toda la persona, al menos en cierto grado.

2. La fe sólida es personal y comunitaria a la vez. Celebra el cuidado específico de Dios para cada persona, mientras sitúa siempre la fe dentro de la comunidad global y local de la iglesia¹⁷. Dios nos ha diseñado para que crezcamos en nuestra relación individual con él y también en nuestras relaciones con los demás.

3. La fe sólida es madura y hace madurar. Manifiesta las señales de una madurez espiritual, pero también forma parte del proceso de crecimiento. No suponemos que un alumno del último grado de la escuela secundaria o un universitario de primer año (y hasta los padres) tengan una fe completamente

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