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De Una Pequeña Bellota a Un Roble Majestuoso
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Ebook88 pages1 hour

De Una Pequeña Bellota a Un Roble Majestuoso

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En esta obra corta y concisa, Michael Troy nos presenta una historia del desarrollo de una de las Congregaciones Misioneras qué no solamente fue la primera en enviar misioneros al interior del continente de África, sino una que hoy día hace presencia en más de sesenta países a través del globo. No solamente nos narra la contribución de los fundadores, Claudio Francisco des Places y Francisco Libermann, y sus valientes líderes, sino se describe como la espiritualidad misionera de Libermann se desarrolló desde la experiencia pascual vivida por cada misionero y la comunidad entera que en cada época de sus trescientos años, ha muerto y resucitado una y otra vez. Troy nos ha dado un librito que nos anima a seguir adelante en momentos difíciles confiando en la acción del Espíritu Santo que es activo en nuestro mundo a través de hombres imperfectos.

LanguageEspañol
Release dateMar 12, 2012
ISBN9781476316147
De Una Pequeña Bellota a Un Roble Majestuoso

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    De Una Pequeña Bellota a Un Roble Majestuoso - Michael Troy

    Como un árbol gigante, plantado al lado de un corriente de agua y ofreciendo una sombra ancha y acogedora, la Congregación del Espíritu Santo ha permanecida por 309 años – una cosa bella – en la viña del Señor. Además, durante esos años, en tiempos buenos y malos, jamás ha dejado de dar fruto.

    Pocos en 1703 pensaban que fuera posible. Aquella ramita tan frágil y precaria, plantada por Francisco Poullart des Places aquel Domingo de Pentecostés en París, ha llegado a ser uno de los mayores institutos misioneros de la Iglesia Universal. Pero, con Dios, todo es posible.

    No ha sido fácil. Ese árbol tuvo que aguantar amenazas por dentro y desde fuera…periodos largos de sequía, la frialdad cruel, los truenos y huracanes asesinos… y lo peor – las amenazas mortales que son comunes entre todas las cosas vivas, los virus que atacan el corazón de la célula de vida, el tejido vivo, la raíz principal…

    Lejos de mirar atrás cual roble fuerte a las temporadas pasadas muy fructuosas, la Congregación del Espíritu Santo de trescientos años cumplidos, sostiene su fe de raíces profundas en la Providencia Divina y vigorizada por el crecimiento de tantas ramas nuevas, o sea, más global que nunca. Floruit, floret, floreat. Congregatio Ama Nostra!

    Contenido

    Preámbulo

    Capítulo 1 - Muerte Inoportuna del Fundador

    Capítulo 2 - La Primera Crisis de Supervivencia Espiritana

    Capítulo 3 - El primer Siglo de Oro Espiritano

    Capítulo 4 - La Segunda Crisis de Supervivencia de los Espiritanos

    Capítulo 5 - La Segunda Edad de Oro Espiritana

    Capítulo 6 - La Tercera Crisis de Supervivencia Espiritana

    Capítulo 7 - El amanecer de la tercera Edad de Oro Espiritano

    Epilogo - El Capítulo General XIX

    Capítulo 1

    Muerte Inoportuna del Fundador

    París (1709)

    Un librito corto como éste no puede hacer justicia a la contribución magnífica que la familia espiritual, los Espiritanos, de Claudio Francisco Poullart de Places ha dada a través de sus 300 años, no sólo a la Iglesia Católica sino también al desarrollo, cultural, educativo y social de tantos individuos y naciones a través del mundo.

    Es el objetivo de este breve resumen servir de introducción para aquellos que poco o nada saben poco o nada de la historia épica. De cómo una semilla pequeña sembrada por Claudio en su pequeño seminario en 1703, por la gracia de Dios y el cuido fiel de sus seguidores, llegó a convertirse a una de las más notables organizaciones misioneras en la historia de la Iglesia Católica.

    Todo empezó como una residencia pequeña para un grupo anónimo de seminaristas pobres en un arrabal de París. El establecimiento llegó a ser un lugar respetado, organizado, aparentemente bien financiado y conocido como el Seminario del Espíritu Santo.

    Claudio Francisco Pollart des Place

    Claudio era un desconocido joven de campo que gozaba de mucha estima entre sus pares y los directores de los seminarios de la ciudad, incluyendo a San Sulpicio. Las reglas del seminario, escitas por Claudio, fueron examinada y aprobadas por peritos quienes las catalogaron como un documento legal clásico, breve y comprehensivo como se espera de un abogado calificado. En cuanto a lo económico el seminario estaba bien sustentado gracias a esfuerzos bien organizados para levantar fondos y el sabio manejo de Claudio. Todos quedaron sorprendidos por tantos logros en tan corto tiempo a favor de sus estudiantes, mayormente jóvenes provenientes de familias de clase trabajadora.

    La ordenación de Claudio en 1706, seguida por la de James Garnier (1708) y de Luis Bouic (1709) dio más credibilidad a la aventura. El 1 de Octubre de 1709, Claudio y sus compañeros se mudan a la tercer residencia (11 rue Tournefort), y todo espetaba muy bien. Anticiparon un futuro esperanzador pensando que todos iban a vivir felizmente por siempre. Desgraciadamente ese no fue el caso, como Shakespeare dijo: Cuando llegan los problemas, no vienen en una fila de indios sino como batallones todos a la vez… Nadie anticipó que los problemas iban a llegar antes del fin del año.

    Grandes Expectativas Rotas

    Los primeros problemas eran las llamadas para hacer regresar para asignaciones en sus diócesis de origen de los sacerdotes asociados de Claudio, los messieures du Sanit Espirt’.

    Padre Jean Le Roy, por ejemplo, fue llamado para revolver a su diócesis de origen, Quimper por Obispo de Ploelle en Julio de 1807, y dos años más tarde el Padre Michael le Barbier fue llamado por el Arzobispo de Rennes, Mons. De Lavardin. Antes de su propia ordenación, Claudio dio la bienvenida a la ayuda de sacerdotes como Michael le Barbier, de su pueblo natal, quien con el permiso de su obispo vino a París como un neo-presbítero para ayudarle. Michael y Claudio habían sido amigos desde su niñez. Si Michael fue invitado por Claudio o si llegó como voluntario, no se sabe, pero como sacerdote recién ordenado su ayuda fue incalculable para la vida del seminario.

    Además de celebrar la misa diaria para la comunidad, llegó rápido a ser la mano derecha de Claudio en la administración del seminario, y probablemente es el vice director que se menciona en la regla 114, 142 y 169.

    También Padre Michael había tomado todos sus cursos de filosofía y teología de la facultad Jesuita en Rennes y como conocía muy bien los programas de estudio de los Jesuitas, llegó a ser el primer decano académico del nuevo seminario y él mismo dio la tutoría de las clases que los seminaristas tomaban durante el día. Michael era el primer cofrade o hermano de la comunidad de la Sociedad del Espíritu Santo, la comunidad de formadores Espiritanos.

    Claudio quedó asombrado con el seminario entero con la muerte no esperada de uno de los estudiantes. René le Sauvage, el 7 de mayo de 1709. Aparentemente, se esperaba mucho de René, fue elegido de la clase graduada de 1709 para defender su tesis

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