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Un mensaje a Su Santidad, el Papa Francisco
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Un mensaje a Su Santidad, el Papa Francisco

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Hoy, 13 de marzo de 2013, fecha de su nombramiento, escribí este mensaje destinado al nuevo Pontífice, Su Santidad, Papa Francisco. Puede ser tan solo un impulso de exponer mis sentimientos de larga data sobre las condiciones mundiales en deterioro, en un momento en que se han divulgado las aparentes incidencias de corrupción y otros delitos en la mismísima sede de la mayor Iglesia.
¿Y qué se está haciendo o que se debería hacer para detener o revertir esta tendencia negativa? ¿Dónde erramos a pesar de contar con instituciones consolidadas y organizadas, como las Naciones Unidas, y principalmente con las iglesias y las religiones, para conseguir la construcción de un mundo mejor, una comunidad más fraternal y moral?
Seguí con mucho interés las declaraciones del Papa renunciante, Benedicto XVI, sobre las celebraciones del DÍA MUNDIAL DE LA PAZ que se realizan el primer día de enero de cada año. Me cautivaron sus profundas ideas y conceptos, que demuestran un elevado grado de sabiduría y de preocupación por el camino malsano que sigue la humanidad.
Sin embargo, sentí la falta de algunas ideas sobre propuestas más específicas y pragmáticas para detener la decadente moralidad mundial, como sea el enfoque de medidas concretas y conjuntas para detener esta frustrante tendencia. En este mensaje, me refiero al ecumenismo fomentado por algunas instituciones prestigiosas; pero, al promover principalmente la unión de objetivos espirituales más de que materiales, desaprovecha la potencia necesaria y disponible para efectivamente frenar el deterioro de la moralidad mundial.
Como ejemplo son citadas las tan admiradas acciones de la beata Madre Teresa que comprueban que, sí, existirían formas realistas para combatir uno de los más doloridas condiciones en el mundo actual, el hambre, las dolencias y muerte precoz que asola una significativa parte del mundo..
.Hace un tiempo, cuando cumplí 90 años, y con el fin de mantener la mente activa, decidí escribir mis pensamientos y sentimientos, divulgando estos conceptos. Luego, con la finalidad de que fuera una lectura más atractiva, la adapté a las características de una novela, La humanidad Humanizada, cuya reproducción fue aquí anexada.
La narración describe un paralelo entre el mundo actual y el mundo ideal. Es un trama suspenso, romántico y filosófico. Tiene un realismo auténtico, en cuanto a las idiosincrasias de las diferentes naciones y la relación antagónica de algunas de ellas, así como las incidencias conflictivas durante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Además, la descripción de la exitosa asistencia prestada a los países más pobres para el desarrollo económico-social de su nación, fue basada en acciones nada milagreas, mas substancialmente realistas.

LanguageEspañol
Release dateJul 16, 2013
ISBN9781301792962
Un mensaje a Su Santidad, el Papa Francisco
Author

Pablo Luis Mainzer

Pablo Luis Mainzer, now 93 years old, wrote his first book THE HUMAN MANKIND at the age of 91, more than anything, as he observed, to keep his mind alert and to enjoy as best as he could his longevity. In this and his other works seems to transpire in the background his deep feelings of criticism on the behavior of our tumultuous world and the roads leading to a more human community and better quality of life. THE HUMAN MANKIND relates in an entertaining novel of suspense our world as it is and how it could and should be. THE FASCINATING MIND-BODY MEDICINE shows the revolutionary tendency in medical science, inspired by his own life experience after he and part of his family suffered cancer, and the significant influence by the practice of Meditation. MANUAL FOR QUALITY OF LIVE shows the ways to achieve a satisfying longevity. A LIFE IN PERSPECTIVE, his autobiography, relating his long life rich of tragic and hilarious occurrences. Hazardous life under the Third Reich being a Jew and escaping from Nazi Germany, still a youth of 16, to the interior of South America, without money and unknowing the local language. With sincerity he puts on view his doubts in relation to religious rituals and dogmas more exercised than the habit of assisting the needy. He suggests "utopian" alternatives as such considered by a friendly priest and exposes how his antagonistic views of faith accompanied him all his life. ESPAÑOL Pablo Luis Mainzer, ahora 93 años, escribió su primer libro LA HUMANIDAD HUMANA a la edad de 91, más que nada, como observa, para mantener su mente alerta y disfrutar de lo mejor que posible su longevidad. En esta y otras obras suyas parece transpirar en el fondo de sus profundos sentimientos la crítica sobre el comportamiento de nuestro mundo tumultuoso y los caminos que conducen a una comunidad más humana y a la mejor calidad de vida en general. LA HUMANIDAD HUMANO relata en una entretenida novela de suspense nuestro mundo tal como es y cómo podría y debería ser. LA FASCINANTE MEDICINA MENTE-CUERPO resalta la tendencia revolucionaria en esta ciencia médica, inspirado por su propia experiencia de vida, después de que él y parte de su familia sufrieron cáncer, y la influencia significativa de la práctica de Meditación. MANUAL PARA LA CALIDAD DE VIDA orienta las maneras de alcanzar una longevidad satisfactoria. UNA VIDA EN PERSPECTIVA, su autobiografía, describe su larga vida rica en acontecimientos trágicos e hilarantes. Siendo Judío, cuenta su vida peligrosa bajo el Tercer Reich y su precipitada escapada de la Alemania Nazi al interior de América del Sur, con apenas 16 años de edad, sin dinero y sin saber el idioma local. Con sinceridad expone sus dudas con relación a los rituales y dogmas religiosos más practicados que el hábito de prácticas de ayuda a los necesitados.. Él sugiere "utópicos" alternativas consideradas como tales por un sacerdote amable y expone cómo sus puntos de vista antagónicos de fe le acompañaron toda su vida.

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    Un mensaje a Su Santidad, el Papa Francisco - Pablo Luis Mainzer

    Un mensaje a Su Santidad, el Papa Francisco

    Pablo L. Mainzer

    Smashwords Edition

    Copyright 2013-Pablo L.Mainzer

    ****

    Estimados lectores: Hoy, 13 de marzo de 2013, día en que es elegido el nuevo Papa Francisco después del retiro de Papa Benedicto XVI, el primer Pontífice en renunciar en 600 años, me siento motivado en esta ocasión excepcional a publicar este mensaje y a dar vía libre a mis pensamientos que llevo conmigo hace mucho tiempo, en momentos en que nos enfrentamos la decadencia creciente de nuestro mundo.

    Nos sufrimos una epidemia de infección moral contagiosa, que se disemina por todo el mundo y que, incluso, invade el mismísimo centro religioso, una escuela de moralidad, que probablemente también esté presente en otros lugares similares. Las directas o indirectas consecuencias cruciales para la humanidad motivan la inevitabilidad de buscar y realizar acciones concretas y realistas para revertir estas sombrías condiciones, sin importar cuánto tiempo pueda llevar.

    Su Santidad, Papa Francisco, en esta oportunidad de su elección, me siento motivado a dejar por escrito pensamientos que me acompañan desde hace mucho y que persistentemente me asaltan sobre las condiciones mundiales en decadencia, las religiones, el ecumenismo, las implicaciones resultantes y las posibles alternativas.

    En primer lugar, quisiera exponer una breve descripción de mi persona. Nací en Alemania hace 93 años y soy hijo de padres judíos. Cuando aún joven, a los 16 años escapé de la Alemania-Nazi para Sudamérica y poco después me bautizaron católico. Debo confesar que tomé esta decisión más por motivos políticos (persecución de los judíos) que por estar convencido de esta o de cualquier otra religión.

    Ocurre que mi madre era una creyente muy devota, aunque no hacía caso a oraciones ni rituales de ninguna religión, incluso de la propia; ni tampoco creía en ningún dogma místico que no fuese otro que el milagro comprobado de la creación de esta Tierra maravillosa. No obstante, respectaba todas las religiones, principalmente las monoteístas.

    Nos educó, sus hijos, con la firme convicción y fe de que Dios, y solo él, está presente en cada uno de nos, y de que somos nuestro propio templo y sacerdote. Remarcaba el don fantástico que recibimos de Dios Todopoderoso, la maravillosa Tierra de fauna y flora y los recursos naturales disponibles para alimentar toda la humanidad, como verduras, frutas, leche, huevos, agua y luz solar. Debíamos estar eternamente agradecidos a Dios por esta increíble dádiva y seguir uno de sus principales mandamientos: ayudar a cualquier persona o familia pobre y necesitada.

    Solía decir: ¿Quién es más bendecido por Dios? ¿Un creyente que no falta nunca a la misa de domingos, que reza antes de cada comida, que practica la confesión y otros ritos religiosos, o entonces, una persona que dedica todo su tiempo libre a ayudar a los pobres, aun con su propio sacrificio? Así es como esta firme convicción de mi madre, al principio una sólida cuestión educativa, consolidó mi propio convencimiento y fe la mayor parte de mi vida,

    Quedé cautivado, Su Santidad, por los mensajes del Papa Benedicto XVI en ocasión del Día Mundial de la Paz, celebrado cada 1º de enero. Estas declaraciones de pensamientos profundos coinciden de algún modo con mis propias reflexiones que tengo sostenido desde hace mucho tiempo, o sea nuestra vergonzosa tolerancia y insensibilidad más que nuestro lamento por los millones de seres asolados por el hambre, las enfermedades no curadas y la muerte precoz, así como las matanzas masivas, la existencia, desarrollo y amenaza de armas extensivamente letales y, por último, el gradual envenenamiento persistente de nuestro planeta.

    En este mismo momento, nos enfrentamos a una creciente adversidad económica mundial con poca mejora a la vista. Muchos mueren al luchar, no por la supervivencia o por una mejor calidad de vida, sino inducidos o pervertidos por cultos hostiles o por otras razones injustificables. Y lo que es peor, la trágica existencia de cientos de millones de seres humanos que sufren de hambre y mueren de enfermedades no o mal curadas. Esto es el triste cuadro de la corrosión creciente de nuestra comunidad mundial.

    Ansiando la riqueza con codicia y el ego inflado motiva la discordia, controversias y disensiones que frustran los esfuerzos de larga data para construir un Mundo de Paz! El fracaso de las Naciones Unidas para impedir las guerras mundiales, los holocaustos, las exterminaciones, las masacres étnicas, la persistencia de cientos de millones de víctimas del hambre y de las enfermedades, así como la agresión al medioambiente, son prueba de ello. La lamentable división y/o la discordia entre varias iglesias y religiones parecen tener efectos similares, al tentar en forma dividida e aislada mitigar estas graves condiciones con pocos resultados.

    Esta sombría tendencia ya llegó a límites que nos obligan a adoptar, sin más demora, acciones concretas y pragmáticas para revertir esta deplorable situación, no obstante, teniendo que enfrentar un largo tiempo los probablemente inmensos obstáculos que puedan surgir.

    Como primera reflexión, podría se pensar, sí, es verdad, pero difícilmente realizable en las condiciones actuales. Francamente, no comparto estas opiniones. Al fin y al cabo, todo lo que es generado por el ser humano puede ser desarticulado por los humanos!

    Realmente, se dispone de instrumentos efectivos para revertir esta calamidad epidémica de las condiciones mundiales, o sea, a través de la existencia de miles de millones de creyentes en Dios, un milagro en sí, y por medio de la actividad de Iglesias y Religiones orientados por Dios para guiar a esta inmensa legión ansiosa de conquistar un mundo de Amor y de Paz, mas desde que unidas para estas acciones.

    Creo que para tener éxito en tamaño y problemático emprendimiento demandando una eternidad para crear una comunidad fraterna, este trabajo tiene que comenzar por la base de la pirámide, la población, precaviendo que unos cientos y pocos líderes gobernantes decidan el destino de la humanidad, como es el caso actualmente. Una moralmente guiada e inspirada población podría influenciar sus gobernantes y congresistas para adoptaren políticas fundadas en principios más morales y fraternos.

    No obstante, dudamos que la injustificable división de iglesias, especialmente en lo que refiere a la Cristiandad, pueda ser revertida a una sola unidad religiosa, dado sus arraigadas diferencias de tradiciones espirituales y culturales. Entretanto, la grave y creciente desmejora de las condiciones mundiales clama por profundas reformas para evitar que desviándonos cada vez más de nuestro camino y para retornar a la vía construido por Deus, y esto es la principal responsabilidad de las religiones!

    Para comenzar, debíamos procurar a mitigar el extenso sufrimiento de más de un billón de victimas atormentadas por hambre, dolencias y muerte prematura. Esto podría y debía principalmente ser cumplido a través de concretas acciones conjuntas de las Iglesias que disponen del potencial necesario para implementar esta piadosa obra a través de sus numerosos misionarios y billones de seguidores.

    Recordemos un vívido ejemplo: la vida y las acciones de la beata Madre Teresa. Ella relataba que Cristo le habló y le dijo que dejara de enseñar y que trabajara en los barrios pobres, ayudando a las personas más pobres y enfermas de la ciudad. ¡Y eso es lo que hizo! Dijo: La pobreza no fue creada por Dios sino que la creamos nosotros con nuestro egoísmo. Con tan solo doce miembros, fundó los Misioneros de la Caridad, con el voto de dar servicio sincero y gratuito a los más pobres entre los pobres. Dijo que su misión era cuidar a los hambrientos, a los desnudos, a los desposeídos, a los inválidos, a los ciegos, a los leprosos y a todas aquellas personas que se sentían rechazadas, despreciadas y desamparadas por la sociedad.

    Esta congregación ahora está compuesta por más de 4.500 hermanas y está activa en más de 130 países. La Madre Teresa recibió una serie de premios, incluido el Premio Nobel de la Paz, en 1979, a lo que comentó: Los premios terrenales son importantes solo si me ayudasen a asistir a los necesitados del mundo.

    ¿Por qué las iglesias no imitan y reproducen estas incumbencias que multiplicaría por miles el trabajo de la Madre Teresa y que son acciones tan necesarias para ayudar a los innumerables necesitados? ¿Por qué las iglesias y las religiones poderosas no pueden seguir este ejemplo divino, mas concreto y humano? Digo poderosas porque la Religión Católica por sí sola, la mayor Iglesia Cristiana, representa una organización extendida y controladora que, unida, podría comenzar a inducir, a persuadir y a estimular a los fieles no apenas para orar y practicar ritos espirituales, sino al mismo tiempo, prestar asistencia a los más pobres y enfermos, y ayudar a los países más atrasados a emprender acciones de desarrollo económico-social de su nación.

    Como ejemplo, visualicemos como esto podría ser realizado en la práctica, sin pretender excluir otros caminos.- Los sacerdotes de las respectivas diócesis celebrarían la misa de domingos una o dos veces por mes en las zonas más pobres o en los barros marginados de la ciudad e inducirían a los fieles participantes a llevar y distribuir materiales de sustento como ropa, mantas, alimentos y juguetes para los niños, etc. Imaginen la alegría y la felicidad que distribuirían, además de la posibilidad de que los pobres escuchen la prédica del cura como guía celestial de su vida, sin dinero ni posiblemente tiempo para tomar el ómnibus y concurrir a la misa en los templos, a pesar de ser ansiosos para escuchar las palabras del sacerdote.

    La consecuente divulgación de estos extraordinarios acontecimientos inducirá cada vez más creyentes o no-creyentes a participar activamente en estos eventos altruistas e gratificantes, no faltando médicos jubilados o aun activos, impulsados a curar e incluso salvar la vida de los adultos y niños más pobres que sufren dolencias no tratadas. Ciertamente, innumerables personas gustarían ayudar personalmente a los necesitados pero no saben cómo ni dónde empezar con miedo de entrar solos en los barrios pobres.

    Que recompensa más conmovedora de ser estrechados por los esqueléticos brazos de una madre con lágrimas en los ojos y niños hambrientos colgados de su falda, balbuciendo ella ¡gracias!, ¡gracias! Y para los profesionales de salud, una oportunidad única de atenuar el dolor de los más desamparados y con esta acción levantar su propio espíritu como nunca antes. Ciertamente, crecientes donaciones financieras aparecerían espontáneamente y probablemente toda clase de productos serán donados con objetivos publicitarios.

    La penosa división entre la Cristiandad, mayor religión del mundo, a pesar de ser contraria a la voluntad de Dios, todavía persiste. Esta desmembración, aunque indeseable, es comprensible, considerando sus tradiciones y creencias diferentes y profundamente arraigadas, que albergan conflictos duraderos sobre doctrina, cuestiones teológicas, históricas y sociales.

    Para revertir esta ya antigua situación se han formado varias instituciones para promover movimientos ecuménicos dentro de la Cristiandad. Una de las mayores, el Consejo Mundial de Iglesias (WCC), fundada en 1948, busca la unidad en una fe y asociación eucarística unida, y través de acciones incansables y constructivas destinadas a ganar terreno, cuenta hoy con cientos de iglesias en más de 100 países.

    A pesar de estos incansables movimientos meritorios, todavía no hay formas ni acciones visibles para prestar conjuntamente la asistencia real y concreta a los pobres, fuera de la orientación espiritual, ya que estos movimientos ecuménicos objetivan más que nada la unidad espiritual de las religiones.

    Nuestro cuerpo está inseparablemente conectado a la mente y necesita ser nutrido para que la mente pueda discernir las palabras de Dios. Existe una Semana de Oración a favor de la Unidad Cristiana, pero ¿esto no da un poco la impresión de un esposo adúltero rezando a Dios para que su cónyuge no descubra su persistente infidelidad?

    Por otro lado, hay algunos movimientos emergentes que promueven lo que se denomina diálogo interreligioso para incentivar la interacción cooperativa, constructiva y positiva entre personas de diferentes tradiciones religiosas. Esto parecería ser un camino funcional, ya que el ecumenismo material será más fácil de fundar que la unión espiritual de las iglesias, al perseguir objetivos idénticos, no obstante manteniendo su propia identidad y tradiciones, con amplia libertad religiosa.

    Dada la evidencia de la creciente decadencia mundial, las Iglesias no pueden actuar divididas en acciones aisladamente individuales, en lugar de conjuntamente, atenuar los crecientes problemas mundiales, para que nuestro mundo y las generaciones futuras no sufran las graves e impredecibles consecuencias de nuestra pasividad. Las Iglesias no pueden quedar ajenas a la política, pues la manutención de una comunidad más moral, pacífica y paterna exige el uso de una poderosa herramienta, la actividad conjunta de las religiones.

    Así, acciones combinadas de la iglesia en los barrios marginados y en las partes pobres de la ciudad, con el tiempo podrían incentivar la transformación de las chozas en lugares acogedores, la instalación de electricidad, agua corriente potable y condiciones sanitarias y ecológicas de higiene personal de las viviendas. Podrían instalarse iglesias, escuelas, convertir las polvorientas calles en pavimentadas con árboles plantados en ambos lados.

    Continuando con este panorama necesariamente optimista, ya no vemos criaturas vestidas con harapos, corriendo descalzos e hambrientos en las calles, sino niños que ahora llevan uniformes escolares de conjunto blanco-azul, saliendo alegremente del nuevo edificio de su escuela e inclusive automóviles y ómnibus que recorren los alrededores; un verdadero progreso económico-social que avanza en la ciudad y probablemente fuera de ella, sin fronteras!

    Tal vez risueño, pero no irrealista, podríamos predecir que estas iniciativas iniciarían una reacción en cadena infinito. Después de todo, lo que una monja originalmente desconocida y luego beatificada como Madre Teresa logró por sí sola, podría multiplicarse a través de acciones similares de las principales religiones que cuentan con miles de millones de fieles y cerca de un millón de misionarios, y con un sólido bagaje religioso, moral y financiero. Al mismo tiempo, estas acciones tendrán que ser acompañadas por la enseñanza de los misionarios, orientando a una mayor parte de la población mundial a seguir los predestinados caminos conducentes a una vida de creciente harmonía y felicidad.

    El

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