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El tiempo de los asesinos
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El tiempo de los asesinos

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Cada cierto tiempo asciende del infierno al purgatorio algún profeta, un visionario que embriaga con palabras, que escupe fuego y se desnuda y abrasa al mundo en sus pasiones, un ángel caído que recorre las calles con su pluma y hace de la tragedia humana una canción, un himno de vida y sentimiento que sublima en poesía nuestro absurdo.
Este ensayo es un rendido homenaje a estos pioneros, alquimistas del lenguaje que hicieron arte de sus vidas, rompiendo tabúes y abriendo nuevas vías de expresión, para demostrar que la literatura no es sólo un ejercicio de estilo y de retórica, un juego de señoritas, sino también, y básicamente, un arma de lucha y subversión.
Semblanzas de: J.K.HUYSMANS, OSCAR WILDE, G.I. GURDJIEFF, ARTHUR MACHEN, H.P. LOVECRAFT, LOUIS FERDINAND CÉLINE, HENRY MILLER, MALCOLM LOWRY, DYLAN THOMAS, WILLIAM S. BURROUGHS, JACK KEROUAC, CHARLES BUKOWSKI y RAÚL NÚÑEZ.

LanguageEspañol
Release dateSep 26, 2013
ISBN9788415414858
El tiempo de los asesinos
Author

Vicente Muñoz Álvarez

León, 1966. Ha publicado poemarios: Buscando la luz (Vinalia Bolsillo, 1998), Canciones de la gran deriva (Ateneo Obrero de Gijón, 1999, reedición ampliada Origami, 2012), 38 Poemash (Vinalia Bolsillo, 2000), Privado (Baile del sol, 2005), Estación del frío (Ed. 4 del agosto, 2006), Parnaso en llamas (Baile del sol, 2006), Animales Perdidos (Baile del sol, 2012). Relatos y novela: Monstruos y Prodigios (Premio Letras Jóvenes Castilla- León, 1995. Reedición Amargord, 2007), El pueblo oscuro (Las palabras del pararrayos, 1996), Perro de la lluvia (Iralka, 1997), Los que vienen detrás (DVD ediciones, 2002), El merodeador (Baile del sol, 2007), Marginales (Eje Ediciones, 2008), Mi vida en la penumbra (Eclipsados, 2008). Y ensayo: El tiempo de los asesinos (Iralka, 1998), Cult Movies: Películas para llevarse al Infierno (Eutelequia, 2011). Ha coordinado las antologías: Golpes, con Eloy Fernández Porta, (DVD ediciones, 2004), Tripulantes, con David González (Eclipsados, 2007), Resaca/Hankover, con Patxi Irurzun (Caballo de Troya, 2008), 23 Pandoras (Baile del sol, 2009), y Beatitud, con Ignacio Escuín (Baladí, 2011). Ha sido incluido en numerosas antologías de poesía y prosa contemporánea. Edita el fanzine Vinalia Trippers.

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    El tiempo de los asesinos - Vicente Muñoz Álvarez

    (Semblanzas de algunos escritores malditos)

    Vicente Muñoz Álvarez

    1ª Edición Digital

    Octubre 2013

    Smashwords edition

    © Vicente Muñoz Álvarez, 2013

    © de esta edición:

    Literaturas Com Libros

    Erres Proyectos Digitales, S.L.U.

    Avenida de Menéndez Pelayo 85

    28007 Madrid

    http://lclibros.com

    ISBN: 978-84-15414-85-8

    Diseño de la cubierta: Benjamín Escalonilla

    Smashwords Edition, License Notes

    This ebook is licensed for your personal enjoyment only. This ebook may not be re-sold or given away to other people. If you would like to share this book with another person, please purchase an additional copy for each person. If you’re reading this book and did not purchase it, or it was not purchased for your use only, then please return to Smashwords.com and purchase your own copy. Thank you for respecting the hard work of this author.

    Índice

    Copyright

    Prólogo: De opiómanos y soñadores

    J. K. Huysmans

    Oscar Wilde

    G. I. Gurdjieff

    Arthur Machen

    H. P. Lovecraft

    Louis Ferdinand Céline

    Henry Miller

    Malcolm Lowry

    Dylan Thomas

    William Burroughs

    Jack Kerouac

    Charles Bukowski

    Raúl Núñez

    Sobre el autor

    Sobre la editorial

    De opiómanos y soñadores

    Prólogo

    El hombre actual es hiperactivo, escéptico y prosaico, cuando no un fracasado. El desarrollo, la competitividad y el tecnicismo han generado un estándar de valores donde sin duda reina lo pragmático. Las religiones y los mitos caen vertiginosamente en el olvido, son solo el recuerdo de algo inútil que embriagó durante siglos de penumbra nuestras mentes. Y las leyendas, las religiones y los sueños siguen caminos paralelos.

    Quizás por ello, las drogas sean hoy para la mayoría un símbolo de muerte, un quehacer improductivo.

    Aunque no siempre fue así. Hubo un tiempo en que el sutil veneno contribuyó a enaltecer el arte de algunos visionarios que plasmaron sus delirios en papel, sembrando el germen de cuantos movimientos de vanguardia luego han existido.

    Pero no adelantemos acontecimientos. Situémonos en el siglo XVIII, cuando en toda Europa el sueño de la razón degeneraba por vez primera en monstruos. El raciocinio se tornó de nuevo irracional y los románticos, amantes de lo oscuro, potenciaron con láudano los límites de su percepción.

    En Alemania, Hoffman analizaba el cerebro subconsciente en Los elixires del Diablo, en Ginebra los Shelley, Byron y el malhadado Polidori galvanizaban a Frankenstein por un sueño de opio, y en Inglaterra Thomas de Quincey describía con minucia empírica los efectos de esa droga en las Confesiones de un inglés comedor de opio y Suspiria de Profundis, dos libros que adelantaron casi un siglo las tesis surrealistas.

    Visiones apocalípticas, exotismo, experiencias extrasensoriales, onirismo, infiernos de placer... Ya todo era lícito: había nacido el nuevo soñador, fruto de cenizas calcinadas y vientos corrompidos, hijo del esplín y el desencanto, disidente, outsider y maldito.

    Baudelaire, inspirado por De Quincey, gritaba, enaltecido por la droga, al mundo: «Para no ser mártires del tiempo, para no sentir el peso horrible de la vida, tenéis que embriagaros sin cesar. ¿De qué? De vino, de poesía o de virtud, como queráis, pero embriagaos». Y proponía como revulsivo a lo prosaico cualquier lugar fuera del mundo.

    Las flores del mal abrieron las puertas. Luego el arte explosionó. Las iluminaciones de Rimbaud y de Verlaine, los delirios de Nerval, las extravagancias de Gautier, fueron, en parte, fruto de la absenta y del hachís. No importaban ya los medios, sino el resultado, la búsqueda del arte por el arte que propusieron luego los esteticistas.

    Hasta que, al finalizar el siglo XIX, J. K. Huysmans se atrevió a rizar aún más el rizo con la publicación de su novela Al revés. Nacía entonces el Decadentismo, la corriente literaria que mejor condensó el desarraigo finisecular.

    Pero el artista se estaba consumiendo, había descendido a los infiernos y descrito lo inefable, pagando su osadía con la alienación. Así lo veía también Oscar Wilde en El retrato de Dorian Gray, influenciado a su vez por Huysmans.

    La droga había abierto el tercer ojo del

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