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Luz De Soledad
Luz De Soledad
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Ebook177 pages1 hour

Luz De Soledad

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About this ebook

Todos tenemos mucho que ganar o perder en la larga travesía que representa la vida...
Contar estas instancias de manera poética usando el verso, la prosa o la narrativa, no es tarea menor. Y cuando quien lo hace está plena de ensueño y esperanza, con una mirada hacia el horizonte, el resultado es un trabajo de trascendente sensibilidad.
Así, las inquietudes de la autora, Any Carmona, avezada sobreviviente de una existencia llena de experiencias y sutil imaginación, se plasma en las palabras que componen cada una de las poesías y cuentos cortos aquí recopilados.
Luz de soledad es un amoroso presente de quien ha vivido a sus congéneres. Es una obra que se divide en tres partes:
I Palpitaciones: Poemas de temática diversa en género de poesía libre.
II Primer Amor: Poemas de amor en género de poesía libre.
III La Campana: Cuentos cortos

LanguageEnglish
PublisherEmooby
Release dateMar 5, 2011
ISBN9789898493194
Luz De Soledad
Author

Any Carmona

Any Carmona nació en Córdoba, Argentina y actualmente reside en la ciudad de Buenos Aires. Desde 1984 fue profesora de Historia en colegios secundarios del pequeño poblado de Sierra Grande, Río Negro, donde editó el libro “Sierra Grande, breve historia de un pueblo patagónico”. Fue además productora y periodista de dos programas radiales: “Rescate cultural” e “Historias para ser contadas”. Trasladada a la ciudad de Salta en 1992, fue docente e investigadora en la educación media y en la universidad. Como periodista, publicó numerosos artículos en la prensa escrita y realizó el programa radial “Vivir Mejor” en FM Pacífico. Participó como expositora, en numerosos encuentros y congresos sobre Historia y Educación. Integra varias asociaciones relacionadas a la historia, el arte y la cultura. En 2007 fue galardonada con el 3er Premio en poesía en el Concurso Anual de la Sociedad Argentina de Escritores. En 2008 fue seleccionada para integrar la “Antología de relatos de viajeros” del Concurso Literario Anual de Metrovías, Subtes de Buenos Aires.Su obra poética y narrativa cuenta con dos etapas. La primera, siendo muy joven, en los años’80 y la segunda, más reciente, entre los años 2000 y 2008. Se publican escritos de ambos períodos.

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    Buenazo!!

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Luz De Soledad - Any Carmona

I PALPITACIONES

Aleteo

Duele.

Todo duele en este mar de sed y de faltas.

Nada es como antes.

No hay lugar ideal.

Los que nos querían ya no vienen.

Soledad.

Se aproximan las lágrimas y saltan.

Son mariposas tristes

que van al cielo y nada más.

Solas y tristes.

Son esas que vuelan hacia misiones secretas

que nadie conoce.

Lágrimas que aletean, caen.

Cual semillas regadas en la tierra.

Sobre las cabezas demasiado bajas y sudadas.

Las nuestras que sin embargo siguen

como mariposas que explotan de la nada y vuelan...

Siguen.

¿Hacia dónde?

No se sabe, pero siguen y viven.

Vivirán después,

entre la música y las palabras que las salvan.

Todo sigue, todo se va.

Salta invernal

Llegó el invierno a Salta.

Los blancos cerros se elevan

sobre un brumoso colchón de niebla y nubes.

Como custodios del alma humana

que se debate ante la crisis

económica, existencial,

por enésima vez.

Las calles mojadas serpentean

entre los pequeños refugios humeantes.

Una mujer enciende la ilusión,

al comenzar el día,

por enésima vez.

El infinito natural nos envuelve

en su continuo devenir,

antiguamente escondido

entre las manos que emergen

como montañas de fuerza avasallante.

Musiqueando

Sigue la música

y sigue el baile.

Chinitas danzan

al son de las guitarras.

Clarinetes cantan

y guían los aplausos.

Se enroscan tónicos ensambles.

Vienen acordes

y se van silencios.

Una tras otra,

se despiden las tonadas.

Dúos en flor,

mieles y zambas.

No se van, permanecen

cual misteriosos dones,

que cada tanto...

nos abarcan.

Fugacidad

Fugaz, fugaz espíritu…

Las verdades, las vivencias,

con el tiempo nos llegan y con él nos golpean.

Igual que una estación sucede a otra

y toda Edad tiene su continuadora,

igualmente transcurren nuestros momentos terrenos,

que desde su inicio están sentenciados a sucumbir.

Debemos vivirlos con la universalidad

que nos indica nuestra propia libertad,

la misma que nos permite saborear

el misterio que producen los comienzos.

Si vencemos la paralítica monotonía

y el tedio es desterrado de nuestras vidas

es porque nuestros actos están coloreados

con la fugaz serenidad de lo nuevo,

con la real convicción de que el momento de partir

puede estar próximo.

Porque el camino siempre está abierto

y los momentos vivenciados

no son una cadena suficientemente fuerte

para encadenar la fugacidad del espíritu.

Palpitaciones

Encandilan espejos

sobre calles multiformes.

Pentagramas de sonidos

penden del espacio.

La ciudad palpita apresurada

ante los cansados ojos de la tarde.

Salpica el barro

pantalones y tacones.

Gotas de lluvia

acarician las paredes.

El barrio lejano

aguarda dulcemente,

la llegada de la noche

y de la gente.

Trabajadores apretados

alargan sus heridas,

hasta dormir

en el costado de sus sueños.

Ciudad nevada

Un olvido murió

sobre el banco roto,

llantos encarbonados

cubrieron las chapas

y la miseria sintió

alegría de nieve santa.

Nubes grises danzaron

en giros helados,

explosión del cielo,

regalo divino.

Copos pequeños refrescaron

las ávidas bocas risueñas

en horas silenciosas

de suave caída blanca.

Con infantiles gritos

como humildes remiendos,

tembló Buenos Aires

de frío asombrado

¡Nieve!

¡Nieve!

Rozaron las varitas,

el invierno porteño.

Sin vos es soledad

(para Daniela)

Vidas paralelas,

tristeza gris.

Frutos del anhelo,

oscuro caminar.

¿Por qué te vas tan lejos y sin mí,

a ese país de furias empapadas

en lágrimas de sal?

¿No ves que las gaviotas

esperan por las dos?

La luz de las estrellas,

el jazmín,

el manantial.

Olvida los olvidos,

regresa a la hermandad,

regresa a nuestro cielo,

sin vos es soledad.

Nido vacío

Soledad que estragas

la luz de mi aura,

versión herida de mi respirar

Remembranzas huecas

teñidas de adioses,

furias frustradas

que vienen y van.

Un nido vacío,

un lecho mendigante.

Visión de mi misma

en el tobogán.

Vértigo austero,

ausencia presente,

una sola taza al desayunar.

¿Dónde está la aurora.

Dónde los regazos.

Dónde el brazo amado

en el caminar?

Purifica dudas,

la sed de mis ojos.

¿Se despereza un fénix

en el despertar?

El payaso

Del escenario, oscuro ruedo,

del público tal vez olvidado

con sus ojos enrojecidos y lánguidos,

llora el payaso.

Es el fin, terminó la función

más allá de los sueños.

La prostituta

Una larga calle de aturdidores brillos,

es el escenario cruel que la atrae.

Por las noches se lanza

en vertiginosa carrera,

contando sedienta, cantarinas monedas.

Con el cuerpo anestesiado,

sin vergüenza ni asombro.

Con ese que no es suyo,

que es de trapo o de otro.

¿Será de aquella colega

que está parada en la esquina?

¿O de ese señor

que le ofrece billetes?

Cuerpo esbelto, apretado, exultante.

Cuerpo en equilibrio sobre tacos altos.

Desequilibrado,

ávido de sustancias mágicas

que todo lo arreglen,

de suntuosos vestidos

que todo lo tapen.

¿Habrá

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