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Querido Serrat
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Querido Serrat

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About this ebook

Las canciones de Joan Manuel Serrat han acompañado a lo largo de la vida, a miles de personas, en los buenos y malos momentos. Como alguien escribió “la música de Serrat ha sido la banda sonora de nuestras vidas”. Este es el relato de Lucía, una muchacha que crece en una familia típica de los años sesenta-setenta. Nos cuenta de manera inocente, su paso por la escuela Preparatoria y la Facultad de Medicina en los años setenta. Lucía nos comparte sus angustias y alegrías. Nos narra sus “amores platónicos”, sus amores reales y la que se convierte en su gran ilusión desde los catorce años, conocer al “Querido Serrat”, a quien le escribe cartas expresándole su admiración, cariño y cómo su música se convierte en puente de amistad, especialmente con Maleni, su gran amiga. La historia de Lucía, su admiración por Joan Manuel Serrat, se repite en las historias de miles de personas en México, Centro, Sudamérica y por supuesto, España.

LanguageEspañol
Release dateJul 16, 2015
ISBN9781311678362
Querido Serrat
Author

Bertha A. Alonso Castillo

Bertha A. Alonso Castillo nació (1955) en Monterrey, N.L., México. Es egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Nuevo León, en Monterrey, México. Se especializó en Patología Clínica en la UANL, además de la Universidad de Tennessee en Memphis, TN, USA y la Universidad de Loyola, Chicago IL. USA. Tiene un doctorado en Bioética e imparte cursos de Reflexología y Mindfulness. Actualmente es profesora de la Facultad de Enfermería de la UANL y vive en Monterrey, México con su madre y su hermana. Tiene un hijo, músico y chef que reside en Canadá. Bertha Alicia, nos presenta su primera novela, donde reúne alguna de sus experiencias como estudiante y profesional de la Medicina.

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    Querido Serrat - Bertha A. Alonso Castillo

    Capítulo 1

    Todo pasa y todo queda pero lo nuestro es pasar [1]

    Este ha sido un año confuso, extraño, difícil para el país y también para mí. Se puede percibir tensión en el ambiente, una cierta inquietud, como la leche que está en el fuego a punto de hervir y derramarse sobre la estufa. En mi interior ocurre algo similar, mi estado de ánimo parece cambiar de un minuto a otro, por momentos me siento feliz, alegre como una castañuela y poco más tarde no deseo hablar ni que me dirijan la palabra.

    Parece más difícil aún, cuando te han otorgado el título de la niña buena algo que yo no elegí e incluso me llega a molestar. Como cuando a mamá se le ocurre ponerme de ejemplo deberían aprender de su hermana que no pelea ni da mortificaciones mientras tanto Dani y Pepe mis hermanos menores, me hacen muecas o me sacan la lengua sin que mamá se dé cuenta. ¡Ay sí es una santa! me dicen quedito y se persignan cuando pasan frente a mí. Lo que me enfurece y me hace correr detrás de Pepe por toda la casa, para darle por lo menos un manotazo.

    Tal vez influya el hecho de que soy la de en medio porque mis hermanos acostumbran a pelearse por parejas. Es decir, Elena pelea con Marco y Dani con Pepe. El colmo ha sido que a Elena en los últimos tiempos, le ha dado por lanzarle los cepillos para el cabello a Marco cuando se pelean. Sin ir más lejos, la semana pasada Elena rompió dos cepillos, por lo que mamá muy enojada le advirtió es el último cepillo que compro si lo rompes ¿a ver con qué fregados se peinan?.

    Elena solamente logró controlarse por dos días, pero al tercero, en una discusión con Marco, éste pasó corriendo detrás de ella y le estiró el cabello. Entonces Elena sin pensarlo dos veces, tomó el cepillo y se lo lanzó a Marco con todas sus fuerzas y con tan mala puntería que el cepillo se estrelló contra la pared. Mientras nosotros nos quedamos paralizados, mudos, observando como el cepillo se partía en dos. Lo que se convirtió en un problema para peinarnos, peor aún cuando a los pocos días, Elena en una nueva pelea, le lanzó a Marco lo que quedaba del cepillo y éste se partió en dos pedazos más pequeños, lo que hacía casi imposible peinarnos.

    Mamá se mantuvo firme en su promesa y no ha comprado un cepillo nuevo por más que discutimos ¿por qué tenemos que pagar justos por pecadores? Dani se acercó a mamá y frunciendo el ceño le reclamó mamá, mira las greñas que traigo. Creo que después de castigarnos algunos días, mamá finalmente se compadeció de nosotras y nos compró un cepillo de los que vende la tía Pera, quien le aseguró no te preocupes Aurora este cepillo no se rompe, es a prueba de Elena mientras nosotras nos reímos y respiramos aliviadas.

    Dani es otra que se la pasa peleando con Pepe cuando juegan futbol, beisbol o dominó. Pepe le reclama con la cara enrojecida ¡tramposa! sin querer reconocer que Dani es más hábil que él para los deportes y los juegos de azar. Entonces Dani por respuesta y sin previo aviso le lanza un golpe y Pepe la persigue alrededor de la casa sin lograr alcanzarla. Lo curioso es que aunque mis hermanos discuten y se pelean entre ellos, no están dispuestos a que nadie más los moleste. Que no se atrevan a tocar a sus hermanos porque los defienden como leones.

    Sin ir más lejos, hace algunas semanas Pepe que es bastante picapleitos molestó con alguna tontería a Tomás un vecino mayor. Entonces Tomás salió corriendo detrás de él, creo que no con muy buenas intenciones. Marco mientras tanto platicaba muy tranquilo con sus amigos en la esquina del barrio, cuando le informaron que Tomás estaba por golpear a Pepe. Marco de inmediato se fue detrás de Tomás para detenerlo, pero al correr a toda velocidad y como usa botas vaqueras se resbaló en el pavimento lo que aprovechó Tomás para lanzarse encima de él. En eso Elena regresaba de la escuela cargando sus libros y al caminar cerca de la escena, se dio cuenta de lo que ocurría, así que aventó los libros, corrió como bólido y se tiró encima de Tomás a quien agarró de las puras greñas y no lo soltó hasta que llegaron algunos vecinos para detener la pelea. Era de no creerse ver a Elena en esas circunstancias, ella que es tan formal. Más tarde en la casa Pepe se llevó una buena regañada de mamá y de Marco, mientras él en un rincón ponía cara de no rompo un plato.

    Ocasionalmente y solo por accidente, he llegado a tener algunos pleitos con Pepe que parece no estar quieto ni un minuto. Como el otro día, que se sentó sobre un banco alto de madera que mamá le compró a Marco junto con una mesa de dibujo para sus tareas. Pepe enredó sus piernas entre las patas del banco y empezó a mecerse hacia adelante y hacia atrás. Le advertí Pepe, bájate de ahí te vas a caer pero él sacó la lengua, me ignoró y siguió muy quitado de la pena meciéndose. Entonces Dani que a veces es muy mal hablada intervino déjalo que se dé en la madre para que se le quite lo güey. No bien había terminado de pronunciar esas palabras cuando Pepe sufrió tremenda caída, sus piernas quedaron enredadas en las patas del banco y no podía zafarse para levantarse. Nosotras en lugar de correr a ayudarlo no podíamos parar de reír. Cuando finalmente Pepe pudo desenredarse corrió detrás de nosotras, como si tuviéramos la culpa de su caída, mientras nos gritaba su repertorio de maldiciones. Dani que corre muy rápido salió de la casa como bala pero yo que no soy tan ágil, me senté en el borde de mi cama tirando patadas para mantener alejado a Pepe hasta que se le pasó el coraje.

    En realidad Pepe es muy noble y tiene muy buen corazón. A veces me da pena, porque lo viven regañando por sus pleitos o sus bajas calificaciones. En ocasiones trato de ayudarlo con sus tareas y de aconsejarlo Pepe, eres muy bueno pero tienes la lumbre muy cerquita, mientras él me mira con atención, y llego a creer que me va a hacer caso, sin embargo más tarde vuelve a lo de siempre.

    Elena que es la mayor de los hermanos parece muy formal para su edad, es estudiosa y tesonera, se la pasa haciendo planes para cuando pueda comprar un carro y una casa. Le sigue Marco, que aunque no estudia mucho parece no necesitarlo, con un simple repaso logra muy buenas calificaciones. Marco tiene muy buen carácter, es el más sociable de nosotros, tal vez por eso todos lo quieren en el barrio. Dani, la más pequeña y quizá por esta razón la más consentida, es buena para todo, la escuela, el juego, el baile. Andamos juntas para todos lados, no recuerdo que alguna vez haya peleado o discutido con ella. Ahora que, definirme a mí, cuesta más trabajo. Dicen que soy algo tímida e incluso callada, aunque cuando estoy con Dani o mis amigas, me la paso riendo y platicando. Me encanta leer y procuro mantener mi imagen de inteligente para no defraudar las altas expectativas que en cierto modo se tienen sobre mí.

    El otro día escuché a mamá mientras limpiaba por enésima vez la estufa con su eterno trapo, que se quejaba con mi tía Pera, que en realidad no es mi tía sino la mejor amiga de mamá. ¡Ay Pera! Estos huercos se la pasan peleando, especialmente Pepe. Mientras Pera se sonreía, mamá continuó incluso a Lucía no hay quien la entienda, a veces está atacada de risa con Dani y más tarde anda por ahí seria, callada y enojada por cualquier tontería. Pera le contestó en medio de una carcajada son las pinches hormonas Aurora ¿qué se puede esperar a esa edad? y termina la frase con otra carcajada, algo habitual en ella.

    La tía Pera representa la viva imagen de la alegría. La vida para ella pareciera una serie continua de chistes, risas y abrazos. Es una mujer alta, fuerte, de cabello corto, ondulado, teñido de color castaño rojizo. Con frecuencia trae puestos sus roles en la cabeza envuelta en una pañoleta de colores vivos. A mis hermanos y a mí nos encanta que vaya a la casa, especialmente cuando por alguna razón mamá está molesta. Pera parece esfumar, como por arte de magia el mal humor de mamá. Tan pronto llega, va a la cocina, le cuenta a mamá dos o tres chismes o chistes y el resto es risa. Ayer por ejemplo, le dieron la queja a mamá de que Pepe se había peleado con un vecinito, lo cual no es raro. Mamá empezó a regañar a Pepe y ya se le acercaba bien armada con la chancla en la mano, cuando en eso llegó Pera y cambió el panorama, para buena suerte de Pepe quien parece que logró salvarse por esta ocasión.

    Definitivamente la tía Pera es increíble. Su vida ha sido todo menos fácil, se casó muy joven con un músico que cuando bebía, la golpeaba a la menor provocación o sin ella. Entonces ella corría a refugiarse a nuestra casa, el único lugar a donde él no se atrevía a seguirla. Mamá la consolaba mientras le aconsejaba que lo dejara. Sin embargo Pera se resistía tal vez por su pequeño hijo. Hasta que un día parece que se armó de valor y finalmente lo corrió de la casa. A él no se le volvió a ver más por el barrio hasta varios años después, cuando amaneció muerto en una banqueta. Ese día Pera recogió su cuerpo y con la cooperación de los vecinos, le dio cristiana sepultura a ese hombre que le causó tanto dolor pero que a su vez le dio su mayor alegría, un hijo al que ella adora.

    Pera tiene ahora un nuevo amor, Juan que para variar es músico, toca el saxofón y cada vez que vamos a alguna fiesta donde toca su orquesta Pera nos hace quedarnos con ella afuera del salón y nos dice ¡espérense, espérense! hasta que ya todos los invitados estén sentados entonces nos toma de la mano a mis hermanas y a mí para hacer nuestra entrada triunfal por el centro del salón. En la última fiesta que fuimos con ella, tan pronto Juan la miró desde lejos, se levantó de su asiento y empezó a tocar Más su canción favorita. Entonces Pera cruzó la pista de baile contoneándose de un lado para otro mientras veía de reojo a los invitados para asegurarse que todos nos estuvieran mirando.

    Cuando llegamos a nuestra mesa, Elena ruborizada le advirtió es la última vez que voy contigo a una fiesta ¡qué vergüenza nos hiciste pasar! mientras Daniela y yo nos moríamos de la risa al verla tan enojada. Más tarde cuando Elena estaba ya más tranquila, Pera nos pidió un recuento fiel de todas las reacciones de los invitados ¿se darían cuenta que Juan me dedicaba a mí la canción? y cuando le aseguramos ¡sí tía! todos volteaban a verte ella nos abrazó muy fuerte ¡por eso las quiero cabronas! porque me siguen la corriente" mientras Elena cruza los brazos, mira hacia el techo moviendo la cabeza y nosotras nos reímos porque nos encanta ver la cara de felicidad de la tía Pera.

    Capítulo 2

    Tenía un cielo azul y un jardín de adoquines [2]

    A los trece años la vida parece confusa, por un lado te recuerdan ya no eres una niña pero por otro lado te advierten no te creas que ya eres toda una señorita. En esta confusión, a veces me comporto como niña jugando con Dani quien es considerada la mejor jugadora de futbol del barrio. Así que tan pronto se arregla un partido de futbol de barrio contra barrio, los muchachos corren a la casa y preguntan apurados ¿dónde está Dani, donde está Dani? mamá los interroga muy seria¿cuál es la urgencia? ¿Para qué la quieren? y entonces muy entusiasmados le explican es que ya se arregló un partidito mamá bromea ¿y qué Dani es Enrique Borja o qué? ellos ríen mire doña Aurora, Dani es más necesaria que Borja en la Selección Nacional. Otro vecino le da algunos detalles Dani es buenísima para los golpes y en cualquier discusión es la primera que empieza a tirar patadas. Esto último parece no hacerle mucha gracia que digamos a mamá que se queda seria y pensativa mientras menea la cabeza.

    En la casa tal vez vivo como una niña, pero tan pronto llego a la escuela Secundaria trato de comportarme como alguien mayor. Entonces platico del último programa de los Monkees o Bobby Sherman y trató de mostrar interés cuando mis compañeras con lujo de detalles comparten sus experiencias amorosas. Aunque para ser sincera me cuesta un poco de trabajo entender esa fascinación que parecen mostrar por los muchachitos con sus caras de mensos, llenos de espinillas y por sus historias de besos y manos sudadas.

    Sin ir más lejos hace dos semanas fui a la kermesse de la Secundaria con Imelda, quien por cierto ya ha tenido varios novios. Su cuerpo parece muy diferente al mío, con curvas por todos lados y un busto enorme. Cada vez que la veo le doy gracias a Dios que a mí todavía no se me note nada, ella en cambio parece muy orgullosa de sus prominencias. Mientras caminábamos, hacíamos planes para la kermesse, le anuncié tan pronto lleguemos, podemos comprar una rebanada de pastel de chocolate mientras que Imelda insistía primero vamos al teatro. Quise desanimarla pero si prácticamente todos los artistas de la función de teatro son mis hermanos y mis primos. Pepe iba a cantar Chiquiguagua, Marco pensaba imitar a los Beatles con sus amigos y Dani presentaría con otros niños el baile regional La Cápsula así que se la pasó los últimos días zapateando por toda la casa ensayando, hasta que mamá le gritó ¡niña ya deja de estar jodiendo con el zapateo.

    Imelda y yo estábamos admirando los globos y el papel picado de colores con el que habían adornado la escuela. En el patio de las niñas habían colocado los puestos de enchiladas, tamales, tacos y lo más delicioso, los pasteles preparados por las mamás de los niños. Mientras que en el patio de los niños estaban los juegos mecánicos, como las sillas voladoras, el carrusel y la rueda de la fortuna.

    Apenas llegamos y los muchachos de inmediato rodearon a Imelda como abejas alrededor del panal, mientras yo los miraba sorprendida. En cambio Imelda estaba en su ambiente, relajada, feliz les sonreía y parecía estar posando como si fuera Sofía Loren, mientras platicaba con los muchachos. Entonces sin previo aviso, agitando su mano se alejó de mí mientras caminaba contoneándose. Me dijo, al rato nos vemos, sus admiradores se fueron tras de ella y yo me quedé parada sin saber qué hacer, caí en la cuenta que solo uno de sus admiradores, no sé por qué razón no la había seguido como el resto y se quedó al lado mío sonriéndome. Era un niño igual de chaparro que yo, con el pelo todo relamido peinado hacia un lado como Benito Juárez. Entonces él sintiéndose muy conquistador se puso a practicar sus mejores poses conmigo. Lo observé por pocos segundos sin pronunciar palabra y sin decir agua va salí corriendo con deseos de llorar de la vergüenza. Me sentí estúpida y me preocupaba haber hecho el ridículo.

    Decidí ir al patio de las niñas donde seguí mi plan original, me comí una rica rebanada de pastel de chocolate, así logré que se me pasara un poco el mal rato. Por supuesto no me le acerqué a Imelda el resto de la tarde y me he jurado no salir más con ella ¡ni a la puerta!

    Para México, ha sido un año difícil, confuso. En un momento todo es fiesta, nos pulimos como anfitriones para recibir a nuestros invitados a las Olimpiadas. Sin embargo, mientras la gente espera con ilusión la fiesta, en las calles de la ciudad de México parece haber una cierta inquietud que va en aumento. Cada vez hay más marchas de estudiantes protestando. Las noticias llegan sin mucha claridad y a cuentagotas. En los periódicos puede leerse que un camión atropelló a un estudiante que hubo una gran pelea entre los alumnos de dos escuelas Preparatorias los estudiantes secuestran y queman camiones. Luego aparecen algunas fotos de granaderos golpeando estudiantes y yo no entiendo nada ¿qué está pasando? ¿Por qué pelean? ¿Por qué marchan? ¿Por qué los granaderos golpean con tanta saña y odio a los estudiantes? Nadie entiende nada, pero parece que cada vez hay más gente en las marchas, ya no solamente son estudiantes sino también maestros, obreros y campesinos que se les han unido. Los estudiantes sonríen y saludan a las cámaras haciendo el signo de amor y paz mientras avanzan por las calles de la ciudad de México. Algunos son casi tan jóvenes como mis hermanos y yo.

    La tensión fue en aumento, hasta que un día como un volcán que explota, nos llegan noticias a medias. Algo pasó en la ciudad de México, en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, dicen que hay muchos muertos y detenidos, la mayoría estudiantes. Mis hermanos y yo temerosos, nos vemos unos a

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