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Zaratustra ¿chamán o filósofo?
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Zaratustra ¿chamán o filósofo?

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En Occidente, conocemos a Zaratustra gracias al filósofo alemán Friedrich Nietzsche, quien, en una de sus más conocidas obras, ha convertido en una figura eterna al amoralista y maestro. Pero, ¿quién era verdaderamente Zaratustra? Profeta del mazdeísmo (también conocido como zoroastrismo), religión de los antiguos iranios, consagrada al culto de Ahura Mazda, Zaratustra vivió hacia el año 1000 o 1200 a. de C. Su historia nos ha sido trasmitida a través de los libros sagrados del Avesta donde están escritos sus preceptos sobre el arte y la manera de vivir en el culto de Ahura Mazda, padre del cosmos y génesis del bien, y cómo ayudarlo en su combate frente al germen universal del mal: Angra Mainyu. Hoy en día, el mazdeísmo es todavía practicado por algunos cientos de miles de personas: los parsis, en la India; los zarduchtis, en Irán, y también en el mundo occidental. Es, además, una de las cinco religiones oficialmente reconocidas por las autoridades iraníes. Una obra fundamental para conocer la apasionante historia de este ilustre personaje.
LanguageEspañol
Release dateJul 23, 2012
ISBN9788431552794
Zaratustra ¿chamán o filósofo?

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    Zaratustra ¿chamán o filósofo? - Lionel Dumarcet

    Zaratustra

    ¿chamán o filósofo?

    Lionel Dumarcet

    ZARATUSTRA

    ¿chamán o filósofo?

    A pesar de haber puesto el máximo cuidado en la redacción de esta obra, el autor o el editor no pueden en modo alguno responsabilizarse por las informaciones (fórmulas, recetas, técnicas, etc.) vertidas en el texto. Se aconseja, en el caso de problemas específicos —a menudo únicos— de cada lector en particular, que se consulte con una persona cualificada para obtener las informaciones más completas, más exactas y lo más actualizadas posible. DE VECCHI EDICIONES, S. A.

    © De Vecchi Ediciones, S. A. 2012

    Avda. Diagonal, 519-521 08029 Barcelona

    Depósito Legal: B. 15.008-2012

    ISBN: 978-84-315-5279-4

    Editorial De Vecchi, S. A. de C. V.

    Nogal, 16 Col. Sta. María Ribera

    06400 Delegación Cuauhtémoc

    México

    Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o trasmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación, sin permiso escrito de DE VECCHI EDICIONES.

    Prólogo

    En 1938, en el preámbulo de su Zoroastre, Jacques Duchesne-Guillemin decía convencido que el iranista,

    en el estado actual de la documentación, debe esperar los mayores progresos de los no especialistas, capaces de aportarle desde fuera la actualización mediante novedosos puntos de vista.

    También expresaba su deseo de que surgiera el genio capaz de reunir todos los campos del saber para

    reconstruir el mensaje de Zaratustra [...], situarlo en su marco geográfico e histórico [...], aclarar sus relaciones con el movimiento judeo-cristiano [...] y definirlo tanto en sí mismo como en relación con la historia del pensamiento humano.

    Las últimas décadas han respondido especialmente a este deseo. La historia de las religiones con Georges Dumézil, la arqueología con las excavaciones de los sabios soviéticos en Asia central, los trabajos de Boyce, du Breuil, Gnoli, Kellens y muchos otros han permitido acercar un poco más el mundo de Zaratustra propiamente dicho, e incluso el que le precedió. Paradójicamente, no es cierto que esta multiplicidad de trabajos haya contribuido a obtener una imagen verdaderamente clara del personaje en sí. Quizá se trate de un periodo que cae más allá de la memoria.

    Nuestra postura es la de simple «lector de traducción», puesto que no tenemos otra pretensión que la de confrontar hipótesis, ni otra preocupación que la de analizar el estado de una investigación que todavía tendrá que evolucionar en las próximas décadas. Zaratustra, hombre de luces, mantiene todavía una parte oscura. Es, sin duda, lo que lo hace tan atractivo.

    Introducción

    Cuando en el año 1770, Abraham Hyacinthe Anquetil-Duperron reveló al mundo el Zend-Avesta, tenía la certeza de haber hallado uno de los textos esenciales de la historia de las religiones. Su entusiasmo, sin embargo, duró poco. Maltratado por los filósofos ilustrados, fueron necesarias algunas décadas y gloria póstuma para que su intuición tuviese seguidores. Recuperado su honor, su Vie de Zoroastre llegó a ser el embrión de estudios posteriores en los que el conocimiento científico no cesó de progresar. Es obligado, sin embargo, constatar que los resultados están lejos de ser unánimes.

    Paul du Breuil, evocando los trabajos de Murphy, afirma que «el ambiente de Zaratustra en el que, de repente, los Gatha nos hacen entrar» no tiene nada de mítico.

    Es positivamente racional, de agradable sencillez y de sensatez campesina.

    Marijan Molé adopta por su parte una actitud radicalmente diferente, considerando que

    una biografía del Profeta basada en los Gatha es una empresa desesperada; y no es eligiendo entre los episodios de la leyenda de Zoroastro aquellos que parecen menos milagrosos, más humanos, como podremos solucionarla. Une vie de Zoroastre continúa siendo, en el estado actual de nuestra documentación, pura utopía...

    Nyberg veía en Zaratustra «una especie de derviche anticipado, un primitivo», mientras otros veían en él al primer profeta de la historia del mundo, al iniciador de la primera religión de tipo monoteísta, al eslabón esencial en la evolución de las ideas que, desde la revelación, no ha dejado de evolucionar a través de los hombres y de las edades. Innovador y de una ética definitiva, su pensamiento habría irradiado sobre las religiones del Próximo y Medio Oriente de manera decisiva durante siglos, antes de debilitarse hasta el punto de haberse perdido prácticamente su memoria. ¿Zaratustra es hoy día un profeta olvidado? Al comprobar el reducido número de personas que se acuerdan de él podría pensarse tal cosa.

    Zaratustra y el mundo occidental

    Recubierta muy pronto por un velo de ignorancia y de superstición, la personalidad de Zaratustra fue rápidamente envilecida. Los griegos, que sólo lo conocieron de forma indirecta, participaron ampliamente en el desarrollo de esta aproximación excesivamente negativa. Asociaron a Zaratustra con la magia antes de presentarlo como un taumaturgo inspirado, incluso como el padre de la astrología. Desde el profeta que verdaderamente fue en vida, Zaratustra fue convertido, paso a paso, en un chamán o un alquimista.

    Sin duda fue en el siglo IV a. de C. cuando los helenos tuvieron conocimiento del personaje a través de los magos. En el siglo siguiente, el archimago Ostanes, que dirigía la cohorte de religiosos que acompañaban al ejército persa de Jerjes, como mandaba la tradición, «pretendía ser ya el heredero de las doctrinas de Zaratustra».

    Zoroastro procede de Xanthos de Mileto en el siglo V a. de C. Debido a una forma alterada del iraní occidental, Zarathustra, el autor griego adquiriría finalmente la fonética Zoroastro.

    Platón retomará esta terminología en su Alcibíades evocando «la magia de Zoroastro, hijo de Ahura-Mazda», mientras que Plinio explicará cómo el futuro autor de los Gatha rió el día de su nacimiento. El malentendido es aún más sorprendente si se tiene en cuenta que, durante siglos, el pensamiento griego ignoró la base del pensamiento religioso persa, el texto del Avesta.

    Sería necesario esperar casi dos milenios para que la oscuridad que envolvía a Zaratustra comenzase a disiparse. En 1278, el Zaratusht-Nama de por Zartusht-I Bahram Pajdu aportaba un primer atisbo de luz. Faltaba todavía medio milenio para que se diera el definitivo impulso.

    En 1771 aparecía, en París el Zend-Avesta, ouvrage de Zoroastre, en una traducción francesa de Anquetil-Duperron. El autor, un orientalista francés llegado «de las Indias», logrará sacar del limbo a un Zaratustra casi desprovisto de sus aderezos clásicos. Publicando el texto —ciertamente no exento de reproches— por primera vez, Anquetil-Duparron dio a Zaratustra su legítima dimensión.

    Tras un siglo más de discusiones —en el que Voltaire mostrará su talento polimorfo y multidisciplinar al calificar el pensamiento de Zoroastro de «abominable mezcla»—, la escuela filológica alemana tomará el relevo, la primera vez en 1846 con la primera utilización del término mazdeísmo, y la segunda, en 1872, con la entrada en el vocabulario occidental del término zoroastrismo.

    En el siglo XIX, Zaratustra vuelve a aparecer bajo la pluma exaltada del más poético de los filósofos, Friedrich Nietszche.

    El siglo que ha acabado ha sido el más prolijo en

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