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Cuentos Ilustrados
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Cuentos Ilustrados

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En esta edición especial ilustrada por Onésimo Colavidas, se ha hecho una selección de cuentos que han sido escogidos por los grandes valores que transmiten. Valores tales como el amor, el coraje y una cierta concepción del sacrificio.Es por esta razón que estos cuentos, destinados especialmente a los niños, cumplen a la vez una función didáctica y moral.
Pero estas maravillosas historias no se dirigen únicamente a los más jóvenes. Los adultos encontrarán en ellos también un interés, tanto en la aportación filosófica de los textos del poeta danés como en la crítica social perceptible entre las líneas de sus historias. Aportando en muchos casos una verdadera dimensión humorística que, a menudo, recuerdan a sátiras.
Cuentos :
-La Pulgarcilla
-El Patito Feo
-El intrépido soldado de plomo
-La Sirenita
...y muchos otros
LanguageEspañol
PublisherFV Éditions
Release dateSep 10, 2015
ISBN9782366681659
Cuentos Ilustrados
Author

Hans Christian Andersen

Hans Christian Andersen (1805 - 1875) was a Danish author and poet, most famous for his fairy tales. Among his best-known stories are The Snow Queen, The Little Mermaid, Thumbelina, The Little Match Girl, The Ugly Duckling and The Red Shoes. During Andersen's lifetime he was feted by royalty and acclaimed for having brought joy to children across Europe. His fairy tales have been translated into over 150 languages and continue to be published in millions of copies all over the world and inspired many other works.

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    Cuentos Ilustrados - Hans Christian Andersen

    SIRENITA

    Copyright

    Copyright © 2012 para FV Éditions

    Copyright © Ilustraciones de Onésimo Colavidas

    Traducidos por J.Roca y Roca :

    La Pulgarcilla , El Patito Feo, Una Pareja de Enamorados, La Margarita

    Traducidos por D.R. Fernández Cuesta :

    El Intrépido Soldado de Plomo, El Ruiseñor, La Niña y los Fósforos,

    La Princesa sobre un guisante, La Sirenita, Las Flores de la Niña Ida

    Prólogo y revisión del castellano por S.C.

    Diseño: Colavidas Studio

    ISBN 978-2-36668-165-9

    Todos los Derechos Reservados

    HC ANDERSEN

    (1805-1875)

    La vida en sí es el más maravilloso cuento de hadas

    En esta edición especial ilustrada por Onésimo Colavidas, se ha hecho una selección de cuentos que han sido escogidos por los grandes valores que transmiten. Valores tales como el amor, el coraje y una cierta concepción del sacrificio.

    Es por esta razón que estos cuentos, destinados especialmente a los niños, cumplen a la vez una función didáctica y moral.

    Pero estas maravillosas historias no se dirigen únicamente a los más jóvenes. Los adultos encontrarán en ellos también un interés, tanto en la aportación filosófica de los textos del poeta danés como en la crítica social perceptible entre las líneas de sus historias. Aportando en muchos casos una verdadera dimensión humorística que, a menudo, recuerdan a sátiras.

    LA PULGARCILLA

    Érase una viuda deseosa de adquirir un niño; pero una criatura pequeña, que, no creciera, para poder guardarla siempre a su lado, y al efecto fue a ver a una vieja hechicera, que una vecina le había recomendado, y le expuso su deseo.

    _ Podrás lograrlo fácilmente. _ respondió la hechicera_ Toma, aquí tienes un grano de cebada, muy distinto de los que siembran en el campo; entiérralo en un tiesto de flores y tendrás lo que deseas.

    La viuda dio las gracias a la hechicera por su donativo, pagándole muy gustosa los doce schillings que le exigió por el grano. Al llegar a su casa lo enterró en la forma indicada, y en el acto brotó una flor grande, magnífica, de colores brillantes, parecida a un tulipán aunque aún no estaba abierta.

    _ iQué hermosa es!_ exclamó la viuda, depositando un beso sobre sus pétalos pintados de ámbar y púrpura, a cuyo beso se abrió la flor, produciendo un ruido semejante a una detonación. Pero ¡oh, sorpresa! En el centro, sentada sobre el pistilo, descansaba una hermosa niña muy chiquitita, que era un modelo de gracia y gentileza; y como apenas llegaba su estatura a la mitad de una pulga, empezó a llamarla Pulgarcilla.

    Le dio por cuna una preciosa cáscara de nuez bien barnizada, por colchones algunas hojas de violeta y para cubrirse el pélalo de una rosa. En ella dormía la preciosa niña durante la noche; pero de día jugaba sobre la mesa en la cual la viuda colocó al efecto un plato lleno de agua y ceñido con una guirnalda de flores. Flotaba sobre el agua un pétalo de tulipán y en él solía instalarse la Pulgarcilla, que sirviéndose de dos pajuelas por remos, bogaba por el plato, pasando de una orilla a otra. ¡Encantador espectáculo! Además, la niña sabía cantar con una voz tan dulce, tan penetrante y melodiosa, que no era posible oírla sin contener la respiración, para no perder una sola nota de aquella música adorable.

    Una noche, mientras dormía en la cuna; un sapo asqueroso entró en la habitación por el hueco de un cristal roto. ¡Qué animal tan feo, rechoncho y pegajoso era el tal sapo! El intruso saltó sobre el velador en donde dormía la Pulgarcilla cubierta con su hoja de rosa.

    _ ¡Qué bonita es! _ dijo_ La casaré con mi hijo.

    Y cogiendo la cáscara de nuez en la que descansaba la niña, y saltando por el mismo agujero por donde había entrado, se la llevó al jardín. Allí, en un ancho arroyo con honores de pantano, vivía el sapo con su hijo, que era por lo menos tan feo y repugnante como su padre.

    _ Croac, croac, breke-kek _ fue lo único que supo decir el sapo joven, al ver a la incomparable criatura dormida en la cáscara de nuez.

    _ Cuidado _ dijo el viejo _ No grites, que podrías despertarla y se nos escaparía pues debes entender que es tan sutil y ligera como el plumón del cisne. Vamos a colocarla sobre una de esas anchas hojas de nenúfar que crecen en medio del arroyo; allí estará como en una isla y no podrá escurrirse. Mientras tanto nosotros iremos a preparar nuestra casa en el fondo del pantano, para recibirla dignamente y celebrar la boda.

    Dicho y hecho: el sapo con la mayor delicadeza dejó la cáscara en el hueco que formaba una gran hoja de nenúfar sobre la superficie del agua y a mucha distancia de ambas orillas, y después se zambulló en compañía de su hijo.

    Por la mañana, muy temprano, despertó la Pulgarcilla alegre y risueña como de costumbre. Poco sabía el pesar que le aguardaba; pero en breve se encontró rodeada de agua por todos lados, y sin medio alguno de salir de esta situación y ganar tierra, por lo que rompió a llorar amargamente. Era la primera vez que lloraba. Cuando el sapo viejo que había bajado al fondo del pantano a disponer los departamentos, los hubo decorado convenientemente en honor de su futura nuera con hojas de caña y pétalos de lirios y nenúfares, subió de nuevo a la superficie e hizo la presentación de su hijo a la Pulgarcilla en calidad de novio.

    _ Tendrás con él _ le dijo suavizando la voz todo lo posible y deshaciéndose en cortesías _ un marido excelente; es verdad que esto y algo más mereces.

    _ Coac, coac, breke-kek _ fue lo único que supo decirle el joven.

    Y entre ambos cogieron el pequeño lecho para trasladarlo a lo que ellos llamaban su palacio. La Pulgarcilla se quedó sola y lloraba cada vez más, al verse condenada a pasar la vida, junto a los dos monstruos. Los pececitos del arroyo que habían oído las palabras del sapo, asomaron la cabeza a flor de agua deseosos de conocer a la niña, y al verla tan linda y encantadora, pensaron que era una cosa muy horrible casarla a pesar suyo con un estúpido sapo.

    _ No, esto no puede ser. _ dijo uno con decisión.

    Y los demás se reunieron en torno de la hoja de nenúfar y con sus pequeños dientes cortaron el tallo que la retenía, por suerte la hoja fue flotando en libertad y llevada por la corriente, arrastró muy lejos a la Pulgarcilla. Pronto se encontró ésta fuera de peligro, y la hoja seguía navegando a través de pueblos, bosques y praderas. Los pequeños pajarillos

    posados en los árboles saludaban a la niña con sus más alegres trinos, como si quisieran desvanecer los últimos restos de pena de su corazón tan angustiado. Una airosa mariposa blanca y azul, que por largo rato venía revoloteando a su alrededor, acabó por posarse en una hoja de nenúfar, dejándose coger por la Pulgarcilla, quien la ató con su cinturón, sujetando la hoja con el otro cabo, por suerte que cuando la mariposa se puso a volar, la embarcación seguía a remolque más rápidamente que en un principio. La Pulgarcilla brincaba de gozo, contemplando el paisaje tan nuevo para ella y admirando los reflejos del sol dibujándose sobre la corriente.

    Pero de repente, se presenta un saltamontes muy grande y con sus repugnantes patas agarra a la Pulgarcilla por la cintura y se la lleva a un árbol. La hoja de nenúfar continuaba bogando río abajo, guiada por la mariposa. ¡Dios mío, y qué de congojas pasó la pobre niña al verse colocada entre las altas ramas de un árbol! Pero a decir verdad lo que más le inquietaba era la suerte de la mariposa expuesta a morirse de hambre, si no lograba desasirse. Venciendo el miedo que le causaba el saltamontes con sus zumbidos, osó hablarle de sus inquietudes respecto a la pobre mariposa; pero el saltamontes no hizo el menor caso de sus quejas, y trasladándola a la copa más espesa, le regaló el jugo de las flores, más delicadas, le hizo toda suerte de enojosos cumplidos, pesados como su persona, y acabó por ponderar su gran belleza.

    Por la noche acudieron a visitarla todos

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