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Jueves de Corpus
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Jueves de Corpus

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Ciudad de México, 10 de junio de 1971. El gobierno de Luis Echeverría Álvarez hace temblar la ciudad con actos de violencia que reprimen, de manera brutal, una manifestación estudiantil que partió del Casco de Santo Tomás. Era la primera ocasión que se realizaba desde el movimiento estudiantil popular de 1968. En la cruenta represión se utilizó a un grupo paramilitar al que se le llamaba "Halcones". Jueves de Corpus recoge lo ocurrido esa tarde, así como las reacciones inmediatas de columnistas y otros personajes de la política o de oposición.

Esta edición se actualizó abordando en el prólogo y el epílogo las consecuencias de la mencionada represión y cuantas maniobras realizó el Estado para evitar que el (los) responsable (s) fuera (n) castigado (s).
LanguageEspañol
Release dateDec 21, 2015
ISBN9786079409166
Jueves de Corpus

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    Jueves de Corpus - Orlando Ortiz

    tarde.²

    Los hechos

    El origen

    La manifestación del día 10 se había organizado en medio de una confusión original, dentro de la cual trabajaban, con los luchadores sanos de los estudiantes, algunos factores de provocación que aspiraban a poner la mesa para romper los platos y los cráneos. Se hablaba de división estudiantil y sobre la conveniencia o no de organizar la manifestación. A la llegada de los dirigentes estudiantiles que estaban en Chile, se habló de un nuevo Comité Coordinador de los Comités de Lucha. Había desaparecido, en sus aspectos más áridos, el conflicto de Nuevo León. Aunque poco se propagaron los objetivos de la reunión estudiantil, sus demandas eran: 1) Derogación de la nueva Ley Orgánica de la UANL y promulgación del proyecto original elaborado por maestros y estudiantes; 2) Democratización de la enseñanza; 3) Desaparición de todas las Juntas de Gobierno de las Universidades del país y de todas sus actuales leyes orgánicas; 4) Derogación del reglamento del IPN; 5) Representación paritaria de maestros y alumnos en los consejos técnicos de la UNAM; 6) Desaparición de las fatídicas porras y del llamado grupo Francisco Villa de la UNAM; 7) Libertad a todos los presos políticos; 8) Destino de 12% del Producto Nacional Bruto a la educación; y 9) Poner bajo el control de los estudiantes y maestros los presupuestos destinados a las universidades.³

    Sangriento zafarrancho

    En sangriento zafarrancho degeneró la manifestación organizada a las 17:00 horas por estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la UNAM. La Cruz Roja y la Cruz Verde reportaron un total de seis muertos y 66 heridos. Los hechos ocurrieron así: 

    Desde las 15:00 horas comenzaron a concentrarse grupos estudiantiles en los diferentes edificios de la UNAM, del Casco de Santo Tomás. Esto, a pesar de que, desde las 9:00 de la mañana, se instalaron en su periferia grupos de agentes de tránsito, granaderos, que impedían el acceso a núcleos estudiantiles. No hubo ningún incidente importante. 

    A las 17:05 horas, o sea, más de una hora después de lo programado, los manifestantes tomaron sus pancartas, cerraron filas y entonaron cánticos-lemas. En la avanzada se encontraban fotógrafos de casi todos los diarios, camarógrafos de televisión y de las agencias internacionales (un camarógrafo de la CBS resultó herido). 

    Enfilaron por la avenida de los Maestros. Los manifestantes no llegaban a 10 000. 

    En las pancartas los estudiantes hacían diferentes peticiones, que eran el motivo de la manifestación. 

    Gritaban y leíamos: ¡Democratización de la enseñanza!, ¡Apoyo absoluto a la Ley Orgánica estudiantil de Nuevo León!, ¡Estamos contra la Reforma Educativa Burguesa!

    A coro, todos pedían ¡Democracia sindical y libertad a todos los presos políticos!

    Los estudiantes politécnicos gritaban ¡No olvidamos Tlatelolco! La gente de las vecindades y edificios miraba con cierto temor el acercarse del contingente estudiantil. Varias tiendas cerraron, y mujeres, hombres y niños, apostados en las azoteas de casas y edificios circunvecinos, en ratos aplaudían y en ratos permanecían en silencio. 

    La marcha continuó por las calles de Salvador Díaz Mirón. Fue allí donde les salió al paso un grupo de granaderos. Un individuo con uniforme de comandante tomó un megáfono y gritó: ¡Jóvenes! Disuelvan esta manifestación, porque no está autorizada

    Varios empezaron a sentir miedo, pero ante los gritos de aliento de estudiantes de la avanzada, todos siguieron. 

    Los cánticos, el ondear de las pancartas y los gritos continuaron: en Sor Juana Inés de la Cruz los manifestantes se encontraron con que la calle estaba bloqueada por policías antimotines. Éstos estaban armados y tenían todo tipo de cubiertas protectoras antibalas. 

    Los manifestantes entonaron el Himno Nacional y, curiosamente, al terminar, los policías se apartaron. 

    Al dar la vuelta hacia la calzada México-Tacuba, los estudiantes fueron nuevamente copados por un grupo de energúmenos que, al grito de ¡Viva el Che Guevara! se lanzaron contra la columna de politécnicos y universitarios. 

    En calzada México-Tacuba y avenida Instituto Técnico había cuatro unidades antimotines. Los granaderos lanzaron gases lacrimógenos sobre la muchedumbre. 

    Unos individuos vestidos de civiles y que traían un distintivo con la faz del Che Guevara, disparaban pistolas, aparentemente calibre 45, sobre los jóvenes manifestantes, que corrían. 

    Los atacantes llegaron por San Cosme, en camiones grises y en camionetas panel. 

    Por todos lados se oían ráfagas de rifles automáticos y descargas de pistolas. Los gritos de dolor de señores, jóvenes y aun mujeres y niños, que se habían sumado al contingente manifestante, llenaban las calles aledañas a la Normal. 

    El ulular de las ambulancias tornó más dramática la situación. Los periodistas tuvimos que subirnos a las azoteas, al igual que los fotógrafos, para eludir un poco el peligro. 

    Decenas de jóvenes fueron subidos, en medio de golpes, a patrullas y camiones. Se ignora a dónde fueron conducidos por los policías.  

    A pesar de las precauciones, el fotógrafo de Novedades, Miguel Rodríguez, resultó gravemente herido. Fue internado en el Hospital Dalinde. Raúl Peraza, también de dicha casa editorial, resultó lesionado. Un fotógrafo de nombre Félix Arciniegas, de The News, resultó herido. Se ignora dónde fue hospitalizado.

    Batalla campal

    Un vasto sector de la Ciudad de México se convirtió ayer en campo de batalla cuando más de 10 000 estudiantes, de distintos planteles superiores, desobedecieron órdenes para disolver una manifestación que iban a realizar sin permiso oficial, y a balazos, garrotazos y pedradas fueron disueltos por nutridos grupos de mozalbetes y adultos armados que forman la organización Halcones

    Los Halcones, armados con rifles M-1, M-2, pistolas, garrotes y piedras estuvieron disparando contra todo el que se movía en esa zona. Francotiradores respondían el fuego. 

    Los hechos, desde su inicio, se desarrollaron en la forma siguiente: 

    A las 16:30 horas cerca de 10 000 estudiantes —según cálculo de las autoridades— iniciaron su marcha hacia el Monumento a la Revolución. 

    Entre los que encabezaron la manifestación se encontraba uno de los líderes aprehendidos durante los hechos de 1968 y que posteriormente salió libre. Su nombre: Eduardo del Valle Espinosa, El Búho, uno de los dirigentes que acaban de regresar de Santiago de Chile. 

    Inicialmente salieron por la avenida de los Maestros, lanzando porras, vivas a sus respectivos planteles y frases de repudio hacia el ex presidente Díaz Ordaz y a las actuales autoridades del país. 

    Al llegar a la avenida Salvador Díaz Mirón, un pelotón de granaderos les salió al  paso. Iba al mando de los uniformados el coronel Emmanuel Guevara Torres, quien con un magnavoz portátil les hizo la siguiente advertencia: 

    Recordamos a ustedes que no hay autorización para que continúen su marcha por lo que, a la vez, les advertimos que la policía tomará todas las medidas que sean necesarias para reprimirla. Los invitamos a que regresen a sus planteles y se disuelvan a la mayor brevedad

    La advertencia fue opacada por un coro de silbidos y gritos. Y los muchachos, sin hacer caso de ella, continuaron su marcha por la misma calle. 

    Llegaron hasta la esquina con la calle Amado Nervo, donde un contingente de granaderos, mayor que el anterior, les cerró el camino nuevamente. 

    Hombro con hombro los uniformados, en dos hileras, trataron de impedir que continuara la manifestación. El comandante de este grupo ordenó a sus hombres que cargaran el rifle especial que lanza granadas de gas lacrimógeno y fue obvio que más que todo tenía la intención de intimidar a los estudiantes. 

    Los muchachos empezaron a gritar: México-Libertad varias veces y cuando amainó la tempestad de gritos, nuevamente fueron advertidos de la ilegalidad de la manifestación y que de continuarla serían reprimidos y disueltos a como diera lugar

    Los estudiantes comenzaron a cantar el Himno Nacional Mexicano y, mientras, los granaderos comenzaron a retirarse hacia las calles cercanas. Una vez libre el camino, prosiguió la marcha. 

    El contingente desembocó en la avenida México-Tacuba, a un costado de la Normal de Maestros, y cuando la avanzada de los estudiantes caminaba por la mencionada avenida, se escuchó un grito: Halcones, Halcones

    En ese momento eran las 17:15 horas. Los Halcones —varios miles de individuos armados con rifles, pistolas, machetes, garrotes y piedras— se lanzaron corriendo hacia la vanguardia estudiantil. 

    Al mismo tiempo, por la retaguardia, otros grupos de Halcones realizaban una maniobra envolvente para copar al núcleo de manifestantes. Los estudiantes se atrincheraron en la Normal y de inmediato respondieron al fuego. 

    En forma simultánea sucedieron varias cosas: 

    Grupos de Halcones golpearon a hombres y mujeres por igual. Comenzaron a escucharse disparos de armas de distintos calibres; desde la Normal se hicieron señales por personas desconocidas— utilizando linternas de color y evidentemente en una especie de código. 

    Se inició la desbandada hacia todas las calles aledañas. Los Halcones —sujetos de pésima catadura, vestidos de civil, la mayoría de ellos menores de edad— comenzaron a disparar en forma desordenada. 

    Los reporteros de El Universal se percataron de que, precisamente por la desorganización de esos grupos que estaban disolviendo la manifestación, hubo ocasiones en que se produjo un fuego cruzado que, es evidente, causó bajas en uno y otro bando. 

    Las armas sonaban en forma intermitente. 

    La gente que pasaba por la calle buscaba abrigo en cualquier puerta abierta. El cine Cosmos, donde se había iniciado la función (por cierto pasaban la película 24 horas de fuego), se vació en un momento. 

    Los distintos grupos la emprendieron contra reporteros y fotógrafos, indistintamente. 

    Así fue como cayeron lesionados media docena de reporteros gráficos y varios redactores. Entre ellos, de los más heridos, se anotó al fotógrafo Miguel Rodríguez, del diario Novedades, que fue golpeado bestialmente por varios manifestantes (se refiere a los Halcones, no a los estudiantes. N. del E.). Es más, uno de ellos, con la bota derecha y cuando nuestro compañero ya estaba caído e inconsciente, le dio varias patadas en la cara. 

    Posteriormente ayudaríamos a llevarlo hasta una ambulancia de la Cruz Roja. 

    Todos, sin excepción, estaban pecho a tierra tratando de evitar las balas que surcaban el espacio en número cada vez mayor. 

    Los tiradores disparaban hacia las azoteas y las casas habitadas por pacíficas familias que nada tenían que ver en el encuentro. Las ambulancias surcaban las avenidas con la sirena abierta y el desconcierto era cada vez mayor. 

    Los Halcones, que evidentemente eran dirigidos por comandantes del Servicio Secreto y otras corporaciones, golpeaban a todo aquel que para ellos era desconocido. Fue así como mucha gente que nada tenía que ver resultó lesionada. 

    A las 17:40 horas había focos de batalla en varios sectores de la avenida México Tacuba. Se concentró la balacera en la Normal de Maestros, donde se afirmaba se habían parapetado cierto número de estudiantes. Los redactores de El Gran Diario de México estuvieron a media cuadra de distancia observando a tiradores pecho a tierra, hincados y de pie, que hacían un nutrido fuego. 

    También la casa de departamentos ubicada en el número 32 de la avenida México Tacuba, fue centro donde se ubicó el fuego graneado. 

    Había momentos en que los Halcones corrían de un lado para otro y, en ocasiones, entre ellos mismos se enfrentaban hasta que había una mutua identificación y cesaban las hostilidades. 

    Fue evidente para los periodistas presentes que no había un plan definido por parte de esa gente. Más bien se trataba de aterrorizar a cuanta persona se atravesara en su camino. Además de golpearla, la desvalijaban de cuanto traían. 

    Hubo un momento en que, resguardados detrás de una patrulla para evitar los tiros, vimos a uno de los Halcones enseñar el botín a sus compañeros: varios relojes de distintos tipos. 

    La Jefatura de Policía tenía listo todo el equipo antimotines. Además, estaba bien ubicado para intervenir. Pero jamás lo hizo. 

    Los tanques que lanzan gas vomitivo o lacrimógeno fueron estacionados sobre la avenida Instituto Técnico, a unos metros del foco de hostilidades. Estaban también policías expertos en sofocar manifestaciones de este tipo y motines. 

    Todo ese personal está entrenado para actuar incapacitando a las personas, pero sin causarles daño físico. Sin embargo, nunca llegó la orden de que entraran en acción y mientras, seguía la balacera. 

    Los granaderos pasaron varias veces por la zona a bordo de sus vehículos y nunca bajaron para tratar de evitar las hostilidades. 

    Todo lo antes relatado, tomó poco menos de una hora. 

    Para las 18:00 horas los estudiantes estaban totalmente dispersos. Habían corrido hacia la Tlaxpana, la colonia Santa Julia, el Casco de Santo Tomás, Santa María y la colonia San Rafael. 

    Debido a lo anterior fue que se entablaron refriegas por distintos rumbos. Seguían los tiros esporádicos en diversas partes y mientras muchas familias se encerraban a piedra y lodo dentro de sus hogares, había otras, imprudentes, que salían a la calle a comentar los sucesos, exponiéndose a recibir un tiro, lo que por cierto llegó a ocurrir en varias ocasiones. 

    Era tal el pánico que mucha gente se brincó las tapias del Panteón Británico, en la esquina de Melchor Ocampo, para guarecerse de los tiros. 

    Posteriormente, detrás de ellos se meterían varios empistolados, que la emprendieron a tiros contra los que se escudaban en las lápidas. 

    En los servicios médicos de emergencia del Distrito Federal y en la Cruz Roja se reportó, a las 21:00 horas, que había más de 200 heridos. 

    Varios de los lesionados estaban agonizando. 

    Había 35 personas con heridas de bala y el resto con golpes y fracturas en distintas partes del cuerpo. 

    No había reporte de muertos. 

    Exactamente a las 20:30 horas aparecieron en la zona de los principales disturbios, miembros del primer batallón de fusileros paracaidistas. 

    Los militares llegaron en uniforme de campaña, en 10 transportes que se estacionaron a un costado de la avenida Instituto Técnico. 

    Su presencia logró que se suspendiera, en forma definitiva, el disparo de armas de fuego. Divididos en pelotones iniciaron un patrullaje continuo, que duraría toda la noche, y llevaron tranquilidad a ese sector de la Ciudad de México.

    Choque de los grupos contendientes

    A las cinco de la tarde, se supo que los estudiantes no venían por Río Consulado sino por una de las paralelas para pasar por la Escuela Normal de Maestros. Los cinco camiones de granaderos se movilizaron hacia las pequeñas calles que dan acceso a la Normal. 

    Al mismo tiempo, por San Cosme llegó un camión gris con cerca de 50 jóvenes que llevaban pancartas negras con la imagen del Che Guevara en blanco y la leyenda Hasta la Victoria, Siempre. Sin embargo, los granaderos y los tanques antimotines no hicieron nada contra ellos. 

    Momentos después, llegué al crucero de San Cosme y Río Consulado, eran pocos minutos después de las cinco. Los grupos antagónicos, para entonces ya habían llegado otros dos camiones, se enfrentaban a los estudiantes armados de palos largos, pero pese a que momentáneamente se replegaron, los estudiantes avanzaban, por lo que una pick up gris llegó a toda velocidad a la contra esquina del cine Cosmos, se bajó un grupo y disparó al aire una ráfaga. Ésa fue la primera descarga que oí. Los granaderos, en formación, continuaban sin intervenir, en tanto que los tanques antimotines se encontraban cercanos a San Cosme. Yo estaba detrás de uno de ellos cuando se disparó la ráfaga. 

    La respuesta a los disparos no se hizo esperar y del poniente de San Cosme, por donde venían los estudiantes, se escuchó la respuesta; de inmediato vi cómo una ambulancia de la Cruz Verde se llevaba dos heridos de bala, uno de ellos tenía una mancha de sangre a la altura del plexus solar y parecía desmayado (o muerto). 

    Cerca de las seis, todavía era posible permanecer en el crucero, pero luego un grupo empezó a golpear gente, entre ellos muchos fotógrafos. Dos carros, uno al parecer Dodge, gris, estaba dando vueltas y a macanazos metían a los fotógrafos en el coche y les quitaban el equipo. 

    Cerca de las 18:30 me subí a un edificio en construcción que está sobre San Cosme y frente al panteón, desde ahí pude observar cómo los no uniformados dominaban el crucero y alejaban, a pedradas y con ráfagas de balazos, a los estudiantes. Cuando alcanzaban a alguno de ellos lo golpeaban con sus varas y a patadas, sin importar si estaba en el suelo. Luego los llevaban, casi a rastras, hasta uno de los camiones grises en que habían llegado y los metían ahí. 

    A estas alturas, ya casi las 19:00 horas, los adversarios de los estudiantes no distinguían a quiénes agredían. Numerosas señoras sufrieron golpes. 

    Para estas horas, los granaderos, la policía y los bomberos habían permanecido inactivos. Los agentes de tránsito que antes impedían la circulación, se retiraron y los coches empezaron a avanzar, ocasionando un congestionamiento, ya que al llegar a donde estaban los balazos, todos se regresaban. 

    Un hombre como de 30 años, con casaca negra, se puso a dirigir el tránsito con un silbato. A los automovilistas que no querían desviarse les decía que atrás había orden de tirar a matar. 

    Para las 20:00 horas, los estudiantes ya se habían replegado hasta el Mercado de San Cosme y cuando pasó por ahí un camión vitrina, bajaron a todos los pasajeros y obligaron al chofer a que se dirigiera, sin desviarse, hacia los del grupo que provocó el desorden. Así lo hizo y no había llegado a la mitad de la cuadra cuando se escuchó una ráfaga de ametralladora, el vehículo disminuyó la velocidad y se paró a un lado de la calle. 

    Posteriormente los provocadores lo abordaron y se lo llevaron.

    Cronología

    Un completo panorama de los acontecimientos ocurridos ayer durante la manifestación estudiantil fue captado cronológicamente por los reporteros de El Universal

    15:40 horas. —A bordo de seis autobuses de servicio urbano llegan a la plaza del Carillón, en el IPN, estudiantes de la Vocacional 6. 

    15:45 —Un auto placas GA-58, con fotógrafos y camarógrafos de la cadena estadounidense NBC, recorre algunas de las calles laterales tomando diversas escenas. 

    15:58 —La afluencia estudiantil es considerable y los contingentes están llegando por las puertas ubicadas en Plan de San Luis, Plan de Agua Prieta y por Carpio. 

    16:03 —Se bloquean las calles de San Cosme y avenida México-Tacuba. 

    16:21 —En Camarones y Crisantema, colonia Nueva Santa María, miembros de los Servicios Especiales detienen a 25 estudiantes y les quitan mantas y pancartas. 

    16:25 —Dos dirigentes estudiantiles, de los que acaban de regresar de Chile, llegan al IPN. Solamente se identifica a uno apodado El Búho

    16:43 —Se calcula que ya hay de seis a ocho mil estudiantes reunidos. 

    16:55 —Se forma la vanguardia con enormes mantas encabezando la manifestación. Se inicia la marcha por las calles de Carpio y Plan de San Luis. 

    17:01 —En Salvador Díaz Mirón un grupo de granaderos exhorta a los dirigentes de la manifestación para que la suspendan. Les indican que no tienen permiso para realizarla. 

    17:04 —Rebasan los manifestantes a los granaderos y caminan echando porras. Llegan a la esquina de Sor Juana Inés de la Cruz. 

    17:06 —En Amado Nervo y Lauro Aguirre se concentra la policía y se dirige hacia la avenida de los Maestros. 

    17:07 —Por segunda ocasión la policía trata de detener la marcha y exhorta a suspender la manifestación. 

    Después de que los estudiantes cantan el Himno Nacional, los granaderos se repliegan hacia la avenida México-Tacuba. 

    17:14 —Frente al cine Cosmos intervienen los grupos denominados Halcones, corren hacia los manifestantes y se inicia la balacera. 

    17:19 —Los Halcones se adueñan del campo de batalla, se establecen distintos focos de disturbios y se generaliza la balacera dirigida hacia la Normal de Maestros y varios edificios. 

    17:24 —Redactores y fotógrafos de prensa son agredidos y golpeados. A los reporteros gráficos los despojaron de sus cámaras y varios de ellos tuvieron que ser hospitalizados por la golpiza recibida. 

    18:00 —Termina la balacera generalizada y únicamente se escuchan disparos esporádicos. 

    18:30 —En este lapso han seguido los encuentros a balazos y pedradas entre ambos bandos. 

    18:46 —Cerca de tres mil estudiantes se dirigen hacia la Alameda Central, por la avenida Puente de Alvarado. 

    18:48 —Cuatro transportes con Halcones se dirigen al Hospital Rubén Leñero. Son recibidos a pedradas y se inicia un nuevo tiroteo. 

    18:50 —Los Halcones emprenden la retirada de las inmediaciones del Hospital de la Cruz Verde, ante la mayoría evidente de contingentes estudiantiles. Nueve transportes de granaderos van hacia el Monumento a la Revolución y la Alameda Central. 

    19:00 —Hay versiones encontradas acerca de la existencia de francotiradores en edificios ubicados sobre Melchor Ocampo. 

    19:40 —Se informa que el Ejército va a llegar a la Plaza de la Constitución. 

    19:50 —Se detiene a un individuo, al que se señala como francotirador, de apellido Hernández Lovera y estudiante de la Vocacional 2. Se afirma que Marcué Pardiñas⁷ está dentro de la Normal de Maestros. 

    20:08 —El Ejército llega al Zócalo: seis tanques blindados y varios tanques ligeros. Pertenecen al 2o. Escuadrón blindado de paracaidistas. 

    20:15 —Siguen llegando unidades del Ejército a la Plaza de la Constitución. 

    20:30 —Quinientos miembros del primer regimiento del Batallón de Paracaidistas rodean la Escuela Normal de Maestros. Se retira el contingente militar de la Plaza de la Constitución. 

    21:19 —Se informa que en la

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