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Una poética de la invención: La renovación del fantástico en Bioy Casares
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Una poética de la invención: La renovación del fantástico en Bioy Casares

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En las últimas décadas, Adolfo Bioy Casares ha alcanzado un mayor reconocimiento en la crítica. Sin embargo, más allá de varios ensayos se conocen pocos libros dedicados a su obra narrativa. Una poética de la invención. Renovación del fantástico en Adolfo Bioy Casares es tal vez uno de los estudios más exhaustivo sobre la dimensión fantástica de este relevante escritor, quien logra una original trasformación del género en la década de 1940 y configura una estética narrativa excepcional en la literatura argentina, de algún modo semejante que la que protagonizan Borges, Silvina Ocampo y Cortázar. El autor de este libro combina sus puntos de vista de crítico y de escritor de ficciones en la lectura que realiza de la obra de Bioy. Desarrolla así un lúcido análisis de su itinerario narrativo, que tiene su punto de partida en la consideración de las novelas La invención de Morel (1940), Plan de evasión (1945) y de los cuentos de La trama celeste (1948), sobre los aspectos renovadores del fantástico que introduce Bioy, como la influencia del cine, de la invención técnica, la construcción de espacios virtuales, la presencia de tramas conspirativas, el amor y la imposibilidad de la otredad. Contempla también ciertos cambios que se irán dando en su obra, como el pasaje de los escenarios de las islas al de los barrios porteños, la implementación del humor, la parodia y el lenguaje coloquial. A su vez, en este libro se da cuenta del entramado social cultural e ideológico en la trayectoria ficcional de Bioy y se observa cómo a través del fantástico construye una visión sobre su tiempo: la perturbación trágica del nazismo y el desasosiego de la guerra hacia 1940, una mirada ficcional distante y alegórica sobre el peronismo (El sueño de los héroes, 1954) y cierta alusión a la figura fantasmal del “desaparecido” en tiempos de la dictadura militar en una de sus últimas novelas.
LanguageEspañol
Release dateApr 6, 2016
ISBN9789876992251
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    Una poética de la invención - Carlos Dámaso Martínez

    Martínez

    Agradecimientos

    Este libro es una versión reescrita de mi tesis doctoral en Letras realizada en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba. Podría decir también que es el resultado de varios años de trabajo sobre un aspecto de la literatura argentina que me ha interesado desde hace mucho tiempo y sobre la que he publicado varios ensayos anteriores, en los que he abordado la literatura fantástica, los rasgos iniciales del género y particularmente ese momento de renovación de sus convenciones, que se produce con la obra narrativa de Adolfo Bioy Casares en la década de 1940. Claro está, mi estudio se centró en la narrativa de Bioy ya que de un modo diferente a la poética del género llevada a cabo por Borges –coautor con Bioy de algunos libros memorables– fue un escritor que tuvo también un rol muy significativo en la trasformación del fantástico en la década mencionada.

    Mi principal reconocimiento en este proceso de elaboración crítica es para mi directora Pampa Arán, doctora en Letras, investigadora, ensayista, profesora de la Universidad Nacional de Córdoba y co directora del Doctorado en Semiótica del Centro de Estudios Avanzados (CEA) de esta misma Universidad, a quien agradezco su guía, el diálogo emprendido y el aporte de sus valiosas publicaciones teóricas sobre la literatura fantástica argentina. Sus observaciones fueron muy importantes durante todo el desarrollo de la investigación, formulación de presunciones y producción de este libro.

    Agradezco también a los miembros del jurado que evaluaron mi tesis, Ana María Camblong, Judith Podlubne y Silvia Cattoni, por las apreciaciones expresadas en sus dictámenes y, principalmente, por los comentarios y puntos de vistas manifestados en el acto de mi defensa, los que generaron un diálogo interesante, enriquecedor y realmente placentero. Por cierto, hago llegar aquí con estimación mi agradecimiento a las autoridades, a los docentes del doctorado y a Normando Gea (responsable administrativo del departamento de posgrado) de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba. Además, al Instituto de Literatura Hispanoamericana de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, cuya biblioteca consulté en diversas oportunidades y me brindó fuentes bibliográficas muy significativas para mi investigación.

    Muy especialmente se suma a esta lista el agradecimiento a mi mujer, Andrea Ostrov, por su apoyo intelectual y afectivo en todo momento de esta travesía.

    Introducción

    La invención de Morel traslada a nuestras tierras

    y a nuestro idioma un género nuevo.

    Jorge Luis Borges

    La narrativa fantástica en la historia literaria argentina es una presencia valiosa y ha consolidado, especialmente desde la década de 1940, un tratamiento del género que imprime una seña de identidad particular y renovadora a la narrativa de ese momento. Este género evanescente, como lo ha llamado Tzvetan Todorov, adquiere durante esos años una modalidad de renovación en las ficciones de Adolfo Bioy Casares, quien va a protagonizar con su producción literaria –como lo hace también Borges– un proceso relevante en la transformación del género. Es por eso que el principal objetivo de este libro es realizar un análisis sobre los aspectos novedosos del fantástico en las ficciones de Bioy Casares, que se inician en el contexto literario, cultural e histórico de esa época.

    En la búsqueda de la construcción de las hipótesis básicas de esta indagación fueron surgiendo los siguientes interrogantes: ¿Cuáles son los elementos renovadores del fantástico que encontramos en la obra de Adolfo Bioy Casares, especialmente en los libros que publica en la década de 1940? ¿Cuál es la poética y la visión del mundo que expresa Bioy a través de esta modalidad del género? ¿Cómo se diferencia el fantástico que este escritor construye respecto a su tradición en la literatura argentina? ¿De qué manera lo fantástico en sus primeros relatos expresa una percepción de la incertidumbre y la desesperanza que se vivían en el contexto bélico mundial de esos años?

    A partir de estas preguntas iniciales me aproximé reflexivamente al núcleo de esta problemática desde dos perspectivas. Una, desde los aportes de la reflexión literaria y, otra, desde la historia de la literatura. Ambos enfoques, por cierto complementarios, me permitieron configurar una red de relaciones y descubrimientos. Es decir, por un lado desde la determinación de una concepción del fantástico, de su significación como género literario, me propuse estudiar las modalidades renovadoras que aparecen en la narrativa de Bioy Casares. Por el otro, analizar el entorno de producción de su obra considerando el espacio socio político y el entramado cultural, artístico y literario hacia fines de la década de 1930 y durante la de 1940. O sea, esas instancias que podría formular de manera resumida como traducciones, influencias filosóficas, instituciones literarias y culturales, grupos o formaciones de intelectuales y escritores, problemáticas y horizontes de expectativas que conforman el campo intelectual en ese período histórico. Ante esas coordenadas del contexto de esa época se me hizo necesario preguntar cómo Bioy Casares se sitúa en ese espacio, cuáles son sus elecciones estéticas e ideológicas y las respuestas literarias que su obra depara y significa.

    El fantástico es un género que se inicia en la literatura argentina a fines del siglo XIX con Eduardo L. Holmberg, y se continúa en las primeras décadas del XX con Leopoldo Lugones, Horacio Quiroga y Roberto Arlt para nombrar sólo hitos importantes. De estos tres escritores me interesa señalar que algunos cuentos de Horacio Quiroga, por su tratamiento del fantástico y la influencia del cine y lo visual, serían en cierto modo un antecedente de este aspecto, que adquirirá una relevancia particular en la obra de Bioy Casares.

    Un paso inicial inevitable y necesario ha sido el examen de la recepción crítica que la narrativa de Bioy tuvo desde la publicación de La invención de Morel (1940) hasta los estudios académicos que se han dedicado a investigar su trayectoria y sus últimos libros. En este examen metacrítico intenté no sólo comprender los distintos momentos de su recepción, sino contemplar también los cambios de marcos teóricos y críticos, las apreciaciones y lecturas del género fantástico, sus interpretaciones diversas, desde los análisis valorativos del género hasta las descalificaciones instaladas en ciertas coyunturas culturales, ideológicas y sociales. También, claro está, rescatar los aportes de algunas de las interpretaciones críticas que pudieran contribuir a la elaboración de este trabajo. Por otra parte, esta indagación ha sido además valiosa para tener en cuenta a la hora de abordar las interpretaciones de los textos del corpus elegido, y en la observación de las peculiaridades y cambios producidos en la trayectoria de la narrativa de Bioy. Para facilitar la lectura del presente libro, el examen de la recepción crítica sobre la obra de este escritor, debido a su extensión y complejidad, han sido ubicados como un apéndice final. De tal modo, creo que podrá además ser una opción para el lector interesado en evaluar, más específicamente, la orientación y el estado cognoscitivo de los estudios críticos sobre la narrativa de Bioy Casares.

    En cuanto a la génesis, desarrollo y cambio de los géneros, y en particular del fantástico, las nociones teóricas formuladas por Ana María Barrrenechea (1978), Rosmary Jackson (1986), Pampa Arán (1999) y Rosalba Campra (2000) han sido fundamentales para precisar una concepción del género.¹ Su origen, como bien señala Jackson, se encuentra en la sátira menipea, una forma carnavalesca muy difundida en la Edad Media y estudiada por M. Bajtin.² A su vez, se han tenido en cuenta los aportes de Iuri Lotman respecto al concepto de traducción como una apropiación de otros textos y la posibilidad de aplicar esta noción también a un género como el fantástico, tal como lo expone Arán en su ensayo La ‘invención’ del género. El fantástico en una antología traducida (1998).³

    El marco reflexivo obviamente es más amplio en lo que atañe a nociones de la teoría literaria sobre historia y sociología de la literatura y respecto a los estudios semióticos y textuales. En tal dimensión crítica han sido valiosos algunos conceptos desarrollados por ensayistas y pensadores como Roland Barthes, Raymond Williams, Paul Ricoeur, Umberto Eco, Pierre Bourdieu, Gerard Genette, Hans Robert Jauss, además de los trabajos específicos sobre el género fantástico y las contribuciones de críticos e investigadores especializados en el estudio de la literatura argentina y latinoamericana, como se consigna, de un modo más detallado y completo, en la bibliografía utilizada.

    De una manera más específica, en el primer capítulo se examinan los conceptos teóricos en torno a la noción de género fantástico. En otro apartado, expongo luego las principales hipótesis que guían este análisis crítico. La matriz de ellas, como señalaba en un párrafo anterior, tienen básicamente la creencia de que Bioy Casares renueva la literatura fantástica como un acto de apropiación, en el sentido que entiende la traducción Iuri Lotman, de la modalidad moderna del género de la literatura anglosajona. Un texto paradigmático de este proceso es en primera instancia la Antología de la literatura fantástica, cuya selección y traducciones pertenecen a Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo, publicada en 1940. Pero fundamentalmente avancé en esta exploración a partir de la distinción de los elementos renovadores que Bioy Casares introduce en el género en este mismo año con La invención de Morel. De este modo fue posible entender que la apropiación del fantástico implicaba también un cambio de sus modos enunciativos, discursivos y temáticos, de características inéditas hasta ese momento.

    En el territorio de las suposiciones sobre cuáles eran estos elementos renovadores, pude advertir que la invención técnica y, particularmente, la influencia del fenómeno cinematográfico en cuanto nuevo arte producido por la creación tecnológica en esas primeras décadas del siglo XX, eran rasgos claramente observables en La invención de Morel. Por otra parte alcancé a determinar que el tratamiento narrativo del amor, otra recurrencia temática en la narrativa de Bioy, tenía una relación significativa con el modo fantástico, lo que me permitió comprender mejor la concepción sobre las relaciones amorosas que se desarrollan en sus novelas y cuentos. En este sentido, el amor, en sus ficciones, adquiere por lo general, y con distintas variantes, un carácter de imposibilidad de conocer la otredad, algo así como una visión solipsista tal vez proveniente de ciertas lecturas filosóficas que habrían influido en su pensamiento. A lo que habría que agregar que un atributo propio de la modalidad convencional del fantástico, la indeterminación o ambigüedad de la representación de lo real, ha contribuido al tratamiento de esa visión del amor. Sin embargo, como se verá en distintos relatos posteriores, también se evidencia una dimensión paródica e irónica en el tratamiento de este tema, la que sugerirá, a su vez, una mirada distanciada, crítica y escéptica.

    Fue también conveniente considerar el procedimiento de Bioy Casares de utilizar teorías científicas o filosóficas para construir la invención fantástica en muchos de sus relatos. Este recurso de ficcionalización de una conjetura científica se relaciona además con una mirada de carácter metafísico muy presente en gran parte de su variante fantástica. Otra línea de estudio fue reconocer la recurrencia de la creación de situaciones y conflictos de signo conspirativo que se perciben en la trama de La invención de Morel y, de manera más desarrollada, en Plan de evasión y otros relatos posteriores.

    En el proceso de renovación genérica, es notoria la preferencia que Bioy manifiesta por construir historias y tramas sólidas, esos argumentos fuertes como él mismo llamó a esta peculiaridad de sus ficciones. Evidentemente esto responde a la idea de realizar un fantástico en el que la invención sea razonada, como llegó a decir Borges de los relatos de Bioy anteriores a La invención de Morel, en la década del treinta en la revista Sur.

    Por otra parte, otro aspecto reconocible es la apelación a la intertextualidad de un modo casi hiperbólico, especialmente en sus ficciones iniciales. Así también, la utilización de estrategias narrativas como el diario, la carta, el informe y la parodia discursiva y genérica. Es observable, además, la conjugación de distintos puntos de vista; y en la construcción enunciativa y comunicativa, la creación de una imagen de escritor intelectual acorde a un lector con semejantes competencias culturales y literarias. Asimismo, en el tratamiento de lo fantástico observé que prevalecen la utilización de ciertas combinaciones de la novela de aventura y el relato policial; y, casi como una constante, la actualización ficcional de ciertos mitos clásicos, particularmente con cierta reiteración, el referido al mito fáustico.

    Cuando realicé la selección del corpus de su obra para analizar en este ensayo, consideré pertinente comenzar con La invención de Morel (1940), su primera novela; seguir con Plan de evasión (1945), la segunda en ese género, poco estudiada por la crítica. Luego con los cuentos El perjurio de la nieve, La trama celeste, En memoria de Paulina, El otro laberinto, junto a otros textos publicados en la década de 1940 y reunidos también en el libro más significativo dentro de la renovación del género como La trama celeste (1948). La delimitación principal de este conjunto de narraciones dentro de su obra tuvo en consideración especialmente el hecho de que en estos textos aparecían con más evidencia los elementos que me permitirían sustentar la presunción de una renovación del género fantástico por parte de Bioy en ese período de la literatura argentina.

    Es posible encontrar en estas ficciones los aspectos y lineamientos centrales de su poética fantástica, un punto de partida que se podrá rastrear en su continuidad y en la dimensión de las modificaciones que se irán dando en su obra posterior. Por eso he tenido también en cuenta algunos relatos y novelas de sus libros subsiguientes, con el objetivo de observar las continuidades y ciertos matices de los cambios de las modalidades en el tratamiento del fantástico, sobre todo en su dimensión espacio temporal (los denominados cronotopos por Bajtin) y, luego, en la utilización de la oralidad y el lenguaje coloquial a partir de 1954, cuando publica la novela El sueño de los héroes.

    En otro capítulo, vinculado con el estado de la cuestión del tema abordado, examino la relación intelectual y estética de Adolfo Bioy Casares con Borges, las afinidades, las complicidades y apoyos mutuos en sus propuestas de narrativa fantástica hacia la década del 40. He estimado importante incluir este aspecto aquí porque creo que es necesario para comprender el carácter programático del proceso de renovación del género fantástico en la narrativa de Bioy. En razón de esto me resultó necesario considerar los pasos previos a la concreción de la primera manifestación de sus narraciones fantásticas (La invención de Morel), expresada en paratextos, traducciones y selección de ficciones del género preparadas por el mismo Bioy Casares, por Jorge Luis Borges y Silvina Ocampo, como se da en la Antología de la literatura fantástica. También examiné los paratextos que acompañan a esa edición, y especialmente el prólogo que escribe Bioy Casares, un ensayo fundamental para entender su elección del género fantástico en esa cuarta década del siglo XX. Me pareció igualmente adecuado introducir una apreciación analítica de las reseñas críticas que Borges publicó sobre algunos de los primeros libros de Bioy anteriores a La invención de Morel, los que, como es sabido, luego el autor retirará de su obra en un claro gesto autocrítico. Además, revisar el prólogo de Borges a esta primera novela de Bioy y otras intervenciones paratextuales que expresan con suma claridad las afinidades entre ambos escritores en torno a la literatura fantástica.

    En un siguiente apartado me ocupé de examinar el contexto cultural, literario, social e ideológico de fines de la década de 1930 y la de 1940, en el que se despliega la obra de Bioy Casares, y de observar las relaciones que el escritor establece con las instituciones culturales, algunas revistas y la actividad literaria e intelectual durante ese momento en Buenos Aires. Un período en el que, dentro de cierta complejidad política y social, se configuran distintas líneas del pensamiento y circulan diferentes estéticas artísticas y literarias. Es significativa la aparición, en este tiempo de la publicación, de una revista como Sur, y la constitución de nuevas entidades culturales. Entre ellas, formaciones literarias, en el sentido que las define Raymond Williams, específicamente la que se produce alrededor de la revista que dirige Victoria Ocampo. En este punto, ha sido importante determinar de qué modo Bioy Casares se relaciona con esta publicación y establece sus diferencias estéticas con su directora y con un sector de escritores que colaboran en la revista.

    En varios capítulos posteriores que componen el núcleo básico del análisis de los textos elegidos, exploro las disposiciones conceptuales renovadoras del fantástico utilizando las argumentaciones pertinentes para comprobar las suposiciones enunciadas con anterioridad. Le dedico un espacio importante a La invención de Morel que, como he señalado, es una novela fundamental en el procedimiento de renovación genérica. Por lo mismo, es también el primer libro de este escritor que tendrá un reconocimiento más amplio y cierta valoración respecto a su carácter fantástico. En su examen tuve, además, especialmente en cuenta el modo en que Bioy articula este género con las convenciones del policial, un aspecto distintivo que se suma también a los rasgos renovadores ya indicados. En cuanto a su novela siguiente, Plan de evasión, analizo con especial atención su trama conspirativa y su relación con lo fantástico, sobre todo la original composición de una compleja construcción de perspectivas narrativas. En este aspecto, creo haber descubierto, casi como si corriera un tenue velo, el modo en que ambas novelas expresan en clave fantástica una visión del estado de desesperanza que se vive en ese momento marcado por la violencia bélica internacional y el genocidio nazi.

    Luego me detengo en la consideración del dispositivo de renovación del fantástico en los cuentos elegidos, en particular, como mencioné antes, los de los años cuarenta que Bioy reúne en su libro La trama celeste (1948). Las líneas de análisis se concentraron en elementos que me parecieron sustanciales en el desenvolvimiento de la renovación del género. Particularmente en el tratamiento singular del tema del amor; en la utilización de algunas teorías científicas como la de la existencia posible de mundos paralelos; en la conjetura científica tecnológica; en el aura de un escenario de intrigas y conspiraciones y en la complejidad de las dimensiones del tiempo y el espacio. De este modo, creo haber descubierto la presencia de ciertas recurrencias enunciativas, temáticas y retóricas de su peculiaridad fantástica. Además en la perspectiva de este estudio intenté mantener un eje de búsqueda que hiciera posible precisar la visión del mundo y la concepción estética que Bioy Casares logra trasmitir mediante esta forma innovadora del fantástico.

    A su vez, creí necesario ver en la obra posterior de este escritor (los textos que publica a partir de la década del cincuenta hasta sus últimos libros) la continuidad del proceso trasformador del género y las variaciones y modificaciones que pueden encontrarse, como la utilización de la oralidad porteña, la elección de tramas más simples, el pasaje de las islas y espacios cerrados de las primeras novelas y relatos al territorio urbano y barrial de Buenos Aires. Entre esas variaciones, le dedico un apartado especial al análisis de la utilización de lo paródico, la ironía, el humor y la búsqueda de otros procedimientos de lo fantástico.

    Sin duda, esta introducción tiene la función de enunciar el diseño de este libro y además trazar el itinerario de su lectura. Umberto Eco, en un conocido libro suyo, ha señalado que en un estudio crítico es importante apelar a las remisiones.⁴ Siguiendo su recomendación, podrán ver en estas páginas que en algunos capítulos establezco, a manera de envíos velados, relaciones con consideraciones críticas presentes en otros capítulos con el propósito de configurar una trama central de sentido. Algo así como una construcción para los lectores de un mapa de remisiones y/o, al decir de Roland Barthes,⁵ de la posibilidad de instalar un suplemento de lectura en esa dimensión tan productiva de las asociaciones interpretativas.

    Cabe expresar también aquí que en este estudio he podido llegar a entender que en la traducción-apropiación del género fantástico anglosajón, Bioy modifica el anclaje histórico social de origen para darle un rasgo más rioplatense, e intenta –lo mismo que a su modo peculiar Borges realiza con su obra– conformar un horizonte de expectativas favorable a su recepción. Todo esto en el contexto de un espacio literario donde predominan distintas formas de representación de una narrativa realista ante la que este giro o elección del fantástico protagonizado por ambos escritores se propondrá como una alternativa estética. De este modo, incorpora también al género nuevos temas y procedimientos, a los que califico como elementos renovadores en sus novelas y cuentos.

    Así es cómo Bioy produce una transformación de las convenciones de la memoria genérica fijada en una tradición, plasmada por el género en la literatura argentina desde fines del siglo XIX con Holmberg y, por cierto, también de la variante del modernismo de Lugones, los aportes de Quiroga y Arlt en el comienzo del siglo XX, una tradición de lo fantástico que hacia 1940 era todavía un género algo endeble y periférico en la narrativa de esa época.

    En esta renovación que lleva a cabo Bioy se conjugan varios factores. Podríamos decir que encuentra, con cierta conciencia, que el fantástico ofrece una representación del mundo donde confluyen elementos de lo contingente junto a situaciones o fenómenos que alteran el orden de lo posible e instauran un interrogante sobre la noción establecida de lo real. Esta particularidad del género le permite hacer converger en esa elección su interés –y su gusto– por una estética que concibe al arte literario como un artificio, a la invención de historias fantásticas como una construcción paradójicamente racional, verosímil, conjetural con la posibilidad de construir una visión del mundo de significación sugerente e indeterminada. A esto se agregan, en consonancia con esta visión perturbadora y relativista del conocimiento de la realidad, sus ideas solipsistas, producto de la influencia probable de las lecturas de filósofos como Berkelely y Hume, esa concepción de la imposibilidad del entendimiento absoluto del universo, del conocimiento de la otredad, tal como aparece expresada de manera recurrente en sus novelas y cuentos.

    Todo género, como el fantástico, según el pensamiento bajtineano, es una regularidad enunciativa de carácter relativamente estable configurada en un particular contexto histórico y social. Por lo tanto, desde esta peculiaridad de carácter renovador del fantástico es que Bioy logra provocar una perturbación de las formas establecidas de la representación artística del realismo narrativo que en ese momento tiene una gravitación de carácter canónico en el espacio de la literatura argentina.

    Por último, quisiera señalar que la escritura de este libro ha sido una experiencia muy fecunda y necesaria para completar mis competencias académicas universitarias y también, por qué no destacarlo, ha influido de un modo enriquecedor en mi quehacer de lector y escritor de ficciones. A la hora de las interpretaciones textuales en mis lecturas, creo que el rigor de las indagaciones teóricas y de la argumentación sistemática me ha ayudado a captar el hallazgo de ciertas epifanías intelectuales de una manera más productiva y placentera. Es por esto que estas dos prácticas, la crítica y la creativa, no son para mí actividades escindidas, sino un acto de confluencia sumamente beneficioso.

    1 BARRENECHEA, Ana María, Ensayo de una tipología de la literatura fantástica a propósito de la literatura hispanoamericana, Revista Iberoamericana, 1972, págs. 391-403 y en Textos hispano-americanos. De Sarmiento a Sarduy, 1978, Caracas, Monteavila.

    JACKSON, Rosemary, Fantasy: the Literature of Subversion, London, Routledge, 1981. Trad. esp.: Fantasy: Literatura y subversión, Buenos Aires, Catálogos, 1986.

    ARÁN, Pampa Olga, El fantástico literario. Aportes teóricos, Córdoba (Argentina), Narvaja Editor, 1999. CAMPRA, Rosalba, Territori Della fizione. Il fantastico in letteratura, Roma, Carocci, 2000. Traducción al español: Territorios de la ficción. Lo fantástico, Salamanca, España, Editorial Renacimiento, 2008.

    2 BAJTÍN, Mijaíl, La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento. El contexto de François Rabelais, Madrid, Alianza, 1987.

    3 En E.T.C. Ensayo-Teoría-Crítica, Córdoba, págs. 53-63.

    4 ECO, Umberto, Cómo se hace una tesis. Técnicas y procedimientos de estudio, investigación y escritura, Barcelona, Gedisa, 1992, pág. 144.

    5 BARTHES, R., Sobre la lectura, El análisis retórico y El efecto de realidad en El susurro del lenguaje. Más allá de la palabra y la escritura, Barcelona, Ediciones Paidós, 1984.

    1. Concepciones del fantástico

    El fantástico literario como categoría epistemológica

    Como bien dice Bioy Casares, la narrativa fantástica es tan vieja como el miedo, pero el estudio conceptual de esta manifestación literaria es bastante más reciente. Durante el siglo XX existen una serie de significativos y valiosos ensayos sobre la cuestión como son los de Louis Vax (1965), P. G. Castex (1951), Roger Callois (1967) o el de P. Penzoldt (1952). Sin embargo, recién con la publicación de la Introducción a la literatura fantástica de Tzvetan Todorov1 se dio un verdadero salto teórico, ya que es un libro que marcó un antes y un después respecto al estudio sistemático sobre el género. Se trata de un texto que no sólo se propuso una caracterización de los rasgos más distintivos del fantástico, sino que es también una indagación que abarca distintos niveles y modelos epistemológicos de análisis del tema.

    En su libro, Todorov califica a lo fantástico como un género evanescente, de muy difícil precisión, pero que puede determinarse en relación a dos categorías: lo maravilloso y lo extraño. Lo maravilloso se definiría por la presencia en un texto narrativo de lo sobrenatural aceptado. Es decir, que en su interior no se plantearía ninguna posibilidad de cuestionamiento al respecto, tanto en el nivel del relato como del lector. Las novelas góticas de Horace Walpole (1717-1797) y Clives Staples Lewis (1898-1963) entrarían en esta categoría, como así también lo maravilloso científico o la llamada literatura de ciencia ficción. Lo extraño debe ser entendido en la visión de Todorov como lo sobrenatural explicado. Por ejemplo, la narrativa gótica de Ann Radcliffe (1764-1823) o la de terror. En la intersección de estos dos conceptos, el fantástico se define fundamentalmente por la existencia de una vacilación entre una explicación realista y una sobrenatural de los acontecimientos representados en el texto narrativo. Por lo tanto para que esto se produzca es necesario que la narración impulse al lector a considerar a ese universo narrado como un ámbito de personas reales y a dudar entre las dos posibles interpretaciones. Esa duda o vacilación puede ser también sentida o experimentada por un personaje (a veces narrador) del relato.² Desde esta visión, la literatura fantástica no debe ser leída o interpretada como un texto alegórico o poético. Todorov afirma que existe una oposición de grado entre narrativa y poesía: la primera sería más representativa que la segunda. En cuanto a la alegoría plantea que debe ser entendida como una proposición de doble sentido pero cuyo sentido propio o literal se ha borrado por completo.³ Una fábula, por ejemplo, es el género que más se aproxima a la alegoría pura.

    Para explicar esta concepción del fantástico establece subgéneros como lo extraño puro, lo fantástico extraño, lo fantástico maravilloso, lo maravilloso puro. Desde una perspectiva semántica propone dos criterios para configurar una tipología del género que llama los temas del yo y los temas del tú. Sin embargo, después de desarrollar esta teoría del fantástico y hacia el final del libro, reconoce que su caracterización es adecuada para comprender la literatura fantástica del siglo XIX, y formula –tomando conceptos de Sartre– la existencia de un nuevo rasgo del fantástico en la literatura contemporánea, cuya peculiaridad radica en el hecho de que lo sobrenatural no aparece ya como un elemento que provoca asombro y vacilación entre una explicación real o sobrenatural y puede volverse posible para los personajes del universo ficcional. El modelo ejemplar estaría dado por la obra de Kafka, particularmente por su relato La metamorfosis.

    Ana María Barrenechea en su conocido estudio sobre el tema, Ensayo de una tipología de la literatura fantástica, realiza una crítica a las proposiciones de Todorov. Rechaza las diferencias que el crítico establece entre la alegoría y la poesía y no niega que el fantástico sea posible en la poesía y el teatro. Cuestiona además la caracterización del fantástico como género evanescente y no acepta la condición de vacilación sostenida por Todorov. Expresa entonces que la literatura fantástica podría definirse como la existencia en la representación literaria de una problematización en torno a la presencia de hechos irreales, a-normales o a-naturales en contraste con hechos reales, normales o naturales.⁵ Planteado de este modo esta problematización es fundamental para diferenciar lo fantástico como modo de representación narrativo de los modos de representación miméticos (realista) y maravilloso. Para Barrenechea esta confrontación entre estos dos órdenes de acciones (reales, normales o naturales versus irreales, a-normales o a-naturales) en el desarrollo de una narración supone, como señala Iréne Besière, una lógica narrativa que establece un carácter sistemático en los textos.⁶ En base a esta concepción Barrenechea propone un esquema tipológico. En cuanto a los hechos anormales y sus relaciones: a) existencia de otros mundos: dioses o poderes maléficos y benéficos, la muerte y los muertos, otros planetas o lugares, mundos de naturaleza indefinida; b) relaciones entre los elementos de este mundo que rompen el orden reconocido: tiempo, espacio, causalidad, distinción sujeto/ objeto. En el aspecto semántico global del texto, los fenómenos del primer grupo son vividos como una amenaza de destrucción. En el segundo se llega a la duda de la propia consistencia de lo que creemos real.⁷ La clasificación así establecida puede ser útil para la consideración crítica de algunos textos fantásticos, aunque como toda taxonomía no escapa a las dificultades de hacer de la investigación literaria un encasillamiento de la literatura, ya que como sabemos un relato puede permitir distintos abordajes críticos y niveles de lectura. La búsqueda de una actualización teórica respecto a la consideración del fantástico es aportada por el trabajo posterior de Barrenechea, en el que basándose en el concepto de análisis textual de Roland Barthes expresado en S/Z⁸ distingue dentro de los relatos fantásticos la concurrencia de distintos códigos y subcódigos (culturales, retóricos, estéticos, etc.) y de este modo propone una nueva perspectiva para el estudio del fantástico.⁹

    Por su parte, Rosmary Jackson en su libro Fantasy: literatura y subversión realiza otro aporte teórico importante al estudio del género. Es interesante destacar aquí el concepto del fantástico que propone cuando señala que:

    La narrativa fantástica confunde elementos de lo maravilloso y de lo mimético. Afirma que es real lo que está contando –para lo cual se apoya en todas las convenciones de la ficción realista– y entonces procede a romper ese supuesto de realismo, al introducir lo que –en esos términos– es manifiestamente irreal. Arranca al lector de la aparente comodidad y seguridad del mundo conocido y cotidiano, para meterlo en algo más extraño, en un mundo cuyas improbabilidades están más cerca del ámbito normalmente asociado con lo maravilloso. El narrador no entiende lo que está pasando, ni su interpretación, más que el protagonista; constantemente se cuestiona la naturaleza de lo que se ve y registra como real. Esta inestabilidad narrativa constituye entonces el centro de lo fantástico como modo.¹⁰

    Un modo que puede asumir formas genéricas diferentes y tener funciones distintas en el proceso histórico y de cambios en la literatura.

    Pampa O. Arán en su libro El fantástico literario suma al campo teórico del fantástico un sistemático estudio del género en su trayectoria histórica y estética. De este modo, ofrece un contribución original sobre el concepto de literatura fantástica al plantear que los distintos estudios realizados sobre el género no siempre son claros en cuanto a discernir entre fantástico como concepto antropológico y fantástico como una creación por el discurso de un mundo contradictorio y ambiguo, que no es verificable fuera del texto y de la situación comunicativa.¹¹ Para Arán, el fantástico establece un pacto de lectura con el lector, y para que esta transacción sea efectiva es muy importante la credibilidad, es decir la verosimilitud de los textos. Aspecto que va más allá del género y tiene que ver con la eficacia narrativa literaria en general. Tema que también ha sido abordado en relación con el género por Rosalba Campra.¹² Dicho en otras palabras y con más precisión, Arán diferencia lo fantástico, como categoría epistemológica presente en otros géneros y discursos como la magia, el folklore, ocultismo, religiones, etc., del fantástico que remite en clave literaria a la oposición con el realismo y que ha servido para caracterizar de manera imprecisa una vasta producción literaria cuyo régimen de verosímil es diferente, dado que los relatos fantásticos han privilegiado las experiencias de lo imaginario en el límite con el orden empírico de la naturaleza y

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