Quinceañera
By M. Cavani
4.5/5
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About this ebook
Hace algún tiempo Bianca se prometió no ser una de esas quinceañeras bobaliconas, desesperadas por tener novio, que los diecisiete, si es que alguien importante aparecía en ese crucial momento de su vida, sería la edad ideal para tenerlo, los catorce estaban fuera del límite y eran prácticamente ilegales; pero una ligera circunstancia pone en compromiso su promesa: Óliver, el chico que conoce desde el sexto grado será su chambelán en la próxima quinceañera de su mejor amiga. ¿Será, entonces, que esta intimidad con él, durante los ensayos de la coreografía, la hará cuestionarse lo que tanto ha querido evitar?
Quinceañera es una novela acerca del primer amor y los ligeros contratiempos que preceden la celebración de una fiesta quinceañera.
M. Cavani
M. Cavani estudió Contaduría Pública, pero sus pasiones son la lectura y la escritura. Es admiradora de Jane Austen y sus novelas predilectas son, Orgullo y Prejuicio, Jane Eyre y Persuasión. Maneja dos blogs: Cine, Libros y Jane Austen, donde escribe sobre las películas que mira y los libros que lee; y Ficción Femenina, donde relata temas de su inspiración. Se considera una dog person. Su perrita Chloe es su diversión.
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Quinceañera - M. Cavani
q uinceañera
Nota
Copyright © 2016 M. Cavani
Se reservan todos los derechos.
Se prohíbe la distribución electrónica o material de este trabajo sin la autorización de la autora.
La historia y personajes de esta novela son ficticios, cualquier relación con la realidad es pura coincidencia.
Primera edición.
Sinopsis
Hace algún tiempo Bianca se prometió no ser una de esas quinceañeras bobaliconas, desesperadas por tener novio, que los diecisiete, si es que alguien importante aparecía en ese crucial momento de su vida, sería la edad ideal para tener l o , l os catorce estaban fuera del límite y eran prácticamente ilegales ; pero una ligera circunstancia pone en compromiso esta promesa: Óliver, el chico que conoce desde el sexto grado será su chambelán en la próxima quinceañera de su mejor amiga. ¿Será, entonces, que esta intimidad con él, durante los ensayos de la coreografía, la hará cuestionarse lo que tanto ha querido evitar?
Quinceañera es una novela acerca del primer amor y los ligeros contratiempos que preceden la celebración de una fiesta quinceañera.
Prefacio
¿Estabas celosa?
¿Celosa?
Sí, celosa.
Nunca he estado celosa.
Vamos, Bi, admítelo, estabas celosa.
¿De qué?
Tú sabes.
No, no sé.
De lo que le dije a Valentina.
¿De ti?
De que no estaba pidiéndote a ti lo que estaba pidiéndole a ella.
Vete a la M…, Óliver.
Capítulo 1
Cuenta regresiva para la Quinceañera de Vi
Menos cuatro semanas
— Buenas noches, buenas noches…
La pequeña y delgada mujer dejó su abrigo en el perchero y caminó hasta nosotros. Su cabello era un desastre, usaba grandes gafas y un maquillaje medio chorreado. Toda ella me recordaba mucho a la Miss Geist de Clueless .
— ¿Cuántos estamos, Valentina? — preguntó, aunque nos contó ella misma — : Seis niñas y cuatro niños. El vals es en pareja (mujer-hombre), querida, ¿quiénes quedan fuera?
Quería ser yo quien quedara fuera de esta tontería de quinceañera pero sabía que Valentina no me echaría de su coreografía.
— Porque no me hace gracia — continuó la señorita andando rápido sobre sus tacones — ver dos niñas bailando juntas en la coreografía. Eso es muy de primaria y no estamos en un Pride Parade ; ¿o sí, querida?
— Señorita Estella, en realidad somos doce — explicó Valentina — , Tom, mi chambelán , está aparcando su auto, y tengo a e ste otro cretino , pero no sé por qué no está aquí aún.
— Los chambelanes los asigno yo, querida, y no me hace gracia la impuntualidad, dejemos esto claro, quedamos a las seis y cuarto y son las seis con dieciocho; ¿cómo es que no están aquí estos personajes?
— Espéreme un momento …
Valentina sacó su iPhone y marcó .
— ¿Dónde rayos estás, Óliver…? ¿En tu qué…? Mueve tu trasero hasta acá, me faltas para completar la cuadrilla... Claro que lo tengo, pero necesito otro chambelán. ¿Quién crees que bailará con Bianca?
— ¡Hey! ¡ H ey! ¡ H ey! — salté — . Espera un momento, ¿quién dice que voy a bailar con él?
Era obvio que me correspondía bailar con él, todas las demás chicas de la cuadrilla tenían novio y estos novios serían sus parejas en la cor e ografía ( aunque, aparentemente, la señorita Estella tenía otros planes ) . Estaba enganchada a Óliver, a menos que él definiera no participar , y con esto, en realidad, estaba haciéndome un favor, porque a mí no me hacía gracia bailar un ridículo vals de Chayanne delante de cien personas , ni encontraba fascinación en maquillarme ni en arreglarme el cabello ni en usar tacones.
Óliver realmente estaba haciéndome un favor al no venir.
— Eres insoportable, Óliver. ¿Sabes qué?, no te necesito y ella tampoco.
— ¡Yey! ¡Así se habla, Vi! — vociferé.
— Bye — dijo enfatizando el cierre de la llamada .
Estaba fuera de la quinceañera. No podía creerlo, estaba fuera. Qué alivio sentí en mi pecho, el día de los quince años de mi mejor amiga iba a estar relajada, sentada en una mesa con mi madre, disfrutando del espectáculo y no formando parte de éste. Qué regocijo sentí en mi alma. Estaba bailando, brincando en un pie, hasta que mi mirada se encontró con la de ella. Valentina no cedería así de fácil, la falta de un chambelán era el fin de su mundo.
— Me quedaré y memorizaré todos los pasos — le dije , aunque no encontraba la manera de disimular esa sonrisa victoriosa que se empeñaba en dibujarse sobre mis labios — . No te sientas mal, yo no me siento mal, estoy muy feliz por ti. ¡Tu coreografía quedará preciosa!
— Pero tú no estarás en ella, Bi.
— Te prometo que estaré ahí, con la señorita Estella, cuidando cada mínimo detalle. Sabes que me gusta más el backstage que ser el centro del show.
— Pero eres mi mejor amiga, te necesito en mi coreografía.
¡Agh! No encontraba las palabras adecuadas para hacerle entender que su desdicha era mi felicidad.
— Ya sé…
Oh, no.
— Llamaré a Rubén.
— ¿A Rubén?
— Claro, Rubén estará encantado de ser tu chambelán.
— Por Dios, Valentina, Rubén mide un metro cincuenta y es el chico más torpe de la escuela. Me veré ridícula junto a él.
— Es nuestra única alternativa.
Quería matar a Óliver. ¡Matarlo!
— Buenas noches.
— ¡Tom…!
Valentina dio tres zancadas hasta colgarse del cuello de su novio.
— ¿Qué sucede, Tesoro?
— Bi no tiene chambelán, Vida.
Sentí su mirada compasiva en mí. Empezaba a sentirme como un caso de caridad.
— Sabes que puedo llamar a mi primo, Tesoro, ya hemos hablado de esto.
— ¿Lo crees?
— Esperen, esperen… ¿qué primo? — pregunté espantada.
— Te agradará mucho, Bi. Tom piensa que tú y él harían muy bonita pareja.
— No he dicho eso — le dijo a su novia — , pero en este caso, es perfecto para ti, Bianca.
¡Ahhhhhh!
— Rubén será mi chambelán — determiné .
— No. Será Esteban.
— Valentina , n o conozco a ningún Esteban y no pienso bailar con un desconocido para quien seré, además, un caso de caridad. Olvídalo. Mi pareja será Rubén.
— Te verás ridícula con Rubén, Bi, y estará mirándote el busto todo el tiempo, sabes que ahí le d an los ojos.
Oh, por Dios, había olvidado esto. ¡Qué asco! Realmente era un caso de caridad.
— Espera un momento — solicité, me alejé a un rincón del gimnasio y marqué su número.
— Veo que me necesitas — contestó .
— Mueve tu trasero hasta aquí — le dije con autoridad, robando las palabras de mi amiga.
— ¿Por qué?
— Porque estoy siendo el caso de caridad de Valentina y Tom, y si no vienes, Rubén tomar á … — quise decir tu lugar
pero pensé que no era recomendable ensalzarlo a este estatus tan rápidamente — el puesto de chambelán y estará mirándome el busto todo el tiempo.
Óliver rompió en una carcajada.
— Es porque tienes un bonito busto.
— ¿Un qué?
Me espanté.
— Tranquila, no soy un creepy como Rubén.
— Eres peor, Óliver.
— No lo soy.
— ¿Vendrás?
— ¿Hoy?
— Sí.
— No lo creo.
— ¿Por favor?
— Entonces sí quieres que sea tu c hambelán.
— No.
— No iré.
— Estoy resignada a que seas mi chambelán — corregí.
— ¿Por qué te molestaste el viernes ?
— ¿Otra vez con lo mismo?
— Nunca te había visto enojada y siempre le he dicho muchas tonterías a tu amig a.
Nunca me enojé, o tal vez sí, pero fue de lo pesado que estaba con Valentina.
El viernes, cuando estábamos en la clase de Geografía, Ol retomó su tópico favorito: molestar a Valentina con lo que fuera ; le dijo cerca de treinta veces que él sería mejor chambelán que Tom, mejor bailarín que Tom, mejor novio que Tom, y Valentina, en vez de aclararle cómo estaban las cosas, lo que h izo fue contradecirlo y estimular la discusión. Fue un aburrido tira y dame, y lo más grave era que yo estaba allí, en el medio, como espectadora de un larg o partido de tenis, siguiendo la bola de un lado a otro, hasta que me harté e hice lo que Valentina debió desde un principio, ponerlo en su lugar. M atch - point .
— Valentina tiene novio — le aclaré nuevamente — y quiere que su novio sea su chambelán. ¿De dónde sacas que te iba a preferir sobre él?
— A mí sólo me gusta molestarla, l levó años haciéndolo además, es mi rutina y lo sabes. Tú, ¿de qué te enfada ste?
— Del ruido que me hacía tu voz — dije para no contrariarlo y cerrar este tema para siempre .
— No creo. Estabas celosa porque a ti nunca he dirigido las atenciones que he tenido con ella, ves que Valentina tiene novio ahora y consideras que ya es tu turno conmigo.
— Deberías empezar a escribir una novela.
— ¿Me equivoqué?
— Sí. Adiós, Óliver.
— Te veo mañana.
Sentí su exagerada confianza en sí mismo a través