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El Regreso de la Gran Diosa: La Reina del Cielo
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El Regreso de la Gran Diosa: La Reina del Cielo

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Presentamos tres enfoques sobre el culto a la Gran Diosa Madre basados en el mito de la Diosa que ha perdurado desde sus orígenes. Es un recorrido analítico de las creencias desde Sumeria hasta el siglo actual. El texto está escrito en lenguaje sencillo, fácil de comprender. Es un valioso documento que nos habla tanto en el terreno de la pura creencia hasta penetrar en el simbolismo iniciático de la Gran Diosa que ha sido conocida bajo miles de nombres a través de la historia. El mito siempre ha encerrado grandes verdades, ahora el conocimiento a aumentado, es el momento de saberlo.

LanguageEspañol
Release dateMar 29, 2017
ISBN9781370570430
El Regreso de la Gran Diosa: La Reina del Cielo
Author

Adolfo Sagastume

Construyendo Universos LiterariosCiudadano LatinoamericanoCiudadano de la República de LiberlandCiudadano de Asgardia The Space Kingdom

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    No se puede tomar un libro serio cuando se basa en una diosa madre como Nammu bajo las mentiras de Zechariah Sitchin

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El Regreso de la Gran Diosa - Adolfo Sagastume

Índice

Introducción

El Pasado que nos Ocultaron

El Mito de la Diosa Inanna

Ishtar

Nammu, la Diosa Anunnaki

Durga

Usha

Xihe

Hannahanna

Semíramis

Uzza, Al-lat y Manat

Nüwa, la Diosa Madre China

Las Siete Kotharatu

Amaterasu, la Diosa del Sol

La Diosa Madre del Budismo

Freyja

Afrodita

Venus

Cibeles

Artemisa

Deméter

Belona

Sincretismo del Culto a la Diosa Madre

Conclusión

Introducción

Las palabras más sabias del mundo y de todas las eras de la tierra sostienen que dios como padre es sabiduría y dios como madre es amor, estas son las dos columnas torales de la construcción del Templo Interior.

Hasta donde llega nuestro conocimiento de la ambivalencia entre el cielo, la tierra y el infierno, la raza humana, única que hay en la tierra, cayó de la gracia divina, cayó de su armonía y convivencia de las dimensiones superiores del cosmos y vino a rebotar a este mundo de tres dimensiones materializándose espantosamente e involucrándose torpemente con este mundo material siendo víctima de la limitada percepción tridimensional y sensual.

Sus sentidos internos perdieron la percepción de las dimensiones superiores, que otrora fueran su residencia de origen y el velo espiritual se condensó a tal extremo que ahora cree, sostiene y se aferra a defender que no existe, que es una fantasía o que son mentiras.

A través de todas las épocas se le han entregado a la humanidad infinidad de mensajes anunciándole que sí existe un más allá, una residencia primigenia, un lugar apacible de tipo superior, un paraíso o tierra prometida y se le hace el llamado para su regreso.

En una época se le condiciona ese regreso con cláusulas Patriarcales inflexibles e inviolables y en otras se le enseña el camino del Amor, la dulzura y la delicia de la adoración maternal.

Y, claro, esto ha confundido la mente obnubilada de la humanidad. Al extremo que se ha caído en una confusión espantosa, en una lucha terrible de puntos de vista y hasta de guerra entre las distintas orientaciones religiosas del mundo.

En ese sentido, nosotros nos hemos preocupado en aclarar, y llegar a un punto certero de comprensión, la relación certera, el punto céntrico de esta dicotomía. Muchas veces nos hemos preguntado la relación que hay entre el Poder y el Amor, entre la convivencia de las doctrinas de la Sabiduría y del Amor, entre la guía del Padre y de la Madre, así como de los alcances, fines o metas, a los que podamos aspirar en los senderos que muestran la Sabiduría del Padre y los de la Madre Divina.

También nos ha tocado vivir bajo el flagelo de la duda. Y, es que los predicadores de un camino siempre han tomado la posición inflexible de los extremos, no aceptan las posibilidades espirituales, doctrinarias o místicas de la polaridad contraria. En una era solamente se aceptan los preceptos del Padre y en otra solamente los de la Madre. Y así traen a la pobre humanidad doliente entre el sometimiento Patriarcal y la sumisión Matriarcal.

Una época denigra a la otra.

Una corriente corrige a la otra.

Un predicador desprecia esto y lo otro.

Una disciplina licúa lo que dijo el Padre.

Otra disciplina vocifera contra la Madre.

A unos solo les entra el Rigor del Padre.

A otros solamente les entra el Amor de la Madre.

Unos solo obedecen en términos de ojo por ojo.

Otros solo obedecen en términos de poner la otra mejía.

Nadie se pone de acuerdo, todos luchan en su propio territorio y cada día confunden más a la pobre humanidad doliente que anhela un regreso a su origen y a su condición natural y primigenia en donde se espera la culminación de todos los anhelos humanos.

Pero, ¿sólo es verdadero el camino Patriarcal como sostienen las religiones nacidas bajo la influencia de Abraham, es decir, el judaísmo, cristianismo e islamismo?

¿Tenemos qué aquilatar el vigor de la ternura maternal y volver los ojos a la Gran Diosa, a la Gran Madre que claramente está mostrando su regreso a la palestra de las discusiones y adoraciones mundiales?

¿Hasta dónde beneficia al crecimiento interior la pugna entre Bien y Mal?

¿Realmente el Patriarcado es bueno, el camino del bien, y el Matriarcado malo, el camino del Mal?

Si así fuera, ¿ve usted la contradicción?

¿Por qué entonces se dice que el camino verdadero es el Amor, es decir, el camino de la Gran Madre?

Nosotros creemos que ha llegado la hora de aclarar estas dudas. Es el momento de poner las cartas sobre la mesa y decirle a la gente la verdad que esconde la guerra Patriarcal y Matriarcal. Pretendemos acabar de una vez por todas con esta terrible contradicción. Somos partidarios de ver lo que hay detrás del telón. Y no nos hemos conformado con las estridencias de un extremo y del otro. Ahora nos hemos propuesto acabar de una vez y para siempre con este terrible flagelo religioso y hacer consciencia en la importancia que hay entre la Sabiduría del Padre (patriarcado) y el Amor de la Gran Madre (matriarcado).

Para aquellos que tienen ojos para ver es obvio que los extremos, en plan solitario, han degenerado siempre en el caos. El Patriarcado ha llevado su rigor más allá de lo permitido y ha destruido todas las esperanzas de las mujeres. Ahora ellas han llegado al extremo. Su rebeldía hace ruido en todos los rincones del planeta. Y cuando el Matriarcado dominaba, las mujeres se sobrepasaron con los hombres, al extremo que muchos hombres para congraciarse con ellas, sus Sacerdotisas y sus Diosas, recurrieron al extremo de la castración convirtiéndose en eunucos. ¿No cree usted que esto ya debe terminar?

Nosotros hemos comprendido la necesidad de convivencia de los opuestos, tanto dentro del individuo mismo como en la sociedad, la política, la religión y la ciencia.

Si los hombres y las mujeres vivimos en la tierra y nos necesitamos ¿por qué no hacer las paces para vivir en paz?

Mi persona ama a las mujeres, su feminidad, dulzura, comprensión, sabiduría y amor. Hemos comprendido la grandeza de las mujeres en todos los terrenos de la vida. Las amamos y respetamos y esperamos lo mismo de ellas. Además, hemos visto que en todos los terrenos de la vida política, religiosa y científica todos podemos hacer lo que hacen los demás, ya sean hombres o mujeres. Después de todo no hay hombre ni mujer, sino individuos. Sin embargo, nos han metido tanto en la cabeza la extremidad de lo Bueno y de lo Malo y se ha identificado tanto con el uno y con el otro que, la verdad, las mentes débiles se van a los extremos y dan o quitan la vida por defender el baluarte de su conocimiento parcializado.

Finalmente, observe usted esta dicotomía: Si dios como Padre es Sabiduría, véalo bien, aquí hay un hembra-macho; y dios como Madre es Amor, véalo bien, aquí hay otro macho-hembra, ¿no sería mejor unirlos y acabar para siempre con esta guerra "fratricida que está diezmando a la humanidad?

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El Pasado que nos Ocultaron

Conforme avanzan las investigaciones de nuestros orígenes van surgiendo muchas verdades. En nuestra sociedad actual, que fue perfilada con las doctrinas Patriarcales, los predicadores de la bondad divina se aferran al enfoque judeocristiano del Dios Padre, aquel iracundo del desierto que para conseguir el cumplimiento de una promesa de tierras a un pueblo expatriado y apátrida tuvo que asesinar ocho millones de personas inocentes.

El dogma es una imposición doctrinal. No acepta que tu pienses ni digas nada que contradiga sus creencias. El miedo a ser castigados con el infierno sometió a las poblaciones a la más aberrante de las esclavitudes. Pero, ¿es su propuesta la única que ha existido sobre la palestra de la consciencia humana a través de las edades? ¿Se adoró siempre a un solo dios iracundo y celoso?

Por los estudios que han realizado eminentes pensadores de nuestro tiempo, el monoteísmo viene o deriva del politeísmo. Y esto es muy fácil de comprender. Al principio las comunidades ingenuas, que no conocían la variedad de poderes divinos, llevaron a los altares las distintas manifestaciones espirituales que iban descubriendo en la naturaleza y las fueron deificando. Siendo muchos los niveles de percepción que surgieron en búsqueda de dios, cada día agregaban a su panteón una nueva divinidad. Y así llegaron a tener miles de dioses en los que confiaron y centraron el conjunto y multiplicidad de sus adoraciones. Ese es el famoso politeísmo contra el cual luchan los predicadores de una única verdad espiritual.

Sin embargo, parece que no siempre fue así. Hay muchos indicios que nos vienen mostrado cada día más que existió o existieron muchas civilizaciones anteriores a la nuestra que tenían un conocimiento más profundo de la divinidad de la naturaleza y de la divinidad interna del ser humano.

Se cuenta que anterior a nosotros hubo otras civilizaciones fruto de razas poderosas que no solamente desarrollaron portentosos conocimientos religiosos sino también científicos y tecnológicos. Entre ellos podemos mencionar a los Hiperbóreos, una raza andrógina que se reproducía por brotación; tenía la capacidad de autofecundación porque eran hermafroditas. De sus conocimientos y desarrollo científico no queda vestigio. Alguien se encargó de borrar su herencia cultural, científica y espiritual.

Más adelante surgieron los Atlantes con sus siete islas sagradas y sus portentosos conocimientos científicos y tecnológicos que, con el paso de los años y con el avance de los descubrimientos, han ido apareciendo. De los Atlantes hablan muchos pueblos y culturas que actualmente están en el territorio de la competencia mundial. Corporaciones científicas han descubierto en el océano atlántico ciudades sumergidas que fueron construidas con enormes bloques de piedras que espantan al solo pensar en el esfuerzo que tuvo que hacerse para cortarlas, pulirlas y trasladarlas a los lugares en donde ahora se ven dando forma a pirámides y ciudades sumergidas en el agua salada de los océanos.

No solo el Ramayana del poeta hindú Valmiki sino también los códices indígenas de Mesoamérica hablan que hubo una civilización de hombres sabios y poderosos que crecieron y se desarrollaron allende los mares. En el mismo sentido, son muchas las pirámides que fueron construidas en todos los rincones del planeta. Y no estamos hablando solamente de las pirámides de Egipto, México y los Balcanes sino también de las construcciones halladas en el Perú y las planicies candentes de India y la otrora gloriosa Mesopotamia.

En lo que todos los pensadores e investigadores están de acuerdo, y esto concuerda con los libros más antiguos,

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