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No me molestes mamá, ¡estoy aprendiendo!
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No me molestes mamá, ¡estoy aprendiendo!
Ebook351 pages5 hours

No me molestes mamá, ¡estoy aprendiendo!

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About this ebook

Prensky desarrolla ampliamente el tema relacionado con los juegos de video y computadora a partir de una pregunta: ¿son buenos o malos para tus hijos los videojuegos? Este libro es una buena oportunidad para llevar a la práctica los consejos de su autor para establecer comunicación con sus hijos y conocer sus videojuegos, las características que los seducen y las ventajas que representan en la vida diaria como aprendizaje, incluso en las aulas escolares, y de esta forma reducir la brecha cultural entre los "inmigrantes digitales", y sus hijos, los "nativos digitales", de manera que se establezca la comunicación y el entendimiento entre padres e hijos sobre un tema que cada día cobra importancia como una herramienta de aprendizaje en potencia.
LanguageEspañol
PublisherEdiciones SM
Release dateSep 15, 2015
ISBN9786072409743
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    No me molestes mamá, ¡estoy aprendiendo! - Marc Prensky

    Prólogo

    ¿Son buenos o malos para ti los videojuegos? ¿Son buenos o malos para tus hijos? Bueno, todo depende. ¿Y los libros? ¿Son buenos o malos? Bueno, eso también depende. Infinidad de cosas malas se han hecho porque la gente pensaba que un libro –la Biblia, entre otros– les había dicho que las hicieran. Pero la mayoría de la gente argumentaría que el poder que tienen los libros de hacer el bien es mucho mayor que el mal que hubieran podido causar. En pocas palabras, los libros no son intrínsecamente buenos o malos –lo más importante es la forma en la que son utilizados–. Claramente sería un error condenar a todos los libros solo porque algunas personas los utilizaron indebidamente.

    La misma lógica se aplica para los videojuegos (y a la televisión y a las computadoras): tienen la capacidad de hacer grandes cosas, y pueden ser objeto de abuso. Usados correctamente, los videojuegos tienen el enorme potencial que tuvieron primero los libros, y después las computadoras. También pueden reorganizar las relaciones sociales, incluso en una escala global, baste presenciar, por ejemplo, un videojuego que se juega en equipo y puede ser compuesto por varios jugadores: un rumano, un ruso, un estadounidense, un español y un chino, cuyas edades oscilan entre los 17 y los 50 años.

    La diferencia entre los libros y los juegos electrónicos es que la capacidad que estos últimos tienen para hacer el bien muchas veces ha sido ignorada por la mayoría de las personas. En lugar de ello, nos hemos centrado en los aspectos negativos, y durante el proceso nos hemos perdido la historia más importante de los videojuegos y de la tecnología con la que están hechos.

    Aquí es donde hace su aparición Marc Prensky. Marc conoce el poder de los buenos videojuegos. Conoce el poder de las tecnologías que los respaldan, el potencial que tienen para la revolución social y lo que les da su gran potencial para el bien. Lo más importante, Marc sabe que los diseñadores de juegos han aprendido a aprovechar el aprendizaje poderoso y profundo –aprendizaje en el sentido de la resolución de problemas, la toma de decisiones, la formulación de hipótesis y la estrategia– como una forma de diversión, de placer, de compromiso, e incluso de fluir.

    Marc Prensky sabe que lo que hace bueno o malo incluso a un tirador en primera persona —como en Half-Life 2 o Doom 3— no es la violencia o la falta de esta, sino la manera de jugar el videojuego. ¿Puede el jugador ver a través de la vistosidad y el contenido superficial de las reglas subyacentes, los espacios estratégicos y las posibilidades emergentes para la resolución de problemas? Si es así, se está dando un aprendizaje y una forma de pensar de largo alcance. Si no es así, las cosas son menos prometedoras, aunque afortunadamente, los jugadores que no ven a través de la cortina de humo de las reglas y estrategias suelen durar solo unos pocos minutos antes de morir y tener que volver a empezar el juego.

    Marc también sabe que hay una gran cantidad de buenos videojuegos que no son violentos, juegos como Los Sims, Animal Crossing (El bosque de los animales), Harvest Moon (Historia de la granja), y el Zoo Tycoon (sobre la administración de un zoológico). Desafortunadamente, estos juegos no tienen la publicidad de que disfrutan los videojuegos violentos, a pesar de que se venden espectacularmente bien. El juego de Los Sims, por ejemplo, se ha vendido más que cualquier videojuego violento.

    Pero Marc sabe algo que es más importante: si los padres colocan los videojuegos buenos en un sistema de aprendizaje en sus casas, van a cosechar grandes beneficios para sus hijos y para ellos mismos. Van a ser capaces de acelerar el lenguaje de sus hijos y su desarrollo cognitivo, y van a poder prepararlos para el mundo global de alta tecnología en el que van a vivir. El nuestro es ahora un mundo que exige que la gente sepa cómo aprender cosas nuevas –cosas técnicas en especial– rápido y bien; que pueda colaborar, especialmente con gente diferente, y sepa pensar estratégica y lateralmente, así como de forma lineal y lógica. Todas estas son habilidades que demandan y enseñan los buenos videojuegos.

    Es más, Marc sabe que los padres de familia que juegan los videojuegos de sus hijos pueden comenzar a reducir la brecha cultural entre ellos; Marc los define como inmigrantes digitales y a sus hijos como nativos digitales, de manera que estos últimos no solo pueden volverse más inteligentes, sino además se puede facilitar la comunicación, el respeto y el entendimiento entre padres e hijos. Esto es particularmente importante si los padres quieren facilitar la transición de la primera infancia a la adolescencia o hacer contacto con los adolescentes, que a veces parecen ser viajeros del tiempo viviendo en una cultura diferente y en un futuro lejano.

    Marc sabe también que si los maestros colocan en sus aulas buenos videojuegos y buenos principios de aprendizaje similares al juego, con o sin juegos, en lugar de simplemente replicar un modelo de escolaridad que es más adecuado para el mundo industrial de la década de los remotos cincuenta del siglo pasado, van a ser capaces de rediseñar el sistema educativo para el mundo moderno que actualmente viven los niños y jóvenes. De hecho, las escuelas se enfrentan a una amenaza real por parte de los videojuegos, aunque no a la que más temen: para muchos jóvenes inteligentes de hoy, los buenos videojuegos ofrecen mejores oportunidades de aprendizaje que muchas escuelas. ¿Durante cuánto tiempo los jóvenes, especialmente los adolescentes, soportarán el hecho obvio de que su cultura popular es capaz de incorporar mejores teorías de aprendizaje que sus escuelas?

    Pero los padres necesitan una guía, y por desgracia, hasta ahora no existía. En este libro Marc Prensky, quien durante mucho tiempo ha sido un guía respetado respecto el uso de las nuevas tecnologías en esta nueva era que se vive en el mundo, te dirá cuál es la diferencia entre los buenos y los malos videojuegos, y cómo aprovechar los buenos para un aprendizaje positivo por parte de tus hijos.

    James Paul Gee

    Cátedra Tashia Morgridge de Lectura

    Universidad de Wisconsin (Madison)

    Introducción

    Lo que caracteriza a los niños de hoy no es el síndrome de déficit de atención, es el de IOE: involúcrame o enfuréceme.

    Kip Leland, Escuela Virtual de Los Ángeles Los Ángeles Unified School District

    Permítanme comenzar con una advertencia: van a escuchar un mensaje que, aunque es absolutamente cierto, va a ir en contra del juicio prevaleciente acerca de los juegos de computadora y los videojuegos. Resumido en una frase dice así: los juegos de computadora y los videojuegos no son tan malos como tú probablemente piensas que son; de hecho, hay buenas razones para creer que hacen muchísimo bien.

    Para darte un ejemplo de lo opuesto que es este mensaje a la corriente prevaleciente, antes de que la editorial Paragon House comprara los derechos para publicar este libro, más de 30 editores lo habían rechazado –algunos más de una vez–. Muchos editores potenciales afirmaban que los padres de familia simplemente no lo iban a creer. En otros casos, los rechazos provinieron de los agentes de mercadotecnia y publicidad de las editoriales, quienes afirmaron que sería demasiado difícil transmitir el mensaje, sobre todo porque yo no soy ni psicólogo ni un profesor reconocido.

    De alguna manera, todos esos editores y publicistas tienen algo de razón. Una gran cantidad de padres de familia –incluso tú tal vez– tendrán dificultades para aceptar el argumento de que los videojuegos no son tan malos como se supone. Esto porque la mayor parte de la información que recibes acerca de los videojuegos proviene de escritores, políticos, psicólogos y abogados que no juegan videojuegos. (Charles Herold, colaborador del New York Times, sí lo hace y tiene una visión muy positiva sobre estos juegos.) Tampoco la mayoría de los profesores juega (una persona que sí lo hace escribió el prólogo de este libro).

    Por lo tanto, a la mayoría de las personas los juegos de computadora y de video les están causando frustración y preocupación. Los padres de familia se preocupan por la gran cantidad de tiempo que sus hijos pasan jugando videojuegos, y temen que todo ese tiempo frente a una pantalla les ocasione estragos en su rendimiento académico y social. Los profesores se preocupan por la creciente competencia que los apasionantes videojuegos y otros medios de comunicación ejercen sobre la atención de sus alumnos, y por la disminución de su interés en el trabajo escolar. Los propios niños y jóvenes se sienten frustrados por la amplia brecha que existe entre las emocionantes experiencias que tienen al jugar videojuegos y la lentitud del ritmo de sus lecciones en la escuela.

    Debido a que la mayoría de la información que los padres de familia y los profesores reciben es negativa sobre los juegos de computadora y video, se ha creado una gran cantidad de especulación, conjeturas y retórica alarmante sobre los aspectos negativos de estos juegos, por lo cual no es extrañar que estén en estado de… ¡pánico!

    Asimismo, no debe sorprender que la gente que realmente juega y hace juegos de video y de computadora enfrente una serie de dificultades para lograr que sus mensajes positivos sean escuchados. Esto es especialmente cierto en relación con los niños que utilizan estos juegos y están totalmente frustrados por la desinformación de sus padres y maestros. Ellos, si tuvieran la menor oportunidad, estarían encantados de explicar por qué los videojuegos y los juegos de computadora son una parte importante de su vida, y por qué pasan tanto tiempo jugándolos.

    Pero los niños no tienen voz en nuestra sociedad. Aunque están empoderados en muchas actividades de su vida, todavía encuentran dificultades para contar su historia.

    Yo lo estoy haciendo por ellos, aunque no sea ni psicólogo ni profesor de profesión, tengo una formación, tanto a nivel académico como profesional, que me prepara para ello. Asistí a las universidades de Oberlin, Harvard y Yale; tengo tres maestrías, una de estas en Educación y otra en Administración de Empresas por la Universidad de Harvard. He enseñado en todos los niveles de educación, desde la escuela primaria a la universidad; he trabajado para algunas de las principales empresas en el país, y tengo mi propia empresa desde hace 10 años. Publiqué el libro El aprendizaje digital basado en los juegos, que fue el primero en abordar el tema sobre los juegos electrónicos y el aprendizaje, y dio origen a un campo totalmente nuevo, el de los juegos serios, que apenas está comenzando a despegar. He escrito más de 50 artículos, varios de los cuales han sido publicados o reeditados en revistas académicas respetadas y en los boletines escolares de todo el mundo. He diseñado más de 50 juegos de computadora didácticos para niños y adultos, y con regularidad doy pláticas a docentes de todo el mundo.

    Pero sobre todo observo. Y lo que veo es la incapacidad que tiene la mayoría de los padres y maestros para relacionarse, entender o comunicarse con sus hijos sobre el tema de los juegos de computadora y de video. Esta es una situación extremadamente inútil (y poco saludable) para todos.

    ¿Por qué es importante este libro?

    Nadie propone seriamente a favor –y ciertamente yo tampoco– que a los niños solo se les ofrezcan los juegos de computadora, excluyendo todo lo demás. Parte de nuestra responsabilidad como adultos es asegurarnos de que nuestros hijos tengan una vida sana y equilibrada. Cuando termines de leer este libro vas a comprender por qué los juegos electrónicos pueden –y deben– ser parte vital de ese equilibrio. En el capítulo 5, por ejemplo, te informo acerca de algunos estudios importantes –ignorados muy a menudo– de acuerdo con los cuales emplear juegos digitales es tan benéfico para el desarrollo del niño como la lectura.

    Lo que aprenderás

    Al escribir este libro mi objetivo fue darte una nueva visión y perspectiva en dos áreas importantes. En primer lugar, voy a permitir que te asomes al mundo oculto en el que tus hijos desaparecen cuando jugan videojuegos. En segundo lugar, te ayudaré, como adulto –sobre todo si eres un padre de familia o maestro– preocupado por entender y apreciar las muchas cosas positivas que tus hijos o tus alumnos están aprendiendo cuando están jugando frente al video o la computadora.

    Una vez que te des cuenta del enorme potencial didáctico que los videojuegos tienen para tus hijos considerarás el aprendizaje que pueden obtener. Serás capaz de guiar a tus hijos (y de ser guiado por ellos) y, posiblemente, trabajar con ellos para crear herramientas y situaciones que sean de utilidad directa para su éxito y aprendizaje.

    En las pocas horas que tardas en leer este libro, yo te mostraré:

    Qué se siente al estar en el mundo de los juegos de computadora y video.

    Cómo apreciar la amplitud y profundidad de los modernos juegos de computadora y video, y las distintas formas en que contribuyen al aprendizaje de tus hijos.

    Cómo entender las distintas habilidades útiles que tus hijos están adquiriendo con los videojuegos.

    Cómo entender a tus hijos y construir mejores relaciones utilizando los videojuegos como base.

    Quizás la lección más importante que aprenderás es cómo acrecentar y mejorar lo que tus hijos están aprendiendo, cuando tengas las conversaciones que ellos quieren tener sobre sus videojuegos.

    Creo firmemente que entender más acerca de este fenómeno que tanto atrae y atrapa a nuestros muchachos implica un gran beneficio para las partes involucradas, tanto para los jóvenes como para los adultos.

    Parte 1

    Los juegos no son el enemigo

    En la primera sección de este libro voy a dar a conocer y a discutir los temores de los padres de familia sobre los videojuegos, y voy a empezar a exponer las razones por las que considero que, en su mayoría, esos temores carecen de fundamento. Creo –y tengo evidencias para probarlo– que la verdadera (aunque tácita) razón por la que los niños juegan videojuegos y juegos de computadora es porque están aprendiendo. Es jugando estos juegos como inconscientemente nuestros hijos ¡se están preparando para su vida en el siglo XXI!

    Capítulo 1

    Por supuesto que estás preocupado: ¡no tienes idea de lo que está sucediendo!

    (Mis padres) dijeron que los videojuegos no tenían sentido y que representaban una pérdida total de mi dinero, de mi tiempo y de las células de mi cerebro.

    Niño de 14 años

    En todas nuestras entrevistas con los padres de familia, nunca encontramos a uno que supiera lo que estaba haciendo su hijo.

    Un investigador

    Son las 6 de la mañana. El sol está saliendo en el horizonte. Cinco policías me están persiguiendo, y un traficante de drogas se acaba de escapar con mi dinero. La vida no está siendo amable conmigo en este momento, pero en los próximos cinco minutos, voy a hacer que los muchachos de azul deseen haber molestado a otra persona.

    Entonces voy a localizar a ese traficante de drogas y a recuperar mi dinero, y a quitarle cualquier droga que lleve consigo.

    Luego, después de todo eso, voy a entrar en línea, a un sitio público de mensajes, y a contárselo a todo el mundo.

    Todo esto es posible –de manera sana y legal– porque realmente no estoy haciendo estas cosas horribles, sino jugando el profundo, intrigante y, sorprendentemente educativo, juego Grand Theft Auto: Vice City.

    Si eres padre de familia, ¡tienes todo el derecho a estar preocupado de que tu hijo sea un jugador de videojuegos y de juegos de computadora!

    Tus hijos están sentados (o recostados) frente de la computadora o la televisión durante horas, muchas veces solos, pero cada vez más con sus amigos; están haciendo algo que tú no entiendes y no puedes controlar, excepto desconectando el aparato (pero incluso entonces no los detienes, ¡tienen aparatos portátiles!).

    Rara vez pasa un día sin que escuches en las noticias una nueva versión del mensaje de que los videojuegos son malos, los videojuegos son demasiado violentos, destruyen las mentes de nuestros hijos, los videojuegos transmiten mensajes equivocados, los videojuegos convierten a nuestros niños en monstruos.

    Te estás peleando con tus hijos por el tiempo que emplean en el videojuego, pidiéndoles apaguen las máquinas (cualquier de sus versiones) para que hagan sus tareas, o incluso para que salgan a jugar en un hermoso día. Luego, para colmo, tus hijos constantemente te están pidiendo que les compres más de estas cosas: más juegos nuevos, más suscripciones en línea, más hardware, sistemas portátiles, teléfonos celulares… y te preguntas: ¿cuándo terminará todo esto?

    Pero resulta que los niños ¡están en lo cierto! Has sido engañado para que pienses que todo este asunto de jugar juegos digitales ¡es malo! Los niños deberían estar jugando estos juegos y ¡tú deberías estar alentándolos a jugarlos! (dentro de ciertos límites, claro está).

    ¿Por qué?

    ¡Porque están aprendiendo!

    No solo eso, pero casi todo su aprendizaje es positivo. De hecho, sostengo que es seguro que a partir de sus videojuegos y sus juegos de computadora tus hijos están aprendiendo cosas más positivas y ¡más útiles que las que aprenden en la escuela!

    Podrías decir: Eso no puede ser. He oído hablar de los videojuegos. Sé que son malos. Si mis hijos están aprendiendo algo, ese algo tiene que ser negativo.

    Tristemente, la mayor parte de las cosas que has escuchado acerca de los juegos, o son totalmente equivocadas o, en el mejor de los casos, han sido exageradas. Los juegos no son el enemigo. Los niños de hoy quieren involucrarse, y sus juegos no solo los hacen participar, sino que en el proceso les enseñan lecciones valiosas –las lecciones que queremos aprendan–. De hecho, los videojuegos y los juegos de computadora son un medio importante con el que nuestros niños están aprendiendo a prepararse para sus vidas en el siglo XXI.

    ¿Suena ridículo? Tal vez, pero ¡es la verdad! Es el mensaje que tus hijos han estado tratando de transmitirte una y otra vez, pero tú no ha querido escucharlos. Ahora, por fin, personas con doctorado, maestría, doctores en medicina y otros adultos responsables e inteligentes fuera del mundo de los videojuegos han empezado a decir lo mismo. También están empezando a entender y valorar el gran trabajo que han hecho los desarrolladores de videojuegos en los últimos 30 años, especialmente en los últimos 10. Así que tal vez es hora de que reconsideres tu posición.

    Es cierto que los primeros videojuegos representaban experiencias bastante primitivas en las que los niños –en su mayoría varones– se disparaban unos a otros sin pensar. Pero hoy son experiencias ricas y profundas que duran de 30, 50 a 100 horas, y que atraen a las niñas y a los niños de todas las edades, a los adultos jóvenes, a las mujeres de más edad y, de hecho, a las personas de todas las edades y grupos sociales, pero, sobre todo, atrapan a nuestros hijos.

    Sería muy difícil encontrar a una persona joven en Estados Unidos que no haya probado al menos un juego de computadora o un videojuego de uno u otro tipo. Cuando los niños no pueden jugar videojuegos en casa, van a jugarlos con sus amigos, juegan en las máquinas de demostración en las tiendas donde venden los juegos, o en donde puedan.

    Probablemente lo más importante que debes entender sobre los niños que juegan videojuegos es lo siguiente:

    Lo que atrae y adhiere a los niños a los videojuegos y a los juegos de computadora actuales no es la violencia, o incluso los temas superficiales de los mismos, es decir, el diseño del juego, las carreras o los disparos; el verdadero secreto para explicar por qué los niños pasan tanto tiempo en sus juegos es que ¡están aprendiendo! Y que lo que están aprendiendo es importante para su futuro.

    Al igual que a todos nosotros, incluidos los adultos que pasan incontables horas perfeccionando sus habilidades para el golf, la pesca y otras aficiones, a los niños les encanta aprender cuando no se les obliga a hacerlo. De hecho, debido a que sus cerebros aún están creciendo, es que les gusta este tipo de aprendizaje no forzado, incluso más que al resto de nosotros. Esta es la razón por la que el diseñador de juegos Rafe Koster dice que un sinónimo de aprendizaje no forzado es el hecho de que los niños divertidos siempre están investigando.

    Los juegos de computadora y los videojuegos modernos son fenomenales para brindar a los jóvenes oportunidades de aprendizaje no forzado cada segundo, y a veces incluso cada fracción de segundo. Y a pesar de lo que la prensa muy a menudo trata de hacernos creer, la mayoría de este aprendizaje es positivo. (En los capítulos siguientes entraremos en las especificidades de estas lecciones positivas.)

    Desafortunadamente, nuestras escuelas han convertido el aprendizaje en algo tan aburrido, que la mayoría de los niños lo odian. Con frecuencia los buenos estudiantes solo son quienes han aprendido a trabajar en el sistema.

    Cada vez más más niños y jóvenes lo que hacen es apagar la escuela (y al resto de nosotros), pero nunca apagarían sus juegos.

    Basta con que mires a su alrededor y verás que la actitud de los niños hacia los videojuegos y los juegos de computadora es totalmente opuesta a la actitud que la mayoría de ellos tiene hacia la escuela. Es una actividad que quieren hacer. Para cuando haya cumplido 21 años, el niño promedio se habrá registrado en línea un promedio de entre 5 000 y 10 000 horas para jugar videojuegos y de computadora, con mucha frecuencia en rachas de varias horas. Hay, por supuesto, una gran cantidad de niños y jóvenes que prefieren otras cosas. Ellos representan el equilibrio frente a los jugadores más obstinados (dependiendo de con quién se hable) para definir el promedio de entre 1 y 3 horas de juego de computadora por niño al día.

    Contrariamente a lo que sucede en la mayoría de nuestras escuelas, los juegos electrónicos ofrecen a los niños mundos de aprendizaje que son tan convincentes, que a cambio de estar en ellos están dispuestos a abandonar casi cualquier otra cosa y a luchar duro para no tener que dejarlos. (¿Te suena conocido?)

    Por supuesto que esto de alguna manera coloca la mentira en la crítica a la poca capacidad de atención que muchos padres y maestro esgrimen. Como dice un profesor: ¡Para las viejas formas de aprender! Es para lo que tienen poca capacidad de atención.

    No es que los muchachos no puedan hacer su trabajo escolar porque sus juegos, como lo veremos, son en realidad mucho más difíciles. Lo que sucede es que deciden no hacerlo.

    Esta es la reproducción de una camiseta que vestía un niño en la ciudad de Nueva York:

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    No es déficit de atención. Simplemente, ¡no estoy escuchando!

    Creo que los niños empezarán a escuchar de nuevo cuando nosotros empecemos a escuchar y a valorar sus pasatiempos y sus habilidades en desarrollo.

    A medida que avancemos en la lectura de este libro, te voy a mostrar exactamente lo que los niños están aprendiendo de sus videojuegos, cómo y por qué lo están aprendiendo, y lo que esto significa para ti y para tus hijos. También hablaremos acerca de cómo puedes utilizar la computadora y los videojuegos de tus hijos para mejorar tu relación con ellos y (créelo o no) para ayudarles a maximizar el beneficio de lo que están aprendiendo.

    ¿Te acuerdas de ese horrible rock and roll que nuestros padres dijeron que destruiría nuestras mentes, pero que nosotros sabíamos que no era así? Ahora es el turno de nuestros hijos.

    Capítulo 2

    Las verdaderas buenas noticias sobre los videojuegos de tus hijos

    Utilizo la misma coordinación ojo-mano para jugar videojuegos que para practicar cirugías.

    Dr. James Rosser, hospital Beth Israel, Nueva York

    ¿Quieres que tus hijos sean cirujanos cuando crezcan? Déjalos que jueguen videojuegos. El doctor James Rosser, médico responsable de la capacitación en cirugía laparoscópica del hospital Beth Israel de la ciudad de Nueva York, descubrió que los médicos que habían jugado videojuegos en algún momento de su vida antes de ingresar a la carrera de cirugía cometían aproximadamente ¡40% menos de errores al practicarla! Sí, eso es, ¡40%! Ahora, antes de cualquier cirugía, Rosser les pide a sus médicos que jueguen videojuegos durante media hora a manera de calentamiento. ¿Y por qué no? Los controles de los instrumentos laparoscópicos se asemejan al control de un juego de video, y la cirugía en su totalidad solo puede ser observada a través de un monitor de computadora. (Para más información sobre la manera en la que los juegos digitales pueden ayudar a tu hijo a tener éxito en la

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