¿Buscando sexo? - novela erótica: Historias de sexo español sin censura erotismo
By Gloria Hole
3.5/5
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About this ebook
Hoy soy mayor y tengo más experiencia de vida. He cambiado de opinión sobre ello. No tiene nada que ver con el hecho de que agrada a los hombres. Este es sólo el efecto secundario agradable. Me gusta hacer todas las cosas sucias y me gusta.
En este sentido ... queridos hombres, mujeres y parejas. Asegúrese de pasar un buen rato y divertirse.
***
Gloria Hole ganó su dinero con la prostitución casi toda su vida. Pertenece a la roca primordial, que todavía hace que los corazones de los hombres golpean más rápido.
Con gran sensibilidad, entiende cómo transmitir sus experiencias a los jóvenes. Ella es conocida como un maestro para los jóvenes que quieren aprender las artes del amor.
Con mucha pasión y deseo genuino, ella es parte de la profesión y todavía persigue su vieja profesión como pasatiempo. Muchos hombres han perdido su inocencia.
Ella no es una escritora profesional. Más bien, es una preocupación privada el dejar que otras personas participen en estas historias de sexo o incluso animarse a ser activas.
Mientras tanto, había escrito muchas historias de sexo sobre y para las personas de mente abierta sexual. El sexo y los cuentos eróticos en español, sin embargo, a partir de 18 años, son su gran pasión. Especialmente de las zonas: Analsex, Groupsex, Cuckold, Femdom, Outdoorsex, Swingersex, Wifesharing, Talk Dirty, Milf y Omasex. Para ellos no hay tabú. También le gusta escribir sobre hombres maduros y mujeres jóvenes, niñas de la escuela (las chicas son mayores de 18 años), el sexo por primera vez, los gastos, el amor y el amor de lesbianas.
Erotic debe ser porno, sin censura y hardcore para ella. Escrito en un lenguaje claro y expresivo. Las historias de sexo deben ser para el lector como un porno para la cabeza. Esto es exactamente lo que está pasando en mis libros de sexo. Libros eróticos que el hombre y la mujer hacen afilados.
Historias de sexo | sin censura | Historias eróticas | novela erótica | erotismo
Gloria Hole
N'est-ce pas le rêve de chaque femme et chaque homme de vivre à fond ses fantasmes sexuels ? Le sexe est une partie importante de ma vie. Il ne se passe pas un jour sans que je pense à une aventure érotique. Je suis une MILF coquine qui veut profiter intensément de sa vie sexuelle le plus longtemps possible. Je suis née en 1968 et j'ai déjà moi-même vécu beaucoup d'histoires sexuelles, mais je continue de penser que je n'en ai pas eu assez. Afin d'épicer ma vie sexuelle constamment, j'aime essayer de nouvelles choses. Depuis plusieurs années, je pratique l'échangisme et j'y ai vécu les choses les plus excitantes. J'y rencontre également en permanence des hommes et des femmes intéressants. Beaucoup me racontent leurs histoire érotiques que je vous transmets avec plaisir. Mes histoires ont pour la plupart eu lieu en vrai. Elles ont été vécues par moi où par des personnes que j'ai connues. Je ne suis pas écrivain professionnelle. Il s'agit plutôt d'une envie personnelle de laisser d'autres personnes prendre part à ces histoires de sexe ou même de les inciter à devenir personnellement actives. J'écris ces histoires en parallèle de mon travail en tant qu'infirmière. Aujourd'hui j'écris beaucoup d'histoires sur et pour les personnes ouvertes au sexe. Les nouvelles sexuelles et érotiques en français, interdites au moins de 18 ans cependant, sont ma grande passion. J'aime particulièrement : le sexe anal, le sexe en groupe, l'adultère, la domination féminine, le sexe en extérieur, l'échangisme, le partage de femmes, les conversations coquines, les Milfs et le sexe avec des personnes âgées. A mes yeux, il n'y quasiment aucun tabou. J'écris aussi bien sur les hommes mûrs et les jeunes femmes, sur les écolières (les filles ont plus de 18 ans), les premières fois, l'adultère, l'infidélité et l'amour lesbien. Pour moi, le porno doit être érotique, non-censuré et hard-core. Écrit dans une langue précise et explicite. Les histoires de sexe doivent être comme un porno dans la tête du lecteur. C'est exactement de ça dont il s'agit dans mes livres. Des livres érotiques qui excitent les hommes et les femmes. Nouvelles Érotiques. Roman Èrotique.
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No eres más que una zorra calientapollas- le tenía que haber dicho, pero no, le he deseado buenas noches y me he despedido hasta mañana. Llevo el suficiente tiempo en las redes sociales para saber cómo funcionan, y sé que prima la paciencia. No me importa esperar, seguir una estrategia, acechar, confundir a la presa, como un lobo. Aunque ella ya no tenga la edad de Caperucita. Estos ojos y esta boca tan grandes, estas manos enormes y este rabo gordo son para hacerlo todo mucho mejor. Y no importa que luego venga el cazador, porque para entonces yo ya habré saciado mi hambre. Mientras llega ese día, que llegará, cierro el chat, me acomodo en mi sillón ergonómico, y abro a plena pantalla la foto tan sugerente que ella me ha enviado antes de decirme que sólo busca amistad. Viéndola lamer un helado con un cucurucho deliberadamente grande, con un escote ante el que la palabra vértigo se queda pequeña y mientras en el reflejo de sus gafas de sol puedo adivinar caer la baba del fotógrafo de turno, mi mano, subiendo y bajando, ayuda a que bajen las pulsaciones y se me pase el enfado.
Ninguna cuarentona que busque únicamente amistad pone como foto de perfil una imagen en la que enseña más de media teta. Así de claro. Por eso estoy aquí de nuevo, y por eso está ella; porque soy su mejor opción, por cercanía, por físico, porque sé decir lo que ella quiere escuchar en cada momento, porque sé cuando calentarla y sacar su lado más sucio sin que lo parezca, porque no parezco tan desesperado como los demás por acostarme con ella, aunque lo esté. Costará, pero llegará ese momento más temprano que tarde en la que ella pida una cita. Tomar un café, pasear, charlar… todo quiere decir follar.
Si no lo es, lo aparenta muy bien. Sólo hay que ver la forma de chupar la cucharilla con la que acaba de dar vueltas a su capuccino. Como en la foto con el helado. Si en una primera cita uno muestra sus puntos fuertes y esconde los débiles, ella me está demostrando que sabe utilizar muy bien la lengua. Además está la diferencia de estatura y la perspectiva y su costumbre de llevar sueltos los dos primeros botones de la blusa, que hacen inútil cualquier esfuerzo de mi imaginación. Y mientras la mayor parte de mi cerebro está concentrado en encontrar ese momento en el que los pezones se le marcarán en la brillante tela de su camisa, hay un reducto de mis neuronas que no han desconectado, que aun son capaces de reír sus pretendidas gracias, de contestar a sus preguntas y de presentarme como un buen partido. Al final quedamos en una cafetería, terreno neutral, pero cerca de mi barrio. No me lo dijo, que quedó claro que no quería que nadie la pudiera ver conmigo, y aunque no sé cómo tomármelo, tenerla en mi terreno me puede acabar favoreciendo.
Nos hemos reconocido al instante, tampoco fue tan difícil. Habíamos intercambiado fotos, y el lugar tampoco estaba tan concurrido. No se lo diré nunca, pero tiene algún kilo de más para su estatura, aunque tampoco se pueda decir que es rellenita; el pelo corto, con un peinado moderno, parecido a uno de esos edificios de líneas arriesgadas construidos por genios de la arquitectura, pero teñido de un rubio excesivo que le hace parecer algo mayor de lo que me ha confesado. Si es que no se quita años, que todo puede ser. Lleva un anillo grande en su mano derecha, varias pulseras que asoman en el trozo de brazo que deja descubierta su chaqueta, tiene los ojos verdes, bonitos, la verdad, y un colgante negro a juego con el anillo que encamina mi mirada una y otra vez hacia sus pechos…
No sé qué he dicho pero se ha echado a reír. Espontánea, estruendosamente, como si hubiera soltado el mejor chiste del mundo. Si lo he hecho no soy consciente. Tal vez sea el reducto estajanovista de mi cerebro. El caso es que mientras caminábamos sin rumbo ella se ha echado a reír, y se ha acercado tanto a mí que nos hemos rozado. He sentido el roce de su cuerpo en el mío, he sentido sus pezones corneándome en las costillas y me ha gustado. He estirado mi brazo y he rodeado su cintura. Seguimos caminando. No se separa, no tengo que retenerla abrazada, sólo va cambiando la inclinación de mi mano: de la cintura a la cadera, un leve giro y siento el tacto firme de su culo en mis dedos. Ya casi estamos.
- ¿Por qué no me invitas a subir a tu casa?- preguntó de pronto. Ya hemos llegado.
Nada más franquear la puerta la empujo contra la pared. La beso y ella se deja besar. Mis manos ansiosas recorren su torso sin saber dónde detenerse; ella suelta el bolso sin preocuparse de qué se le pueda romper. Nos besamos, nos lamemos, nos mordemos. Mi lengua hace una inspección profunda de su boca. Crecen su deseo y mi polla. Suelto los pocos botones que puedo soltar en su blusa. Dios, qué ricos… Bronceados, pecositos, algo caídos, cierto, pero apetecibles a más no poder. Aparto su chaqueta, su camisa y los sobo con ganas acumuladas. Me agacho ligeramente, cojo aire y me sumerjo en ellos. Beso, lamo, estrujo, inhalo, muerdo, aprieto, mamo… Mis sentidos se recrean en sus tetas. Ella tampoco se arruga y hace un buen rato que, por encima de las ropas, soba el bulto que crece en mi entrepierna. Trepo de nuevo hasta su cara y abrimos la boca al unísono para devorarnos.
- Vamos… vamos- me apremia. Cuando bajo la vista para que los gestos de mis dedos resulten menos descoordinados, observo que ella ya ha soltado su pantalón y que me aguarda en tanga. A la mierda el preservativo. Suelto el cinturón, abro el botón, y sin esperar a que el pantalón se deslice por mis piernas, bajo de un tirón el calzoncillo y agarro mi polla. Ella la mira, no dice nada pero sé que le gusta: cabezuda, largura media, grosor generoso. Lamo su cuello,