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Aquí empieza lo extraño
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Aquí empieza lo extraño

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Imposible saber qué nos espera al cruzar el umbral de cada cuento de Aquí empieza lo extraño: ¿qué sucede en las reuniones de un club de escritores?, ¿podemos hacer frente a nuestros miedos?, ¿se puede amar a los noventa años? En la obra, el autor escarba en el subconsciente  de sus personajes a través de episodios de intensidad memorable, poniendo al lector en jaque de principio a fin.


Aquí empieza lo extraño es una colección de narraciones breves con los que Jorge Vargas Chavarría da sus primeros pasos en el linaje fantástico de la literatura ecuatoriana.


***


It is impossible to know what awaits us when crossing the threshold of each story in Aqui empieza lo extraño (Here begins the strange). In the book, the author delves into the subconscious of his characters through episodes of memorable intensity. Aqui empieza lo extraño is a collection of short stories with which Jorge Vargas Chavarría takes his first steps in the fantastic lineage of Ecuadorian literature.

LanguageEspañol
PublisherPublishdrive
Release dateDec 5, 2017
ISBN9789942146762
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    Aquí empieza lo extraño - Jorge Vargas Chavarría

    Chavarría

    © Jorge Vargas Chavarría

    © 2016 Serenity Press

    www.jorgvargas.com

    jorgevargasch@gmail.com

    ISBN: 978-9942-14-676-2

    Derecho de autor: GYE-007457

    Primera edición: septiembre de 2016

    Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos.

    Versión digital hecha en Ecuador.

    Jorge Vargas Chavarría (Ecuador, 1992) presentó su primer libro, La espada de Sorton, a sus 17 años. Desde entonces, ha publicado cuentos en medios impresos y digitales de Ecuador, Chile, México y Estados Unidos. Fue nominado en 2013 a una beca de escritura creativa en la Universidad de Iowa por la Embajada de los Estados Unidos en Ecuador tras la publicación de On the road to dreams en 2012. Algunos de los textos que trabajó y compartió inicialmente en su blog, incluido entre las recomendaciones de lectura de la Secretaría de Educación Media Superior de México, fueron compilados junto a contenido inédito en Aquí empieza lo extraño (2016), su publicación más reciente. Textos suyos aparecen en la antología de nuevo cuento ecuatoriano Despertar de la Hydra (Editorial La Caída, 2017), uno de los proyectos ganadores de los fondos concursables del Ministerio de Cultura y Patrimonio del Ecuador, y en la Antología iberoamericana de microcuento (Editorial Torre de papel, 2017).

    Aquí empieza lo extraño

    El galpón de los cuentos

    Desde hace algún tiempo recibo la misma invitación una y otra vez: unirme a un club donde aspirantes a escritores recitan juntos el fruto de su ingenio cada tercer sábado del mes. Se lo he confesado varias veces a Norah, no creo que la escritura responda a un ejercicio creativo. Para mí, quien también intento escribir, la escritura es un plagio constante; la justificación a una mentira trabajada con un poco de estilo. Cada texto es resultado de un sinnúmero de líneas ajenas que lograron—de algún modo—sacudirnos el alma.

    La semana pasada, con el aroma del mate como testigo, le prometí a Norah que asistiría por lo menos una vez al dichoso club que desarrolla sus reuniones en un galpón al sur de la ciudad. Y como para mí la palabra es una cosa que hay que respetar, me vi forzado a cumplir.

    Norah es siempre la primera o la última en dejar el lugar, lo sé porque en las ocasiones en que la he recogido, no he visto nunca a nadie con aspecto de escritor. Y no es que considere que existe un prospecto para la imagen de un literato, sino que asumo que estos jóvenes se preocupan más por llevar una boina o tener un gato en casa, a juzgar por las descripciones que Norah me ha proporcionado.

    En todo caso, cualquier comentario importa poco. A Norah le tomó un par de minutos persuadirme de agarrar las llaves y conducir hasta el menudo galpón de portones oxidados. Tal vez he fracasado en mis juicios previos, y los jóvenes escritores son en absoluto predecibles. ¡Hay que reconocer que escoger un sitio así, en lugar de una tradicional cafetería, es por mucho algo inesperado!

    Norah golpea el portón con una especie de clave sonora que supongo solo sus compañeros reconocen. Al cabo de unos segundos, un flaco de ojos grandes y hundidos nos recibe en silencio. Bosqueja lo que parece ser su sonrisa, y nos abre paso al interior en el que ocho personas se encuentran sentadas en un círculo. Norah se adelanta y saluda con un abrazo al tipo más alto. Él la envuelve en sus largas extremidades por unos segundos y la suelta para darme la bienvenida con un sacudón de manos bastante prolongado.

    —Tú debes ser Bosco; Norah nos ha hablado mucho de ti y de tus cuentos. Bienvenido.

    —Espero no me haya puesto sobre un pedestal ante ustedes.

    —No, para nada. Siendo nuevo para nosotros, me temo que serías el último en subir a un pedestal.

    Su sarcasmo resulta detestable, más que nada porque no lo prevengo. Una vez cerrado el portón, somos once personas dentro de un caluroso galpón iluminado únicamente por la luz que ingresa por los ventanales. Saludo a todos con un cordial apretón de manos, incluso a las muchachas que sonríen, pero no se muestran dispuestas a saludarme con un beso. Al resto de varones del club los saludo con el mismo formalismo absurdo que amerita este tipo de reuniones.

    Todos se muestran afables, a excepción de uno, aquel que me mira a los ojos y me deja con la mano estirada. Norah aparece de inmediato, pone su brazo sobre mi nuca y me guía hasta la silla que han colocado para mí en el círculo. Tomo asiento y abro el cuaderno que contiene el relato que he preparado para la cita.

    —Hola a todos, y bienvenidos a nuestra séptima tertulia—dice Dante, el líder del club con quien tuve un breve encuentro a mi llegada—. Es una verdadera pena que muchos de quienes iniciaron con nosotros, ya no nos acompañen. Sin embargo, hoy por ejemplo, se une a nosotros un nuevo narrador.

    Me echa un vistazo como esperando que me pronuncie ante los demás jóvenes, pero prefiero asentir con cortesía antes que decir cualquier patraña.

    El flaco de ojos grandes toma asiento entre el grupo, y de inmediato empieza la tertulia. Noto algo extraño, misterioso, que prefiero ignorar considerando que todo creativo es siempre algo demente: los ojos de los presentes se dirigen a la chica que sujeta su cuaderno con fuerza y aclara su voz antes de leer. Las pupilas de los otros parecen dilatarse y esperar que algo suceda de la nada. Para cuando la muchacha de vaqueros desteñidos y blusa almidonada empieza a leer su cuento de arañas venenosas, todos guardan silencio y tratan de seguir el relato.

    Norah parece haber olvidado mi presencia, porque desde que nos sentamos no se dirige a mí en lo absoluto. De pronto, el chico de barba abundante que se rehusó a estrechar mi mano, eleva sus piernas y las recoge sobre la silla en la que está ubicado. Mira el suelo con pánico y esboza un gesto de terror. Entonces veo las decenas de arañas negras acercarse a cada una de nuestras

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