Aguas Turbias

Este libro contiene 2 historias:

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Aguas Turbias

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Giros del Destino

Preludio

Aguas Turbias

Las debilidades de la sociedad crean manchas como aguas turbias estancadas. Esta satírica novela ofrece impactantes comentarios sobre la cultura, economía, política, el crimen, la corrupción, alcoholismo y todo lo que es feo, así como hermoso en una sociedad en particular. Las descripciones pintorescas sumergen al lector directamente en los puntos de acción – desde los políticos engañados que creen que están en el servicio público para atender a sus egos, a los adictos al moonshine que consideran la condena de muerte como un trato justo para sus deleites. Es entretenido y provocador hacer preguntas acerca de cuestiones que parecen normales y que se dan por hecho. La lógica es remover las aguas turbias de la sociedad, apuñalando la conciencia pública con un nuevo despertar y un cambio.

Capítulo 1

Encanto en el Banco

La intensidad de la luz me golpea como un rayo cuando el montón de billetes es sacado del cajón. Permanezco sobre el paquete, ya sea por casualidad o por privilegio. Está vaporoso en el Banco Comercial Shika, Sucursal del Mercado de Amet, a pesar del zumbido del aire acondicionado de alta resistencia. Que con tanta gente en el banco, y el sol quemando ferozmente a medio día en la ciudad en el ecuador.

En contraste ha estado cómodo y fresco en el cajón. El cajón ha estado ocupado por muchas divisas de mi clase y otras en fajos. Cada vez que el cajón se abre, una mano delgada entra y sale con uno o más paquetes. Y en otros momentos las tapas caían.

Mientras estaba en el cajón no podía  ver el exterior, pero escuchaba a la gente hablando de vez en cuando con el cajero. Así es como sé, que su nombre es Cherita. Un nombre con un dulce sonido entrelazado con significado. Ella tiene una voz dulce y seductora, y siempre es paciente con los clientes. El cliente siempre tiene la razón, dicen. Pero, invariablemente, Cherita logra salirse con la suya al hacer que un cliente iracundo se calme. Fantaseo con ver su cara. Imagino su sonrisa, con suerte exponiendo un conjunto de dientes blancos detrás de exquisitos labios pintados.

No me ha decepcionado. Cuando me acostumbro a la luz, contemplo la cara de Cherita. Ella muestra una linda sonrisa a la vez que extiende su larga y delgada mano y ofrece un fajo de billetes al cliente detrás del mostrador. Es un caballero, resplandeciente en un traje de tres piezas, incluso en esta tarde calurosa. Claramente se trata de un exitoso hombre de negocios, es toda sonrisa cuando mira a Cherita directamente en la cara con un interés coqueto. Él es ajeno a todo el bullicio de la actividad en la sala, hipnotizado por los ojos marrones abultados en la esculpida cara redonda. El tiempo se detiene para el cliente encantado mientras literalmente devora a la linda Cherita con ojos entusiastas.

Gente va y viene, y los funcionarios del banco atienden a clientes ansiosos en cubículos de cristal. El dispensador en la esquina escupe un espeso, oscuro y frío chocolate mientras una clienta batalla con el mecanismo. Un cliente se sienta en un sofá, pacientemente saboreando una taza de chocolate, mientras espera su turno para consultar al representante del cliente.  El beep de su teléfono celular lo sobresalta y derrama algo del líquido mientras deja la taza. El comienza a hablar a una audiencia invisible, y se apresura a salir de la sala del banco mientras aumenta el tono de su voz.

Todos estos sucesos están en el lado oculto de mis compañeros del paquete que no tienen el privilegio de estar en la parte superior.

Al final el dinero cambia de manos, de la linda Cherita al cliente.  El dolido hombre de negocios espera mientras saca su billetera y extrae una tarjeta que le ofrece a ella, con una generosa propina.  

Soy un tipo de billete conocido como Zolar usado en la Republica de Shika. Soy un objeto muy necesitado; la sangre vital para la economía del país. Ciudadanos y todos y diversos en Shika utilizan todos los medios para poseerme: trabajar, invertir, jugar a la lotería, robar, sobornar o incluso asesinar. La Biblia dice que el amor al dinero es la raíz de todo mal, pero yo no soy el mal per se. Los hombres me desean más que incluso a las mujeres más seductoras como Bathsheba. Puedo apostar mi último centavo de que el cliente oportunista hablando con la atractiva Charita, no me abandonará por su bien, si tiene que hacer una elección entre ella y yo. Soy el catalizador que alimenta la autoestima e influencia de cada hombre/mujer. Estar sin mí es como ser un globo sin aire, desinflado y delgado como un papel. También se puede decir que la falta de dinero conduce a todo tipo de tentaciones.

La coqueta charla llega a su fin cuando otro cliente se acerca al mostrador para ser atendido. El playboy hombre de negocios, ahora conmigo en su poder, permanece un rato en la sala del banco y entonces se sirve una taza de chocolate del dispensador. Lanza miradas furtivas a Cherita, pero ella no lo nota mientras reparte billetes como un paquete de cartas a otros clientes. Finalmente el cliente playboy termina su bebida. Él saluda en dirección a Cherita y ella le devuelve el saludo con su eterna sonrisa, como estrella en el cielo nocturno. Desconcertado como está, casi atropella, el hombre de negocios a un cliente mientras se dirige a la entrada en lugar de la salida. Se disculpa, pero de igual manera sale por la entrada en lugar de desviarse a la salida.

El mendigo que espera estratégicamente a un lado de la puerta giratoria de cristal, rápidamente extiende su lata. El paquete de dinero se asoma del bolsillo del hombre y por primera vez veo el cielo azul. Una brisa de aire fresco me saluda cuando me sacan de la parte superior del paquete. En un instante me encuentro cayendo en el recipiente del limosnero. Aunque no es una larga caída, toco el fondo aturdido y sin aliento, cayendo sobre las montañas formadas por las muchas monedas duras que residen en el cuenco. Soy el único billete en el recipiente. Pero no me quedo en él por mucho tiempo.

Una adolecente vendiendo cigarrillos en el estacionamiento ha sido testigo de la acción. Ella se mueve deliberadamente en dirección del limosnero. El ahora rico pordiosero no puede resistir la tentación. Rápidamente, en un juego de manos, me entrega al vendedor a cambio de un paquete de veinte cigarrillos. Entonces se retira al otro extremo del banco y enciende uno.  Exhala y expulsa el humo por la boca y la nariz como una antigua