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Explayes
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En esta obra damos con diferenciados relatos marcados por una atmósfera de suspense que se van desarrollando en distintos lugares donde se dan interesantes tramas. En “Ufano” encontraremos un relato fantástico y alucinante donde nos moveremos en los alrededores de unos imprevistos sucesos. En “Interferencia”, compartiremos con el protagonista en acontecer en un día común que se va transformando en un truculento deparar. Con “Apareciendo en los remotos” y “Balanceo”, obtendremos turbias tramas que se van desentrañando en unos oscuros términos de delirante deparar de acontecimientos sumidos de cuantiosos momentos que sorprenden al gusto de cualquier lector. En“Dispensado”, serán conocedores y vivirán junto a los protagonistas inmersos en una incierta trama compuesta por un texto de sobresaltos donde quedaran complacidos en su desarrollo.

Branden Neeson; tiene presentado ante el público numerosos thrillers caracterizados por interesantes entramados con un estilo de suspense en las secuencias que los forman. Cuidadoso en la definición de los ambientes de sus lugares, no van involucrando en los sucesos que en estos acaecen, permaneciendo atentos a las acciones que se van fraguando a medida que transcurren. No falta en estos relatos momentos de miedo y delirio, de sorpresa que lleva al sopesar en su ciencia ficción, y increíble momentos que se van sucediendo en sus variadas historias. Acostumbra a dar a sus lectores, desde relatos de género de puro y estiloso suspense, hasta de miedo y asombro, de alucinación, incluso de elaborados párrafos donde se vierten en ellos, partes de interesante reflexión de investigación en algunos de sus relatos.

LanguageEspañol
Release dateAug 5, 2017
ISBN9781370016433
Explayes
Author

Branden Neeson

Branden Neeson; tiene presentado ante el público numerosos thrillers caracterizados por interesantes entramados con un estilo de suspense en las secuencias que los forman. Cuidadoso en la definición de los ambientes de sus lugares, no van involucrando en los sucesos que en estos acaecen, permaneciendo atentos a las acciones que se van fraguando a medida que transcurren. No falta en estos relatos momentos de miedo y delirio, de sorpresa que lleva al sopesar en su ciencia ficción, y increíble momentos que se van sucediendo en sus variadas historias. Acostumbra a dar a sus lectores, desde relatos de género de puro y estiloso suspense, hasta de miedo y asombro, de alucinación, incluso de elaborados párrafos donde se vierten en ellos, partes de interesante reflexión de investigación en algunos de sus relatos.

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    Explayes - Branden Neeson

    Chapter 1. Ufano

    Conduzco trasladándome por las ramblas, bajo para las proximidades de las calles de las instituciones, doy a las largas carreteras de parque del centro, me meto por unos asfaltos que van redondeando por unos edificios de oficinas, y salgo para unas altas y largas cuestas que llevan a unos edificios de apartamentos y unas estrechas avenidas que surgen para los estadios. Me desplazo con el coche observando aquel chispeo incesante que cae desde los cielos, lleva días lloviendo de esta manera, y han anunciado que no va a parar, por lo visto estará toda la semana descargando agua. No son lluvias en tromba, es un constante caer de pequeñas gotas que lleva manteniéndose por unos cuantos días. Sigo bajando para las abiertas calles de los centros comerciales, y acontezco por las avenidas de los teatros. Levanto la cabeza, y puedo ver a Aldrige, este se acerca para mi coche donde le dejo la puerta abierta.

    —¿Qué tal? - me saluda metiéndose.

    —¿Qué tal? - le saludo.

    —No para de llover ¿Eh? - me pregunta acomodándose en el asiento.

    —No, sigue sin parar - le digo.

    —Bueno, … - dice.

    —Entonces vamos hacia esa pequeña ciudad ¿No?, Hacia Narrow City, creo que dices que se llama - le hablo.

    —Sí, eso es, Narrow City - me habla.

    —Vamos allí, sí, pero antes para en los quioscos de los parques, quiero comprar el periódico - me dice.

    —De acuerdo - le hablo mientras me adentro conduciendo.

    Llevo el vehículo por unas cuantas calles más adelante y lo detengo donde se avecina el parque donde Aldrige baja.

    —Bueno, puedes seguir, es que no había tenido tiempo de comprarlo - me dice metiéndose en el coche de nuevo.

    —Me tendrás que indicar, no tengo claro por donde se va - le comento.

    —Bien, sin problema - me dice mientras se sitúa cómodamente en el coche para abrir el periódico y ponerse leyéndolo.

    Pongo el coche de nuevo en el tráfico, y doy desplazándome para la carreteras que llevan a las autopistas. Va a ser un viaje algo largo, por lo menos nos llevará un par de horas, todavía no hemos hecho un trayecto tan largo desde que nos dedicamos al tema de la asesoría de fincas. Los dos llevamos bastante en la empresa, Aldrige está por siete años y yo me encuentro por un año en el que no paramos. Es una empresa pequeñita que está dando muy buenos beneficios, Aldrige y yo, somos los únicos empleados de calle, y en la oficina están el dueño, y la administrativa. Tenemos que ir a Narrow City, a un terreno de las afueras, el día anterior, en las oficinas, tenemos una conversación sobre este territorio y lo que les debemos de aconsejar. Trazamos surcando las autopistas mientras Aldrige lee en silencio el periódico, atravieso con el coche dando a las merindades de Narrow City.

    Alrededor de las dos horas como calculamos, nos metemos para las salidas de la autopistas más cercanas al territorio que estamos encomendados. Aldrige deja de leer el periódico, y levanta la cabeza mirando para adelante donde me comunica para donde tengo que ir.

    —Sí, miro en el mapa, y debe de ser por aquí - me dice.

    —¿Me meto por esta? - le pregunto.

    —Sí, eso es - me dice.

    —Bueno,... - le hablo observando por el entorno.

    —Me parece que es por esa larga de ahí - me comenta.

    —Tendría que haber una curva extensa - dice mirando por la ventana.

    —Sí, ahí está, vamos bien, ahora te metes para ese cruce, y para la izquierda - me dice señalando.

    — Vale - le respondo dando después de girar a la izquierda.

    —Pues ahora seguimos por la principal de esta sin meternos en ninguna otra, y tendría que reconocer el lugar - me habla.

    Pasamos por aquella carretera dando para adelante observando que el territorio se halla apartado de Narrow City que la habíamos dejado atrás, conduzco fijándome en las varias viviendas que aparecen intercalándose ante mí separadas por unas notables distancias.

    —Mira, ahora es meterse por esta - me comenta mirando para un estrecha carretera que se abre por un lado.

    —Vale, voy - le digo.

    —Tiene que ser a no mucho de esta carretera - me apunta asomando la cabeza con la ventana abierta mientras pasamos con el coche dando por la estrecha carretera.

    Avanzamos por donde se emplazan unos arbolados, y damos para una leve cuesta que se alza por un terreno de prados.

    —Aquí es - dice Aldrige.

    —¿Sí? ¿Es aquí? - le pregunto.

    —Sí, aparca por donde ese empedrado - me pide.

    —Bien - le respondo.

    Dejo el coche, y nos bajamos asomándonos mirando. Levantamos la cabeza, y vemos unos rústicos vallados que dejan atrás una extensión de campas y arbustos con una casa a cierta distancia, alrededor no se observa poco más que unos menudos territorios de boscajes y el área de los lados de la casa repleta de badenes de hierba y helechos. Perdidos entre este ambiente se alzan varios débiles árboles con la ramas partidas a medio caer. Atrás se ve la casa, no está en sus mejores condiciones, varias partes están a punto de estamparse contra el suelo, algunos trozos de pared aparecen arrancados, aunque no da a pensar en derrumbe, se ve que está en malos mantenimientos. Pasamos para donde los vallados, y nos movemos a una puerta de metal que se echa para un lado, damos unos pasos para adentro, y caminamos contemplando por el terreno pasando por un sendero que hacia de paseo hacia la casa. Afrontamos andando hasta la entrada, y Aldrige se acerca a la puerta para llamar a un timbre. Se queda en la puerta y llama un par de veces viendo que no le abren. Pasado un intervalo en el que nos mantenemos quietos en el entrante, una mujer algo mayor abre la puerta.

    —¿Sí? ¿Puedo ayudarles? - dice la señora abriendo un tanto la puerta.

    —Buenos días, venimos de la asesoría de fincas, quedamos en que pasaríamos hoy ¿Es este el domicilio de los Bronson? - le pregunta saludando Aldrige.

    —Sí, yo soy la señora Bronson, pasen, estamos esperándoles - responde ella.

    Damos unos pasos por la casa invitados por la señora Bronson fijándonos en que por dentro está mejor cuidada. Encaramos por un pasillo y vamos avanzando por él.

    —Mi marido está en el salón, es aquí mismo - nos dice caminando por el pasillo.

    Aparecemos metiéndonos para una puerta de un lado, y damos donde está un hombre en una butaca.

    —Aquí están los hombres de la asesoría - dice la señora dirigiéndose al hombre de la butaca.

    El hombre se gira para nosotros.

    —Buenos días - dice el hombre de parecida edad a la mujer.

    —Buenos días, señor - le saludamos.

    —Estamos esperando que llegasen - comenta incorporándose un tanto mirándonos.

    —Bueno, pues estamos aquí, señor - dice Aldrige.

    —Antes de empezar, nos gustaría ofrecerles a tomar algo, ¿Quizás, un café? - nos pregunta mirándonos atentamente.

    —Sí, les preparo unos cafés ¿Les apetece? - nos pregunta la señora.

    —Bien ¿Si no es molestia? - le responde Aldrige.

    —No, por favor, ahora se los traigo - dice la señora volviéndose en dirección a la cocina.

    El hombre levántandose, se dirige a nosotros.

    —Si les parece, vayan sentándose en la mesa, voy a coger los papeles que serán de su interés, lo que tengo en relación a las fincas - nos habla.

    —Muy bien, nos vamos sentando - dice Aldrige.

    —Sí claro, ahora me acerco - dice el hombre yéndose para unos armarios.

    Nos vamos a una mesas amplias del salón, y nos sentamos en nuestras respectivas sillas aguardando a los señores Bronson.

    —Bueno aquí traigo lo que tengo, igual tengo más cosas, pero a ver si con esto les vale - comenta el hombre viniendo a la mesa cargado con unas cuantas carpetas a medio caer por su pecho.

    —Muy bien - responde Aldrige ayudándole a ponerlas encima de la mesa.

    —A ver, … - habla en bajo Aldrige mirando los papeles.

    —Aquí tienen - dice la señora Bronson apareciendo en el salón con los cafés para dejarlos.

    —Gracias - le agradezco.

    —Gracias - habla Aldrige mientras le acerca su café.

    Nos ponemos a mirar los papeles mientras el señor y la señora Bronson se sientan en unas sillas de alrededor de la mesa, y estamos echando una ojeada a lo que tienen. Mirando las carpetas que nos acercan las vamos repartiendo ordenadamente por la extensión de la mesa ocupando buena parte.

    —Bueno ¿Así que son cuatro las fincas que ustedes poseen? - pregunta Aldrige.

    —Eso es, queríamos que ustedes nos aconsejaran con algunas para sacarles el mejor partido que se pudiera - le habla el señor.

    —Muy bien, sí, claro - atiende Aldrige.

    —Algunas están muy cerca de aquí ¿Verdad? - pregunta Aldrige.

    —Sí, un par de ellas están por aquí alrededor, a no mucho - responde el hombre.

    —Bien - contesta Aldrige.

    —Un vecino está interesado en una de ellas, ya me ha ofrecido una oferta, tengo la nota de la cifra ahí - dice señalando el hombre.

    —Sí, la veo, no es mal pago a simple vista y viendo por encima el entorno, pero tendríamos que ver la finca - plantea Aldrige.

    —Muy bien, no se preocupe, está a muy poco de aquí, luego vamos, cuando ustedes quieran - dice el señor.

    —Muy bien, señor, voy a mirar un poco lo que tenemos aquí - dice Aldrige husmeando por los papeles.

    Aldrige echa la mirada a unos papeles de al lado, y luego se pone a mirar a unos que tiene más lejos acercándoselos.

    —Bueno, en un principio, las tierras parecen simples, no tiene nada que sume a su valor especialmente, pero bueno, sí, quiero verlas, se ha podido pasar cosas por alto que incrementen su valor, cosas que aquí sobre los papeles, no hagan mención - le dice al señor Bronson mirándole mientras lleva un alargado tiempo mirando los documentos.

    —Muy bien, señor, como usted entienda - habla el señor mirándole.

    —Si le parece, nos indica donde están las fincas cercanas, si quiere nos acompaña o las miramos nosotros, como usted considere oportuno - le dice Aldrige.

    —Preferiría acompañarles, así les puedo indicar con detalle - habla el hombre.

    —Por nosotros mejor, pero no queríamos molestarle - le dice Aldrige.

    —No es molestia, lo contrario ¿Quieren ir ahora? - nos pregunta.

    —Sí, queríamos ir ahora - le responde Aldrige.

    —Muy bien, pues vamos - dice el hombre poniéndose de pie.

    Nos incorporamos poniéndonos de pie, dejamos todo apilado en orden en la mesa y acercamos esto al armario mientras la señora nos indica donde dejarlo, nos despedimos de la señora, y tras esperar a que el hombre se preparara estando nosotros en la puerta, sale y nos indica para un sendero por el que andar.

    Nos iniciamos por el sendero que lleva para arriba de la casa subiendo unas suaves cuestas, y pasamos con el hombre internándonos por un surco entre debilitadas frondas. Vamos saliendo de su zona acotada, y acontecemos para donde una carretera se interpone de lado a lado. Apenas pasan coches, cruzamos relajadamente. Nos trasladamos por este asfalto, y surgimos a donde se muestran otros tantos vallados, son varias laderas con varios tramos de helechos repartiéndose por ellas y algunas hileras de frondas dividiendo el lugar y situándose por algunas partes donde también se observa algunos minúsculos bosques. Avanzamos metiéndonos por el medio de la ladera y vamos subiendo.

    —Nos es mucho más que por ahí, veremos unas casas cerca - dice el señor Bronson indicándonos con una mano

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