Discover millions of ebooks, audiobooks, and so much more with a free trial

Only $11.99/month after trial. Cancel anytime.

Entramados
Entramados
Entramados
Ebook226 pages3 hours

Entramados

Rating: 0 out of 5 stars

()

Read preview

About this ebook

Nos complacemos a exponerles una fantástica serie de relatos cautivadores por su historia y suspense. Compuesto por siete alucinantes escritos armónicamente sustentados en la intriga de unas atmósferas atrayentes. En este libro encontraremos los textos de “Moliente” y “Vórtices”, donde seremos cómplices de las vivencias de los protagonistas en diferentes ambientes sumergidos en la intriga que aparece en sus párrafos. En “Atisbamientos” y “Caminando por tuerces”, permanecerán deseosos ante la exposición de una trama que se muestra con sorprendentes momentos donde observarán el deparar del protagonista. Tendremos también la oportunidad de leer “Andador “, un thriller tanto de miedo como intrigante que hará las delicias de los gustosos de estos géneros en una historia de ritmo permanente en la inmersión de los sucesos que le aparecen al protagonista. En “Serpenteando por zanjas” y “Pasos en la ciudad”, disfrutaremos de unos diferentes relatos distanciados con los otros en tanto más de incertidumbre en los lugares que se nos muestran en sus hojas.

Branden Neeson; Es sabido que este autor acostumbra a deleitarnos con impresos que te trasladan a tejidas tramas de incesantes momentos que mantienen al lector en la querencia de saber que sucederá en sus desarrollos. Obtenemos a la hora de leer sus relatos, instantes de miedo, delirantes secuencias, sorprendentes finales y misteriosos encuentros. Acostumbrados a moverse en estos términos, daremos con desenlaces sustentados en cadencias que se nos hará difícil dejar de leer. Este escritor, nos conducirá en pasajes que abordan estilos de thriller, pero además también nos ofrece ciencia ficción con trabajados momentos. En sus párrafos nos va exponiendo las historias llevándonos en una intriga que se mantiene durante todo su tiempo disfrutando hasta dar al final de sus secuencias.

LanguageEspañol
Release dateAug 1, 2017
ISBN9781370697199
Entramados
Author

Branden Neeson

Branden Neeson; tiene presentado ante el público numerosos thrillers caracterizados por interesantes entramados con un estilo de suspense en las secuencias que los forman. Cuidadoso en la definición de los ambientes de sus lugares, no van involucrando en los sucesos que en estos acaecen, permaneciendo atentos a las acciones que se van fraguando a medida que transcurren. No falta en estos relatos momentos de miedo y delirio, de sorpresa que lleva al sopesar en su ciencia ficción, y increíble momentos que se van sucediendo en sus variadas historias. Acostumbra a dar a sus lectores, desde relatos de género de puro y estiloso suspense, hasta de miedo y asombro, de alucinación, incluso de elaborados párrafos donde se vierten en ellos, partes de interesante reflexión de investigación en algunos de sus relatos.

Read more from Branden Neeson

Related to Entramados

Related ebooks

Suspense For You

View More

Related articles

Reviews for Entramados

Rating: 0 out of 5 stars
0 ratings

0 ratings0 reviews

What did you think?

Tap to rate

Review must be at least 10 words

    Book preview

    Entramados - Branden Neeson

    Chapter 1.Moliente

    Me desplazo caminando de lado a lado de la estancia observando los varios artículos que tienen expuestos, me muevo quedándome mirando algunos de ellos que me llaman la atención, me interno por un pasillo y miro de encontrarme algo que me pueda valer, en un momento, me agacho para debajo de unas baldas donde observo unas cajas con algunas cosas asomando sacadas a la venta, doy pasando hasta unas baldas, y me detengo quedándome contemplando varios utensilios.

    —¿Señor? - me pregunta la señora de la tienda.

    —¿Sí? ¿Lo tiene? - le respondo asomándome de unas estanterías mirándola.

    —Sí, tengo uno - me contesta.

    —Ah, si, que bien - le digo estando con ella en su mostrador mirando un mapa que le había pedido que me buscase.

    —Sí, es lo que busco - le digo.

    —Pensaba que no iba a tener, pero rebuscando, ha salido - me dice la tendera.

    —Muy bien, gracias - le digo.

    —Dígame señora ¿Y usted qué quiere? - le pregunta a una clienta.

    —Buenos días - me despido.

    —Buenos días - me despidieron.

    Así salgo con una bandeja muy original que había comprado para regalarle a Francis, supongo que le sacará partido, la verdad es que no sé que regalarle, y al menos así algún día lo usaría y le vendría bien. Francis es una relación que tengo de hace muchos años, no nos solemos ver, pero de vez en cuando solemos estar, él se había venido a vivir con su mujer por esta zona que dista de la mía más de trescientos kilómetros, por tanto, no me veo mucho con él, de vez en cuando. Pero esta es una de ellas. Tras varias veces que me pide que vaya unos días a su casa, hemos quedado en que este fin de semana me paso estaremos disfrutando pasando unos gratos días.

    No estoy muy lejos de su casa, tras circular con el coche atravesando el pueblo, voy a dar donde vive. Este es un pueblo algo alejado de las grandes ciudades, un simpático lugar habitado por un considerable número de lugareños que hacen vida, puedo encontrar de todo, y se mantienen de unas cuantas industrias y negocios propios sin depender de otras ciudades. Su casa está en un pequeño bloque de pocos vecinos en la zona alta de la ciudad, donde nace un pequeño río.

    Doy para su casa, y detengo el coche en un pequeño aparcamiento que tienen, me bajo, y toco el automático.

    —¿Sí? - preguntan.

    —¿Francis? - llamo.

    —Hombre, sube, te estamos esperando - me responde Francis amablemente.

    Me abren la puerta y subo por las escaleras hasta acercarme a la puerta.

    —¡Hombre! ¿Qué tal? - me saluda abriendo los brazos.

    —¿Qué tal? Aquí estoy - le saludo dando unos pasos para él.—¡Qué bien! ¡Pasa! - me dice mientras camino donde él poniéndome este la mano en la espalda y cerrando la puerta para caminar por su entrada.

    Andamos por su pasillo, y caminamos hasta el salón donde está su mujer, Emma.

    —¿Mira quién está aquí? - dice Francis.

    —¿Qué tal? - me saluda mientras está ocupada con unos armarios cubierta de zapatos.

    —¿Ya ves? Aquí estoy encargándome de esto - me dice abriendo un brazo.

    —Ya te veo - le digo.

    —Bueno, ahora lo recojo, podéis sentaros ahí - nos dice señalando unos sofás.

    —Sí, siéntate, que te traigo algo de beber ¿Qué quieres? - me dice Francis.

    —Un refresco, por favor - le hablo.

    —Muy bien, ahora voy - dice yendo para la cocina.

    —¿Y qué ?¿Qué tal el viaje? - me pregunta Emma todavía sentada en el suelo.

    —Bien, he venido escuchando un poco de música y haciendo unas paradas, no se me ha hecho muy largo - la cuento..

    —Me alegro, porque es un trecho - me dice.

    —¿Que has venido por las autovías? - me pregunta.

    —Sí, todo por las autovías, no estaba muy congestionado, he venido muy bien - la respondo.

    —Toma, aquí tienes - me dice Francis dándome la bebida.

    —Gracias – le digo mientras Francis se sienta en el sofá.

    —¿Sí, el viaje bien? - me pregunta.

    —Sí, eso le decía a Emma, que ha sido un buen viaje - le comento.

    —Menos mal, porque a veces se montan unas,... - me dice haciendo un gesto con la mano.

    Echamos los dos un trago a la bebida.

    —Pues me alegro de que todo te vaya bien - me habla dándome una palmada en la pierna.

    —Vaya bueno, ahí ando, por aquí ¿Todo bien también? ¿No? - les pregunto.

    —Sí, todo bien, sin problemas - me dicen.

    Mientras observo como los dos me asenten, bajo la mano hasta una de las bolsas que traigo.

    —¿Mira que tienes por aquí? - le digo.

    —Y eso ¿Pero, qué es eso? - exclama cuando ve que saco una caja de la bolsa.

    —Un regalo, pero que no hacía falta hombre, ya sabías que no - me dice mientras se lo doy.

    —Bueno, me ha dado por ahí - le digo cuando está para abrirlo.

    —Ya sabes que no hace falta - me dice

    Recoge la caja en sus manos, y lo abre..

    —Bueno, pero ya que te has molestado, veamos que es - dice

    —Una bandeja, vaya, que bien, te lo agradezco, me vendrá bien, gracias - me dice.

    —Sí, te vendrá bien, hace un tiempo me dijiste que querías una ¿Verdad? - le pregunto.

    —Sí, es verdad - habla - Me vendrá bien, seguro - comenta.

    Así estamos hablando, y pasando el rato hasta después de la comida. A la tarde, estamos dando un paseo y parándonos por algunos lugares donde estamos tomando algo. Luego, por la noche, vamos a su casa a cenar. Degustamos unos platos que preparan, y nos sentamos en el silencio de su terraza donde conversamos tomando unas copas.

    —La verdad es que te han salido muy buenos Francis - le comenta Emma mientras bebe de su copa.

    —Sí, parece que le he cogido, a la receta - le comenta Francis —Recuerdo de alguna otra vez que has cocinado y lo has hecho muy del gusto de la gente - hablo.

    —Sí, algunos platos le salen muy bien - dice Emma.

    —Vaya, llevo tiempo practicando - comenta Francis.

    —Oye, y que fué aquello de tu ciudad con las carreteras - me dice Emma.

    —¿Lo de la protesta?- le pregunto.

    —Sí, aquello que pasó - me comenta.

    —Pues, no lo tengo claro, pero se pararon los proyectos, eso seguro. Oí algo como que están pensando en reanudarlos pero que otra vez vuelven las protestas y tengo entendido que al final van a dejar esa zona como estaba, en su estado natural – explico.

    —Es una área muy bonita, cuando estuve me gusto mucho, no sé porque no pueden hacer que las carreteras nuevas no pasean por la otra zona por la parte del río, haciendo unos puentes - comenta él.

    —Es verdad, supongo que será para ahorrar presupuesto, pero mucha gente prefiere esa opción - hablo.

    —Creo que se acabará haciendo así, donde querían hacer en un principio, es un lugar muy transitado por familias que pasan casi todas las semanas por allí a pasar el día - comenta.

    —Sí, yo también lo creo, seguro que acabará siendo así - digo mientras me acero el vaso para beber de mi copa.

    Estamos unos segundos callados los tres mientras disfrutamos observando la impronta de la vista de su terraza y de las copas que tomamos.

    —Bueno, y mañana ¿Vais a ir entonces a dar un vuelta a lo de las laderas? - pregunta Emma.

    —Sí, seguro, que sí - contestaFrancis.

    —¿Lo de las laderas? - pregunto.

    —Sí, un sitio que te quiero llevar para que veas y tomemos algo por algunos lugares remotos del territorio, lo pasaremos bien - me dice.

    —Vale - le digo.

    —Pues, ya sabes, si vais, echar un vistazo para lo de mi chaqueta - dice Emma.

    —Sí, no te preocupes, ya me acuerdo - comenta Francis mirándola.

    —La chaqueta ¿Qué ha pasado? - pregunto.

    —Nada, que estuvimos hace unos fines de semana, y nos dejamos, una chaqueta de Emma, se la regaló su hermana, y la tiene en estima - comenta Francis.

    —No estará, pero bueno, echáis una ojeada - comenta ella mientras se aproxima el vaso para beber.

    —Bien - dice Francis.

    —Bien - digo.

    Así lo dejamos por este día.

    Al día siguiente, no esperamos mucho, y al de poco, me marcho con Francis a pasar el día. Cuando andamos por el pueblo, veo una tienda, le digo a Francis que me parara, estoy un tiempo, y compro.

    Así salgo con mi mapa recién comprado para ir a la zona la cual proporciona información, por lo que me comenta Francis, vamos a un área muy poco conocida, unos lugares donde muy pocos transitan, las Sand Lands, un territorio muy agreste. A la misma mujer de la tienda le ha costado localizar un mapa, por lo visto, lo ha encontrado por casualidad.

    Conducimos durante una hora hasta dar al área, Francis que va conduciendo con su coche, aparca el vehículo por cerca de una campa. Nos bajamos y estamos paseando. Caminamos y echamos a andar por unos senderos recorriendo varias laderas. Cuando estamos un rato paseando, Francis, me comenta.

    —¿Te digo una cosa? - me pregunta mientras andamos.

    —Sí, claro - le respondo.

    —El terreno que estamos recorriendo dicen que está maldito - me dice mirándome.

    —¿Maldito? - le pregunto.

    —Sí, dicen que está maldito, por eso estuve con Emma y te he traído a ti, sé que no eres de pensar este tipo de cosas, son historias que cuenta la gente de por aquí, las típicas historietas que se hablan - me dice.

    —Vaya - le expreso.

    —Sí, no te preocupes - me comenta mientras nos vamos trasladando.

    Andamos por unas campas, metiéndonos por ellas y sus árboles mirando, allí ya me dice Francis que miremos lo de la chaqueta, que el día que estuvo con Emma, pasaron por esas zonas, que son todo lo que nos rodea, me dice que se habían debido se sentar en algún rincón y se la habían debido de dejar ahí, que es lo más probable. Subimos unas laderas, damos hasta arriba de ellas, nos asomamos, y contemplamos una amplia extensión, se observan varios terrenos, unos algo boscosos, otros de fronda y rocas, otros tantos despejados,... Todos están inundados de arena, esta debía de caer de los vientos al desmenuzar unas débiles montañas rocosas que se ven rodeando este terreno en los laterales. Saco el mapa, y corroboro que es así, esta es la extensión que viene en aquel mapa. Desde luego es un territorio muy arenoso. Mientras permanecemos unos minutos en ese mismo lugar, Francis me dice que está recordando donde se habían debido de dejar la chaqueta, debe ser me dice señalando por unos enrocados que hay ubicados por aquel territorio que tenemos adelante, pasamos para ver si la vemos y vamos caminando por unos senderos de árboles y matorrales donde empezamos a caminar por una zona de arenas.

    Vamos desplazándonos, y afrontamos por donde hay unos endebles árboles, damos recorriendo hasta donde Francis recuerda que había estado con Emma, y llega a la conclusión que es allí, que está seguro de verla con ella puesta, que pararon a sentarse, y al reanudar ya no la llevaba, es muy probable que se la dejara en esas rocas, y que piensa que el viento la llevaría para algún recoveco de por el área. Miramos para donde se podía haber ido, y vamos caminando en esa dirección. Casi no hay nada más que pequeños matorrales, y piedras, con varias subidas y bajadas que se forman por el terreno. Estamos andando, nos pasamos un buen recorrido moviéndonos, cuando llevamos un rato, se levanta una fuerte ventisca. Vamos caminando hablando relajadamente, y en cuestión de unos segundos, gran parte de la arena nos rodea pasando por todos lados, allí, no se ve nada. Miro para mi lado, y ya no veo nada de Francis, este me grita, y si que puedo oírle, pero sin localizarlo, le grito a él, pero no me responde. El fuerte viento casi nos tira al suelo, caminando, doy con unos matorrales, me acerco a ellos y me agarro como puedo. Me quedo parado esperando a ver si se acababa la racha. Después, afloja el temporal, sigue la ventisca, pero el viento se ha reducido, y la arena se queda suspendida en el aire dificultando mucho la vista. Avanzo unos metros gritando a ver si localizo a Francis, pero este no responde.. Camino como puedo casi sin ver nada, ando unos tramos, y me parece ver a un hombre en un árbol al acercarme, no veo a nadie, me debe de parecer por unos pequeños árboles y unos enrocados.

    Voy pasando por un terreno estando llamando a Francis, pero no hay ni rastro de él, voy intentando que me responda y otra enorme ventolera de arenas arremete para donde mí, en unos segundos es imposible ver nada, doy unos pasos y me meto entre dos rocas fijándome en una pequeña grieta de ellas, toda la arena se levanta dando para todos los rincones. No pudiendo hacerse nada, meto la cabeza ahuecándome por las rocas, y espero a que pase, debe de durar un considerable tiempo, no acaba nunca. Pasado un rato, noto que afloja, levanto la cabeza, y de nuevo se ha reducido, el viento sigue, aún mueve la arena por el aire, pero ya es algo más aceptable, la vista es dificultosa, pero llegas a donde quieras. Cuando camino un trecho, levantando la cabeza, me parece ver a Francis con el brazo el alto saludándome algo delante de mí por unas rocas, además me da la impresión de que está sonriéndome afablemente después de la que nos ha caído, voy dando para aquella rocas donde al acercarme ya me voy relajando con ganas de contarle, cuando al de dar unos pasos por donde las rocas, me percato que lo que estoy viendo como que es Francis, era un árbol que hay atrás de ellas. Sopesando aquella situación, me aupo en esas mismas rocas y grito su nombre varias veces lo más alto que puedo, lo grito por un buen rato, me quedo arriba de los enrocados divisando si veo algo de él, no veo nada, y de lo que si me doy cuenta es de todo aquello, comprobando cuando me había parecido verle por dos veces, me estoy quedando muy desorientado.

    Voy moviéndome por aquella penumbra de arena que queda en el aire, miro si me sitúo mirando para las montañas y no observo nada, no sé donde

    me encuentro dentro de aquel terreno. Recorro varios surcos a modo de caminos que se han formado, y viendo a unos pocos pasos por delante de mí, ando pasando, mirando si doy con Francis. Me desplazo un tanto, y un golpazo de viento casi me tira al suelo, las arenas empiezan a azotarse por todo, vuelve otra ventisca, no vulevo a ver nada, solo puedo ver mis pasos, voy caminando un pequeño tramo y me tropiezo cayéndome, además de la caída, salgo revolcándome numerosas veces, voy descendiendo hasta unos pequeños árboles, me agarro a sus troncos, agacho la cabeza, y no la levanto. No se oye nada, sóoo se escuchan los fuertes azotes del viento. Me quedo en esta posición durante un notable tiempo. Viendo que amaina, tras permanecer anclado, hago por levantar la cabeza, voy a moverla, y no puedo, me percato de que estoy enterrado, hago fuerzas y no lo estoy mucho, puedo zafarme, me había quedado inmerso en una pequeña montaña de arena. Salgo de ella viendo que vuelve aquella calma que se me empieza a hacer común, y veo como flotan arenas a ritmo suave, no se ve casi nada, pero lo poco que deja, se agradecía.

    Salgo de ella, veo que no tiene nada, solo unos golpes del revolcarme del viento, echo un vistazo y compruebo que es así. Me siento unos instantes, y tras descansar este pequeño intervalo, me aupo si veo algo. Giro sobre mí varias veces no distingo nada, oteo por alrededor, y no saco ninguna conclusión, viendo aquello, me pongo a andar por donde veo algo de vegetación, por donde unos pequeños árboles. Voy caminando, y al de llevar unas cuantas zancadas, veo algo en el suelo a una considerable distancia, observo con detalle, y me parece alguien tirado. Voy avanzando para él, afronto dando unos pasos, y veo que es Francis, voy lo más rápido que puedo hasta él, driblo por las varias rocas corriendo, me meto por donde unos cercos de árboles, voy observando y contemplo a Francis postrado y estirado en el suelo sobresaliendo de donde están situadas unas rocas, me cubro con el brazo intentando quitarme aquellas arenas y me voy acercando hasta donde está. Caminé para él, y veo perfectamente que está tirado con la cabeza vuelta para el otro lado estirando uno de sus brazos. Doy pasando para donde permanece inmóvil, me acerco a unos pasos, y puedo ver que son unos arbustos, no se parecen en nada a él, los miro de cerca y me sorprendo de como me ha podido parecer él estando convencido de que ahí estaba Francis tirado inconsciente, y ahora veo nada más que unos arbustos. Me perturba enormemente, no podía ser, recorro aquella distancia seguro de que es él, le miro mientras le alcanzo y le distingo sobradamente, y estando allí parado, no puedo creerme que hubiera pensado aquello. Estoy abrumado, veo unas rocas cerca, y me siento con la cabeza abajo y las manos en las rodillas pensando. Contemplo

    Enjoying the preview?
    Page 1 of 1