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Nunca Más
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Nunca Más

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About this ebook

  Beto Rockfeller, que posee una leve versión del síndrome de la mano ajena, sueña con tener éxito con su banda de rock. Después de ser arrestado injustamente en una protesta en la Avenida Paulista, es liberado y orientado a dejar São Paulo. Él y su desconocida banda - cuyos integrantes son: Yakult, Gringo y Santiago dos Santos - deciden mudarse a la mística São Thomé de las Letras, la Machu Picchu brasileña. Es precisamente en esta acogedora ciudad minera que comienza una trama impresionante y dinámica - repleta de aventuras, romances, crímenes y misterios.

   Rockfeller se involucra con Anita Andrade, la novia de uno de sus amigos. Este triángulo amoroso es sorprendido con la repentina aparición de una terrible enfermedad. Él, desconcertado, se ve ante una difícil decisión, que mueve brutalmente contra sus principios morales y lo peor, Rock pagará caro por su indigesta decisión, sea cual sea. Además, está obligado a convivir con sus fantasmas, desilusiones y psicosis y aún tiene que acostumbrarse a un enigmático cuervo que lo persigue.

   Sin embargo, después de mucho tiempo, Rockfeller consigue una segunda oportunidad de ser feliz en Río de Janeiro, sus desventuras y psicosis resurgen, y eso puede llevarlo a una irreparable situación en que no todo lo que se ve puede ser real ...

LanguageEspañol
PublisherBadPress
Release dateJun 11, 2018
ISBN9781547531912
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    Nunca Más - Apolca

    Alexandre Apolca

    Nunca Más

    Traducción: Sandy Luft

    Babelcube Inc.

    A los gusanos, que un día,

    me devorar.

    Prefacio

    Era más una noche como todas las demás si no fuera la tempestad llena de rayos que se derrumbaba sobre la ciudad. Ya lee las tres únicas novelas disponibles. Como de costumbre, el insomnio era mi única compañera en esas primeras horas del día. Mi cigarrillo paraguayo acababa. Usted puede incluso imaginar, pero nunca llegará cerca de saber cómo este lugar es tedioso. ¡Solo por Dios!

    El olor de tierra mojada me traía recuerdos, tanto que veía toda mi vida pasar delante de mis ojos; esto debería suceder a la hora de la muerte.

    De repente me acordé del cuervo que me perseguía desde hace años. Como me olvidaría de su mirada demoníaca que me arrepentiría, y que, ahora, sólo me dejaba curioso. Él parecía un loro, pues siempre respondía lo mismo, Nevermore.

    Luego me recordé del libro de Scarlett y, de la nada, tuve la idea de poner mi historia en el papel como si fuera un libro. Fue así que surgió esto que usted está leyendo.

    Quiero dejar claro que yo no soy escritor, por lo tanto, esto aquí no es más que un torpe intento de hacer literatura y, sobre todo, de hacer pasar el tiempo. No tengo vergüenza de nada de lo que hice, así que entraré en los detalles más íntimos de mi pasado. Espero que usted me perdone si este montón de mierda presenta fallas de coherencia y cohesión; repito, no soy escritor de verdad. Si yo refiero excesivamente algo, ocultar algo, o aún dar poco destaque en ciertos asuntos, le pido mil disculpas, pues mi memoria ya no es la misma.

    Si esto se transforme en libro - si usted está leyendo es porque se transformó -, creo que no deberá vender más que diez o veinte ejemplares. En consecuencia, usted tiene una rareza en las manos, puede jactarse por ello y si se considera un afortunado o un maldito.

    Esta es la primera vez que intento escribir algo concreto. Quiero destacar que yo odiaba redacciones en los tiempos de colegio, vivía haciendo letras enormes y contando las líneas para terminar pronto. Podría notas en clases de portugués gracias al míos colegas. ¡Llega a ser incoherencia que intente hacer literatura, pero que se joda! ¡Esto aquí no es y nunca será un libro de verdad!

    Y llega de blábláblá, vamos a lo que interesa ...

    Beto Rockfeller

    Niterói, Rio de Janeiro

    20 de agosto de 2011

    "Todos los días

    Antes de dormir

    Recuerdo y olvido

    Cómo fue el día

    Siempre en frente

    No tenemos tiempo para perder ..."

    Renato Russo

    01

    El público saltaba alucinadamente, éramos la última banda - por lo demás, la más desconocida del circuito aficionado del rock de la tierra de la llovizna - que se presentaba en el festival. Diría que el noventa por ciento de las personas estaban sumamente embriagadas o drogadas, por lo que no tenían ni siquiera buenas condiciones de distinguir a The Doors de una Fafá de Belén. A pesar de eso, la mitad del público se apagó cuando subimos al escenario. Conseguimos el honroso cierre del festival gracias a la influencia del padre de Gringo, que era funcionario del consulado de Inglaterra en São Paulo y movía los palillos. Éramos la Escoria Humana - una banda de rock más volcada al punk -, y estábamos cantando en el tradicionalísimo sótano de la casa nocturna Madame Satán, el punto del underground paulistano. En ese templo, ya pasaron Cazuza, RPM, Ira y tantos otros. El ambiente era oscuro, esfumado, y estúpidamente caliente. ¿Creo que era la noche de jueves o madrugada de viernes, pero qué importancia tendría? Éramos cuatro jóvenes retrasados ​​tratando de hacer rock and roll.

    - ¡Y para cerrar! ¡Vamos de cover de Legión Urbana! - anuncié.

    Tomé otro trago de cerveza y comencé:

    - Cuando nacimos fuimos programados a recibir lo que ustedes nos empujaron con los enlatados de los EEUU, de nueve a seis ...

    Terminamos la canción. En el momento en que presenté la banda:

    - ¡Somos la banda Escoria Humana! ¡En la guitarra, él que vino de la tierra de los Beatles, Gringo! ¡En el bajo, él, el John Lennon brasileño, Santiago dos Santos! En la batería, él, el lactobacilo loco, Yakult! En el vocal, yo, el demente Rockfeller! La presentación llega al final, pero estamos invitando a todos ustedes a reunirse ahora mismo, allá afuera, para ir al MASP. Vamos a protestar contra el gobierno de Sarney. ¡Contamos con todos! Como dijo Abraham Lincoln: Pecar por el silencio, cuando se debería protestar, transforma hombres en cobardes.

    Desmontamos todo y ponemos en el Corcel mostaza 73 de Yakult. Entra en la discoteca de nuevo, para comprar otra cerveza con las monedas que encontré en el suelo. Mis ojos brillaron al ver las encantadoras letras de neón rojo que escribían el nombre de la discoteca. Alguien hacía un striptease en un rincón. Casi me quedé sordo con el berro de la mujer-repollo - una gorda enjaulada que pasaba toda la noche comiendo repollo, bebiendo vodka y whisky, y gritando. Los pedantes y pseudointelectuales de la USP estaban dolidos de ácido. El Madame Satán era una ensalada cultural; punto de encuentro de punk, góticos, artistas, gays, estudiantes, intelectuales, transformistas, poetas, entre otros. Lugar de expresiones artísticas, y donde todos se transformaban en personajes que se soltar al extremo. ¡Lugar en que rodaba de todo, absolutamente todo!

    Salí de la discoteca y luego me acordé de una declaración de Gringo que decía si lamentar por no haber visto las actuaciones de Claudia Wonder en la bañera con grosella, ella - una travesti - se desnudaba toda y salía mojando a las personas. Ese inglés, ah, tenía mis dudas.

    La revuelta me dominó al notar que sólo siete personas aceptaron la invitación a la protesta. Miré a la multitud que bebía y se reía entre los carros, la encare y disparé:

    - ¡Qué mierda es esa! ¿Los políticos toman la mano en nuestro dinero, los norteamericanos nos obligan a tragar su cultura, los policías nos golpean, la inflación aumenta, y lo que hacemos? ¡Nada! Porque todo está bien, todo está bien. La mayoría de ustedes prefieren asistir a una telenovela o veintidós los hombres corriendo detrás de una pelota, prefiere llenar el culo de alcohol, prefiere transar sin condón para coger el SIDA, que luchar por nuestros derechos. ¡Vayan a la mierda! Pero, todavía creo en Brasil; todavía creo que despertaremos y colocaremos centenares, o quién sabe millones, de personas en las calles protestando en favor de un país mejor, de un mundo más digno para las futuras generaciones. ¡Yo creo! ¡Yo sueño!

    Indignado, pronto entré en el Corcel y Yakult dirigió hasta la Avenida Paulista; los siete, desagradables por cierto, nos siguieron en dos coches. Rápidamente llegamos, salimos, y fuimos al Vuelo Libre del MASP. Fumamos un basado mientras estiramos las pistas. Como era bella la ciudad durante la noche ... Los edificios iluminados, la avenida concurrida, y las culturas cruzándose.

    Luego invadimos la avenida, con carteles y mucho ruido. Era madrugada. ¡De repente, vi a los desagradables rompiendo las cabinas telefónicas, arrancando placas, derramando basura, en fin, practicando vandalismo! No me resistí.

    - ¿Tienes mierda en la cabeza? ¡Destruyendo el patrimonio público! ¿Sabes quién va a pagar por eso? ¡Somos nosotros mismos, su idiota!

    - ¡Va a cogerme! - me retrucó ignorándome.

    Enfurecí de vez y puse encima de él. Rollo en el suelo, cambiando golpes y patadas. ¡Oí la sirena, eran los PMs! Levanté e intenté correr, pero ya era tarde.

    Los policías nos rodearon, yo y el vándalo. Al fondo, pude ver Yakult corriendo. Esa era nuestra ley: el vehículo llegando, las piernas para las que las tienen.

    - ¿Puedo saber qué está pasando aquí? - preguntó el policía.

    - ¡Estos anarquistas vinieron a estropear nuestra protesta! En ese momento, me fui encima de él, su policía. Si yo fuera ustedes, miraría la mochila de él - respondió sorprendentemente el vándalo.

    ¿Cómo así? ¿Era el anarquista de la historia, y él el héroe? ¡Qué absurdo! ¡Cínico del carajo! ¡Esta mochila a la que se refería, abandonada a mi lado, nunca había visto antes, nunca! Traté de contar mi versión, pero me interrumpió.

    - ¿Qué es esto? Responde ahora, ¿qué es esto? - gritó el policía me mostró un cóctel Molotov retirado de la mochila abandonada.

    - Creo que es Molotov ...

    - ¿Crees? ¡Usted está atrapado! - dijo él me tiró de pecho en el suelo y me esposó detrás.

    Luego me arrojaron en el furgón y me encerraron. Todavía pude ver el verdadero vándalo sentado en la acera, fumando y diciendo adiós. Y el coche se fue ...

    02

    Intenté argumentar, pero ellos me amenazaron si yo continuase hablando. De esa manera, me callé y me quedé sólo disfrutando del visual. La gente, árboles, placas, casas, postes ... Todo se quedó atrás, y eso me dejaba reflexivo ... Pensativo ... Mi vida entera repasaba delante de mis ojos ...

    Soy hijo de Antonio Araújo, que estaba formado en derecho, pero trabajaba como comercializador en las calles del 25 de marzo, y Genilda Oliveira, más conocida como Geni, una minera de Tres Corazones, ex limpiadora y que trabajaba como ama de casa, nací con tres kilos y cien gramos en la maternidad paulistana São Luiz, a mediados de 1970. Viví toda mi vida en el antiguo caserón heredado por mi padre, ubicado en la Alameda Nothmann.

    Me fui registrado en la oficina como Beto Rockfeller Araújo. El nombre fue la elección de mi querida madre, un pequeño homenaje al mayor éxito de las pantallas en la época, la novela Beto Rockfeller de la extinta TV Tupi.

    La mismísima fue la protagonista de mi infancia. En la pre adolescencia, tampoco hubo nada de que yo pudiera jactarse o avergonzarse. En el colegio, estudié poco, tuve varias suspensiones, hice algunas amistades, y tomé varias chicas.

    Siempre me dijeron que el amor era una sensación magnífica. Descubrí, en la práctica, que ese negocio no pasaba de melodrama de niños mela-calzoncillos y de niñas que soñaban con príncipe encantado; en relación a los adultos, esos eran personas mimadas y carentes que no poseían amor propio. ¡Ya he conocido a algunas chicas, pero siempre me mantuve racional porque yo no era un mela-calzoncillos! Mi última, Penélope, me cambió por el vocalista de los Psicóticos del ABC, una banda punk que empezó a tener cierto éxito en la Gran São Paulo. Tuve una aventura con Raquel Mattos, bajista de la banda Basados ​​en la Realidad, pero todo terminó cuando la vi haciendo un striptease - y que striptease - en una rueda de contradicciones skinheads en pleno Madame Satán. ¡Yo odiaba skinheads!

    Mi último empleo con cartera registrada fuera en la Panadería Rosario, donde yo entraba en medio de la madrugada para hornear panes y, muchas veces, para dar unas caricias a la hija del dueño. Me fui despedido porque el patrón, que vivía en el piso de arriba, me cogió en el flagra con su hija rodando sobre la mesa con harina volando a todo lado.

    Mis mejores amigos eran los compañeros de banda.

    Yakult - oficialmente Odair José - fuera mi mejor amigo en el colegio. Nosotros matábamos muchas clases para ir a su casa, donde pasábamos las tardes oyendo Sex Pistols y Rolling Stones, regadas a mucho Yakult con vodka - por eso el apodo. Él era

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