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Un Niño Entre El Bien Y El Mal
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Ebook125 pages1 hour

Un Niño Entre El Bien Y El Mal

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About this ebook

Esta es la historia de Jonathan, era un nio donde su destino le tena una sorpresa no muy especial y mientras fue creciendo creo sed de odio y venganza. Una lucha entre el bien y el mal corre alrededor de este cuento. Conflictos de sentimientos de amor y odio entraran en ti y te hars parte de la vida de este libro.
LanguageEspañol
PublisherPalibrio
Release dateApr 14, 2011
ISBN9781617646041
Un Niño Entre El Bien Y El Mal
Author

Juan A. Orama Jr.

Juan A.Orama Hernández, boricua nacido en Mayaguez, P.R. para 1978. Criado en Sabana Grande y cursa sus años de escuela elemental e intermedia en dicho pueblo. Donde cosecho grandes compañeros y mejores amigos: terminado su cuarto año de Escuela superior, en el programa H.E.P. de la Universidad Interamericana de San Germán, P.R. mejor conocido como el Poli, donde Juan pudo demostrar sus dotes académicos, graduandose con honores. Luego ejerció como policia municipal de su pueblo ofreciendo servicios publicos al pueblo de Sabana Grande. Emigra a U.S.A. A la ciudad de Rockford Illinois, donde trabajo en diferentes factorias de empaque y manofacturas, hasta el 2005, cuando fue diagnosticado con lucemia y en medio de esa noticia es cuando nace la historia Un Niño Entre El Bien Y El Mal. Como parte de la terapia emocional. Actualmente reside en la ciudad de Orlando Florida.

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    Un Niño Entre El Bien Y El Mal - Juan A. Orama Jr.

    PENSAMIENTO

    No es el sufrimiento, no es la maldad.

    Es las ganas de vivir y de triunfar.

    Siempre hacia delante con cabeza en alto, Pecho firme espalda recta y cuando menos lo esperes habrás alcanzado tú meta.

    INTRODUCCIÓN

    Esta es la historia de un joven que la vida le ha dado de golpes desde temprana edad. Su nombre es Jonathan. Hijo de una familia conocida por todos en un pueblito de una pequeña isla del Caribe, tan diminuto que cada habitante es conocido por su nombre.

    Esta es su historia…

    CAPITULO-I

     ¿QUIÉN ES JONATHAN?

    Escuela Victor R. Selpulveda, secundaria de ese pueblo. Estaban reunidos Jonathan, Jaime y José. Jugaban de esconder como niños inocentes que aún eran. Llegó la hora de salida y se fueron hacia su barrio que no se encontraba muy lejos de la escuela. Decidieron acortar camino cruzando una cancha de baloncesto donde se encontraban un grupo de jóvenes adultos. Se entretuvieron mirando jugar a esos jóvenes, hasta que uno de ellos con gran tono grita hacia el lugar donde se encontraban ellos:

    -¡Qué carajo miran! ¡Váyanse de aquí antes de que les dé una patada en el culo y los saque!

    Pero Jonathan, que era un joven muy explosivo de carácter aunque contaba con solo doce años, le contesto:

    -¡Sácame si puedes! ¡Esto es público!

    Rápidamente aquel joven adulto corrió hacia él agresivamente con intención de golpearlo como había dicho anteriormente, pero el hermano de aquel joven lo detuvo y le pidió a Jonathan que se fuera porque su hermano era un loco y le iba hacer mucho daño físico si llegaba alcanzarlo. Él cedió por sus dos amiguitos, porque ellos estaban asustados y le dijeron:

    -¡Por favor vámonos!

    Entonces se fueron al llegar Jonathan a su casa allí se encontraba su madre limpiando y al verlo le echa la bendición y le pregunta que como había pasado el día y él respondió:

    -Bien todo el día, hasta casi ahora que al pasar por la cancha un cabrón me amenazo con darnos a mis dos amigos y a mí.

    La madre al escuchar la palabrota la cual el utilizo para referirse al individuo lo regaña y le dice:

    -¡Que palabra es esa, que sea la primera y última vez que yo te escuche usando ese vocabulario tan feo de tu boca está bien jovencito!

    -Perdón madre—contesta Jonathan

    -Es mami que tengo mucho coraje y no me pude defender.

    La madre viendo que su hijo le demostró preocupación le aconsejo que no pasara mas por ese lugar y aunque se tomara un poco más de tiempo que diera la vuelta por la calle y no bajara mas por la cancha. Jonathan con su cabeza hace un movimiento de que está de acuerdo y sigue para su habitación; comenzó hacer la tarea pero la imagen de aquel joven adulto no le se iba de su mente le corría y le corría sin poder quitársela porque tenía coraje ya que lo habían humillado frente a sus dos mejores amigos de la escuela.

    Al día siguiente, después de las horas de clases él y sus amigos bajaron nuevamente por la cancha. Allí se encontraban esos mismos muchachos del día anterior. Y aquel joven adulto les grita:

    -¡Hey mira, ven acá! No te haré daño si vienes.

    A lo que dos de ellos dijeron:

    -¡No iremos!

    Pero Jonathan, ese niño atrevido, le contesta:

    ¿Qué pasa? ¿Algún problema?

    -Me llamo Cheo. Mala mía por intentar darte ayer pero no era mi día.

    Lo que Jonathan no sabía era que de ese momento en adelante tampoco sus días iban a ser los mismos.

    Ese atardecer se quedó jugando hasta alta horas en la noche. Ocho y treinta para ser exactos. Demasiado tarde para su edad pero él se sentía a gusto con aquellos jóvenes adultos porque lo hacia sentir superior a sus demás amiguitos.

    Llegó a su casa. Su madre le estaba esperando sentada en la sala y muy enojada le gritó:

    -¿Dónde demonios te encontrabas a ésta hora de la noche? ¡Pila e mierda!

    El niño asustado le contesta y le explica a su madre que se había quedado jugando y ella entonces le dijo:

    -Pero que no se vuelva a repetir, porque entonces sí que tendrás problemas.

    A lo que Jonathan contesta:

    -Está bien, no volverá a suceder.

    Su madre le dice:

    -Váyase a bañar, luego coma y se acuesta que hay clases mañana.

    -Sí, madre.

    Llegó el siguiente día y pasó la hora de la escuela, y pasando por el mismo lugar solo saludó con la cabeza a aquellos jóvenes. Continuo camino a su casa como se lo ordenó su madre. Repitió lo mismo por una semana consecutiva.

    Llegó el lunes y sale contento de la escuela porque le entregaron las calificaciones y tenía de promedio 3.00 puntos. Camina feliz hacia su hogar cuando siente en su espalda una palmada. Mira asustado hacia atrás era Cheo, y le dice:

    -¿Qué pasa? Ya no paras a jugar baloncesto.

    -Es que mami me regañó.

    -¡Oh! Pero quédate un rato aquí conmigo, hablando, y luego te vas. Solo un rato.

    -Pero solo un ratito. ¡Ok!

    Pues así fue y se empezó a repetir lo mismo todos los días.

    Pasaron varias semanas y el pequeño joven y ese joven adulto hicieron una amistad sorprendente. Era como el hermano mayor que nunca tuvo Jonathan. Él estaba emocionado con su gran amigo.

    Llegaron entonces los diez días más importantes del pueblo, los días de las fiestas patronales que se celebran para el mes de mayo. Todas las personas se preparaban para ese gran momento donde se reunían para escuchar música, tomar, jugar en las picas y comer frituras. Era algo único para el pueblo.

    Jonathan le pidió permiso a su madre para asistir a las fiestas con sus nuevos amigos. Su madre un poco asustada le dijo que sí, pero con la condición que llegara a las once de la noche a más tardar.

    Él bajó a la cancha donde se iba a reunir con su grupo de amigos y allí ya estaban todos esperándolo. Hablaron un rato en el lugar y a las siete y media de la noche se fueron para la gran fiesta de pueblo.

    Una vez llegaron al lugar, buscaron una esquina donde pararse para estar cómodos, relajar y conversar sin tener problemas pero Cheo era muy problemático. Vio que un muchacho de la edad de diecinueve años pasó por el lado de Jonathan y tropezó con él, dándole con su hombro en el pecho. Sin confesarse, corrió para encima de ese muchacho y empezó a golpearlo hasta que votó sangre y gritaba:

    -¡El que se meta con Jonathan, tendrá que matarme a mí!

    Jonathan estaba asustado pero también se sentía un poco orgulloso porque tenía alguien a su lado que lo defendiera. Salieron corriendo del lugar porque la policía ya venia y los demás amigos le gritaron:

    -¡Agua, ya vienen los perros!

    En menos nada ellos no estaban por ningún lado. Se fueron para la cancha a reír y a comentar como Cheo le dio a ese muchacho. Jonathan decía:

    -Gracias, te debo una.

    -No te preocupes, ya pagarás.

    Él muy ignorante no sabia por qué le dijo eso y pensó: No tengo dinero para pagarle. Él, ya cansado se despidió. Al llegar a la casa se dio un baño, pidió la bendición a sus padres y se recostó para dormir. Pero aquellas palabras se quedaron en su mente y se dijo: No te preocupes Jonathan, que le pagarás a tu amigo.

    Al día siguiente, él bajó temprano a la cancha, ya que no tenía clases y había muchas personas jugando, jóvenes y adultos. Jonathan amaba el baloncesto. Podía jugar todo el día sin parar. Allí estaba Cheo jugando y molestando a los demás, ya que le temían porque le gustaban los problemas. Además era valiente con todos y a todos les daba el frente. Siguieron el vacilón pero apareció el joven al que le había dado en la fiesta acompañado por su hermano mayor. Querían arreglar cuentas con él. Al llegar al lugar, comenzaron a discutir y el hermano mayor le decía:

    -Cheo ahora dale mete mano ¡so cabrón!

    Él como siempre, para allá fue el puño a la boca

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