Al Umbral De La Muerte El Amor
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Jorge Javier Gonzalez Guerrero
Nació en Santiago de Cuba, Cuba, en el seno de una familia obrera, hijo de Pedro Jorge González Montero y Georgina Guerrero Castro, desde niño mostró interés por las letras; inspirado en las obras del notable escritor José Martí participó en concursos literarios a nivel nacional y diferentes foros de literatura, ha escrito novelas en versos; una de ellas basada en una historia de amor que se remonta a mediados del siglo XVIII en plena guerra entre España y Cuba titulada “Rosario y Alberto”, dos cuentos para niños en versos sencillos figuran entre sus creaciones, poemas y compositor de más de trescientas canciones entre ellas: Tierra del son, Que voy hacer sin ti, Mujer, etc…
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Al Umbral De La Muerte El Amor - Jorge Javier Gonzalez Guerrero
Copyright © 2011 por Jorge Javier Gonzalez Guerrero, 1969.
Txu001733443/2010-12-26
ISBN: Tapa Blanda 978-1-4633-1313-5
Libro Electrónico 978-1-4633-1312-8
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.
Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.
Este Libro fue impreso en los Estados Unidos de América.
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Indice
PRELUDIO
EPILOGO
PERSONAJES PRINCIPALES:
-MARÍA
-JOSÉ
-ANDREA
-REGINA
-CARLITOS (NIÑO)
-LICEO (CANTINERO Ó BARTENDER)
PERSONAJES SECUNDARIOS:
PRELUDIO
Abre la mañana el día
De par en par ya las puertas
Y en la cantina María
Un a beber se despierta.
MARÍA: Vamos señores, hoy es un día muy especial, el primer trago va por la casa, brindemos por el amor.
OVACIÓN:
…Oh, qué bien…
CALIXTO: ¿A qué se debe tanta alegría… si se puede saber?
MARÍA: Se debe…bueno; se debe al amor.
REGINA: Sí eso mismo; por el amor.
PEDRO: Para mí, el amor voló con el tiempo; no tengo porque celebrar, pero siendo tú María la que propones; pues brindemos.
RISAS Y OVACIÓN:
¡Brindemos!….
MARÍA: ¡POR EL AMOR!….
Comienzan a repicar las copas rebosadas de vino y resaltan gotas al aire tiñendo el ambiente de ámbar, la música en eco suena cubriendo el recinto alegre; lugar de tantas historias y penas que se disuelven.
MARÍA: (Hablando consigo misma)…has vuelto José y esta vez no sé que pueda pasar, no permitiré que nada ni nadie nos vuelva a separar.
SARA: ¿Qué, hablando sola María? A veces triste; a veces alegre.
MARÍA: Sigue con tus cosas que yo seguiré con las mías.
María se marcha a su cuarto al final de la cantina; se sienta en su cama, abre una de las gavetas de su mesita de noche; saca una vela junto con algunas cerillas y prende la vela. Con su mirada fija mete su mano en el sostén alzando una pequeña foto, luego le da un beso y la coloca frente a la claridad de la llama observándola por largo rato y dice:
MARÍA: Has vuelto después de veinte años sin saber nada de ti y por cierto solo (María se sonríe diciendo); el macho busca a su hembra y por muy alto que sea el muro lo salta, ya veremos José que nos depara el tiempo. (Tocan a la puerta…).
MARÍA: ¿Quién es?
REGINA: Señora, soy yo Regina. ¿Necesita algo ó se siente mal?
MARÍA: No te preocupes, estoy bien. ¡Ah!, necesito que le digas a Carlitos que si puede venga acá un momento que tengo un trabajo importante para él.
REGINA: Está bien señora; le haré saber.
Veinte minutos después se oyen unos pasos cortos acercarse al cuarto de María y tocando su puerta…
MARÍA: ¿Quién es?
CARLITOS: Soy yo señora; Carlitos.
María se acerca abriendo la puerta e invita al pequeño a pasar al mismo tiempo que le muestra una foto y le pregunta…
MARÍA: ¿Conoces esa cara, la has visto últimamente? Mírala bien.
CARLITOS: Sí señora; creo que es el señor que llegó hace dos días en la noche a la casa grande que está fuera de la ciudad.
MARÍA: Bien. ¿Sabes dónde está esa casa?
CARLITOS: Sí señora, la antigua villa es la que queda cerca del río, se nombra LAS FARALLAS.
MARÍA: Bien Carlitos, veo que estás muy informado como siempre; deja esta carta en la puerta del señor y que nadie te vea llegar ni salir. ¿De acuerdo?
CARLITOS: Sí señora. ¿Ya me puedo ir?
MARÍA: Sí puedes irte y recuerda, mucha cautela para evitar problemas.
CARLITOS: No se preocupe, yo sé cuidarme, adiós.
MARÍA: Adiós no Carlitos, hasta luego. Adiós se les dice a los muertos y por favor, cierra la puerta.
María sale de su habitación atravesando el largo pasillo casi oscuro mientras oye unos pasos que van al compás de ella, rápidamente se voltea pero no ve absolutamente nada. Al comenzar a caminar se gira bruscamente y descubre a Sara que se detiene en un sobresalto…
MARÍA: ¡Sara, qué haces detrás de mí!
SARA: Nada señora; noté su ausencia en la cantina y fui a ver que le sucedía.
MARÍA: Desde cuándo eres tan preocupada ó es acaso que estabas oyendo lo que hablé con Carlitos.
SARA: No señora, no acostumbro a escuchar detrás de las puertas. Qué Dios me libre si lo hago.
MARÍA: Está bien, retírate y ve a entretener a los clientes.
SARA: Si señora a eso iba.
Mientras pasa el tiempo, María se entretiene mirando un gran cuadro que posa en el pasillo y murmura: Si que quema por dentro, cómo me quema tu amor José. ¿Por qué marchaste?
Y en la barra, Liceo y Regina conversan animadamente:
LICEO: Creo que la señora está un poco acelerada.
REGINA: Creo que sí, no sé que le sucede, pero bueno ya se le pasará.
Rechinan las bisagras de la cantina y todos fijan su vista en un hombre alto y moreno de ojos como tigre; buena presencia, traje caro y zapatos de piel brillantes, exactamente como un galán de novelas; viene con una flor entre su mano mientras delata con su vista la silueta de María que asombrada no tiene palabras que expresar. Ella sabía que él vendría al pueblo; pero no a la cantina.
MARÍA: Buenas tardes señor José, ¿qué lo trae por acá?
JOSÉ: Buenas tardes María, este momento lo he deseado por muchos años aunque no lo creas, el verme parado aquí frente a ti en esta hermosa cantina; me trae muchos recuerdos.
María un poco nerviosa no atina que decir, pero tomando un poco de aire logra dominar su inquietud, da unos pasos hacia la barra y responde un poco irónica:
MARÍA: Es un honor tenerlo aquí en mí cantina ó bueno mejor dicho nuestra cantina si así le parece bien.
JOSÉ: No, no tú cantina María, es tuya aunque en el pasado era de los dos, pero bueno no es momento para hablar de esas cosas, mejor los invito a todos, beban va por mí cuenta.
OVACIÓN:
Gracias, gracias, qué bien…
María acercándose a José quien no le ha quitado la vista desde que llegó; inicia la conversación:
MARÍA: Cuánto tiempo ha pasado; veinte largos años sin saber nada de ti. Te esfumaste como el viento y yo aquí sola, tanto sufrí con tu ausencia que lo dulce en mí se marchó.
JOSÉ: Perdona María; quizás suene dura mi respuesta pero tuve que hacerlo.
MARÍA: ¿Hacerlo, qué hay de mí? no sabes cuánto he pasado para mantener este lugar sola, ni siquiera imaginas lo que tuve que hacer a veces para no perder el negocio, pero bueno, eso que importa lo pasado, pasado. ¿A qué has vuelto?
JOSÉ: Bueno, podemos ir a otro lugar más privado para poder hablar con más calma.
MARÍA: Vamos a mi habitación si lo deseas.
JOSÉ: No, mejor vamos a otro sitio más lejano si te parece bien. Te invito a cenar, tengo afuera mi auto que espera por nosotros. ¿Está bien?
MARÍA: De acuerdo, pero antes déjame arreglarme y decirle a Regina que se quede frente al negocio, espérame aquí si quieres, enseguida salgo.
JOSÉ: Mejor te espero afuera; no tardes.
José se dirige hacia las puertas y mientras camina, una nube de humo flota en el aire acribillada por las aspas de los ventiladores los cuales han perdido su color, José sale por la puerta y vuelve el silencio al local y todos miran. Afuera le espera un Mercedes benz color negro como las noches sin luna. José observa como varios muchachos rodean el auto y saluda pidiendo que lo dejen pasar, abre la puerta, prende el motor y espera por María.
Pasan cinco minutos y mira impaciente su reloj rolex el cual brilla como el sol de la tarde, luego mira por el espejo retrovisor y ve pasar a una joven elegante con aspecto parisino acompañada de su perrito pudder, mientras sigue observando se pregunta en sus adentros:¿ Quién será esta bella joven y qué hará sola por estos lugares?, luego observa que se monta en un Porsche color champán último modelo y prende un cigarrillo de los finos aspirando profundamente mientras arranca su lujoso auto deportivo y parte rápidamente recogiendo la capota del convertible, José por su parte se queda mirando el auto que se pierde al doblar la esquina.
María sale de la cantina vestida de encantos y mientras se alza el cabello al viento; marcha directo al auto y se detiene frente al mismo diciendo: Bello auto para un bello caballero. José sonríe y le hace señas de que suba mientras le abre la puerta. María entra en el auto y respirando profundamente dice; cómo en los viejos tiempos, José que escucha lo que María dice se queda pensativo y María le pregunta:
MARÍA: ¿Qué tienes?, parece que el tiempo y la distancia te han hecho olvidar.
JOSÉ: Siempre he estado distante, ¿no crees?
MARÍA: Sí ya veo que en nada has cambiado, pensé que algún día lo intentarías.
JOSÉ: Ya vi que tienes buenos vecinos.
MARÍA: ¿Por qué lo dices?
JOSÉ: Por los autos que veo parqueados en esta calle.
MARÍA: Lo dices por los autos ó por el auto, porque a diferencia de este; uno solo es buen carro ó bueno ya sé; viste a la chica de la esquina, Andrea.
JOSÉ: No pregunté por nadie ni por nada, mejor lo dejamos ahí. Creo que es muy temprano para estar con celos.
José acelera su auto y se incorpora a una autopista cercana rumbo norte; dirigiéndose a un lugar ya conocido por ambos, mientras, en la cantina Sara y Regina comentan:
SARA: Viste como salió vestida la señora.
REGINA: Sí, como hacía años que no la veía.
LICEO: Vamos no hablen tanto y vayan a atender a los clientes que ya andan reclamando sus caras.
Mientras José y María se dirigen al lugar previsto, platican:
MARÍA: ¿Qué ha sido de tu vida José? En todos estos largos años no sé cuantas cosas pensé.
JOSÉ: Bueno María, eso lo conversaremos en cuanto lleguemos al lugar.
MARÍA: ¿Y adónde piensas llevarme?
JOSÉ: Antes no preguntabas, solo te subía al auto y listo.
MARÍA: Eso era antes; mucho antes. O para ti también es eso; de que veinte años no es nada.
JOSÉ: Ya estamos llegando.
María se queda atónita y una lágrima le corre por su mejilla, es un lugar elegante y acogedor llamado PUERTO ROBLE
.
JOSÉ: Por fin llegamos.
MARÍA: Como en los viejos tiempos.
JOSÉ: Ven; mandé a reservar el mismo sitio de la primera vez.
María saca su pañuelo con dos iníciales bordadas a relieve J y M y secando sus mejillas suspira mirando a José que le dice:
JOSÉ: Me permites.
MARÍA: ¿Qué quieres?
JOSÉ: Permíteme ver ese pañuelo por favor.
MARÍA: Aquí tienes, ese fue el pañuelo en el cual traías el anillo de compromiso que juraste ante mí y nunca me diste.
JOSÉ: Sí lo sé, no tienes que decirlo, deja el pasado en su lugar, ahora lo que importa es el presente.
MARÍA: La misma mesa de aquel día, mí primera vez, estaba tan ilusionada. ¡Me engañaste!
JOSÉ: Nunca te engañé, sabías que estaba comprometido.
MARÍA: Sí, pero juraste que pronto te ibas a divorciar porque yo era el amor de tu vida.
JOSÉ: Sí perdona pero las cosas cambiaron. La familia de Leonor es muy poderosa y empezó a amenazarme, incluso hasta dijeron que mis días estaban contados y ya sabes, esa familia es un hampa, sicilianos al fin.
MARÍA: Te dejaste llevar por el dinero.
JOSÉ: No digas eso porque con ese dinero pudiste comprar la cantina.
MARÍA: Nuestra cantina; porque era de los dos, es decir, siempre fue de los dos.
JOSÉ: Sí, fue de los dos, pero ahora es solamente tuya porque sola la sacaste adelante.
MARÍA: No sabes lo que tuve que hacer para mantener el lugar, ¡perros!
JOSÉ: ¿Por qué te expresas así?
MARÍA: Todavía no sabes lo que la familia de tu querida esposa me obligó hacer.
JOSÉ: ¿Cómo así?
MARÍA: Cuando Leonor y tú partieron; los Cellines me obligaron a pagarles un porciento por ser ellos los dueños de la región; que según ellos mismos operaban, y así hacían con el resto de los negocios adyacentes.
JOSÉ: Pensé que se dedicaban a otras cosas de más alto nivel y se habían olvidado de eso.
MARÍA: Qué alto nivel de qué; si el negocio de millones se hace a kilos.
JOSÉ: No pensé que volverían a sus andadas ya que dentro de la mansión se reflejaban otras cosas, nunca supe el MODUS OPERANDIS
actual de ellos; así que no imaginé tal cosa.
MARÍA: Ya ves que todo lo que brilla no es oro; pero bueno ya lo hecho, hecho está.
JOSÉ: Pero ellos se fueron de la ciudad a una isla del mediterráneo, no recuerdo cuál; pero sé que allá se encuentran.
MARÍA: ¿Y tu Leonor; qué ha sido de ella?
JOSÉ: Bueno, Leonor enfermó a los quince años de habernos ido; después al cabo de tres años falleció y los Cellines me echaron llevándose a mi hija Rosario con ellos, me partió el alma no poder hacer nada, pero estoy esperando el momento para actuar aunque me cueste la vida.
MARÍA: ¿Cómo que te echaron, te dejaron sin fortuna, es decir, sin nada?
JOSÉ: Bueno, lo que tengo ahora fue un dinero que pude transferir a una cuenta bancaria en Suiza, pero sé que algún día se darán cuenta