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... Y Me Hice Abuela
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Ebook159 pages2 hours

... Y Me Hice Abuela

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About this ebook

Escribir da placer, el escribir te lleva a travs del tiempo, pones la imaginacin en vuelo, te abre caminos y te lleva al futuro.
Cuando comenc a escribir no sent que esto me pasaba, al adentrarme en el, iba como cambiando la forma de ver los hechos verdaderos, mezclndolos con un poco de fantasa.
Lean y juzguen en forma positiva
Gracias.
LanguageEspañol
PublisherPalibrio
Release dateAug 20, 2012
ISBN9781463333621
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    ... Y Me Hice Abuela - Iradis Vivas

    … Y ME HICE ABUELA

    Iradis Vivas

    Copyright © 2012 por Iradis Vivas.

    Número de Control de la Biblioteca del

    Congreso de EE. UU.:              2012913294

    ISBN:    Tapa Dura                  978-1-4633-3367-6

                  Tapa Blanda               978-1-4633-3366-9

                  Libro Electrónico       978-1-4633-3362-1

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

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    Palibrio

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    Llamadas internacionales +1.812.671.9757

    Fax: +1.812.355.1576

    ventas@palibrio.com

    399359

    PROLOGO

    La vida no es una sucesión de grandes acontecimientos, si no de pequeños momentos

    Rose Kennedy.

    Este es un pensamiento muy cierto, he vivido tantos momentos agradables que ya se me olvidan y quiero por eso que cada acción que describa los lleve al momento que yo viví.

    Las personas que me acompañaron han sido protagonistas de estos pequeños momentos fueron los que en el día a día me dieron la palabra positiva y oportuna, chispas de aliento cuando lo necesitaba, todas son especiales para mí y si se escapa alguien de mi memoria sepan disculparme.

    He logrado hacer todo lo que me he propuesto, hasta ahora que llevo más de tres cuartas partes de mi vida impresas en un papel. No pienso que sea lo último que haga, aunque ya pronto seré una anciana y mi memoria ya no será la misma, quiero apurarme para recordar todo lo vivido. Quiero seguir creciendo como dijo mi nieta al regalarme aquel pijama que me quedaba un poco grande. No importa alita cuando crezcas te servirá Seguiré creciendo aunque me vuelva anciana porque puedo seguir soñando.

    Nací en el año de 1942 un 22 de septiembre. Fui una bebé muy deseada; al unir mis padres sus vidas, mi madre tenía 19 años, mi padre de 17, no fue sino hasta los 29 que quedó embarazada y también se casaron.

    Mi madre decía que la casa se llenó de alegría; en aquel mismo año fui bautizada en la Iglesia de San Juan Bautista por el Padre Del Duca. Mis padrinos fueron Guillermo Mora e Isabel de Mora. Estuve viendo a mi Padrino por muchos años, era un hombre muy bueno, yo lo quise muchísimo y todavía tengo en mi memoria su recuerdo. Jovial y cariñoso, siempre con el detalle para la familia, lo vi varias veces cuando enfermó, su muerte dejó un gran vacío, lo recordaré con la sonrisa que lo caracterizaba.

    Mi niñez, digo yo que pasó muy rápido, tengo muy bonitos recuerdo de ella. Uno de tantos fue: esperaba a papá que llegaba siempre al mediodía para almorzar, en la esquina jugaban ese día unos niños pelota él niño que corría no se percató de que yo pasaba y cayó sobre mí, se hirieron mis rodillas y brazos, no duraron mucho mis lágrimas a pesar de que ardía mucho con sus cariños y los de mi madre todo pasó muy rápido.

    Era una época donde no nos faltaba nada, mi padre tenía su propio negocio en sociedad con otro señor, mamá cosía para una fábrica, eran muy felices, para completar está felicidad mamá quedó embarazada del tan añorado varoncito. Benjamín vino alegrar de nuevo el hogar, gordito, lleno de vida. Me gustaba mucho jugar con él. Cuando cumplió un año se cayó se rompió su frente, mamá se asustó mucho, lo llevaron a la clínica, aparentemente no había sufrido daño, poco tiempo después, comenzaron a notarle ciertos cambios en la estabilidad física, no se mantenía de pie mucho rato y blanqueaba sus ojos, así comenzó para la familia el peregrinaje por muchas clínicas. El diagnóstico que daban era Epilepsia.

    Pero la fe de mi madre era inquebrantable, le hizo una promesa a la Virgen de Guadalupe, ésta era: al curarse Benjamín ella iría a llevarlo a su santuario en Méjico. Cuando ya tenía la edad comenzó asistir al colegio, varias veces le llamaron a mi mamá que lo fuese a buscar, tenía el ataque, los médicos le recomendaban no mandarlo, así y todo, llegó a sexto grado.

    Min como le decía una niña argentina que vivía en la parte de atrás de la casa; se llama Marilita Tamburine, mamá le alquiló a esta familia pues ya sus finanzas eran críticas, tuvo que dejar de trabajar; el negocio de papá se vino a menos, tuvo que venderle al socio su parte; la casa, tuvieron que venderla para cancelarle al Banco, nos mudamos a otra casa más pequeña. No importa decía mamá, ya vendrán épocas mejores, Dios prueba nuestra fe.

    De esta época recuerdo, las comidas todos nos sentábamos a la mesa, momentos agradables, mi papá siempre tenía algo agradable para comentar, pasara lo que pasara la alegría no se perdía.

    Mi padre como todo ser humano tenía sus defectos y el peor de todos era su terquedad. Pero era el mejor padre del mundo y su recuerdo vive en mí. Les voy a contar algo que no olvido, hubo un año (1950) no estoy muy segura estaba de moda una muñeca, le llamaban Mariquita o Mariluz, se le cambiaba la ropa, zapatos y demás, imposible para mí por la situación económica, olvídalo me decía.

    Un sábado llega mi papá del trabajo con una caja y me dice: regalo de cumpleaños y Navidad etc. comencé abrir el paquete despacio, sabía que era, pero deseaba saborear el momento, las lágrimas me brotaron de la alegría, era tan linda. Mamá que estaba en la cocina se acercó a nosotros, miró a mi padre con una cara de asombro, éste se encogió de hombros y fue a la cocina, le siguió para reclamar lo que había hecho, antes que dijese más nada, le dice no te preocupes todo saldrá bien, no vistes su cara de felicidad, eso vale todo. Lo vio con cara triste, pero luego ya se contentó y hasta le hizo ropa. Ese mismo fin de semana le salió a papá un arreglo de una nevera y todo solucionado hubo para pagar la comida de la semana.

    Cuando ya pasa el tiempo es que aprendes a valorar todas estas cosas, cada detalle de lo que pasa es una enseñanza, hasta los castigos. Me viene a la memoria una vez, estaba en primer grado, utilizábamos un velo para ir a la capilla, el mío se me había quedado en casa, la madre Sor Rosita me presto uno, pues casi siempre a alguien se le quedaba éste en la casa, lo metí en el morral para devolverlo después, se me olvida, cuando mi mami me revisa el morral, como era su costumbre para limpiar la lonchera, lo encuentra me regaña, mi papá sin preguntar, me toma del brazo y me encerró donde tenía el material para trabajar, era un cuarto muy obscuro, llore mucho pues no veía la razón, él porque? Al rato me sacaron para cenar y me preguntaron que si sabía porque me había castigado, respondí que no, papá me dijo: tomaste el velo de otra niña, pues extraviaste el tuyo….. no, a mí se me quedó el velo aquí en casa y la hermana me presto uno, de una cesta que tienen con velos, con la intención de prestarlos a las niñas que se le quedan en casa, y porque no lo mencionaste, no me dejaron hablar, mamá me regaño y tú me castigaste. A papá se le entristeció el rostro y me abrazo, discúlpame estoy atrasado con un trabajo y me apresure hacer conjeturas. Mamá no dijo nada, continuamos con la cena, y todo quedo en el olvido.

    Años más tardes, mi mamá llevó a mi memoria aquella noche, esa tarde había estado en casa un primo de papá, mamá me dice ese primo de tu papá estuvo preso muchos años por tomar lo ajeno, tu papi se puso muy triste cuando eso paso, su mamá enfermó, por eso fue su reacción esa noche, a él no lo corrigieron de pequeño, tu papá cuenta que siempre llevaba juguetes, no hacían que los devolviera, así comenzó, por eso tu papá reflejo aquel miedo. Agradezco eso a mi madre pues siempre recordaba aquella noche y me parecía que se había cometido una injusticia.

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    Fui creciendo con mi compañero de aventuras, mi hermano, a quien la vida le quito un poco su niñez por su enfermedad, a pesar de eso yo lo disfruté muchísimo, nos llevábamos bien, jugábamos en la parte de atrás de la casa, había un jardín con muchas plantas que mamá sembraba, allí jugábamos a los exploradores, buscábamos tesoros, guiándonos por mapas que elaborábamos entre los dos; fórmulas secretas con la baba de las flores de la cayena, hacíamos campamentos con las sábanas viejas. Cuando llegaba la hora de irnos a la cama, mamá nos contaba cuentos. Creo de allí viene mi afición por los libros ya que tenía un buen ejemplo, mamá le gustaba mucho leer. Uno de los primeros libros que leí fueron Las Mil y una Noche, 20.000 Leguas de Viajes Submarino, El Conde de Monte de Cristo y leía de vez en cuando La Biblia, mamá me explicaba o leía conmigo. Otra cosa que hacíamos era escuchar la radio programas para niños, como el que transmitía la Radio Nacional, eran cuentos y el locutor comenzaba diciendo…. Mis queridos Pitoquitos, no teníamos televisión, ni existió una hasta que estuvimos muy grandes. Además papá nos construía en la carpintería juegos, había uno que le llamábamos el zorro y la gallina y otros que no recuerdo el nombre, así no salíamos a la calle a jugar pues mamá se encargaba de proveernos todo.

    Después de un tiempo de vivir en aquella casa, la parte de atrás que lindaba con un cerro se vino abajo, tapiando la cocina; tuvimos que irnos a vivir en casa de una Sra. Que Dios puso en el camino de mi madre unos anos antes, ella para cuando se conocieron estaba embarazada del que fue su único hijo. Félix Ramón, si alguien le hubiese dicho a mi madre que el sería mi esposo se hubiese reído, pues sí, esa Sra. Bertha Vivas, le brindó apoyo a mi madre en el momento que más necesitaba.

    Conocí como era mi madre de tenaz, cuando se proponía algo, movió cielo y tierra y logrando que el gobierno la ayudara a reconstruir su casa. Papá trabajaba hasta muy tarde para completar el dinero, además la enfermedad de mi hermano que no se le veía mejoría, sin embargo salieron adelante, no recuerdo haber dejado de asistir al colegio, no se cómo lograban pagar todo.

    Vinieron luego épocas mejores, papá consiguió trabajo y de vez en cuando iba a Colombia y traía cosas para vender, pero la verdadera negociante era mi madre. En una de estas idas a Colombia le recomendaron un Dr. que decían era muy bueno, llevaron a Benjamin y este dijo que no era Epilepcia, sufría de debilidad en su cerebro, le mando unas medicinas un poco caras pero después de un tiempo se comenzó a ver la mejoría.

    Mamá fue una persona muy activa, salía de compras diariamente, para esto se vestía bien, no recuerdo a mi madre desarreglada, ni para dormir, le gustaba mucho la limpieza y el orden, decía que el dinero no tenía nada que ver con el desorden y la suciedad. Sus entretenimientos eran el cine, leer, jugar lotería, algo que le gustaba mucho era bailar, por eso tuvo problemas con papá, en los carnavales se iba con él, pero no sabía bailar, bailaba sola pues papá decía que el baile era un

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