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De Benedicto XV a Benedicto XVI
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De Benedicto XV a Benedicto XVI

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¿Qué posiciones toma la Iglesia sobre lo que sucede en el mundo contemporáneo? ¿Cómo percibe y afronta el proceso de secularización? El autor inicia su respuesta en el pontificado de Benedicto XV, pues coincide con el inicio de la Primera Guerra Mundial, clave para comprender la crisis de la cultura de la Modernidad.

El siglo breve finalizaría con la caída del muro de Berlín y, por tanto, durante el pontificado de Juan Pablo II. Pero es tal la continuidad que se establece con Benedicto XVI que el autor considera imprescindible incluirle en este análisis.
LanguageEspañol
Release dateJun 5, 2009
ISBN9788432138102
De Benedicto XV a Benedicto XVI

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    De Benedicto XV a Benedicto XVI - Mariano Fazio Fernández

    pastorales.

    I

    LA RESTAURACIÓN CRISTIANA DE LA PAZ. BENEDICTO XV (1914-1922)

    El pontificado de Giacomo Della Chiesa

    ¹

    Giacomo Della Chiesa nace el 21 de noviembre de 1854 en Pegli (Génova). Pertenecía a una familia noble de tradición católica, y, al mismo tiempo, fiel a los Saboya. Giacomo estudia derecho en la Universidad de Génova, donde se gradúa en 1875. Una vez trasladado a Roma, estudia teología en la Universidad Gregoriana. Es ordenado sacerdote en 1878. Se prepara para el servicio diplomático de la Santa Sede en la Academia de nobles eclesiásticos. Entre 1883 y 1887 estará en Madrid, donde desarrolla las funciones de secretario del nuncio apostólico en España, Mariano Rampolla del Tindaro, que llegará a ser su maestro y protector. Otra vez en Roma, trabaja como oficial en la Secretaría de Estado, hasta que es nombrado Sustituto en 1901, desempeñando ese importante cargo durante el pontificado de San Pío X con el secretario de Estado, el Cardenal Merry del Val. En 1907 Pío X lo nombra arzobispo de Bolonia. Recibirá el capelo cardenalicio siete años después, en 1914.

    Habiendo sido el cardenal más joven en ese momento, es elegido Papa el 3 de septiembre de 1914, en el cónclave convocado después de la muerte de Pío X. Della Chiesa toma el nombre de Benedicto XV, entrando en relación así con Benedicto XIV (1740-1758), pontífice jurista y buen administrador, quizá el Papa más importante del siglo XVIII. En la elección de Della Chiesa pudo haber pesado su experiencia pastoral, que podía aportar serenidad en el interior de una Iglesia todavía sacudida por la polémica sobre el modernismo, y por el hecho de ser un candidato neutral respecto a las potencias europeas en guerra. Otros cardenales habían sido nuncios en distintas capitales del Viejo Continente, o tenían inclinaciones más claras para una de las partes en conflicto².

    Benedicto XV ha sido identificado frecuentemente con el Papa de la Primera Guerra Mundial³. Y en verdad, gran parte de su pontificado se desarrolla durante la guerra, que había estallado algunas semanas antes de su elección. El Papa ligur trató de permanecer por encima de las partes en conflicto, e hizo numerosas propuestas de paz además de los continuos llamados a la conciencia de los gobernantes, algunos de ellos en tono apocalíptico. Al día siguiente de su coronación dirigió un mensaje a los católicos pidiendo el fin de las hostilidades y oraciones por la paz. Después, propondrá infructuosamente establecer una tregua para la Navidad de 1914. En enero de 1915 protesta contra la invasión alemana de Bélgica. El 28 de julio de aquel año, primer aniversario del comienzo de la guerra, anima públicamente a entablar negociaciones de paz. En esta ocasión, Benedicto XV sostiene que «las naciones no mueren»: si no se respetan sus legítimos derechos y sus justas aspiraciones, los odios y los rencores se transmiten de generación en generación. El Papa exhorta al diálogo, a tratar, a buscar puntos de coincidencia que pongan fin a la lucha⁴. La iniciativa pontificia, llena de buena voluntad, fue lamentablemente mal entendida por los aliados. Mucha prensa francesa e italiana acusó al Papa de no distinguir entre el agresor y la víctima, y de querer aprovechar la posición militar ventajosa de las potencias centrales para pedir en ese momento la paz, etc. No obstante estos malentendidos, Benedicto XV siguió en su empeño en buscar el diálogo, por ejemplo con las exhortaciones de diciembre de ese

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