Discover millions of ebooks, audiobooks, and so much more with a free trial

Only $11.99/month after trial. Cancel anytime.

Un olfato para todo: Los perros, los amigos más útiles del hombre
Un olfato para todo: Los perros, los amigos más útiles del hombre
Un olfato para todo: Los perros, los amigos más útiles del hombre
Ebook512 pages6 hours

Un olfato para todo: Los perros, los amigos más útiles del hombre

Rating: 0 out of 5 stars

()

Read preview

About this ebook

En esta obra, escrita con gran amor y un profundo conocimiento del tema, Frank Rosell nos explica todo lo que hay que saber sobre el sentido del olfato del perro.

El perro tiene un olfato muchísimo más sensible que el del ser humano, lo que le convierte en nuestro amigo de cuatro patas más preciado. Los hay que nos protegen de criminales, contrabandistas y terroristas, otros encuentran a personas desaparecidas en la montaña e, incluso, algunos pueden descubrir ciertos tipos de cáncer en una etapa muy temprana.
En este libro, el autor recoge anécdotas protagonizadas por perros rastreadores de castores, como Mie y Tapas, el perro detector de excrementos de la ballena asesina Tucker o el perro detector Elvis, entre otros. Nos enseña el porqué de sus comportamientos y reacciones y sus semejanzas genéticas con los lobos. Un olfato para todo es, pues, el libro ideal para los amantes de los perros. Una lectura amena, interesante e, incluso, sorprendente.
LanguageEspañol
PublisherPaidotribo
Release dateNov 8, 2018
ISBN9788499107752
Un olfato para todo: Los perros, los amigos más útiles del hombre

Related to Un olfato para todo

Related ebooks

Dogs For You

View More

Related articles

Reviews for Un olfato para todo

Rating: 0 out of 5 stars
0 ratings

0 ratings0 reviews

What did you think?

Tap to rate

Review must be at least 10 words

    Book preview

    Un olfato para todo - Frank Rosell

    UN OLFATO PARA TODO

    Los perros, los amigos más útiles del hombre

    Fotografía: Frank Rosell.

    UN OLFATO PARA TODO

    Los perros, los amigos más útiles del hombre

    Frank Rosell

    Título original: En nese for alt

    Autor: Frank Rosell

    Copyright de la edición original: © 2014 Glyndedal Norsk Forlag AS

    Traducción: Raquel Duato

    Edición: ebc, serveis editorials (Eva Bargalló)

    Diseño de la cubierta: Rafael Soria

    © 2018, Editorial Paidotribo

    http://www.paidotribo.com

    E-mail: paidotribo@paidotribo.com

    Primera edición

    ISBN: 978-84-9910-724-0

    ISBN EPUB: 9788499107752

    BIC: MZC

    Diseño de maqueta y preimpresión: Editor Service, S.L.

    ÍNDICE

    Prólogo

    Capítulo   1 El perro trabajador

    Capítulo   2 El olfato del perro

    Capítulo   3 El buen olfato para juzgar a la gente

    Capítulo   4 El buscador de mascotas

    Capítulo   5 El perro de búsqueda y rescate

    Capítulo   6 El perro de caza

    Capítulo   7 El perro policía

    Capítulo   8 El perro rastreador de aduanas

    Capítulo   9 Los perros en la guerra

    Capítulo 10 El perro de detección médica

    Capítulo 11 El asistente de campo

    Capítulo 12 El detector de plagas y el inspector de edificios/construcciones

    Capítulo 13 Otros trabajos para los perros rastreadores

    Notas

    PRÓLOGO

    Soy profesor de ecología de la conducta en la Universidad de Telemark, en Bø, Noruega. Mi investigación principalmente abarca la comunicación química en los mamíferos; mi fascinación por los perros se inició a los doce años, cuando mi hermano gemelo Terje y yo tuvimos nuestro primer perro, Tinka, un pastor de Shetland. Ya a esa edad, empecé a observar cómo los mamíferos se comunican entre ellos a través del uso de sustancias odorantes, y así se despertó mi interés. El primer título académico que obtuve fue en ingeniería química (1988-1991), pero lo que más me fascinaba era el comportamiento de los animales y decidí especializarme en ecología del comportamiento químico. Fina-licé mi doctorado en 2002 y me convertí en profesor de esta materia cinco años después. Durante veinte años, he investigado y he impartido clases sobre la comunicación basada en el olor de muchas especies distintas de mamíferos, incluyendo el castor, el oso pardo, la marmota de vientre amarillo y el tejón europeo.

    Nací y me crié en Halden, en el condado de Østfold, Noruega. Mi investigación se ha centrado sobre todo en el castor, desde que observé el primero el 21 de julio de 1990, el día antes de cumplir veintiún años. Después de eso, Tinka se convirtió en mi fiel compañero en las frecuentes excursiones para observar castores y, a partir del otoño de 2008, amplié el foco de atención de mi investigación a los perros. He disfrutado muchísimo con todos los perros con los que he convivido, tanto en Halden como más tarde en Bø, en Telemark. Tinka 1 y los border collies Tinka 2, Tapio, Shib, Tapas y Chilli usaron ávidamente su olfato, marcaron «en todas partes», salieron corriendo tras perras en celo, se revolcaron sobre heces y olfatearon las caras, los traseros y las marcas de olor de otros perros. A menudo he observado este comportamiento con interés y asombro y, de vez en cuando, con irritación.

    El perro ha sido el «mejor amigo» del hombre desde hace entre 11.000 y 33.000 años y, en siglos más recientes, ha sido empleado para muchos más propósitos que exclusivamente el de un amigo. Este libro habla sobre cómo hemos utilizado el olfato de los perros y les hemos asignado numerosas tareas distintas. Todos hemos oído hablar de los perros de caza; las organizaciones de búsqueda y rescate usan perros para encontrar personas desaparecidas, las autoridades aduaneras cuentan con sus propios perros para detectar narcóticos, dinero y otras mercancías de contrabando con el olfato, mientras que los perros policía están entrenados para encontrar armas, sangre y semen. El ejército emplea perros adiestrados para buscar bombas, minas y otros explosivos, mientras que los canes de las autoridades para el control de plagas se han especializado en detectar hormigas carpinteras, ratas, ratones y chinches. Miles de perros nos protegen de criminales, contrabandistas, terroristas y pirómanos. También se emplean para encontrar por el olor especies de animales o plantas no autóctonos o en peligro de extinción, para localizar contaminantes, así como para detectar diabetes y diferentes tipos de cáncer en una fase muy temprana. Estos son solo algunos de los temas que se tratarán en este libro. También hablaré de los perros «multiuso;» Demi y Andrea; la perra de la tienda de vinos y licores Tutta; AJ, el buscador de mascotas; el perro de rescate Barry; el perro de caza Balder; los perros policía Rasko, Trixxi y Kaos; los perros rastreadores de aduanas Rossie, Dusty y Harvey; la perra militar Lisa; los perros de detección de cáncer Jack y Kaktus; las perras detectoras de diabetes Shirley y Nemi; el perro rastreador de tortugas Ridley; el Lundehund Frøya; el perro detector de excrementos de ballena asesina Tucker; los perros rastreadores de castores Mie, Shib y Tapas; los perros detectores de escarabajos de abeto Meja y Aska; la perra detectora de la podredumbre Cleo; la perra inspectora de edificios Luna; los perros buscadores de trufas Lello, Louise y Kokkos; la perra viticultora Miss Louisa Belle; los perros especializados en vertidos de petróleo Jippi y Tara; el perro detector de embarazos Elvis; los perros rastreadores de heces humanas Sable y Logan, y el perro rastreador de pelotas de golf Goya.

    Me gustaría dar las gracias a todas las personas que han contribuido con fotografías, trucos y consejos, las que me han aceptado como visitante y las que han leído y comentado el contenido del libro. Un agradecimiento especial para Ole K. Auten (capítulos 7 y 9), Terje Groth Berntsen (capítulos 1 y 2), Dag K. Bjerketvedt (capítulos 10-12), Susan Bulanda (capítulos 5 y 6), Turid Buvik (capítulo 10), Olav Inge Edvardsen (capítulo 11), Birgit Espedalen (capítulos 10-12), Rune Fjellanger (capítulos 1, 9 y 12), Asbjørn Grande (capítulos 7-9), Claire Guest (capítulo 10), Monica Hagerup (capítulo 5), Inger Hanssen-Bauer (capítulo 6), Anne Hermansen (capítulos 1-3, 7 y 8), György Horvath (capítulo 10), Tadeusz Jezierski (capítulo 7), Kai Iversen (capítulo 7), Per Tore Iversen (capítulo 5), Imke Jürgens (capítulos 10–12), Jon Einar Karlsen (capítulo 7), Kristin Killingmo (capítulo 13), Rolf von Krogh (capítulo 8), Torun Knapperholen (capítulo 8), Marcia Koenig (capítulo 7), Tor Iljar (capítulo 12), Anne Molia (capítulo 13), Howard Parker (capítulo 6), Kåre Vidar Pedersen (capítulo 6), Paola A. Prada (capítulo 3), Ole Reitan (capítulos 3–6 y 11), Christain A. Robstad (capítulo 11), Gary S. Settles (capítulo 2), Knut Skår (capítulo 5), Cato Sletten (capítulo 12), Monica Alterskjær Sundset (capítulo 1), Siri Stedje (capítulo 10), Bjørn G. Steen (todo el libro), Øyvind Steifetten (capítulos 10 y 11), Thor Svendsen (capítulo 8), Per Arne Sødal (capítulo 7), Mona Sæbø (capítulo 1), Helga Veronica Tinnesand (capítulos 10 y 11), Torun Thomassen (capítulos 1–3), Silje Vang (capítulo 6), Vidar Vestreng (capítulo 8), Andreas Zedrosser (capítulos 10 y 11) y Frode Ødegaard (capítulo 12). Asimismo, quiero expresar mi gratitud al personal de la biblioteca de la Universidad de Telemark en Bø por procurarme incontables libros, informes y artículos científicos sobre perros, y a Dean Tone Jøran Oredalen, que ha apoyado mi proyecto sobre los perros desde el principio. Deseo dedicar un agradecimiento especial a Tor Iljar de Dogpoint por un proyecto canino muy instructivo y a mi alumna de doctorado Hannah B. Cross, a la estudiante del máster Christin Beate Johnsen y al amante de los perros Beate Jaspers por sus fantásticos esfuerzos durante todas nuestras sesiones de entrenamiento de perros. Otro agradecimiento especial para el editor de Gyldendal Sakprosa, Bjørn Olav Jahr, por sus numerosos comenta-rios constructivos y el gran esfuerzo que ha dedicado a la publicación de este libro.

    Foto: Frank Rosell

    Y, por último, debo agradecer a Frid Elisabeth Berge e Yrja Skjærum su paciencia y apoyo mientras he trabajado en este proyecto.

    Espero que la lectura de este libro te ofrezca una visión más profunda del extraordinario universo olfativo canino.

    ¡Disfruta el libro!

    Bø, Telemark, 16 de septiembre de 2014

    Frank Rosell

    Dedico este libro a mi madre y mi padre, que nos regalaron a Terje (mi hermano gemelo) y a mí nuestro primer perro, Tinka 1, cuando teníamos doce años, y a todos mis amigos de cuatro patas: los Tinkas, Tapio, Tapas, Shib y Chilli.

    CAPÍTULO 1

    EL PERRO TRABAJADOR

    En 1925, estalló una epidemia de difteria en Nome, Alaska, y, aunque era vital conseguir suero para los afectados por la enfermedad, se consideró una tarea casi imposible debido a las tormentas invernales y las carreteras intransitables. No obstante, el noruego Gunna Kaasen aceptó el desafío y, con la ayuda de un equipo de huskies siberianos liderado por el veloz Balto, Kaasen logró entregar el suero. Esta hazaña salvó la vida a muchas personas. Se ha rodado un docu-mental sobre la vida de Balto e incluso se erigió una estatua en su honor en Central Park, Nueva York. Steven Spielberg también deleitó a muchos niños y adultos con su popular película de dibujos animados sobre el impresionante logro de Balto. Kaasen, que había renunciado a llegar hasta Nome con el suero, en un último acto de desesperación recurrió a Balto para que encontrara el camino de vuelta en medio de la tormenta de nieve. La visibilidad era mínima y Kaasen dependía totalmente del olfato de Balto para llegar a su destino. El libro de Salisbury y Salisbury describe la escena: «Balto comprendió que debía ser él quien encontrara el camino en medio de la tormenta de nieve. Para lograrlo, tuvo que detectar el tenue olor de los perros que habían pasado por allí antes ese invierno. Balto mantuvo el hocico pegado al suelo mientras avanzaba despacio. Los minutos pasaban como si fueran horas y Balto continuó buscando. De repente, levantó la cabeza y aumentó el ritmo. Habían vuelto a encontrar el rastro. Aproximadamente a las 5:30 horas de la mañana del 2 de febrero, Kaasen pudo ver la cruz en lo alto de la iglesia de St. Joseph. En cuestión de unos minutos, había llegado a la puerta principal y se había detenido junto a la puerta del banco The Miners & Merchants en Nome. Kaasen se bajó tambaleante del trineo. Se acercó a Balto y murmuró: Buen chico».¹

    El perro y los humanos

    Los seres humanos hemos aprendido a comprender a los perros y a comunicarnos con ellos a lo largo de nuestra duradera relación con ellos.² Hemos criado más de 1.000 razas³ (aproximadamente 275 razas en Noruega),⁴ todas y cada una de ellas con características especiales.⁵ Casi 900 millones de perros viven en hogares de todo el mundo.⁶ Solo EE. UU. reúne a 75 millones de propietarios de perros,⁷ y el 40 % de ellos permite que su «mejor amigo» duerma con ellos en la cama por la noche.⁸ En Noruega, había aproximadamente 500.000 perros registrados en el Norsk Kennel Klub (entre el 80 y el 90 % eran de pura raza) y casi la misma cantidad de propietarios. En la actualidad, en el 19 % de los hogares de Noruega hay un perro, lo que significa que alrededor de 700.000 noruegos tienen contacto con perros a diario. Todos los años se registran 30.000 perros más en el Norsk Kennel Klub.⁹

    Cada vez se realiza más trabajo en el área del análisis científico de experiencias con perros trabajadores y oportunidades para ellos. A pesar de eso, el campo continúa estando poco desarrollado, porque abarca muchas disciplinas, que incluyen la agricultura, los estudios medioambientales, la zoología y la entomología, la criminología, la medicina, la psicología y la biología de la fauna salvaje.¹⁰ Mi esperanza es que este libro contribuya a acercar un poco más estas diferentes disciplinas y crear nuevas oportunidades colaborativas en el futuro. El perro aún tiene un gran potencial sin explotar como perro trabajador. También espero que más perros tengan la oportunidad de enriquecer sus vidas como perros trabajadores, que se les asignen algunas de las diversas tareas en las que pueden usar su olfato para su propio placer y el nuestro. Dar la posibilidad a un perro de realizar tareas y tomar decisiones es importante para su bienestar.¹¹

    Del lobo al perro

    ¿Cuándo y cómo se convirtió el perro en nuestro «mejor amigo»? La familia de los cánidos, que incluye tanto a lobos como a perros, surgió hace 50 millones de años.¹² El genoma del perro (el material genético completo que hay en un perro) se mapeó en 2003 y los resultados indicaron que el perro proviene del lobo gris. Genéticamente hablando, un perro es 99,96 % lobo.¹³ Se ha considerado que el perro y el lobo pertenecen a la misma especie porque, además, pueden reprodu-cirse apareándose entre ellos y su descendencia es fértil. El apareamiento entre lobos y perros se produce, sobre todo, entre lobas y perros, pero también puede darse entre lobos y perras.¹⁴ No obstante, muchas personas han utilizado el nombre latino Canis familiaris en referencia al perro y no el nombre de la subes-pecie Canis lupus familiaris, que, en opinión de otros, es el término correcto.

    Existe poco consenso en referencia al momento en el que el lobo y el perro siguieron caminos distintos. Numerosos científicos investigadores mantienen que sucedió hace solo entre 11.000 y 16.000 años.¹⁵ Se han encontrado evidencias que demuestran que los perros eran enterrados junto a los humanos hace 14.000 años,¹⁶ lo que indica que ya en esa época los perros eran el «mejor amigo» y protector del hombre. En la cueva Razboinichya en Siberia, que sabemos que en su momento estuvo habitada por seres humanos, se encontró el cráneo de un perro de 33.000 años de antigüedad.¹⁷ Era muy similar a los perros domésticos de Groen-landia, una raza que cuenta con aproximadamente 1.000 años de antigüedad y una variedad de los lobos antiguos y modernos. Pero este tipo de perro no existió el tiempo suficiente para producir bastante descendencia y, por tanto, no es el ancestro más antiguo de los perros actuales. Probablemente fue en la región que hoy en día constituye Alemania y Suiza donde los hombres primitivos utilizaron a los lobos más amistosos como un medio para protegerse a sí mismos de los osos y leones cavernarios. Esto implica que la domesticación de los perros se llevó a cabo en Europa, y no en Asia como se creía previamente. Estos hallazgos de 2013 indican que la domesticación de los lobos se produjo de 18.800 a 32.100 años atrás, cuando grandes extensiones de tierra del norte de Europa estaban aún cubiertas de hielo. Cuando algunos de los lobos más amistosos empezaron a merodear por los campamentos de estas civilizaciones antiguas en busca de carne de mamut, fueron aceptados porque servían como perros guardianes. Con el tiempo, los lobos empezaron a comer alimentos que contenían más fécula vegetal (formada en la mayoría de plantas verdes).¹⁸ Una posibilidad alternativa es que los humanos buscaran gua-ridas de lobos para capturar y domesticar a los lobeznos.¹⁹

    Un estudio dirigido por Erik Axelsson, un científico especializado en genética evolutiva, en la Universidad de Uppsala, en Suecia, en 2013 descubrió 36 áreas específicas en las que los genomas del perro y el lobo eran diferentes. Diecinueve de estas áreas contienen genes implicados en el desarrollo cerebral y esto puede explicar por qué los perros son más amistosos que los lobos. Los investigadores descubrieron también que los perros cuentan con diez genes que les ayudan a digerir la fécula y descomponer la grasa. Tres de estos genes hacen que los perros estén mejor preparados que los lobos para transformar la fécula en azúcar y, de este modo, poder absorberla.²⁰ La mayoría de perros son criados por humanos y su dieta puede influir considerablemente en sus preferencias alimenticias más adelante en su vida. Los cachorros, a diferencia de los perros adultos, tienen una clara preferencia por la carne.²¹ Además, gracias a la epigenética, el estudio de los cambios hereditarios en la expresión genética y cómo se emplean los genes, sabemos que las crías están influidas por las experiencias de sus progenitores. Por ejemplo, un ratón de laboratorio que ha sido entrenado para evitar ciertos olores podría pasar este rasgo de conducta aprendido a sus crías. Esto puede suceder debido a un tipo de programación del ADN epigenético, por el cual los genes pueden activarse o desactivarse.²² Se siguen realizando investigaciones de este tipo y estas podrían ayudar a explicar las grandes diferencias que detectamos entre los lobos y los perros, incluyendo diferencias de conducta.

    En 2014, el estudiante de posdoctorado Adam H. Freedman de la Universidad de California, en Los Ángeles, y sus compañeros realizaron un estudio del genoma de los lobos grises desde tres ubicaciones (China, Croacia e Israel) donde la domesticación del lobo gris podría haberse producido. Asimismo, estudiaron el genoma canino de un Basenji de África y un dingo australiano. Estas dos razas procedían de áreas sin lobos grises y, por tanto, no podían haberse apareado en ningún momento con ellos. Los investigadores descubrieron que los lobos grises de las tres ubicaciones tenían más en común entre ellos que con los perros. También estudiaron el genoma de un bóxer y descubrieron que las razas de perro de las tres ubicaciones correspondientes tenían más en común entre ellas que con los lobos grises. Esto indica que los perros y los lobos grises actuales representan ramas hermanas en el árbol genealógico evolutivo y que ambos provienen de un ancestro común más antiguo y ahora extinto. Estos hallazgos no se corresponden con anteriores especulaciones que afirmaban que el perro era una evolución de una de las tres poblaciones de lobos grises.²³

    Algunas jaurías de perros salvajes tienen una jerarquía de dominancia en la que los perros individuales tendrán ventajas en relación con la comida y el apareamiento. No obstante, esto no está tan pronunciado como en los lobos. En el caso de los perros salvajes, no es un macho dominante el que lidera la jauría; en lugar de eso, el líder normalmente es un perro de alto rango y mayor. Los perros de alto rango a los que se recibe con un comportamiento apaciguador, tanto en ceremonias de saludo como en contextos hostiles, lideran la jauría con más frecuencia que los perros dominantes a los que se saluda con un comportamiento apaciguador solo en situaciones hostiles. En otras palabras, los perros dominantes son los que tienen el mayor número de relaciones cordiales, y el perro más amistoso de todos a menudo es el líder de la jauría.²⁴ Independientemente de que un perro gane o pierda un juego de tira y afloja, esto no lo convertirá en más o menos dominante en relación con su dueño.²⁵ Los perros prefieren no desafiar a los miembros de la jauría con un rango mayor. Esto nos ayuda a controlar y manejar a nuestro perro.²⁶

    El olfato en funcionamiento

    El perro posee un olfato muy agudo y lo ha puesto al servicio de los humanos durante varios miles de años. En general, el olfato del perro es de cien mil a un millón de veces más sensible que el del ser humano.²⁷ Su rinencéfalo (la parte del cerebro involucrada en el olfato) es casi siete veces más grande que la de los seres humanos y, gracias a su fantástico sentido del olfato, los perros han realizado numerosas tareas para nosotros.²⁸ Todo empezó cuando los humanos aprovecha-ron el olfato del perro para la caza, pero las áreas de uso continuaron ampliándo-se. En el siglo xix, se usaban perros para rastrear a esclavos fugados. Se han utilizado perros en las guerras, no solo como protectores sino también para encontrar explosivos y minas terrestres una vez finalizado el conflicto. En los últimos cuarenta años, el uso de perros rastreadores especialmente entrenados ha aumentado de una manera espectacular. Estos perros buscan, sobre todo, olores de seres humanos o el olor particular emitido por un objeto. Las organizaciones de búsqueda y rescate recurren a perros para buscar personas desaparecidas, las autoridades aduaneras cuentan con perros especialmente entrenados para detectar narcóticos, dinero y otras mercancías de contrabando, mientras que los perros policía están entrenados para encontrar armas, sangre y semen. El ejército utiliza perros entrenados para buscar bombas, minas y otros explosivos, mientras que los perros de las autoridades para el control de plagas se han especializado en detectar hormigas carpinteras, ratas, ratones y chinches. En pocas palabras, miles de perros nos protegen de criminales, contrabandistas, terroristas y pirómanos.²⁹ También se usan perros para encontrar por el olor especies de animales o plantas no autóctonos o en peligro de extinción, para localizar contaminantes y detectar diabetes y diferentes tipos de cáncer en una fase muy temprana.

    En 2003, se enumeraron 30 tipos diferentes de perros rastreadores especialmente entrenados.³⁰ Desde entonces, se han añadido otros muchos tipos a esta lista. En la siguiente tabla se puede consultar una versión actualizada en la primavera de 2014 de algunos de los objetivos para los que se entrena a los perros a buscar. También sirve de índice que especifica en qué parte de este libro se hablará de las distintas tareas. En cuanto al asistente de campo, tratado en el capítulo 11, estos perros buscan animales vivos y muertos o rastros de estos (excrementos, piel, nidos, huevos, pelo y plumas).

    Puede entrenarse a los perros para rastrear casi cualquier cosa y nuestra imaginación es prácticamente el único límite que tenemos en lo relativo a las posibles tareas. Lo más importante es que también se les puede entrenar para comunicarnos la información que obtienen a través de su olfato. El perro es el mamífero con más éxito de la tierra, después de los seres humanos, y uno de los motivos de esto es que son pupilos con muy buena disposición. En el libro publicado en 2013 Genios: los perros son más inteligentes de lo que pensamos, de Brian Hare y Vanessa Wood, pueden encontrarse ejemplos de su extraordinaria capacidad de aprendizaje.³¹ Las historias en el libro sobre los border collies Chaser y Rico³² dicen mucho sobre las habilidades de aprendizaje de los perros y su capacidad cerebral potencial. Chaser nació en mayo de 2004 y, a los cinco meses, John W. Pilley, un profesor de psicología del Wofford College retirado en Carolina del Sur, empezó a enseñarle diferentes palabras. Durante de tres años, Chaser aprendió y recordó los nombre de 1.022 objetos distintos, entre los que se incluían desde animales de peluche y bolas hasta discos voladores y diferentes objetos de plástico. A lo largo de 145 pruebas utilizando 20 objetos en cada una, Chaser identificó en todos los casos un mínimo de 18 de los 20 ob- jetos (aproximadamente un 95 %). En otra prueba, se entrenó a Chaser para que cogiera un objeto con la boca, lo moviera con la pezuña delantera o lo tocara con la boca o el hocico. Cuando Pilley le ordenaba: «Coge los corderos», ella debía agarrar los corderos de peluche con la boca. Se le encargaron 14 ta- reas similares y las realizó todas correctamente.

    Chaser también sabía que los nombres de diferentes objetos pueden ser uno entre muchos de una misma categoría. Por ejemplo, «bola» es una categoría que contiene 116 objetos redondos que rebotan. Podía encontrar un objeto desconocido descartando de una manera lógica las otras alternativas posibles. En ocho repeticiones sucesivas, logró detectar un objeto del que desconocía el nombre, porque ese objeto estaba agrupado con otros que sí le eran familiares. Sin embargo, 24 horas después, había olvidado el nombre de esos nuevos objetos desconocidos, ya que, para desarrollar una memoria a largo plazo de objetos desconocidos, se requiere un ejercicio que incluya repetición.³³ En una última prueba, se le dio la orden «lleva el disco volador a la bola» seguida de «lleva la bola al disco volador». Ella comprendió qué objeto debía acercar en el 78 % de los casos cuando se utilizaron una serie de objetos familiares en una frase.³⁴ Su entrenamiento finalizó tres años después, no porque se hubiera alcanzado el límite de la capacidad de aprendizaje de Chaser, sino porque Pilley ya no pudo dedicar de cuatro a cinco horas diarias a entrenarla.³⁵ Chaser aprendió nuestro idioma exactamente como un niño de tres o cuatro años lo haría. La mayoría de las palabras que aprendió podrían usarse en distintos contextos y en nuevas frases sin la necesidad de un aprendizaje adicional.³⁶

    A través de la domesticación de los perros, hemos desarrollado un vínculo único con ellos. Si tenemos un plato que huele a comida, pero señalamos otro plato, el perro no utilizará su sentido del olfato, sino que seguirá la dirección que le indicamos. Esto demuestra hasta qué punto confían en nosotros.³⁷ Menos sorprendente es el hecho de que un perro confíe más en su dueño que en desconocidos.³⁸ Sin entrenamiento ni socialización, a los perros se les da mejor que a los lobos y los chimpancés comprender los gestos de nuestras manos, aunque los chimpancés sean más inteligentes que los perros en la mayor parte de las situa-ciones restantes. Los perros trabajadores son los más expertos a la hora de interpretar nuestros movimientos.³⁹ Están sumamente motivados en lo que respecta a realizar correctamente una tarea, y esto es así incluso cuando no reciben una recompensa inmediata.⁴⁰ En cuanto a la determinación del mejor tipo de raza, no hay evidencias científicas que demuestren que una raza es más inteligente que otra.⁴¹ Los perros trabajadores más comunes son los pastores alemanes, los pastores belgas (malinois), el springer spaniel inglés, el labrador retriever, el golden retriever y el border collie. Estas razas son inteligentes, fuertes, leales, impresio-nables y, ante todo, tienen buena disposición para aprender.

    Chaser conoce los nombres de sus 1.022 juguetes. Fotografía: Sebastien Micke.

    Los perros tienen una increíble capacidad de adaptarse a las fluctuaciones en los horarios de trabajo. Tienen un patrón del sueño natural corto con frecuentes ciclos de sueño-vigilia, que les facilita la adaptación a cambios en las rutinas de trabajo.⁴² Así y todo, es importante recordar que los perros también necesitan tomarse descansos cuando trabajan, y cuatro horas de trabajo al día es una buena pauta general.⁴³

    Los científicos y quienes utilizan a los perros en su trabajo a diario no son los únicos interesados en las tareas centradas en el olfato canino. El trabajo olfativo está adquiriendo popularidad en numerosas comunidades distintas a nivel internacional.⁴⁴ Los cursos de entrenamiento especializado para perros rastreadores se están volviendo cada vez más comunes, incluso en el mercado de los dueños de perro particulares.⁴⁵ Para el perro resulta estimulante utilizar su olfato, tanto a nivel físico como mental, y es una actividad beneficiosa para todos los perros. Por ejemplo, resulta fácil enseñar a un perro a buscar premios o diferentes objetos (juguetes o cosas que hayamos perdido, como las llaves del coche) y a seguir distintos rastros (de una tortita, una salchicha o rastros humanos).⁴⁶ Se ha grabado un vídeo que describe estos juegos de trabajo olfativo al detalle.⁴⁷

    En EE. UU., el trabajo olfativo se considera ahora un deporte que se ha hecho muy popular entre los dueños de perros. En Noruega, el deporte se encuentra en su fase incipiente y se le llama «smeller». El 12 de junio de 2014, la comunidad creó su propia organización: Club Noruego de Smeller (NSK, de sus siglas en noruego). Fotografía: Janet Oatney.

    Los perros pueden llevar a cabo búsquedas tanto en laboratorios como en otras ubicaciones.⁴⁸ Existen muchos modos de organizar el entrenamiento de detección olfativa para perros. Puede trasladarse al perro a un lugar específico para realizar una búsqueda en una habitación, en un pequeño territorio o sobre el terreno, o bien puede presentarse un olor de referencia al perro cuando esté trabajando sobre el terreno. Otra alternativa es traer olores de referencia a un perro en el laboratorio. El perro se convierte en una especie de detector y a veces puede ser más efectivo que un instrumento de análisis. Cuando se presenta un olor de referencia a un perro en un laboratorio, se ofrece al can un método de varias opciones. Con el tiempo, se han desarrollado una serie de dispositivos, cada uno con su propio método de búsqueda, como un laberinto, aparato de entrenamiento con cajas/entrenamiento con cajas para discriminación de olores, plataformas de entrenamiento, paneles de detección olfativa y una noria de entrenamiento. Los últimos tres son los más comunes. Para empezar, se ató a los perros a unas sillas que podían desplazarse; después se introdujo el uso de una mesa redonda.⁴⁹ Este principio de múltiples opciones se desarrolló por primera vez en la década de 1960.⁵⁰ En Noruega, la policía de Oslo fue la primera en introducir el método de las opciones múltiples para adiestrar a perros de detección de narcóticos y aún lo utilizan para el entrenamiento. Rune Fjellanger, de la Academia de Entrenamiento Canino Fjellanger, fue el supervisor y, actualmente, continúa utilizando este método de opciones múltiples.⁵¹ Hasta 2014, el método de las opciones múltiples se utilizaba para el entrenamiento especializado de muchos tipos de perros rastreadores, para el rastreo de semen, sangre, explosivos, minas, setas y toxinas ambientales.

    Tor Iljar de Dogpoint entrena a perros utilizando el olor de referencia de castores en una plataforma de entrenamiento. Cuando el perro indica la caja correcta, Iljar confirma con un pulsador que ha escogido la opción correcta y premia al perro con una golosina. Fotografía: Frank Rosell.

    Las dos perras de Tor Iljar, de Dogpoint, han sido entrenadas para detectar por el olor muchas cosas diferentes en una plataforma de entrenamiento:

    •Té o café.

    •Chinches de la cama.

    •Hormigas madereras y hormigas negras de jardín.

    •Ratas y ratones (vivos y muertos).

    •Fluidos de cadáveres humanos.

    •Hollín y humo procedentes de un incendio.

    •Secreciones de las glándulas anales y castóreas de los castores.

    •Medicina homeopática.

    •Estanozolol, presente en esteroides anabólicos.

    •Narcóticos (hachís, cocaína, heroína, [ácido] LSD y metadona).

    •Explosivos (TNT).

    •Pólvora (material explosivo).

    •Plomo (componente de armas y materiales explosivos).

    •Fugas de agua y gas.

    Desafíos y oportunidades futuras

    Desde 1971, he llevado a cabo una serie de distintos estudios sobre castores para la Universidad de Telemark en los ríos Straumen (municipio de Nome), Gvarv y Saua (municipio de Sauherad) en Telemark, Noruega. Los estudios de los castores en estos tres ríos están incluidos en mi investigación a largo plazo. En mayo de 2014, habíamos capturado 393 castores diferentes usando salabar-dos,⁵² y la mayoría fueron capturados varias veces. Hemos conseguido un total de 1.143 capturas y capturas repetidas. Nuestra actual base de datos contiene información de un período de casi 18 años. Cada año hemos observado y capturado ejemplares de unas 25 colonias de castores diferentes. Los animales fueron marcados, con etiquetas en la oreja y microchips en el cuello, pesados y medidos. La determinación del sexo se realizó estableciendo el color de la secreción de la glándula anal.⁵³ Además, recogimos muestras de pelo para llevar a cabo análisis genéticos y secreciones castóreas (secreción de los sacos del castor; un concentrado de orina que contiene muchos componentes ligeros y volátiles, es decir, moléculas que se emiten con facilidad y generan un olor) y secreciones de las glándulas anales (muchos componentes pesados con un peso molecular de más de 300) para llevar a cabo análisis químicos y para su uso en experimentos olfativos. Se han reunido excrementos, sobre los que se realizaron análisis químicos y análisis de dieta y parásitos. Se han trazado límites territoriales mediante la investigación de las marcas de olor en los márgenes de los ríos⁵⁴ y/o utilizando el seguimiento por radio⁵⁵ y transmisores GPS.⁵⁶ Asimismo, hemos explicado a grandes rasgos el comportamiento del castor con la ayuda de acelerómetros triaxiales.⁵⁷ Los datos de capturas y observacio-nales se resumen como datos sobre la composición de la colonia, eventos de dispersión, mortalidad y éxito reproductivo. Todos estos olores de referencia, además de nuestros conocimientos sobre la identidad de los animales y el hábitat de la colonia, han abierto las puertas a muchos estudios apasionantes y extraordinarios sobre el olfato del perro. Numerosos científicos investigadores han entrenado perros para que identifiquen excrementos de especies diferentes, pero ninguno ha realizado estudios sobre otras secreciones animales, como orina y secreción de las glándulas anales.

    Investigación con perros rastreadores de castores propios y de otras personas

    En 2001, durante la elaboración de mi tesis doctoral, Lars Joran Sundsdal (mi estudiante de máster en esa época) y yo descubrimos que, sobre todo, es castóreo lo que se deposita en los montículos de olor durante el invierno.⁵⁸ Se sabe poco sobre la secreción de las glándulas anales del castor, pero sí sabemos que se deposita en las marcas de olor del castor durante la primavera y el verano.⁵⁹

    Enjoying the preview?
    Page 1 of 1