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Julia Jones, Los Años Adolescentes (Libro 5): La Traición: Julia Jones - Los Años Adolescentes, #5
Julia Jones, Los Años Adolescentes (Libro 5): La Traición: Julia Jones - Los Años Adolescentes, #5
Julia Jones, Los Años Adolescentes (Libro 5): La Traición: Julia Jones - Los Años Adolescentes, #5
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Julia Jones, Los Años Adolescentes (Libro 5): La Traición: Julia Jones - Los Años Adolescentes, #5

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Julia Jones - Los Años Adolescentes: Libro 5...

Por culpa de su error, Julia es enviada a casa desde el campamento escolar, lo cual es devastador cuando menos, pero ella no esperaba las consecuencias que se sucedieron. Tampoco se esperaba su repentina explosión de emociones.

Enfrentada a un dilema de enormes proporciones, ella no está segura de qué elección tomar. Pero cuando las cosas parecen dar un giro a su favor y se encuentra reuniéndose con una vieja amiga del pasado, una a la que nadie esperaba volver a ver.

Este libro desemboca en un dramático final que te mantendrá preguntándote qué va a pasar a continuación. Es otra adición al suspense de la serie, llena de drama y romance. Un libro genial para chicas adolescentes a partir de 13 años.

LanguageEspañol
Release dateApr 6, 2019
ISBN9781547562169
Julia Jones, Los Años Adolescentes (Libro 5): La Traición: Julia Jones - Los Años Adolescentes, #5

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    Julia Jones, Los Años Adolescentes (Libro 5) - Katrina Kahler

    Inesperado...

    ––¡Estoy muy decepcionada contigo, Julia!–– Las palabras de mi madre se burlaban de mí mientras yo le devolvía la mirada con rabia.

    ¿Qué derecho tenía ella a entrar y enfrentarse a mí de ese modo? Y traer a ese pervertido a la casa hacía que aún fuera peor.

    Los lascivos ojos de Barry permanecían fijos en los míos mientras mi madre hablaba. Me dedicó un gesto de simpatía como para sugerir que estaba de mi lado. ¿Pensaba que yo iba a hacerme amiga suya de repente? ¿Permitirle tomarme bajo su ala a espaldas de mi madre?

    Los dos me asqueaban. Quería que se marcharan.

    Pero mamá tenía otras ideas.

    ––¡Mira esta casa! ¡Nunca antes la he visto tan desordenada! Pensaba que podía confiar en ti, Julia, pero evidentemente ¡me equivocaba!

    Miré en torno al salón al desastre que Matt había dejado atrás. Yo solo me había ausentado un día y medio y ya había una acumulación de platos y vasos sucios dispersos por toda la mesita de centro, así como una pila de cajas de pizza vacías sobre el sofá; pruebas de que Matt se había reunido con amigos la noche anterior.

    Aún cuando era un día lectivo, se había aprovechado de que yo no estaba y había decidido invitar a unos amigos para comer pizza. Probablemente diría que habían tenido que hacer un trabajo juntos. Si ese fuera el caso, me preguntaba vagamente si habrían conseguido hacer mucho y si también habría llegado a tiempo a clase después de lo que probablemente fue una noche larga.

    Ignorando el desastre, clavé mis ojos en mi madre una vez más. Yo acababa de llegar a casa desde el campamento, habiéndole dicho adiós rápidamente a Becky antes de que su padre acelerara calle abajo, su coche desapareciendo al tomar la curva de la carretera. No vi la furgoneta del trabajo de Barry hasta que me giré hacia el camino.

    Como si no tuviera bastante con lo que lidiar. Todavía estaba dándole vueltas a la vergüenza de haber sido enviada de vuelta a casa desde el campamento, solo para descubrir que Barry estaba en nuestra casa.

    Al principio pensé que mi hermano debía haber organizado otra reparación. Conmigo fuera, podía escapar a mis protestas y disponer que Barry viniera sin que yo lo supiera. Me salía humo de las orejas cuando entré en la casa, preparada para ordenarle a Barry que se largara y decirle que no volviera jamás. Cuando entré en el salón, ciertamente no esperaba ver a mi madre allí también.

    Inmediatamente empezó a atacarme. Fiel a su estilo, ella no quiso escuchar mi versión de la historia. Ella no estaba interesada en el hecho de que yo hubiera sido víctima de las circunstancias... en el lugar equivocado en el momento equivocado. Aún cuando yo era la única miembro inocente del grupo, la única que no había tocado nada de alcohol, esta información cayó en oídos sordos. Ella era tan mala como mis profesores. Por lo que a ella le concernía, yo tenía la culpa y solo podía culparme a mí.

    ––¡Estoy tan avergonzada!–– Su sollozo de indignación me hizo sentir peor. ––¿Qué pensarán los otros padres cuando sepan que mi hija fue expulsada del campamento? ¡Y ahora también te han expulsado del instituto! ¡No puedo creer que hayas permitido que pase eso!

    ––¿Expulsada?

    ––¡Sí! ¡Durante el resto de la semana! ¡Deberías sentirte avergonzada!

    Me senté en el sofá, mi cabeza dando vueltas ante estas últimas noticias. En primer lugar, yo había esperado poder mantener el incidente en secreto para mi madre. Pero papá la había llamado obviamente y le había contado los detalles. Me preguntaba si él le había pedido que viniera a casa o si ella habría tomado la iniciativa por sí misma. También me preguntaba lo que él pensaría si supiera que se había traído a su novio con ella.

    Añadamos a eso el hecho de que me habían expulsado. ¡No podía creerlo! Los profesores habían cumplido su amenaza. Aunque nos habían advertido antes del campamento que esta sería la probable consecuencia, estaba rezando para que no sucediera.

    Volví a recordar el incidente de Facebook y a todos los alumnos que habían sido expulsados por ello. ¡A Shelley le habían caído dos semanas! A Becky y a mí nos había caído menos tiempo.

    Como si estuviera leyéndome la mente, las palabras de mamá explicaron ese escenario. ––Como han programado todas las revisiones para el examen de fin de curso para la semana que viene, solo van a imponerte una suspensión de tres días. ¡De otro modo habría sido mucho más larga!

    Me miró con rabia mientras Barry continuaba con sus estúpidos gestos de simpatía. ¿Por qué no se marchaba? Esto era un asunto familiar privado ¡y él no era mi familia!

    ––Te das cuenta de las consecuencias a largo plazo de esto, ¿verdad, Julia? Todos los detalles de tu expulsión estarán en tu informe escolar para que lo vean tus futuros jefes, por no mencionar tus solicitudes para la universidad. ¡Esto podría arruinar tu futuro!

    Ella era muy dramática y, aunque podía haber algo de verdad en sus palabras, en realidad no quería oírlo.

    Yo sabía que había tomado malas decisiones, que debería haber dejado la reunión cuando descubrí el alcohol... pero aún así no me merecía las consecuencias que me habían dado.

    Mis pensamientos pasaron de repente a Millie y Ky, y a sus rostros sonrientes. Me preguntaba qué estarían haciendo en ese preciso instante. Tenían tiro al arco y escalada programada para esa tarde. Y yo me iba a perder ambas cosas. De igual modo, me perdería la acampada al aire libre en una tienda la noche siguiente, la actividad que yo más había esperado.

    Ignorando el continuo sermón de mi madre, recogí mi bolsa y subí las escaleras hasta mi habitación. Estaba abrumada, frustrada, y harta de su atosigamiento interminable. Y estaba especialmente molesta por la mirada pervertida de Barry. Tenía que marcharme.

    –¿A dónde vas, jovencita? ¡Vuelve aquí y limpia este desastre! ––me gritó mamá.

    ––¡NO ES MI DESASTRE! ––le grité, su ligero gesto encogiéndose me dio un poco de satisfacción.

    Inhalando con fuerza, cerré la puerta de mi dormitorio de un portazo tras de mí.

    Dudas...

    Cuando Matt llegó a casa después de clase, se encontró cara a cara con nuestra madre. Dejé la puerta de mi habitación ligeramente entreabierta y la escuché hablarle de mi comportamiento en el campamento. ¡Mi comportamiento! Vaya chiste.

    De entre los dos, yo era la responsable; siempre cuidando de él, limpiando, cocinando, asegurándome de que hubiera comida en la despensa. Pero él era el preferido. No podía hacer nada mal. No a ojos de mi madre, claro.

    Por suerte, Barry se había marchado antes. Cuando oí el motor de su coche en el camino, fui a mi ventana para comprobarlo. Para mi consternación, levantó la vista y me vio, una sonrisa babosa llenando sus rasgos mientras me decía adiós con la mano.

    Cerré la cortina de un tirón y me dejé caer de espaldas en la cama. Sabiendo que mamá todavía estaba en la casa, no me atreví a bajar las escaleras, pero el hambre se estaba apoderando de mí. Y ahora que Matt estaba en casa me sentía más valiente para volver a enfrentarme a nuestra madre.

    Cuando llegué a la cocina me recibió el aroma apetitoso de lo que reconocí como el estofado especial de mi madre. Era un favorito de la familia que yo misma había intentado cocinar

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