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Jerusalén Está Llamando: Peregrinaje a La Ciudad Santa
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Jerusalén Está Llamando: Peregrinaje a La Ciudad Santa

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¿TE HAS PREGUNTADO CÓMO SE SIENTE CAMINAR DONDE JESÚS CAMINÓ?
¿ESTÁS LISTO PARA TOMAR ESTA TRAVESÍA ESPIRITUAL CONMIGO Y SEGUIR SUS HUELLAS?
En Jerusalén está llamando, Robbie Freeman Shugart comparte contigo su peregrinaje a la Tierra Santa. En el libro de Marcos, Jesús les dice a Sus discípulos que "vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas" acerca de lo que Él hizo, y demostrar a otros, en Su nombre, los milagros, las señales y maravillas que siguen a los creyentes.
En Mateo, Jesús dice, "Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá". Si estás buscando respuestas, o anhelas que se abran puertas en tu vida, es muy posible que un viaje a Jerusalén te dé la claridad que necesitas.
LanguageEspañol
PublisherBookBaby
Release dateDec 31, 2018
ISBN9781947279643
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    Jerusalén Está Llamando - Robbie Freeman Shugart

    Santa.

    ¿Debo bendecir a Israel? Siempre he escuchado que las personas que bendicen a Israel serán bendecidas. Mi abuela siempre me dijo que bendijera a Israel, lo cual ella hacía por medio de ofrendar a ministerios que apoyaban a Israel. Yo creo que bendije a Israel al visitarla y caminar en los pasos de Jesús.

    Entren las naciones de adoradores por las puertas para una cosecha y tiempo de refrigerio. ¿Qué de ti? ¿Bendecirás a Israel? ¿Harás tu propio peregrinaje pronto?

    Yo me alegré cuando me dijeron: Vamos a la casa del Señor. Plantados están nuestros pies dentro de tus puertas, oh Jerusalén.¹

    Cuando uno está en Israel, la Biblia cobra vida, y yo en un instante me vi caminando donde Jesús había caminado. De la misma manera que Dios le llamó a Abraham, me estaba llamando a mí a visitar este lugar santo —a dejar a mi familia, mi hogar, y tomar un gran paso de fe hacia la tierra de leche y miel.

    Bendeciré a los que te bendigan, y al que te maldiga, maldeciré. Y en ti serán benditas todas las familias de la tierra.²

    Hace tantos años, Abraham hizo lo que el Señor le dijo que hiciera. Con Sara, Lot, y todo lo que poseía, se dirigieron hacia esta tierra nueva. Él contaba con setenta y cinco años de vida cuando el Señor le dijo que abandonara todo lo que conocía. La fe de las naciones dependía de la obediencia de este hombre a un Dios invisible.

    Ahora, yo era la peregrina en una travesía con el propósito de compartir las huellas de Jesús. Yo iría a la Tierra Santa con personas que nunca había conocido para ver lugares acerca de las cuales solo había leído. Estaba llena de una emoción que no tiene palabras. Yo esperaba que el corazón de la Biblia cobrara vida, y no quedé desilusionada.

    La Biblia nos dice con palabras tan especiales que el precioso Hijo de Dios se hizo carne y habitó en la tierra. Sus enseñanzas, milagros y predicación de las buenas nuevas están bien documentadas dentro de la Palabra de Dios, nuestra Biblia. Leer los cuatro evangelios ilumina las palabras de Dios dentro de nuestro hombre interior. Cada escritor de los evangelios tenía un estilo de escribir singular y escribió desde su perspectiva.

    El Espíritu Santo inspiró a cada autor a escribir estos libros. Al estudiar y meditar en Sus Palabras, los evangelios cobran vida. Verás a Jesús como Sanador, Mesías, Sanador, y Amante de toda persona, así como Salvador de la humanidad. Pero tendrás que ir a Israel para leer y experimentar el quinto evangelio. La Tierra Santa es el último libro de los evangelios, escrito sobre tu corazón.

    Mi Biblia viajó conmigo a todas partes. Fue un regalo de graduación, y protegía una nota atesorada escrita y firmada por mi abuela: Amo a mi Ángel Robbie. La firma era de Grannie Opal. Atesoro esa nota porque también escribió allí Números 6:24-26, que es también una oración especial para el pueblo judío, conocido como la Oración de Bendición Sacerdotal Aarónica.

    El Señor te bendiga y te guarde; el Señor haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; el Señor alce sobre ti su rostro, y te dé paz.³

    Las palabras preciosas de mi hija también siguieron mis pisadas durante todo mi viaje: Ella va a ir a Israel. Estoy orando por un viaje seguro para mi mamá. Yo había viajado muchas veces por todos los Estados Unidos y otros países, pero no al otro lado del mundo. En esta ocasión estaría viajando al Medio Oriente.

    No hay palabras que expresen la emoción que yo sentía durante los preparativos. Sentía tanta anticipación en cuanto a la oportunidad de ir a la Tierra Santa y ver dónde Jesús había caminado. Aun todos mis días de haber jugado basquetbol, y luego de haber sido entrenadora y calificar para campeonatos, ni siquiera se acercaban a la emoción que crecía dentro de mi alma.

    Tan pronto que llegué a Tel Aviv, conocí a Uri, quien sería nuestro guía durante el todo el tour. Él fue tan amable y de tanta ayuda durante nuestro viaje. Ese día, Uri me llevó del aeropuerto directamente al autobús. Yo era la última persona del grupo que había llegado ese día.

    Todos eran muy amigables y les dio gusto verme. Le di al chofer mi maleta y me subí al autobús. Conocí por primera vez a una dama de Ohio y me senté junto a ella en camino al hotel.

    Ambas estábamos tan emocionadas por lo que nos esperaba en este viaje. Al salir rumbo a nuestro hotel, recuerdo que pensé, Sí, de hecho ya estoy en Israel. Los aroma y ruidos causaron que nuestro gozo de estar en Israel escalara.

    Nuestro chofer se llamaba Meir, y conocía muy poco inglés. Pero con su gran sonrisa, Meir sabía cómo comunicarse. Una vez que nuestro autobús se echó a andar, nuestro guía Uri comenzó a compartir su gran conocimiento de Israel por medio de micrófono.

    Llamarlo un experto es quedar corto. Con las primeras palabras que salieron de su boca, pude reconocer que Uri sabía muy bien qué era lo que estaba haciendo. Él conocía tanto acerca de Israel y la Biblia. Él podía abrir y cerrar su Biblia y luego decir de memoria un capítulo entero. Su Biblia especial lo acompañaba dondequiera que iba.

    Le pregunté, ¿Cómo llegó a conocer la Biblia tan bien?

    Uri me contestó, Yo la leía, repetía, escribía y luego recitaba. Luego fui a la universidad y aprendí más acerca de la Biblia. Ahora, está en mi corazón. Al verme tomar notas, Uri continuó, Comencé al igual que usted. Siga tomando notas y usted también aprenderá.

    Uri conocía los mejores lugares dónde hacer compras y comer, así como los lugares especiales que solo un judío nacido en Israel conocería. Él conocía a todas las personas en cada lugar donde nos parábamos. Todos parecían ser una gran familia. Era muy evidente que él era nativo de Israel. Uri demostraba gran lealtad, amor y respeto por su patria.

    Meir y Uri nos hacían señas, sonreían y frecuentemente preguntaban si alguien necesitaba agua. Los dos hacían una combinación maravillosa. En todas nuestras paradas, revisaban para asegurarse de que todos habíamos regresado bien a nuestros asientos en el autobús. Me quedé impresionada por el gran cuidado que siempre mostraron.

    Qué divertido fue el paseo desde el aeropuerto a nuestro hotel. Nos la pasamos cantando y observando las palmeras en nuestro camino. Finalmente, el autobús llegó a nuestro primer

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