You are on page 1of 2

¿El primer golpe de estado con participación directa del narcotráfico?

Es mediodía del domingo 28 en Honduras y atardecer en España. A estas horas, es posible que
nadie sepa cómo va a terminar el golpe de estado “troglodita” que está sufriendo el pueblo
hondureño pero, dejando aparte lo obvio (enésima reaparición de los gorilas, tecnicismos de la
oligarquía y mentiras mediáticas), ya se pueden apreciar algunos síntomas de que no estamos
ante un golpe militar rutinario.

Las primeras voces de alarma que escuché provinieron del COPINH. El día jueves 24, este
Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras difundió desde Intibucá
un comunicado titulado sin ambages “Se prepara un golpe de Estado”. Puesto que los indígenas
no son alarmistas, presté especial atención y, como buen funcionario, de inmediato acudí al
Expediente Honduras para revisar los Antecedentes; allí me encontré con algunos hechos muy
llamativos:

a) noviembre 2008: se celebra en Tegucigalpa la 18ª conferencia internacional contra las


sustancias ilícitas. Aprovechando tan magnoevento, el presidente Manuel Zelaya –conocido
popularmente como Mel-, propone la legalización de las drogas como único camino para
avanzar en la lucha contra el narcotráfico.

b) pocos días después, son asesinados Mario Fernando Hernández, vicepresidente del
Parlamento hondureño, del gobernante partido Liberal y su correligionario M.A. Collier. Según
la policía y las agencias de noticias, “cuatro hombres encapuchados tirotearon el vehículo en el
que viajaban las víctimas y luego remataron a Hernández. Éste recibió 29 balazos, y Collier,
cinco”. Evidentemente, es un atentado con penetrante hedor a narco.

c) el día 23, víspera del comunicado de COPINH, cuatro sicarios disparan 30 balas contra el
vehículo en el que viajaba el candidato de izquierdas a la alcaldía de Tocoa quien es trasladado a
la capital en estado crítico -desconocemos su suerte actual-. El hedor a narco comienza a ser
irrespirable.

¿Y si resulta que los narcos se han atrevido a dar un golpe de estado? Es una posibilidad latente
en buena parte del mundo menos en Colombia donde lo dieron hace años. Pero unas
declaraciones adversas, por muy presidenciales que fueran las de Mel, son condición necesaria
pero no suficiente. Hasta los narcos necesitan aliados para dar un golpe y ahora no estamos
pensando en los gorilas porque los milicos golpistas son más que aliados hasta el extremo de
que nos resulta difícil distinguirlos de los narcos –en Honduras y en otros países, Bolivia y
Guatemala en especial-.

Para su aventura hondureña, a los barones del narcotráfico no les ha resultado difícil encontrar
aliados. A la burguesía no le gusta que, por ejemplo, se reprima la evasión fiscal ni que se
elimine el monopolio de los combustibles. Por otra parte, a los medios de incomunicación
tampoco les hace ninguna gracia que les retiren las subvenciones estatales. En cuanto a los
EEUU, acostumbrados a considerar Honduras como su portaaviones centroamericano, les
disgustó profundamente que Honduras entrara en el ALBA.

Todo eso y algo más es lo que venía efectuando Mel. Para colmo, el presidente Zelaya intentaba
comprar medicamentos genéricos a un precio escandalosamente inferior al impuesto por las
transnacionales farmacéuticas. Y, para remate, el mismo jueves día 24, los presidentes del
ALBA se comprometieron a revisar la doctrina sobre propiedad industrial, una medida con
efectos directos sobre el precio de las medicinas. Es fácil imaginar la reacción del cuerpo
técnico del narcotráfico, esos señores que por la mañana trabajan para una gran compañía y por
la tarde para algún Gran Barón Blanco. Poco importa el detalle pero es cierto que difícilmente
podríamos demostrar que ésta haya sido la gota que, realmente, haya colmado el vaso de la
coalición narco-gorila-oligarca-mediática.
Sea cual fuere la última gota, es un caso absolutamente inédito que se produzca un golpe de
estado para evitar una encuesta. Porque, recordemos: aunque los medios de incomunicación la
presenten como “un referéndum para reelegir indefinidamente a Mel”, esta llamada a las urnas
se reduce a una mera “Encuesta de opinión” (su nombre oficial) para saber si el pueblo
hondureño estaría de acuerdo en que, el próximo mes de noviembre, se añada una cuarta urna
cuyo resultado decidiría si se convoca una Asamblea Constituyente que, a su vez, legislaría (o
no) sobre los plazos presidenciales.

Si no fuera trágico, sería extravagante que una medida propia de los sociólogos se haya
convertido en el pretexto para dar un golpe de estado.

Pero, observando el minuto a minuto de la actualidad, aparecen algunos detalles que me hacen
abundar en la hipótesis del golpe semi-narco. Por ejemplo: los secuestros de Mel, de la
cancillera Patricia Rodas y de los embajadores de Nicaragua, Cuba y Venezuela tienen la marca
narco, en especial el asalto a tiro limpio y el maltrato por encapuchados. Ya sabemos que el
narco aspira a ser Estado pero que, por no disponer (todavía) de cárceles oficiales, debe
limitarse a secuestrar paralelamente.

Ahora bien, si tan narcos son los golpistas, ¿porqué en lugar de deportarlo a Costa Rica no le
han decapitado o degollado? Pues probablemente porque sus socios golpistas se han opuesto por
razones no precisamente humanitarias sino políticas: “lo hubiéramos convertido en un mártir, no
son modos aceptables por la ONU, los EEUU prefieren ahora guardar algunas formas, etc”. En
definitiva, porque no es un golpe exclusivamente narco aunque sus sicarios mejor o peor
uniformados tengan en él una parte decisiva. Porque es un golpe que los EEUU habían pensado
de una manera “más institucional” –no olvidemos que, ¡oh casualidad!, su embajador salió de
Tegucigalpa el miércoles día 23-. Y, en general, porque estamos ante un golpe chapucero que
comenzó técnicamente mal, sin bombardeos mediáticos de ablandamiento, y que (ojalá)
terminará fracasando porque los EEUU y Europa no podrán admitir las imágenes de los
soldaditos invadiendo la Casa Presidencial. A fin de cuentas, son infinitamente más vistosas que
las de un congreso eligiendo a un presidente espurio, por mucho que esperamos un aluvión de
estas últimas.

Por lo demás, tenemos para el futuro el horizonte de un narcotráfico que, si antes tenía
aspiraciones y experiencias indirectas golpistas, ahora cuenta con una experiencia directa.
Parcial pero experiencia. Hay otros países que deberían alarmarse.

No es razonable esperar que los medios de incomunicación consideren la hipótesis del golpe
semi-narco. Seguirán dale que dale con la grosera mentira de convertir una encuesta en una
reelección presidencial inmediata porque su inercia rutinaria les lleva a insistir en un tema
(banal) que ya tienen muy trabajado. Pero, por el momento, Mel ya ha ganado la batalla icónica.
Siempre nos quedará la estupenda imagen de un presidente con corbata y sombrero subido a la
puerta de un bus urbano y rodeado de su pueblo rescatando de un cuartel a las planillas de una
encuesta. El propio sueño de un sociólogo.

Antonio PÉREZ (domingo 28 junio, 20 hrs GMT)

You might also like