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JORGE CUESTA (mexicano, 1903-1942) Paraso perdido Si en el tiempo an espero es que, sumiso, aunque tambin inconsolable, entiendo que

el fruto fue, que a la niez sorprendo, no don terreno, mas celeste aviso. Pues, mirando que ms tuvo que quiso, si al sueo sus imgenes suspendo, de la niez, como de un arte, aprendo que sencillez le basta al paraso. El sabor embriagado y misterioso, claro al odo (el mundo silencioso y encantados los ruidos de la vida) vivo el color en ojos reposados, el tacto clido, aires perfumados y en la sangre una llama inextinguida. Letras de Mxico, volumen III, nmero 1 (Mxico, 1941) Paraso encontrado Piedad no pide si la muerte habita y en las tinieblas insensibles yace la inteligencia lvida, que nace slo en la carne estril y marchita. En el otro orbe en que el placer gravita, dicha tenga la vida y que la enlace, y de ella enamorada que rehace el sueo en que la muerte azul medita. Slo la sombra suea, y su desierto, que los hielos recubren y protejan, es el edn que acoge al cuerpo muerto despus de que las guilas lo dejan. Que ambos tienen la vida sustentada, el ser, en gozo, y el placer, en nada. Tierra Nueva, ao II, nmeros 11 y 12 (Mxico, 1941)

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