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E-mail: mutis56@googlemail.com
República de Colombia
Departamento de Nariño
Municipio de pasto
2009
Las tareas y los usos del cuaderno 2 Luis Hernando Mutis Ibarra
CONTENIDO
1. La evaluación de las tareas, ejercicios y actividades
2. El colegio va a la casa: ¿para que?
2.1. El acompañamiento de los padres de familia: oportunidad para conocer los hijos y la escuela
3. El grupo de compañeros y amigos: fuente de valores
4. Los textos escolares: ¿la alegría de leer?
5. Los usos del cuaderno
5.1. Las lógicas del cuaderno
5.2. El cuaderno como instrumento de registro del viaje de los aprendizajes
5.3. El cuaderno como bitácora
5.4. Diario de aprendizaje
Bibliografía
La evaluación es tan solo un elemento del proceso, por lo que se necesita hacer el
respectivo seguimiento y su descripción pertinente para poder mirarlo y mejorarlo. Los
procesos son interacciones relacionadas y generadoras de compromisos, la observación
de los mismos permite comunicar, saber lo que pasa en su interior, cual es su lógica y
dinámica.
En el proceso de los aprenderes, se requiere comprender qué se necesita para que los
humanos nos apropiemos del conocimiento y sepamos usarlo adecuadamente, teniendo
cuidado que éste no se cadaverice o se separe artificiosamente de la vida, impedir que se
absolutice el conocimiento.
Algunos de esos aspectos que estimulan, alientan y nutren la apropiación significativa
de los conocimientos tenemos:
relacionar unos conocimientos con otros, para enseñar a buscar e indagar por sí mismo
nuevos conocimientos. Cualquiera sea el tipo de actividad, ejercicio y/o taller; deben ser
siempre atractivas, que se puedan hacer con los conocimientos y las instrucciones
recibidas, y que le permitan adquirir seguridad en el comportamiento. Así las actividades
extraescolares serán siempre una ayuda para el éxito escolar.
Las actividades no revisadas se convierten en tareas, puesto que muchas veces,
por no decir que generalmente, se recorre el salón de clase únicamente para comprobar si
se obedeció la orden. Eso frustra y desalienta al estudiante para el siguiente ejercicio,
siempre se espera saber si lo que se hizo va bien o mal; y si hay errores y equivocaciones,
saber cómo se pueden mejorar. El estudiante siempre quiere acertar frente a los adultos.
Si un profesor tiene muchos alumnos pone actividades cortas y precisas para asegurarse
que se puedan revisar o se diseñan formas y estrategias para corregirlas en el grupo.
Existen muchos educadores, con gran creatividad y talento, incluso para que los
mismos estudiantes se impongan de manera endógena sus propias actividades y tareas
porque logran ver la necesidad de alcanzar mayor y mejor entendimiento de sus
aprendizajes. Cada profesor tiene experiencia y muchas ideas sobre cómo hacer las
actividades útiles e interesantes.
esos conflictos nos desvíen hacia actitudes que podrían ofender o hacer daño. Todos
sabemos ahora que, las actitudes psicológicas negativas hacen tanto daño (o más) que los
daños físicos.
Las tareas, se pueden utilizar para enterar al maestro de lo que sucede en los
desarrollos de los aprenderes y de las acciones de los enseñares. Por qué no usar el
cuaderno para que los acompañantes familiares de los estudiantes puedan escribir y hacer
notas en los cuadernos de sus hijos, diciéndoles y explicándoles a sus profesores dónde
hay dificultades, qué es lo que ellos (niños, adolescentes y/o jóvenes) no entienden, qué
es lo que no pueden hacer, preguntar o formular inquietudes frente a los aprendizajes,
consecución de bibliografías, cómo se ubican y se abordan ciertos temas, porqué no les
gusta ciertas áreas o campos de estudio. Lo interesante aquí es utilizar la herramienta de
las actividades o tareas extraescolares como elementos claves para enlazar la educación
escolar con el hogar, la casa y/o la familia.
Lo que si es importante es que bajo ninguna circunstancia los familiares les realicen
las actividades a sus hijos; recuerden que ustedes ya estudiaron y que las actividades o
―tareas‖ no son para ustedes, sino para los que están cursando los estudios escolares.
Si es necesario contribuir en la escritura de las notas, donde se manifiesta las
condiciones y/o situaciones limitantes y que obstaculizan el avance de los aprendizajes en
curso. Eso ayudaría mucho al trabajo del educador y liberaría tanto a estudiantes como sus
familias de la angustia, la impotencia y la agresividad.
veces organizan "barras" para expresar esta inconformidad, o en algunas ocasiones ellos
son su familia.
La observación del comportamiento de los estudiante en los intersticios del colegio y
en las zonas de conflicto como: el recreo y o descanso, la salida del plantel, la biblioteca,
las canchas, los baños, los eventos u otras, permite a los educadores saber cuáles son los
líderes fuera del aula de clase y cueles son los valores que están congregando a los niños.
Esta observación permite a la institución educativa saber cómo debe orientar su educación
sobre la formación de los valores.
La Institución tiene posibilidades de influir positivamente en el comportamiento de
las "barras":
◙ Estimulando y exaltando valores como la cooperación, el compañerismo, el
servicio en bien de todos, la lealtad, el esfuerzo personal, la confianza, etc. Si estos
valores se estimulan y se reconocen, los estudiantes tenderán a formar grupos o barras
alrededor de los niños que muestren estos valores.
◙ Organizando actividades teniendo en cuenta las "barras" o grupos en favor de la
escuela, del barrio o de alguna causa noble.
◙ Muchos objetivos de organización escolar como e! aseo, el cuidado de los bienes
de la escuela, la motivación para el deporte, la lectura, etc., son más fáciles de lograr si se
forman comités con los líderes de las estos grupos.
Los estudiantes quieren agradar y mostrarse positiva a los demás en sus
comportamientos. Pero esto sólo es posible si en la institución y en la casa hay claridad
sobre lo bueno que se espera de ellos y si los niños ven estas actuaciones en los adultos.
Ellos distinguen con mucha claridad lo justo de lo injusto. Las decisiones arbitrarias
vuelven al niño rebelde y anárquico. El niño espera que lo bueno se reconozca y hasta se
premie y lo malo o lo negativo tengan sus consecuencias adecuadamente.
reencantar y que estimulen el desarrollo de las inteligencias; se trata pues, de que esas
dichas excepciones crezcan y se expandan.
Es terrible reconocer que la escuela todavía funciona como si los libros y las
bibliotecas no existieran, en una época en que ya estamos poniendo en tela de juicio
nuestra propia idea del libro y de la biblioteca, donde ya se habla de la tecnología de la
palabra, y, donde profesores y estudiantes pueden cargar en su cuello miles de
documentos, música y videos (en la memoria, o el Ipo). Podría afirmarse que muchísimos
maestros (para no generalizar), no están preparados para trabajar con los libros –en plural-;
está capacitado para trabajar con un libro, que es él el que domestica a su manera, y dice:
estudien de la página 10 a la 20, y no lean lo que precede ni lo que sigue; copien esto y
lean aquello. La pluralidad de los libros se visualiza como un peligro, y no como una
oportunidad sensacional.
Si se da cabida a libros que no son didácticos, sino libros que pueden ser utilizados
didácticamente (pero que no se llaman o no son didácticos), se da esa indefinición de
fronteras ante la cual siempre hay señales de alarma. Si entra un libro y ese libro puede
ser controlado por el maestro, la cosa funciona, pero cuando llegan o se tiene que trabajar
con muchos libros, ahí comienza el problema. Sucede que cuando llega una biblioteca es
un peligro, pues tiene que ver con un análisis de la propia función del maestro y de su
relación con los libros, con los alumnos y con todo lo demás.
Se han dado situaciones en que cuando llegan ―libros nuevos‖, sólo se les quita el
empaque muchos años después, o se ―guardan‖ hasta que se dañan o se desempolvan
cuando a algún ―maestro nuevo‖ e inquieto se le ocurre y se atreve a esculcar para saber
que contiene aquella caja o aquellos cajones arrinconados. Muchos libros tienen que ver
con el problema del control de lo que se lee y de los momentos en que se lee. El mismo
problema de los muchos libros es el problema de los muchos estudiantes.
De esto puede derivarse, de que la escritura que sólo se hace en el tablero, es
deficitaria por naturaleza; pues cualquier cosa que se escriba en ese espacio único, es un
espacio clausurado, cerrado y fuera de cualquier funcionalidad, poco importa que el
maestro escriba letras, palabras sueltas u oraciones; lo que ahí se escriba es en un
contexto de clausura. Se considera que el tablero es el espacio para poner algo que se
quiere enfocar fuera de contexto. No es que se esté en contra del tablero (pizarrón) como
objeto. Es referido en el sentido de que éste sea el único espacio donde se produce
escritura, donde se fija la atención sobre el escribir, se produce, por definición, una
escritura descontextualizada, porque éste (el tablero) es el espacio para generar un
contexto neutro, un ―no contexto‖.
Al parecer, otros espacios naturales de la escritura y la lectura dentro del salón de
clases, generan muchos temores, porque se traspasa la frontera (por lo general
administrativa). ¿Cuántos años hace que se habla de que la escuela tiene que abrirse a la
realidad, dejar entrar la realidad, ir a buscar la realidad, inclusive? Eso, en muy contadas
ocasiones sucede; las fronteras entre lo que es propio e inherente a la escuela y lo que es
exterior aún están muy delimitadas.
Estamos en un tiempo donde la lectura es buena, sin preguntarse mucho lo que se
lee o si se está o no en un ambiente adecuado. Nos estamos acostumbrando ahora a una
visión en donde leer es un bien en sí mismo. Pero esa forma de pensar y actuar no es
antigua ni generalizada; es una visión reciente y poco difundida. Inclusive ya se conocen y
se expanden los derechos del lector mostrados por Daniel Pennac, un estudioso sobre la
lectura que insiste en que al estudiante no se le debe cobrar por leer, pues esto genera
Las tareas y los usos del cuaderno 10 Luis Hernando Mutis Ibarra
aversión al texto; según Pennac, estos son los ―derechos imprescriptibles del lector‖ 1: 1. El
derecho a no leer; 2. El derecho a saltarse páginas; 3. El derecho a no terminar un libro; 4.
El derecho a releer; 5. El derecho a leer cualquier cosa; 6. El derecho al bovarismo; 7. El
derecho a leer en cualquier parte; 8. El derecho a picotear; 9.El derecho a leer en voz alta;
10. El derecho a callarnos.
Vale la pena señalar que en la educación básica se produce mucha escritura y
mucha lectura inútil. Pensemos en la cantidad de escritos que van a parar a los cestos de
la basura. Un primer escrito, una evaluación y calificación, el texto es recibido por el
estudiante y al cesto de basura va a parar. Y se repite el ciclo. El reto en este punto
consiste en lograr que la escritura genere interacción. Cuando hablamos de interacción,
nos referimos a que el texto que se escribe o se lee, además de sufrir reelaboraciones en
su forma y su estructura, permita establecer algún tipo de vínculo social.
Las prácticas de lectura y escritura orientadas hacia la evaluación, establecen una
relación de validación e invalidación que es muy autoritaria y poco provechosa en la vía de
ganar potenciales lectores y escritores. Pero esta crítica no debe entenderse como que es
necesario optar por un "dejar hacer" o como una falta de rigurosidad, al contrario, debe
tomarse como un reto. Para el docente, este reto consiste en generar situaciones de
lectura y escritura en las que el estudiante se vea atraído y vinculado, porque leer y escribir
compromete sus intereses y sus vivencias. Así, la función central de la pedagogía de la
lectura y la escritura consiste en abrir esos escenarios.
Mientras más grande es la distancia entre la escritura y el usuario, mayor es la
diferencia que se establece entre lo que debe ser escrito y cómo debe ser escrito. De ahí
que un analfabeto no tiene idea sobre la lengua que se escribe. Hoy, todos sabemos que
el problema es la introducción al texto pero el trabajo con el texto no prohíbe ni tampoco
impide el trabajo analítico con sus partes. Una cosa es sacar una palabra del texto para
analizarla como palabra y regresarla al texto, y otra es poner palabras descontextualizadas
en un tablero.
La investigación educativa ha mostrado que el uso de textos educativos en los
sectores pobres tiene muchos beneficios: Niños que tienen textos alcanzan mejor
rendimiento académico que aquellos que carecen de textos. Los niños que tienen textos
adquieren mayores aspiraciones educativas y tienden a valorar más la educación y la
escuela.
Como lo saben y lo desean todos los profesores y los padres de familia, el ideal es
que todos los niños posean textos matemáticas, español y ciencias sociales por lo menos.
Sin embargo esto es difícil para las familias más pobres. Por eso tratar de crear en cada
salón una biblioteca de textos para uso del aula, es muy importante, o por lo menos que
puedan tener acceso a las bibliotecas reales (biblioteca comunal, del barrio, de las
escuelas y colegios, incluso particulares) y virtuales (cine, música, Internet, videos, CD,
DVD, Memorias). Disponer de material impreso y/o virtual, si es posible para cada salón,
es muy conveniente por múltiples razones: El estudiante se motiva más a la lectura. No
basta que aprenda a leer; si queremos tener después un joven y un adulto lector, es
necesario que él tenga contacto físico diariamente con material impreso de todo tipo:
libros, revistas, periódicos, láminas, álbumes, cuentos, fotografías, afiches; en una palabra,
todo el material impreso que les gusta a los estudiantes. Si diariamente está en contacto
con material impreso, comienza a valorar lo escrito, buscará temas para impresionar y
1
PENNAC, Daniel. “Como una novela”. Bogotá. Editorial Norma, 1993. Pág. 141-166
Las tareas y los usos del cuaderno 11 Luis Hernando Mutis Ibarra
conversar con sus compañeros y sus padres, es decir, hará del libro, e! texto y el periódico,
una cultura. Esto es muy importante, si en la familia del estudiante no hay biblioteca.
Se ha encontrado, que estudiantes que se acostumbran a la lectura y la escritura
libre en la casa, a leer lo que les gusta, comienzan a tener mejor rendimiento. Por ejemplo,
a los que les gusta leer, mirar una y otra vez los libros que tengan fotos, ilustraciones,
letras grandes, que muestren cosas raras, que tengan historias cortas, etc. Los cuentos,
los comics, los álbumes, son poderosos medios para incentivar al estudiante a la lectura.
Es mejor que el profesor no se guíe por un o dos textos escolares, sino que, hay que
aprender a guiarse por el proyecto de su área que lo orienta a utilizar una amplia y diversa
variedad de documentos verbales orales y escritos. Pero, en última instancia y si esto no
es posible y tiene que seleccionarse algunos textos escolares, hay que poner especia!
atención. Un buen texto le ayuda mucho a los niños de aprendizaje lento (hay niños de
aprendizaje lento que son muy capaces), a complementar y profundizar sobre lo que se
explicó en clase y que por razones de tiempo o timidez los niños no preguntan. Un buen
texto ayuda al profesor a poner mejores actividades; hace sentir al estudiante (por eso a
los niños les gusta llevar el primer día de clase todos los libros y cuadernos). Las
instituciones que trabajan para el éxito escolar, son especialmente cuidadosas en
seleccionar textos buenos y de bajo costo. Sin embargo, no basta que los niños tengan
textos; se requiere que el maestro los use adecuadamente para la enseñanza, para
consulta, para las actividades, para las evaluaciones. Es muy útil el intercambio de
experiencias entre los profesores respecto a la selección de textos y sus diferentes formas
de uso.
padres participen en la elaboración del cuaderno, por ejemplo, que la familia exprese las
cosas que más aprecia de la educación que está recibiendo su hijo, ideas para trabajar
junto con la escuela, dibujos o historias, consejos que el papá o la mamá le quieren dejar
como recuerdo o enseñanza a su hijo y compañeros, etc.
En cuanto al objeto físico del cuaderno, una estrategia muy importante para que
todos aprecien sus cuadernos es procurar que no genere competencia por el tipo y costo
de los cuadernos. Crear conciencia de que lo interesante no es el cuaderno como objeto,
sino, lo que se hace con él, cómo se lo utiliza y para qué se lo usa. De nada sirve ostentar
con un cuaderno de lujo, si en su interior evidencia pobreza intelectual o miseria del
pensamiento. Lo mínimo que se puede estimular es la de crear ambientes de respeto,
autonomía y solidaridad en los tipos de cuadernos que se tengan, las formas de cuidarlos y
tratarlos; pues, entre mayor sentido tengan para su dueño, mejor se evidenciará su
imagen. Así mismo, hay que fomentar ambientes sociales para aceptar a los otros como
son y consolidar un poder interno donde los estudiantes aprendan a no dejarse afectar por
lo que digan los otros, o aprender a aceptar con inteligencia la situación que viva cada uno.
Los profesores experimentados conocen muchas estrategias y maneras de usar los
cuadernos de una forma educativa y atractiva. Por eso las reuniones de profesores y el
trabajo en "equipo" para intercambiar experiencias, son la mejor sugerencia para encontrar
usos del cuaderno como medio de evaluación y seguimiento, como medio de
comunicación con la familia y como apoyo al estudiante que carece de textos. También los
grandes escritores se iniciaron en un cuaderno.
deciden mejor no hacer nada, pues, sólo así no cometen errores, pero no tienen
conciencia de que tampoco aprenderán nada.
Los verdaderos aprendizajes ocurren entonces, de manera clandestina, ocultando a
toda costa sus errores, pero persistiendo en los intereses propios, incluso, a costa del
mismo estudio. En las relaciones de los individuos se crea y se hace habitual el exaltar y
patentar lo negativo, de negar al otro cuando da señales humanas de debilidad,
equivocación o de faltas y errores. Dichos hábitos, nos hacen personas que únicamente o
exclusivamente aprendimos a ver lo malo de las cosas, a sentirnos víctimas, a
minimizarnos ante las dificultades, a ver los problemas y conflictos como sinónimos de
sufrimiento, por eso, la actitud ante ellos es de huida, de esquivación, de abandono, o por
el contrario, de ataque, de rebeldía, de furia. Ya lo dice Gordon Ratray Taylor: ―Cuando al
hombre no se le permite amar y crear, surge en el la necesidad de odiar y destruir‖.
Esta lógica del cuaderno es tan sólo una de las más finas partes de todo un modelo
de la educación bancaria, autoritaria y domesticadora de la educación, pues con el están
todos los ámbitos accesorios que la complementan: El examen para la descalificación, la
memoria mecánica, la escritura estéril de copia, el autoritarismo radical del miedo, la
acumulación de datos sin sentido ni significación, la sobreprotección.
convivencia pacífica, pues no habrá causas o motivos para la agresividad y los ataques
violentos.
Algo muy relevante, el conocimiento ya no es la acumulación indiscriminada de
datos, los cuales tenían que almacenarse mecánicamente en la mente; hoy, el orden de la
memoria, con la aparición de las tecnologías informacionales cambio radicalmente los
enseñares y aprenderes, por lo que se trata ahora es de formar buscadores para la
apropiación y uso apropiado de el conocimiento, la información, los saberes y los datos.
El cuaderno, desde esta lógica, se vuelve una herramienta clave para el estudiante.
Lo organizará desde sus propios intereses, objetivos y niveles de desarrollo. Será su diario
personal de aprendizaje escolar, su amigo y su apoyo; será el objeto propicio para
organizar su mente y madurar sus pensamientos (también sus sentimientos y emociones);
nada de sus sentires y pensares serán desechados; pues, cuanto más escriba y lea,
mayores serán las posibilidades de consolidar sus ideas y clarificar sus sentimientos. Ya
no tendrá temor y/o miedo de atreverse a ensayar, ni de mostrarse las dificultades; el
orden compulsivo ya no paralizara la inteligencia, ni petrificará la creatividad.
La necesidad de poner orden en el mundo es de la persona que conoce. Conocer es
organizar, poner orden en las interacciones con la realidad para hacerla más inteligible.
Que haya necesidad de poner orden no quita tampoco que existan y se den órdenes
asfixiantes y agobiantes; pero, no es rompiendo el orden como se enseña a romper ese
tipo de orden opresor, sino manejándolo también como una conquista personal (o grupal),
que tenga sentido, y no como el cumplimiento simple de un deber.
Para poder implementar este ejercicio de crear una cultura del diario de registro de
los aprendizajes, o como quiera llamársele, se exponen a continuación algunas ideas
básicas para tenerlas presente en cualquier nivel, espacio y tiempo de la educación
institucional.
Requisitos específicos
El cuaderno, una libreta, carpeta, hojas o algo donde se pueda registrar o escribir
continuamente.
Anotar la fecha cada vez que se escriba.
Escribir mucho siempre que sea posible, para que poder desarrollar mejor las ideas.
Una buena bitácora es aquella en la que el estudiante ha hecho una gran cantidad
de entradas.
Identificar los trabajos especiales que se hacen en la bitácora.
Cuándo escribir
2
Tomado y adaptado de: CASSANY, Daniel. “Reparar la escritura”, didáctica de la corrección escrita. Editorial Graó.
Barcelona, 4ª edición, noviembre de 1996. Pág. 82-85
Las tareas y los usos del cuaderno 17 Luis Hernando Mutis Ibarra
Objetivos
Procedimiento
Evaluación
Características pedagógicas
• Reserva una sección para la corrección. Utilízala para revisar tus redacciones.
Las tareas y los usos del cuaderno 18 Luis Hernando Mutis Ibarra
• Crea otra sección sobre vocabulario. Apunta todas las palabras nuevas,
interesantes, importantes o curiosas que quieras recordar.
• Escribir sobre lo que se lee: libros, lecturas de clase, borradores y bitácoras de
otros compañeros, etc. ¿Qué te gusta más y menos?, ¿cómo es su estilo?, ¿cómo
escriben y corrigen?, etc.
• Responder las siguientes preguntas cuando se acabe de corregir un texto: ¿Qué te
gusta más y menos de corregir? ¿Qué es lo más fácil y difícil? ¿Qué haces para
darte cuenta de tus faltas? ¿Cómo las corriges?
• Lee varias bitácoras de compañeros. Fíjate en las correcciones que hacen: ¿Son
diferentes de las tuyas? ¿Hay muchas más o muchas menos? ¿Qué tipo de errores
corrigen? Habla con sus compañeros sobre este tema, comenta con ellos las
bitácoras.
PROCEDIMIENTO
MATERIAL
Diario de aprendizaje
3
Tomado y adaptado de: CASSANY, Daniel. “Construir la Escritura”. Paidós. Barcelona, 1999. Pág. 368 - 370
Las tareas y los usos del cuaderno 19 Luis Hernando Mutis Ibarra
2. Escribe siempre que te apetezca e intenta hacerlo regularmente, cada dos o tres
días. Vale más escribir poco y a menudo, que mucho y sólo de vez en cuando.
3. Sigue alguna de las siguientes indicaciones:
Antes de empezar:
• Responde a estas preguntas: ¿cómo crees que será este curso, esta clase, esta
asignatura?, ¿Qué va a ser lo más interesante?, ¿qué va a ser lo más difícil?
• Haz una prospección entre tus compañeros: ¿qué expectativas tiene tu clase del
curso que empieza?, ¿que intereses, curiosidades, temores, dudas?
• Haz una lista de las preguntas que quieres hacer al profesorado sobre el
funcionamiento de! curso; ordénalas de más importantes a menos.
Al terminar un ejercicio:
• Responde a estas preguntas: ¿te ha gustado?, ¿ha sido difícil?, ¿qué has hecho
para resolverlo?, ¿cómo has encontrado las respuestas correctas?, ¿tus compañeros han
trabajado del mismo modo?
• Escribe una nota al profesorado explicándole cómo puede mejorar el ejercicio: qué
defectos tiene, qué preguntas son más útiles.
• Apunta las tres cosas que te hayan gustado más; ideas, experimentos,
comentarios.
• Escribe una pregunta que te haya suscitado la clase y argumenta por qué crees
que es importante.
Al terminar un curso:
COMENTARIO
BIBLIOGRAFÍA
- PORLÁN, Rafael; MARTÍN, J. ―El diario del profesor‖, un recurso para la investigación
en el aula. Sevilla. Díada. 1991.
- SMITH, Frank. ―Comprensión lectora‖. Análisis psicolinguístico de la lectura y su
aprendizaje. Trillas, México, 7° reimpresión, 1995.
- SERAFINI, Ma. T. ―Cómo redactar un tema‖, didáctica de la escritura. Barcelona.
Paidós. 1989.
- TEBEROSKY, Ana y GOMES de Moráis Artur. "Errores y transgresiones infantiles en la
ortografía del portugués", en Discursos 8, Lisboa. 1984 (Mimeo)
- WELLS, G. ―Aprender a leer y escribir‖. Un estudio longitudinal de la adquisición de la
lectoescritura. Laia. Barcelona, 1986.