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Azul, azulado.

A su lado, La tarde, el pedacito del da que siempre quiere que llegue Naranja, gris, rosa Sus patas apenas rozaban el suelo, Se senta flotar con ese viento que huele a otros, que tiene el aliento del abuelito, y de todos los que le vinieron antes que l. Y que despus de l se fueron. A lo lejos una nube que no tena inicio Iba mostrando su pecho, Bajo su penacho de algodn comenzaba a reflejarse el dilogo de luces de la ciudad. - Que tonto! Si nunca haba visto un hada, cmo pudo confundirla con ellas Es que hay que joderse si de verdad era un iluso. Bajaba con las orejas bajas y los ojos cerrados, A veces, se senta que cualquier huellita ah hundida en la hierba Poda calzar con la pata de su hermano. Cuntos sueos le haba enseado a dibujar Cuando el lodo era tibio, y la tierra floreca, se sembraba de trazos, de retratos, de preguntas. Ya fueron muchos das Ya fueron muchas lluvias Y ahora que solo hay sol Parece que los astros desnudos buscan Su primera hoja de parra. - Qu le quiso aprender al bho, Si no faltaba nada en la manada? Ahora se limpiaba las patas, senta al resto de su jaura No tena ira, no tena rabia, tampoco tristeza, Solamente una gran interrogacin en el rostro. Cuando la Luna se levant redonda, flamante, Se encontr con esa pequea lobita dormida al pie de un viejo rbol. Ves, te dije que an piensa en ti, Todava cuida el espacio donde ensayabas tu aullido.

Detrs de una cortina oscura de materia csmica

Estaba el gran espritu empujando la luna A travs del teln celeste con un lobo joven junto a l. Si, saba q siempre iba a estar conmigo, yo siempre voy a estar con ella, la quiero demasiado.

Abajo llegaba el viento tibio de verano, Los poetas no dejaron de aullar nunca, intiles y superficiales voces. Esa noche, la pequea lobita so con l, y ya no estuvo sola.

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