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FINAL FANTASY XIII

Episode Zero
Encounter - Capítulo 2

by Vanille
Final Fantasy XIII Blog
http://novacrystallis.blogspot.com

Sentía agradable la brisa del mar en sus mejillas. Serah caminaba sin rumbo por el paseo
marítimo, estirando los brazos ampliamente. El tiempo era bonito. El área alrededor del
paseo estaba tranquila.

En esta estación todos los turistas van a la playa a nadar en el océano. La cafetería del Team
Nora probablemente había estado ocupada desde por la mañana. Incluso aunque no fuera
por la estación, hoy era el día de trabajo de Lebreau. Su cocina siempre se las arregla para
estar en los locales.

Probablemente por eso Snow llegaba tarde. Seguramente intentó decir: "Os dejo el resto a
vosotros, chicos.", y trató de marcharse, pero uno de los de siempre lo arrastró a una
conversación. Ver esa imagen en su mente hizo a Serah sonreír.

"¡Hey!", escuchó a una voz decir, y se giró. No era Snow, era un miembro de Nora llamado
Gadot. Como estaba conduciendo la moto él mismo, probablemente iba de vuelta al trabajo.
O quizás Lebreau le había pedido que fuera a buscarle algunos ingredientes.

"Así que va a llegar tarde... verdad?", dijo Serah mirando hacia arriba mientras la motocicleta
paraba a su lado. Aunque él era más bajo que Snow, sus enormes músculos hacían a
menudo pensar a la gente que era un gigante. Cuando Serah le conoció por primera vez,
pensó que parecía demasiado grande y daba miedo, pero, por supuesto, ahora ya no sentía
eso.

"¿Atrapado por uno de los de siempre?"

"Bingo. Y probablemente todavía le llevará un buen rato."


"Me pregunto si se trata de uno de esos pesados clientes", pensó Serah. No podía estar
segura de si había sido Snow o Lebreau quien le había pedido a Gadot que viniera de
mensajero.

"Vale, entiendo. Gracias."

"Nah, pasaba por aquí de todas formas." Y con eso, Gadot dijo: "Nos vemos", y despegó con
la motocicleta. Serah le dijo adiós con la mano y se quedó viendo como se iba.

La calma retornó y de nuevo Serah empezó a caminar. Hay un lugar calle abajo, cerca del
final del paseo marítimo, donde las gaviotas se reúnen. Decidió esperar a Snow allí. Nunca
se cansaba de observar a las gaviotas jugando en las olas. Deseó haber traído algo que
pudiera darles de comida.

"Me encanta esta ciudad", murmuró Serah. Los pájaros jugando en el océano, el color del
cielo, las hojas susurrando gentilmente en los árboles... incluso el precioso mantenido paseo
marítimo. Pero este era el último año de Serah en el instituto. Ya había sido decidido que iría
a la universidad en la capital del Edén. Es el camino que ella misma eligió, pero el simple
hecho de pensar en abandonar la ciudad la ponía triste. Snow siempre decía:

"Edén está justo al lado. Podemos vernos cada vez que queramos.", y sonreía. Serah
siempre se decía a sí misma que no es que no se volvieran a ver nunca más. No volver a ver
a alguien nunca, eso es algo que ella entendía bien.

El primero fue su padre. Incluso aunque ella no tenía una edad en la que pudiera entender la
muerte, sí entendía que nunca volvería a verle más. Cuando su madre murió de una
enfermedad, se sintió aún más fuerte; el dolor de perder a alguien para siempre. Perder a
alguien justo delante tuya. Snow también, él fue educado en la misma sociedad que Gadot,
Lebreau y Yuge. Conocían el mismo dolor. Por eso trataban a la gente con tanta amabilidad,
incluso aunque no se dieran cuenta de ello.

"Soy feliz", advirtió Serah. "Soy feliz, por eso que haya un poco de distancia entre nosotros
duele. Pudiendo quedar todos los días, y hablar sobre estupideces, estando rodeada por
gente amable... Ha sido tan divertido que perder solo un poquito de eso duele."

"Mocosa engreída. Estás siendo una caprichosa." Se golpeó ligeramente a sí misma en la


cabeza con su puño. "Edén no está realmente tan cerca como Snow dice, pero aún así es
verdad que si queremos vernos, podemos. Así que voy a dejar de lamentarme tanto. No
quiero perder el tiempo que me queda aquí sintiéndome así."

Se acababa de decidir cuando vio a alguien corriendo por el paseo. Era Snow. Había venido
más pronto de lo que ella pensaba. Probablemente había puesto su mejor empeño en
terminar la conversación lo antes posible.

"¡Aquí!" Ella saltó y agitó las manos.

"¡¿Viste a mi hermana?!" No pudo evitar gritar. Snow estaba casi sin aliento de correr a toda
potencia paseo abajo, pero tan pronto como tomó aire, dijo: "Sí, vi a Lightning."

"Ayer me encontré con ella."

"Ajá, por eso...", se dijo Serah para sus adentros.

"¿Qué? ¿Dijo algo de mí?"

"Nada. Pero estaba realmente de mal humor, pensé que era extraño." Aunque estuviera de
mal humor, actuaba igual que siempre. Lightning nunca lloriquea como un niño pequeño
cuando está alterada. Siempre ha sido muy orgullosa como para mostrar lo que siente. Pero
Serah podía de alguna forma decir de qué humor estaba su hermana. Como si un campo
invisible a su alrededor cambiara levemente. Si lo comparase con algo, diría que es como la
electricidad estática. No puedes verla, pero si fueras a tocarla sentirías una descarga.

"Snow parece estar intentando lastimarse a sí mismo", pensó Serah con una amarga sonrisa
en sus labios. Lightning y Snow son opuestos exactos. Snow es fiel a sus sentimientos, lo que
está pensando se muestra en su cara y en sus acciones, y en sus palabras. Sus sentimientos
y forma de hablar están vinculados. Él nunca mentiría o haría trampas. Por eso Serah podía
confiar en él, pero su hermana se sentía diferente respecto a eso. Ellos no tenían nada en
común, eran como el agua y el aceite.

"Maldición...", Snow se rascó la cabeza. "¿Qué deberíamos hacer?"

Al principio Serah no cogió lo que quería decir, pero entonces lo entendió.

"Está bien, puedes seguir viniendo." La semana que viene era el cumpleaños de Lightning.
Serah la había enrollado para que se tomara un respiro, solo para que los tres lo celebraran
juntos.

"Vamos a decirle que estamos saliendo juntos."

"Sí, es horrible tener que esconderlo."

Serah había planeado presentarle a Snow en su fiesta de cumpleaños. No quería que


Lightning se tomase un respiro solo para presentárselo, ya que eso solo la irritaría, y estando
ella tan ocupada... Pero no quería esperar demasiado para contarlo.

"Si simplemente se lo decimos lo entenderá. Es muy simpática."


"Lightning es alguien que no es solo dura consigo misma, también con los demás. Y una vez
ha decidido algo, casi nunca cambia de opinión, así que los demás piensan que es muy terca.
Pero así es como ha sido capaz de protegerme y cuidarme.", pensó Serah. Incluso aunque
ella tenía la edad en la que eres tú el que quieres ser cuidado y protegido, tiró su infancia por
la borda para volverse fuerte por Serah. En el funeral de su padre, y en el de su madre, ella
estaba allí cogiendo a Serah de la mano. Era como si estuviera diciendo "Pase lo que pase,
estaré ahí para ti." Serah nunca había olvidado la calidez de la mano de su hermana.

Ah, finalmente encontró algo que Lightning y Snow tenían en común. "Incluso aunque sus
personalidades son completamente diferentes, hay una sola cosa. Los quiero a los dos",
susurró Serah, en el interior de su corazón. Eso es lo que tienen en común.

"No, saldrá bien. Se lo tenemos que decir. Tenemos que conseguir que nos acepte."

"Pero si se vuelve loca, probablemente me matará.", dijo Snow de broma. Serah, intentando
no echarse a reír, puso cara seria.

"Si fuera eso lo único que pasara... Si se cabrea, destruirá todo Cocoon."

"Lo haría, ¿verdad?", Snow arrugó las cejas. Pero eso era demasiado. Serah dejó escapar
intencionadamente una risa y Snow volvió la cabeza y se rió a carcajadas. "Espero que un día
podamos reír así los tres juntos", pensó Serah. "No, podremos. En su cumpleaños."

"¡Snow!", escucharon detrás suya después de haber estado un rato riéndose.

"¿Qué pasa, Maqui?", gritó Snow mientras la motocicleta se acercaba.

"Están saliendo. Parece que hay monstruos en el bosque. Los hemos detectado gracias a la
comunicación inalámbrica del ejército. ¡Es hora del Team Nora!"

"Entendido", dijo Snow, la motocicleta aterrizando en tierra.

"Lo siento, Serah, me llevo un rato al General."

"¡Vale!" Serah bromeó haciéndole una reverencia. Maqui solo era un año más joven que ella,
así que para ella era como un compañero de clase.

"Perdón por interrumpir.", dijo Maqui riéndose. Snow le llamó niñato e hizo como que le
pegaba. Eran como hermanos.

"De acuerdo, me voy a casa, pues."

"¡Espera! Eh, ¿puedes esperarme? Quiero ir de compras contigo."

"¿Para qué?"
Snow le guiñó un ojo mientras subía en la moto.

"Para el regalo de tu hermana."

"Oh, ¡un regalo de cumpleaños!"

"Quiero que lo elijamos juntos. Puedes adelantarte al centro comercial si quieres, e ir


mirando..."

"No, esperaré aquí. Iré a dar una vuelta por las Ruinas Extrañas."

"Vale", dijo Snow mientras la moto despegaba del suelo.

"¡Acabaremos pronto!"

"¡Tened cuidado!", dijo Serah despidiéndose con la mano, aunque Snow y Maqui ya estaban
en el cielo. Ella rió. "Sois realmente rápidos."

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