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EDITORIAL
UNIVERSITARIA DE
BUENOS AIRES
RODOLFO
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Indice
1. La situación histórica__5
2. La situación cultural___6
3. La existencia histórica
de Sócrates. Vida y
características.________15
4. El problema de
Sócrates y las
condiciones para su
solución._____________26
5. La inspiración religiosa
y la purificación de los
espíritus._____________30
6. La refutación como
purificación y estímulo
para la investigación. La
mayéutica.___________34
7. La ciencia y los
conceptos universales.__39
8. Ciencia y virtud,
ignorancia y pecado. La
unidad de las virtudes__42
9. El eudemonismo
socrático: no utilitarismo,
sino ética del amor y del
deber._______________48
10. El alma y su
inmortalidad. La inspira-
ción religiosa de Sócrates.
____________________56
11. La influencia histórica
y la perennidad de
Sócrates.____________60
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intelectual del mundo griego, el centro la nueva orientación que allí cobra
de atracción de los nobles espíritus de la la investigación filosófica. No puede
época, propugnáculo del libre desarrollo entenderse el tránsito del predominio
de la personalidad humana. Cierto es que de los problemas de la naturaleza,
las luces se ven acompañadas por sombras característico de la filosofía anterior, a
inevitables; que instituciones y costum- la posición central que conquistan
bres progresistas contienen aspectos infe- ahora los problemas humanos, si no se
riores y gérmenes de corrupción; que el relaciona la evolución de los intereses
espíritu de libertad se ve a veces abatido intelectuales con la situación político-
por olas de intolerancia de las que son social.
víctimas los mismos pensadores protegi- Las guerras persas y las exigencias pos-
dos por Pericles; que el iluminismo racio- teriores de la hegemonía imperial de Ate-
nalista —expresado de diversas maneras en nas habían impuesto la extensión, a todos,
la filosofía de Anaxágoras y de algunos de los deberes militares y, por consi-
sofistas, en la historiografía de Heródoto guiente, de los derechos políticos, cuyo
y de Tucídides, en la poesía de Eurípides, ejercicio se hacía efectivo concediendo
etcétera— tiene a veces adeptos inmorales una indemnización a los magistrados po-
como Critias o como Alcibíades. Pero el pulares. La economía agrícola feudal ya
florecimiento de las artes y las letras y se había transformado en economía in-
el fermento de vida intelectual que se pro- dustrial y comercial; nuevas clases —de
ducen en la Atenas del siglo V con la mercaderes, artesanos, marineros— parti-
aparición de genios como Fídias, los tres cipan en el gobierno del estado; la reduc-
grandes trágicos, Aristófanes, Tucídides, ción de los poderes del Areópago
Sócrates, acaso no tengan parangón en aumenta los de la asamblea popular; se
otra ciudad o época; y si todos estos gran- siente la necesidad de preparar nuevas
des hombres hallan clima propicio para el élites dándoles una cultura politico-
desarrollo y la expresión de su genio, ello jurídica basada en el conocimiento de los
se debe a "la constitución y a las condi- problemas intelectuales y morales y
ciones concretas de la vida ateniense; y asistida por una dialéctica capaz de
la nodriza común fue aquella libertad imponerse y triunfar en las asambleas y
cuyo elevado valor no todos en los tribunales. La adquisición de
reconocieron" 1
semejante cultura exige maestros que no
A esa libertad —consecuencia de la se encierren, como antes lo habían hecho
evolución política ateniense después de los naturalistas, en la esfera de sus
las guerras persas— se vincula también problemas y de sus escuelas, sino que
1
DE SANCTIS , G., Storia dei Greci,
ofrezcan la enseñanza que el público
Florencia, 1939, t. II, pag. 346. reclama y está dispuesto a pagarles. Y es
así como aparecen los sofistas —Protá-
goras de Abdera, en Tracia; Gorgias
de
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a. C., pero sostiene que no fue un pen- que en la de Teléclides, se lo acusa ora de
sador cuyo nombre pueda pertenecer a la ser quien hace malograr la conciencia de
historia de la filosofía, y que Platón, Je- lo trágico de Eurípides, ora de ser el ver-
nofonte, Aristóteles y los demás autores dadero autor de los dramas de éste; pero
que lo presentaron como filósofo y maes- sobre todo se lo presenta en Las nubes
tro se han servido de su nombre, así como como figura que es una perfecta carica-
hubieran podido utilizar cualquier otro, tura del tipo de filósofo que investiga y
para llevar a cabo la creación literaria disputa, lo cual prueba que como tal de-
del ideal del sabio, tal como cada uno de bía conocerlo todo el mundo en Atenas,
ellos lo concebía, sin preocuparse en abso- y confirma, indirectamente, además, la
luto por la fidelidad histórica. Todos estos declaración del Banquete de Jenofonte,
retratos, por lo tanto, pertenecerían a la según la cual se lo apodaba "el pensador".
Sokratesdichtung y no existirían acerca Por otro lado, el asiduo contacto de Só-
del personaje testimonios históricos dig- crates con los jóvenes y sus continuas dis-
nos de tal nombre, ni mucho menos acer- cusiones acerca de problemas jurídicos y
ca de su hipotética doctrina. políticos, morales y religiosos se hallan
Esta reducción de la figura tradicional confirmados en forma indiscutible por la
de Sócrates a puro mito contradice los misma denuncia que determinó su pro-
datos señalados por De Strycker, que do- ceso y condena: imputaciones que pocos
cumentan la existencia histórica de un años después repite el líbelo de Polícra-
ciudadano admirable y admirado por su tes5, que a su vez suscita las reivindicacio-
justicia ejemplar y consejero a quien los nes de Lisias, Isócrates y Jenofonte, junto
jóvenes consultaban en las contingencias a la de Platón.
decisivas de su vida; y contrasta aún más Aun por debajo de las deformaciones
con el hecho histórico de las representa- hostiles encontramos, pues, atestiguado
ciones efectuadas en Atenas, durante la por las interpretaciones malévolas mis-
vida de Sócrates, de comedias como las de mas, el terreno firme de los datos histó-
Teléclides, de Los aduladores de Éupolis ricos, esto es, la existencia y actividad
(421), del Connos de Amipsias (423) reales de un Sócrates pensador y maestro,
y de Las nubes (423), Las aves (414) y conocido como tal por todos en la Ate-
Las ranas (405) de Aristófanes. En todas nas de su tiempo. En lo que concierne a
ellas Sócrates aparece vinculado a los so- 5
También hay que mencionar la Vida de Só-
fistas y a Eurípides y corno un pensador crates, de ARISTÓJENOS (de esta obra han quedado
que en la comedia de Amipsias hace gala, fragmentos recogidos por K. MUELLER en Fragm.
histor. graecorum, París, 1841-1883, t. II, pág.
frente a un coro de pensadores, de su
280 y sigs.), basada en parte en recuerdos personales
sabiduría y de su heroica continencia. En del padre del autor, quien había conocido a
las dos últimas de Aristófanes, al igual Sócrates.
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este punto fundamental podemos enton- ciones con Aspasia y todo el círculo de
ces aceptar como verdaderos otros datos Pericles y muchos otros personajes promi-
biográficos que nos ofrecen especialmente nentes; pero, en especial, con todos los
Jenofonte y Platón y reconstruir la vida sofistas que suelen actuar en Atenas.
de Sócrates en sus lineamientos esenciales. Acaso pueda aceptarse la tradición —pro-
Su nacimiento, acontecido en un ba- cedente de su contemporáneo Ión de
rrio suburbano de Atenas, debe situarse Quíos y recogida por Diógenes Laercio
en el año 470-469, puesto que al morir y por Simplicio— según la cual en su ju-
(399 a. C.) tenía 70 años cumplidos. ventud había escuchado a Arquelao, dis-
Hijo del escultor Sofronisco, cuyo arte cípulo de Anaxágoras; lo cierto es que
aprendió y ejerció algún tiempo, y de Fe- Jenofonte afirma (Memor,, I, i, 12 y sigs.,
nareta, una partera muy conocida, tuvo de y vi, 14) que se había familiarizado con
su familia recursos sin duda modestos los "antiguos" filósofos, y Platón le hace
pero que le permitieron adquirir la cul- recordar en Fedón 96-97, su pasión
tura tradicional de los jóvenes atenienses juvenil por conocer la ciencia física y por
de buena familia, cumplir con sus obliga- hallar una solución a los problemas natu-
ciones militares como hoplita y dedicarse rales que lo atormentaban y su hondo inte-
luego enteramente a la desinteresada mi- rés en la doctrina de Anaxágoras, seguido
sión de maestro, aunque a costa de absti- por el desengaño que le produjo la lectura
nencias heroicas, como dice Jenofonte del libro. Todo esto puede explicarnos la
(Memor., I, ii), ο de una infinita pobre- presentación que hace de él Aristófanes
za, según dice Platón (Apol., 32)6. en Las nubes, donde lo muestra suspen-
Desde su juventud parece estar en rela- dido en el aire contemplando el sol, esto
ción con las más notables inteligencias de es, preocupado por los problemas natura-
su época: los músicos Damón y Connos; les. Pero en el Fedón, 99e, Sócrates sigue
el pintor Parrasio; Eurípides —a quien en diciendo que, al no encontrar en ningún
Las ranas Aristófanes le reprocha que, por naturalista una explicación satisfactoria
el trato con Sócrates, pierda el sentido de y al no lograr tampoco hallarla por si
la sublimidad de la Musa trágica, y en mismo, tomó otro camino pensando que
Las nubes lo acusa de hacerse escribir sus la solución de los problemas no debía
tragedias por ese chacarero de pretendida buscarse en los objetos del conocimiento
sabiduría—. También parece tener rela- sensible sino en los conceptos, y Jenofonte
dice que su maestro siempre hablaba de
(6) En el proceso Sócrates declara que podría cosas humanas. Por su parte, Aristóteles
pagar de su peculio sólo la suma de una mina
compendia ambos testimonios al declarar
ática (436 g) de plata. JENO FO NTE (Econ., II,
iii) estima en cinco minas el total de los bienes (Metaf., 987a-b) que Sócrates no se ocu-
de Sócrates. paba de la naturaleza sino de las cosas
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menta que iba condensándose sobre su núes ... filosofando; de lo contrario ...
cabeza; seguía cumpliendo la misión que morirás ...», os contestaría: «Mis queri-
a su juicio le había sido confiada por el dos atenienses, os quiero y os amo, pero
Dios, con la misma imperturbable sere- obedeceré al Dios antes que a vosotros y
nidad con que a veces se ponía a reflexio- en tanto tenga aliento no cesaré de filoso-
nar en algún problema, insensible a las far y de amonestar y aconsejar a vosotros
contingencias circunstantes, al frío, al y a cualquiera de vosotros a quien tenga
hambre, al cansancio, como cuando —se- ocasión de hablar»." (Apol., 29c-d.) "Y,
gún refiere Alcibíades, Banq., 220c-d— me absolváis o no, no haré otra cosa ni
en Potidea permaneció todo un día y una aun cuando me exponga a morir mil ve-
noche de pie e inmóvil, concentrado en ces." (Ib., 30b-c.)
sus pensamientos, hasta que al salir el sol Afirmaciones como éstas contribuyen sin
rezó sus oraciones y se marchó. duda a que se lo declare culpable y —
Pero en el año 399 la tormenta se desen- como según la ley ateniense él mismo debe
cadena. Tres ciudadanos —Meleto, poe- proponer una pena— manifiesta entonces
ta; Licón, orador; y Ánito, mercader y que no merecería ninguna, ni de destierro,
político influyente por haber sido com- ni de cárcel, ni de otra índole, sino
pañero de Trasíbulo en la expulsión de recompensa y honra públicas por haber
los Treinta Tiranos— se convierten en tratado siempre de beneficiar a todos,
portavoces de las sospechas y de la hos- exhortándolos a mejorar su alma y su
tilidad ya difundidas y denuncian a Só- ciudad, pero que si se le quiere imponer una
crates acusándolo de corromper a la multa pagará lo poco que puede dar de su
juventud, de negar a los dioses patrios y bolsillo, más lo que le ofrecen sus dis-
de introducir nuevos seres demónicos. cípulos. Los jueces, irritados, votan por
Pena pedida: la muerte. mayoría la pena de muerte, pero Sócrates les
De acuerdo con la Apología platónica advierte que lo más difícil no es rehuir la
—sin duda sustancialmente fiel—, en el muerte, sino la maldad, y que para verse
proceso Sócrates centra su defensa en libre de todo reproche no hay que tapar la
el relato de su vida y del apostolado que boca a los acusadores, sino mejorarse a sí
después de la respuesta de la Pitia se im- mismo. Y a la minoría que votó su
puso como deber sagrado. Así como nun- absolución le dice, para su consuelo, que la
ca abandonó el puesto que le asignaron muerte, ya sea anonadamiento del ser, ya
en la guerra los magistrados, jamás aban- ingreso en otra vida inmortal, no es un mal
donará —dice— la misión que le asignó y que no hay males para el hombre bueno,
el Dios: vivo o muerto; por lo cual pide que se trate
"Y aun si me dijeseis: «Sócrates ..., te a sus hijos como él trató a sus
libertamos a condición de que no conti- conciudadanos: corrigiéndolos y
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tica" y trataba una abundante temática légende platonicienne, París, Presses Universitaí-
res de France, 1952, ha desarrollado en la forma
política. Y a tal servicio sacrificaba Só- más amplía y docta la tesis de la orientación an-
crates todo interés personal y familiar. tidemocrática de Sócrates —del Sócrates plató-
Además, su crítica a ciertas leyes e nico, que coincidiría, sin embargo, con el Sócrates
del libelo de Polícrates en su carácter de inveterado
instituciones que le parecían contrarias odiador del demos (misódemos)—, "leader intel-
al bien del estado no sólo no obedecía, lectuel incontesté et incontestable de la réaction
como lo destaca Jaeger, a consideraciones aristocratique au moment aígu de la démocratie
de partido —y bien lo sabía Critias, que triomphante, celui qui fut son héraut au debut du
dernier sursaut de grande allure de l'aristocra-
en nombre de los Treinta quiso prohibir tie athénienne chancelante" (pág. 222). Lamen-
su enseñanza—, sino que tampoco dismi- to no poder detenerme en un examen analítico
nuía su profundo respeto a la majestad y en una discusión como los que el libro de
Magalhaes Vilhena merecería pues los límites
de la ley que le hizo rechazar la fuga y de mí ensayo me obligan a ceñirme a una rápida
sacrificar su vida en el altar de las leyes. indicación de los datos en que puede apoyarse
Tampoco es exacto que fuese enemigo mi tesis contraria.
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sobre todo porque se ha abierto camino negativa, y aun cuando afirma la iden-
la certidumbre de que la interpretación tidad entre virtud y ciencia la concibe
del pensamiento socrático no puede sepa- como un cálculo de los provechos mate-
rarse del significado de su vida y de su riales y sensuales, lo cual Brochard mismo
acción histórica. La filosofía ha sido para define como "une conception terre-á-
Sócrates el móvil de su existencia, de su terre de la moralité". Análogamente
actuación y de su sacrificio supremo; y Gomperz 27, pese a que admite en Sócrates
la reconstrucción de su pensamiento la exigencia de armonía interior y unidad
debe explicar tal consagración de toda de carácter como condición de felicidad,
una vida a costa también de la muerte: interpreta como utilitarismo el eudemo-
debe explicar el influjo espiritual ejercido nismo socrático; un utilitarismo que
en discípulos tan diferentes como Platón quiere, según Gomperz, sustituir el impe-
y Jenofonte, Antístenes y Aristipo, Eu- rativo de los mandamientos no suscepti-
clides y Alcibíades, Fedón y los ex discí- bles de una demostración inmediata por el
pulos de Filolao, etcétera; debe explicar indicativo de intereses humanos innega-
esa devoción despertada en todos ellos, que, bles, insistiendo en las ventajas prácticas
en lugar de borrarse con la condena del groseras y palpables más que en las deli-
maestro, parece sacar de su muerte im- cadas y ocultas. Y De Ruggiero, por otra
pulso para la exaltación de su memoria parte, se niega a reconocer en la actividad
en la llamada literatura socrática 26. de Sócrates un apostolado de la ciencia
Si la reconstrucción no logra explicar porque no habría tenido una doctrina
esas circunstancias no es satisfactoria y, para predicar al mundo, sino sólo un
por lo tanto, se condenan por sí mismas método de duda28. Y los ejemplos podrían
aun interpretaciones de historiadores va- multiplicarse. Pero con semejantes inter-
liosos como Brochard o Gomperz o De pretaciones del pensamiento socrático
Ruggiero, quienes nos presentan un Só- resultan inexplicables su vida y su acción
crates que sólo sabe hacer crítica demole- histórica, que son los datos concretos de
dora o teorizar una ética estrechamente donde —a falta de expresiones directas
utilitarista. que nos documenten su pensamiento ge-
El Sócrates de Brochard, en efecto, a nuino— es preciso partir, para de ellos
pesar de todo el afán de definición cien- tratar de retroceder a sus fuentes, es de-
tífica de los conceptos que lo acucia,
tiene conciencia de su incapacidad para 27
Griechische Denker, t. II, cap. IV, parágra
salir de la esfera de una crítica puramente fo 3 ; tr. fran cesa: París, Alean; tr. italian a: Flo
rencia, La Nuova Italia; tr. española: Buenos Ai
26
Cf. H. MAIER , Sokrates, Tubinga, 1913; res, Guarania.
pág. 106 y sigs., y W. JAEGER , Paideía, ed. cit., 28
Cf. La filosofía greca,en Storia della filo
t. II, pág. 18. sofía, Bari, Laterza, 1934, vol.I.
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dero autor de la teoría de las ideas. Pero En esta relación entre un punto cen-
muchos otros que rechazaron tal tesis ina- tral de irradiación y toda la esfera de las
ceptable reconocieron, empero, la impor- manifestaciones de la personalidad de Só-
tancia del hecho señalado por Burnet: los crates puede encontrarse el medio para
pitagóricos de Tebas y Fliunte — Simias, superar la antítesis entre las tendencias
Cebes, Ferondas, Equécrates — , ex discí- interpretativas opuestas de H, Maier y de
pulos de Filolao, después de la partida de Burnet-Taylor, esto es, entre un Sócrates
aquél buscaron en Sócrates al maestro que puro héroe moral, tal como lo veía Antís-
pudiera satisfacer sus exigencias religiosas tenes, y un Sócrates fundador de la filo-
y místicas. sofía especulativa, tal como lo presentaba
La inspiración religiosa y mística de Platón. "La anfibología —dice con acierto
Sócrates ha tenido singular eficacia escla- Jaeger, en Paideia, II, pág. 29— tiene que
recedora en muchas profundas y acertadas residir necesariamente en la personalidad
reconstrucciones de su figura histórica — misma de Sócrates que lo hace susceptible
de Zuccante a Melli, de Festugiére a De de esta doble interpretación. Y partiendo
Sanctis, de Gallo Galli a Ρ. Μ. Schuhl de aquí es necesario esforzarse en superar
— y no menos en la presentación hecha el carácter unilateral de las dos
por W. Jaeger en Paideia, donde señala el concepciones, aunque éstas sean en cierto
carácter religioso de la misión de sentido legítimas, tanto lógica como his-
Sócrates, que se interpreta a sí misma como tóricamente." Y el camino de esta supe-
servicio del Dios y cuidado del alma, ración puede consistir en la vinculación
expresiones que "nos suenan a de ambos aspectos a su fundamental ins-
cristianismo". piración religiosa.
Sin embargo, no basta advertir en Só- No hay que olvidar que la distinción
crates la presencia de una honda religio- más sustancial, quizá, entre los sofistas y
sidad. Si queremos lograr un enfoque Sócrates está constituida por la visión
unitario de la personalidad socrática, es que tienen respectivamente de la tarea
decir, dar en su espíritu una posición del filósofo y el maestro: actividad pro-
central a esa religiosidad cuya luz puede fesional utilitaria para aquéllos; misión
esclarecer cada aspecto de su actividad y sagrada e imperativo categórico para
de su doctrina e iluminarlos y vincularlos éste. Sócrates vuelve al concepto de la
a todos en conjunto en su unidad siste- filosofía como misión religiosa y camino
mática y orgánica, hay que avanzar un de purificación ya sostenido por los pita-
paso más, tal como lo hicieron algunos de góricos y por Parménides, pero acen-
los escritores mencionados y de manera tuando aún más la idea de la obligación
particularmente decidida P. Martinetti moral que incumbe al filósofo: cumplir
en su Socrate. con su deber de maestro —convertido en
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servicio del Dios —aun a costa de la pro- viejos, a no cuidaros mucho del cuerpo y
pia vida. la riqueza, sino más del alma para hacerla
Tiene importancia fundamental, a este mejor... Y agregaré: «Atenienses, ya sea
respecto, el pasaje de la Apología plató- que me absolváis o no, yo no procederé
nica, 29c-30b, que ya hemos citado en de otra manera aunque me exponga a
parte. Dice Sócrates a sus jueces: "Aun si morir mil veces»."
me dijerais: «Sócrates, no escuchamos a Este enunciado de una misión sagrada
tu acusador y te dejamos en libertad, implica en Sócrates un culto a la filosofía
pero con la condición de que no pases tu como camino de purificación del alma se-
tiempo en investigar y en filosofar, de lo gún el concepto afirmado ya por los
contrario, si te sorprendemos tendrás que pitagóricos y los eleatas y vinculado ade-
morir». Si me libertaseis con esa más por los pitagóricos a la práctica coti-
condición yo os contestaría: «Mis diana del examen de conciencia. Éste era
queridos atenienses, os saludo, pero obe- también un ejercicio continuo del cono-
deceré al Dios antes que a vosotros y a cimiento de sí mismo: conciencia de las
cualquier otro», diciendo, según mi cos- propias faltas que se despertaba con la
tumbre: «Hombre ..., ¿no te avergüen- exigencia interior de pureza, por lo cual
zas de ocuparte de las riquezas, para el discurso sagrado pitagórico incitaba a
multiplicarlas, y de la fama, y en cambio sentir vergüenza ante sí mismo más que
no tienes ningún cuidado y preocupación ante cualquier otra persona. El precepto
por la sabiduría, por la verdad y por el pitagórico, cuyo eco resuena tanto en De-
alma para hacerla mejor en la medida de mócrito30 como en Sócrates, aparece en
lo posible?» Y si alguien entre vosotros acto en el Hipias mayor, 298 b-c, donde
me contesta que sí, que tiene cuidado de Sócrates dice que aun cuando sus faltas
ella, no lo dejaré tan pronto, sino que lo pudieran escapárseles a los demás, jamás
interrogaré y examinaré e investigaré; y se le escaparían a alguien ante el cual
si me parece que no tiene virtud, a pesar experimenta la mayor vergüenza; y ese
de lo que afirma, le reprocharé que menos- alguien es el mismo Sócrates, el hijo de
precia lo que es de mayor valor y estima Sofronisco. Esta experiencia interior, jus-
lo que es vilísimo. Y esto haré con jóvenes tamente, inspira la pregunta de Sócrates
y viejos, ciudadanos y extranjeros, con a cada ciudadano: "Hombre, ¿no tienes
cualquier persona que encuentre... vergüenza ...?", pregunta cuya eficacia
"Pues esto es lo que el Dios me ordenó, y está testimoniada por la declaración de
creo que vuestra ciudad no cuenta con
30 Cf. MONDOLFO, RODOLFO, Moralistas griegos,
mayor bien que este servicio que hago al
ed. cit., cap. I, y La comprensión del sujeto
Dios, esta costumbre que tengo de ir en humano en la cultura griega, ed. cit., parte III, cap.
torno de vosotros y exhortaros, jóvenes y III.
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"La forma de educación exhortativa — dice
Sócrates, Sof., 230a — a duras penas consigue un
muy pequeño provecho."
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los espíritus era una exigencia religiosa: consigo mismas sobre el mismo asunto, al
una misión sagrada, dice en la Apología, mismo respecto y en el mismo sentido.
que le había sido confiada por el Dios Entonces ellos, al reconocerlo, se enojan
pues sólo mediante ella un espíritu cegado consigo mismos y se hacen benévolos con
por el error puede reconquistar la vista los demás y se liberan así de opiniones
y hallar el camino de la verdad y del bien, ásperas, con la más segura —para quien
es decir, encontrar su salvación. la experimenta— de todas las liberaciones.
Por eso, justamente, Sócrates considera Pues quienes los purgan piensan de la
el hecho de que se lo refute como un be- misma manera que los médicos del cuerpo
neficio que recibe, igual al que presta a que no creen que éste pueda, antes de
los demás cuando es él quien les refuta expulsar el obstáculo que lleva dentro,
sus errores. aprovechar el alimento que se le ofrece.
"Y, ¿qué hombre soy yo? Uno de los La misma persuasión tienen los médicos del
que se dejan refutar con gusto cuando alma, es decir, ésta no puede aprovechar
dicen cosas no verdaderas y refutan con la enseñanza antes de que la refutación,
gusto a los demás cuando son ellos quie- haciendo que el refutado se avergüence,
nes dicen algo no verdadero y no experi- no le haya sacado las opiniones que le
mentan más molestias al ser refutados impedían aprender y lo presente puro y
que al refutar; antes bien, creo que aque- convencido de saber sólo lo que en verdad
llo es un bien mayor, en cuanto hay más sabe y nada más." (Sof., 230.)
ventaja en ser liberado del peor de los ma- Pero el Sofista considera aquí solamente
les que en liberar a otros." (Gorg., 458.) los efectos intelectuales de la refutación,
Esta liberación no sólo es un beneficio, sin hablar de los morales, que no eran de
sino una exigencia fundamental en el mé- menor profundidad, como lo demuestran
todo socrático, según lo explica el Sofista con singular evidencia las declaraciones
platónico: de Alcíbíades en el Banquete, 216:
"A algunos les parece que cualquier
ignorancia es involuntaria y que nadie que- "Cuando escucho sus discursos, el co-
rría nunca intentar aprender lo que ya razón me salta en el pecho mucho más
cree saber, de manera que la forma de que a los coribantes y rompo a llorar...
educación exhortativa a duras penas con- Los discursos de este Marsias muchas veces
sigue un muy pequeño provecho. Ahora me han impresionado de manera tal que
bien, cuando alguien cree decir algo bue- me parecía que no valía la pena vivir en
no acerca de cualquier asunto y no dice mi condición... Sólo con él me ha
nada, ellos lo van interrogando y, ligando ocurrido avergonzarme de algo."
sus opiniones medíante razonamientos, le Purificación moral, entonces, al mismo
demuestran que están en contradicción tiempo que intelectual: liberación por la
cual el espíritu se halla puro y dis-
35
RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES
puesto para la verdadera actividad que le ciera me dijeron que todo lo que haces es
compete. crearte dificultades a ti mismo y a los
Y he aquí donde, como vimos, aparece otros a fuerza de sembrar dudas en tu
en Sócrates el parangón — de origen pita- cabeza y en la de los demás. Pareces un
górico — entre el médico y el educador, torpedo marino que deja aturdidos a
que utilizaban también Protágoras y cuantos lo tocan. Tú me produjiste un
Gorgias, y que parece haber llegado a ser efecto semejante: me has aturdido el alma
un lugar común en la cultura de la épo- y ya no sé qué contestarte." "Yo —res-
ca 32. El hondo interés por la medicina ponde Sócrates— me parezco al torpedo
que Jaeger (Paideia, II, pág. 36 y sigs.) si estando aturdido puedo producir en los
destaca en Sócrates procede probable- demás el mismo aturdimiento pues no se
mente de una exigencia pitagórica más trata de que yo esté seguro y siembre du-
que del ejemplo de Hipócrates o de Dió- das en la cabeza de los demás, sino de que,
genes de Apolonia, porque se vincula a por estar yo mismo más lleno de dudas
la necesidad fundamental de la purifica- que cualquiera, hago dudar también a los
ción del espíritu que ya los pitagóricos demás." (Men. t 80.)
comparaban con la purgación del cuerpo. La ironía de Sócrates finge en el mo-
Sin embargo, al repetir tal parangón, Só- mento aceptar el enfoque puramente
crates lo aplica de modo acorde con el negativo de la refutación33 en el que Me-
activismo de su pedagogía que no permite 33
En un fino y agudo ensayo, "Sócrates, ar-
que aquel a quien se refuta permanezca tista de la vida" —en Sócrates, Galilea, Leopardi,
en la actitud pasiva del enfermo ante Buenos Aires, Partenón, 1947—, TURIN sostiene
aquel de quien recibe el purgante, sino una interpretación dramática de la figura de Só-
que lo obliga a cooperar activamente en crates quien, atormentado durante toda su vida
por la contradicción entre su fe en la verdad
la refutación, etapa que el educador di- y su duda o desesperación de no poder enseñarla,
rige más que efectúa. no habría encontrado otra salida que la muerte,
Así es como la refutación logra su ma- y por eso —en este punto TURIN concuerda con
Nietzsche— quiso morir y obligó a la ciudad a
yor eficacia; así es como al engendrar, darle la copa de veneno (págs. 164, 169 y passim),
respecto al conocimiento, una duda me- En el marco de esta interpretación debe atribuirse
tódica, la convierte en preparación nece- plena y trágica seriedad a las múltiples declara-
saria y estímulo para la investigación, ciones de Sócrates: que no sabe cuál es la verdad;
que se halla colmado de dudas; que busca como
según lo explica Sócrates a Menón en el los demás y junto a ellos (Gorg., 506 y 509;
diálogo platónico de este nombre: Hip. may., 304; Cárm., 165; Men., etc.). Y por
"¡Oh, Sócrates!, antes de que te cono- lo tanto TURIN objeta mi interpretación que ve
en la ironía socrática, simulada por un momento
32
Véase MONDOLFO, RODOLFO , La comprensión —tanto en la refutación como en la mayéu-tica
del sujeto humano en la cultura antigua, ed. cit., —, la falta de ese conocimiento que Sócrates no
parte II, cap. II. quiere comunicar dogmáticamente a su ínter-.
36
RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES
nón expresaba la incomprensión común con gusto, mientras que antes, sin refle-
del método socrático, pero luego pone a xionar y convencido de que hablaba con
plena luz el papel positivo que desempeña razón, habría afirmado que un cuadrado
como estímulo para la reflexión investi- doble debe tener doble lado." "Así es."
gativa, esto es, como mayéutica. Después "Entonces, ¿piensas que se habría puesto
de haber refutado el error del esclavo in- a buscar y a aprender lo que ya creía sa-
terrogado acerca del teorema de Pitágoras, ber, de no sobrevenirle la duda, la con-
Sócrates observa: ciencia de su ignorancia y el deseo de
"El esclavo creía saber y contestaba co- saber?" "No lo creo." "De manera que ese
mo quien sabe y no tenía ni siquiera la más aturdimiento le ha sido útil." (Men.t 84.)
mínima duda; ahora la tiene: no sabe ni La refutación representa, pues, la etapa
cree saber... Pero, ¿no sabe ahora más que preliminar necesaria para encaminar el es-
antes? Y al colmarlo de dudas y de aturdi- píritu al descubrimiento de la verdad; sólo
miento, ¿le hicimos daño?" "No". "Más el espíritu purificado y liberado del error
bien me parece que lo hemos encaminado puede cumplir una investigación verda-
al descubrimiento de cómo es el problema; dera, desarrollando rectamente su capaci-
pues ahora, aunque no sabe, puede buscar dad intrínseca. La investigación resulta
entonces, para Sócrates, ejercicio de un
locutor, sino hacérselo descubrir activamente por poder congénito que ante todo tiene que
medio de interrogatorios. Esto, me objeta TURIN, ser liberado del obstáculo que le oponen
significa imputar a Sócrates —e! purificador, el
maestro, el mártir— una auténtica mentira; ¿y los prejuicios y los errores a fin de que
cómo podría purificar a los demás quien se co- pueda dar a luz su producto genuino: así,
rrompe en la mentira en el instante mismo en después de la refutación, se presenta la se-
que emprende la tarea purificadora? Sin embargo,
no me parece que pueda hablarse de mentira a
gunda parte del método socrático, la
propósito de un método didáctico que para Só- mayéutica o arte del alumbramiento...
crates no es un juego sino una honda exigencia: "¿No has oído decir—pregunta Sócra-
la de no anticipar nociones a sus discípulos sino tes, Teet., 148 y sigs.— que yo soy hijo de
obligarlos a descubrirlas ellos mismos, activamente,
tal como el esclavo de Menón descubre el teorema una hábil y renombrada partera, Fena-
de Pitágoras ("Mira, Menón, que yo no le enseño reta?" "Sí." "¿Y oíste decir, también, que
nada sino que le pregunto todo"). ¿Diremos que me dedico al mismo arte?" "Eso no."
Sócrates ignoraba efectivamente tal teorema, pues-
"Pues bien: sabe que ésa es la verdad. Re-
to que interroga y no enseña? ¿Y qué diremos en
casos como el de Gorgias, donde la declaración de flexiona en lo que concierne a las parteras
Sócrates, "repito nuevamente que no sé cuál es y comprenderás mejor lo que quiero de-
la verdad", se inserta en un discurso eminentemente cir . . . ¿No es natural y necesario que a
dogmático donde, al expresar teorías muy termi-
nantes acerca del bien y de la justicia, Sócrates las mujeres encintas las reconozcan las
también afirma; "He aquí lo que afirmo y creo parteras, mejor que las otras?" "Cierta-
que es la verdad" (107d) ? mente." "Además, las parteras tienen
37
RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES
brebajes y pueden con sus encantamientos espíritus y si ellos no las sienten como
estimular los esfuerzos del parto o, si quie- verdaderamente suyas. Sólo así pueden
ren, suavizarlos y facilitar el alumbra- tener la plenitud de su valor intelectual
miento de las que sufren al dar a luz y y moral, cognoscitivo y práctico; y por eso
favorecer el aborto cuando resulte un la ironía socrática, que finge ignorancia,
feto prematuro." "Es cierto." "Ahora no es una mentira (como opina Turin,
bien, mi arte de partear se asemeja en todo loc. cit.) sino una obligación impuesta
al de ellas; sólo difiere en que se aplica a por la misma misión sagrada de abste-
los hombres y no a las mujeres, y concier- nerse de la enseñanza dogmática, un im-
ne a sus almas y no a sus cuerpos. Sobre perativo categórico para el verdadero
todo, mi arte se caracteriza por lo si- maestro. De este modo, la afirmación de
guiente: se puede probar por todos los su propia esterilidad y carencia de sabi-
medios si el pensamiento del joven ha de duría no constituye solamente una expre-
parir algo fantástico y falso o genuino y sión de la ironía socrática, sino que define,
verdadero. Por otra parte, tengo en co- además, la característica de su método
mún con las parteras el ser estéril en sabi- —que estimula la investigación en vez de
duría y se me puede reprochar lo que ofrecer doctrina— en la convicción de
muchos me reprochan, es decir, que pre- que el interrogado extrae realmente sus
gunto a los demás, pero no contesto nada contestaciones y descubrimientos del in-
acerca de nada, por falta de sabiduría. Y terior de su espíritu.
ésta es la causa: el Dios me impone el de- "Mira cómo este joven contesta bus-
ber de ayudar a parir a los otros, pero a cando conmigo —dice Sócrates, Men., 84
mí me lo impide. No soy sabio, pues, ni y sigs.— y cómo consigue encontrar ...
tengo descubrimientos que mi alma haya mientras que yo no hago más que inte-
dado a luz, sino que los que están con- rrogarlo, sin enseñarle nada. Observa si
migo parecen al comienzo ignorantes, alguna vez hallas que le enseño o le mues-
pero después... hacen un progreso admi- tro algo en lugar de preguntarle, simple-
rable ... Sin embargo, es claro que nada mente, acerca de lo que por sí mismo
aprendieron de mí, sino que son ellos piensa. Y por eso sucede que tiene ciencia,
quienes por sí mismos hallaron muchas y si se le pregunta de manera verdadera, y
bellas cosas que ya poseían." la extrae de su interior, sin que nadie le
¿Qué significa esta afirmación: "el enseñe."
Dios me impide parir"? Significa que la Pero no hay que pasar por alto esta
misión de maestro que el Dios impone a frase de apariencia inocente: "si se le pre-
Sócrates no se cumple si las verdades no gunta de manera verdadera", porque en
son conquistadas activamente por los dis- ella está la clave del enigma. Ella explica
cípulos mismos, si no son hijas de sus la confesión singular de Teeteto: "Por
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39
RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES
acerca de ellos no concuerdan entre sí sica (XIII, iv, 1078): "Tenía razón en
sino que riñen como locos. Unos creen buscar las esencias (lo que es cada cosa)
que el ser es solamente uno; otros, que es pues quería razonar, y el principio de los
una pluralidad infinita; unos, que todo razonamientos está constituido por la
está en movimiento perpetuo; otros, que esencia de las cosas".
nada se mueve nunca; unos, que todo nace La esencia, lo universal, es decir, lo que
y perece; otros, que jamás nace ni perece hay de común en las particularidades,
nada." representa la unidad de la especie: por eso
En cambio, en lo que respecta a las cosas se afirma vigorosamente en Sócrates la
humanas, descubría en nuestra conciencia exigencia de unidad en el conocimiento
misma la existencia de principios univer- verdadero. Esta exigencia de unidad o
sales (conceptos, leyes) alcanzables por universalidad se afirma, empero, en un
el examen, la reflexión y la discusión. Por doble sentido: con respecto a los sujetos
eso, dice Jenofonte (loc. cit.): "Razo- y con respecto a los objetos de conoci-
naba siempre sobre cosas humanas, bus- miento. Lo que observa De Sanctis (op.
cando qué es la piedad y qué la impiedad, cit., Π, pág. 484) —que, aun en la con-
qué es lo bello y qué lo feo, qué es lo justo y clusión negativa de su no saber, la dialéc-
qué lo injusto, qué es la sabiduría y qué la tica socrática contiene un elemento esen-
locura, qué es el valor y qué la cobardía, cial positivo y constructivo, que es la
qué es el estado, qué es el hombre de confianza incondicional en el valor de la
estado, y así otras cosas cuyo razón, y una proclamación solemne de
conocimiento pensaba que debía sus derechos— puede entenderse de ma-
caracterizar al hombre capaz, y cuya nera más adecuada si se considera la
ignorancia pensaba que debía definirse orientación característica del método
justamente como condición de esclavitud socrático de investigación que sustituye
espiritual". el logos por el diálogo.
Su investigación no quería versar en En el logos individual los sofistas ha-
lo mudable —objeto solamente de opi- bían señalado el carácter de subjetividad
nión— sino en lo inmutable, es decir, lo y relatividad; Sócrates, en cambio —co-
universal, la esencia —objeto de cien- mo observa G. Galli, op. cit., pág 75—,
cia—. Como decía Aristóteles (Metaf., I, quiere encontrar en la misma conciencia
vi, 987), "Sócrates discutía solamente del sujeto no sólo la particularidad rela-
acerca de las cosas morales y no se intere- tiva sino también la universalidad abso-
saba en absoluto en la naturaleza; y en las luta. ¿Cómo? Por medio de la posibilidad
cosas morales buscaba lo universal, pues del acuerdo con las otras conciencias
fue el primero que tomó como objeto de —según explicó Martinetti, op. cif., pág.
su pensamiento las definiciones". Y 433— o, más concretamente —según las
agrega Aristóteles en otro lugar de la
Metafí-
40
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finas observaciones de Semerari, op. cit,, también la objetividad, vale decir, la uni-
pág. 499 y sigs.—, mediante el ejercicio dad del concepto a través de la multiplí-
de la búsqueda en común. "Puesto que cídad de las cosas y de los hechos. Esta
estamos de acuerdo en que debemos bus- doble unidad conjunta es lo que busca
car lo que no sabemos, ¿quieres que tra- la ciencia.
temos de buscar juntos qué es la virtud?" "Yo buscaba —dice Sócrates, Men.t 72
(Men., 86 b.) y sigs.— una única virtud y encuentro
La búsqueda en común —dice Seme- ahora un enjambre. Y, sirviéndome de
rari— introduce en la conquista huma- esta imagen del enjambre, si te pregunto,
nista de los sofistas y en su principio de ¿cuál es la naturaleza de las abejas?, con-
la pluralidad la exigencia de la objetividad testarás que hay muchas abejas y de mu-
y unidad, esto es, de la universalidad. chas especies. Pero... si te pregunto,
"Cuando en la discusión concuerdes con- ¿qué es aquello por lo cual las abejas no
migo —dice Sócrates a Cálícles, Gorg., son distintas sino que son todas abejas? ...
487e— podemos considerar aquello en Y, en lo que respecta a las virtudes, tam-
que los dos concordamos... y no necesi- bién sucede algo parecido: aunque hay
taremos buscar otra piedra de toque. . . muchas y de muchas especies, en todas
Nuestra concordancia nos dará la verdad resplandece una esencia común por la
perfecta." La satisfacción de la exigencia cual todas son virtudes ... Si alguien pre-
heraclítea del logos común, según Sócra- guntase, ¿qué es la figura? ... sin duda
tes se puede alcanzar mediante el diálogo, encontraríamos muchas figuras distintas;
esto es, mediante la cooperación, la soli- pero no es esto lo que quiero, sino que,
daridad investigativa de los distintos suje- puesto que a todas, a pesar de su oposición
tos, que en la coincidencia recíproca recíproca, las llamo figuras ... quiero sa-
pueden encontrar lo subjetivo que es tam- ber lo siguiente: ¿qué es lo que llamas
bién objetivo, lo individual que es también figura? ¿No entiendes que busco lo que
universal36. hay de igual en lo redondo, en lo recto y
Así se tiene la unidad de concepto a en todas las otras figuras?"
través de la multiplicidad de los sujetos y Así se perfila el camino de la ciencia
de las inteligencias; pero junto con esta en el paso de la multiplicidad de los par-
unidad subjetiva debe buscarse y lograrse ticulares a la unidad de lo universal por
la inducción, y en la determinación exacta
36
Cf. JAEGER, "W., Paideia, ed. cit., t. II, pág. 79. de ese universal por la definición, los dos
"El motivo del diálogo socrático es la voluntad de elementos del método científico, cuyo
llegar con los hombres a una inteligencia que mérito Aristóteles (Metaf., XIII, iv,
todos deben acatar acerca de un tema que
encierra para todos ellos un interés infinito: el 1078) declara que corresponde a Sócrates.
de los valores supremos de la vida." "Dos cosas pueden con derecho atribuirse
41
RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES
42
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que tenga inteligencia obra en contra de niremos rectamente como hombres justos
lo mejor o, si acaso lo hace, es por la a los que saben lo que las leyes ordenan."
ignorancia". (Et. Nic,, VI, XIII , 1145 y (Memor., IV, vi.)
VII, II , 1146.) Jenofonte no se da cuenta aquí de la
Por cierto que Aristóteles —según la transformación que Sócrates introduce en
objeción que Turin (op. cit., pág. 158 y el concepto de ley, cuyo verdadero valor
sigs.) formula a estas citas— critica esta sólo puede apreciarse (como lo señala
concepción socrática y le opone su dis- Jaeger, en Paideia, II, pág. 62) teniendo
tinción entre teoría y práctica, pero lo presente la disolución de la autoridad exte-
que interesa aquí, para determinar el pen- rior de la ley ocurrida en la época de los
samiento de Sócrates, es el testimonio y no sofistas, que abrió paso a la afirmación de
la crítica aristotélica. Este testimonio nos una ley interior.
confirma que ciencia significa para Só- Sócrates es quien primero asevera esta ley
crates dominio de sí mismo, es decir no interior, para la cual probablemente
sólo pura contemplación sino también introdujo en el idioma de Atenas la nueva
acción. El conocimiento de la verdad re- palabra eukráteia (adoptada luego tanto
sulta conocimiento verdadero en tanto se por Platón como por Jenofonte e Isócra-
convierte en convicción que implica una tes), que significa autodominio y lleva
tendencia activa y la determina, esto es, consigo implícito un nuevo concepto de
tiene y desarrolla un carácter de impulso libertad interior, tal como lo destacó
motor y rector de la acción práctica. En Heinrich Gomperz 37.
este sentido debemos interpretar un pasaje En el pasaje citado de Jenofonte, el
de Jenofonte donde las expresiones y los verdadero concepto socrático se vislum-
ejemplos son, sin embargo, inferiores al bra a través de las expresiones: "el que
verdadero significado de la concepción sabe, los que saben". "Los que saben" son
socrática. los sabios, concepto que, para Sócrates y
"El que sabe de qué manera debemos para todos los griegos, no se refiere al
honrar a los dioses nunca considerará que intelecto sino a la vida integral del espí-
le conviene hacerlo de una manera dife- ritu. La interpretación corriente que
rente." "No, en verdad." "¿Y crees que atribuye a Sócrates la teoría según la
quien sepa lo que tiene que hacer puede cual el puro razonamiento abstracto debe
considerar que le convenga no hacerlo?" 37 Die Lebensauffassung der griechischen Philo-
"No lo creo." "¿Y conoces a alguien que sophen und das Ideal der inneren Freiheít, Jena,
haga cosas diferentes de las que juzga que 1904, que, según afirma JAEGER, en Paideia, tomo
es necesario hacer?" "No." "Entonces, los II, pág. 64, ha arrojado mucha luz acerca de la
importancia histórica de la idea de libertad inte-
que saben lo que las leyes ordenan hacen rior y ha contribuido esencialmente a la inteligente
cosas justas." "Sin duda." "Entonces defi- comprensión de Sócrates.
43
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regir la conducta práctica del hombre la vida íntegra: es precisamente esa "ener-
(ética intelectualista) pasa por alto la gía espiritual de Sócrates", cuya afirma-
polémica del filósofo contra la opinión ción, interpretada de modo unilateral,
común que separa y coloca en mutuo aparece en su discípulo Antístenes, quien
contraste la inteligencia —convertida en quiere oponerla a la ciencia. En cambio,
fría contemplación abstracta— y los im- Sócrates, al aceptar en su misticismo el
pulsos —que en ese caso resultan irracio- concepto pitagórico de la ciencia como
nales—. En contra de esta separación y camino de purificación y liberación espi-
oposición, Sócrates afirma la unidad e ritual, presenta ya la idea del sabio que
identidad entre la razón y la fuerza del habría de predominar más tarde en la fi-
carácter. losofía postaristotélica; la idea de un há-
"La mayoría de los hombres —dice Só bito y ejercicio de autodominio en que
crates en el Prot., 352— tiene acerca de la la ciencia o sabiduría se identifica con la
ciencia la opinión siguiente: que carece de fuerza del carácter, y la falta de ella con
fuerza activa y de poder para dirigir y ser la debilidad espiritual que transforma al
soberana; piensa no sólo que se halla en hombre en esclavo de los impulsos irra-
tal situación, sino también que, a menu- cionales.
do, a pesar de estar presente en el alma de En otras palabras, "Sócrates —según
un hombre, la que domina no es ella sino afirmó Melli en Socrate, pág. 16— va en
algo distinto, ora la impulsividad, ora el pos de la ciencia de esa razón que veinti-
placer, ora el dolor, ora el amor, a me- dós siglos después un espíritu, en muchos
nudo el miedo, y juzga en todo y por todo aspectos afín, llamaría la razón práctica,
que la ciencia es como un esclavo que los esto es, la razón legisladora de la vida".
demás arrastran de un lado a otro. Enton- Sócrates, probablemente, como supone
ces, ¿también a ti te parece lo mismo, o te Jaeger (op. cit., pág. 77), la llamó phró-
parece que la ciencia es una cosa bella, nesis, anticipándose en esto al concepto
capaz de dominar al hombre de manera platónico. "El conocimiento del bien
que, si uno sabe qué es el bien y qué es el —repito con Jaeger— que Sócrates des-
mal, no puede ser vencido por nada ni cubre en la base de todas y de cada una
obrar de manera distinta de como manda de las llamadas virtudes humanas no es
la ciencia, sino que la sola sabiduría basta una operación de la inteligencia, sino
para ayudar al hombre?" que, como Platón comprendió certera-
mente, es la expresión consciente de un
Claro está, entonces, que esta ciencia ser interior del hombre. Tiene su raíz en
o sabiduría de que habla Sócrates no es una capa profunda del alma en la que
puro conocimiento separado de la energía ya no pueden separarse, pues son esen-
vital del carácter, sino todo un hábito o cialmente uno y lo mismo, la penetración
forma espiritual que conforma y gobierna
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seguida sacan gran provecho." (Teag., la habilidad superior sabe hacer lo malo
129.) y feo y equivocarse por propia voluntad,
He ahí una distinción de tres clases de mientras que la inferior yerra en contra
espíritus en relación con la posibilidad de de su voluntad... Entonces, quien hace
adquirir sabiduría: hay una disposición el mal y peca por propia voluntad, ¿será
absolutamente negativa que determina mejor que quien lo hace sin quererlo?"
una invencible repulsa instintiva; otra, "Sería una enormidad, Sócrates." "Sin
neutra, que representa una falta de inte- embargo, me parece que resulta de lo que
rés con la cual no puede obtenerse ningún dijimos... ¿No reconocimos que cuanto
resultado útil; y, por fin, la disposición más hábil y más sabia es el alma tanto
favorable que significa una atracción mejor será y tanto más apta para hacer
espontánea, una simpatía recíproca entre ambas cosas, el bien y el mal, en cada
maestro y discípulo que constituye una acción?... Es propio del hombre bueno,
fecunda condición comunicativa. En los entonces, hacer el mal por su propia vo-
tres casos entra siempre en juego un há- luntad, y del malo hacerlo contra su
bito, una tendencia del espíritu todo; voluntad, si es bueno el que tiene el alma
no se puede hablar de inteligencia sino en buena ..." "No puedo aceptar esto, Só-
el sentido de un hábito, unitario y siste- crates." "Ni yo concedérmelo a mí mis-
mático, del espíritu íntegro, condición mo, Hipias; pero deriva necesariamente
de la posibilidad misma del ejercicio de del razonamiento que hacíamos." (Hip.
la actividad intelectiva. men., 372-5.)
Por eso también la purificación cum- Consecuencia enorme e inadmisible que
plida por la refutación resulta un cambio deriva de la separación establecida entre
en la disposición unitaria de la mente y la inteligencia y voluntad, sabiduría y vir-
voluntad. Y Sócrates entonces repudia tud, que, por otro lado, se habían identi-
la separación de mente y voluntad; afir- ficado mutuamente. La separación surge
mar esa separación nos lleva a consecuen- cuando se las considera habilidades parti-
cias absurdas. Tomando como premisa culares y distinguibles, así, las unas de las
una afirmación de Hipias según la cual otras; para Sócrates cada una constituye,
"los embusteros son capaces, inteligentes, en cambio, un hábito unitario, sistemá-
doctos y sabios en las cosas en que enga- tico, total del espíritu y ha de coincidir
ñan", Sócrates observa: cabalmente, entonces, con las otras. Sólo
"Tengo vivo interés en examinar el de esta manera queda eliminada cualquier
problema de que hemos hablado; es contradicción. De este concepto unitario
decir, si son mejores los que pecan por de la orientación intelectual y moral del
propia voluntad o los que pecan en espíritu deriva también el concepto uni-
contra de su voluntad... En cada arte tario de la virtud, es decir, la unidad
o ciencia
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indivisible y la identidad de todas las vir - ¿hay un solo opuesto y nada más?" "Uno
tudes, que constituye al mismo tiempo su solo ..." "Entonces resulta ciencia la jus -
unidad e identidad con la sabiduría. El ticia, así como la sabiduría, el valor y la
concepto que desarrollan especialmente virtud." (Prot., 329 y sigs., 332 y 361.)
los estoicos tiene sus antecedentes en Só - En conclusión, para Sócrates la virtud se
crates. Pregunta Sócrates en el Protá- identifica con la sabiduría en cuanto es
goras: capacidad de autodominio, no momen -
"Explícame con claridad si la virtud es tánea u ocasional sino metódica y cons -
algo único y si la justicia, la sabiduría, la tante, hábito unitario del espíritu que se
santidad son partes suyas o si las que he conquista sólo mediante el esfuerzo per -
nombrado no son sino nombres de una severante y continúo de la inteligencia y
misma cosa que es única." "A esto resulta de la voluntad unidas en un nexo recí -
fácil contestar, Sócrates, que todas las proco e inseparable. Por lo tanto, esfor -
que nombras son partes de la virtud, que zarse en conseguir la sabiduría significa
es una sola ..." "¿Y cada una de esas partes lo que Sócrates en la Apología declara
es distinta de la otra?" "Sí." "¿Y tiene cada que ha predicado y sigue predicando a
una su función propia, como las partes cada uno de sus conciudadanos para cum -
de la cara? Pues el ojo no es como el plir con ellos la misión que le fue confiada
oído, ni su función es la misma; ni en tre por el Dios, esto es, "tener cuidado y pre -
las otras partes hay una igual a otra, ni ocupación del alma para hacerla mejor",
por su función ni por lo demás. ¿Así intelectual y moralmente, al mismo tiem -
también las partes de la virtud son mu - po y por el mismo proceso activo de puri -
tuamente distintas por sí mismas y por ficación y perfeccionamiento.
su papel? ..." "Así es..." "Entonces, ¿la
santidad no es cosa justa, ní la justicia
cosa santa ... sino injusta aquélla e impía 9. El eudemonismo
ésta? ¿Qué vamos a contestar? Por mí socrático: no utilitarismo,
cuenta diría que la justicia es santa y la
santidad justa ,.. Además, ¿hay algo que
sino ética del amor y del
llamas locura?" "Sí." "¿Y eso no es de deber.
todas maneras lo opuesto a la sabiduría?"
"Me parece." "Pero cuando los hombres En este cuidado del alma para mejo -
actúan recta y útilmente, ¿te parecen rarla consiste el concepto socrático de la
sabios, al obrar así, o lo contrario?" "Sa - virtud, que, empero, continúa siendo
bios." "Ahora bien, ¿no son sabios por su típicamente griego en cuanto identifica
sabiduría?" "Es menester que lo sean." virtud y felicidad y expresa tal identifi -
"Pero ... para cada uno de los opuestos, cación en la fórmula característica eu
práttein, que significa al mismo tiempo
"obrar bien" y "estar bien". Por ello la
ética socrática ha sido justamente defi-
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que tenga sino que conozco otros placeres tual propia del hombre bueno en la vida
más suaves que aquéllos, que me alegran presente.
no solamente por la satisfacción presente, Así, la misión de purificar y educar a los
sino también por la esperanza que me espíritus, de que habla la Apología platónica,
ofrecen de un beneficio perpetuo? ... es divina para Sócrates no sólo en tanto él
¿De qué otra fuente crees que procede mismo cumple una orden del Dios y vive a
un gusto tan grande como el que deriva su servicio, sino también porque eleva el
de sentir que se llega a ser mejor y de alma cada vez más al estado divino de
contribuir al mejoramiento de los ami- perfección y beatitud interior que después
gos? ... Pues bien, ése es el pensamiento de la muerte habrá de convertirse en
que llena toda mi vida... Tú pones tu beneficio perpetuo. Por el hondo soplo de
felicidad en las delicias y en el lujo; yo, misticismo que alienta en las palabras de
en cambio, pienso que no tener necesidad Sócrates, toda su actividad de maestro y
es cosa divina, y el tener las menores po- refutador de errores se presenta como una
sibles lo que más se acerca a lo divino. misión sagrada de purificación y salvación
Ahora bien, lo divino es lo óptimo, y lo de los espíritus, verdadera misión de
que más se acerca a lo divino, más se descenso al infierno (katábasis eis haidou,
acerca a lo óptimo." (Memor., I, vi.) según la fórmula órfico-pitagórica) para
No se puede expresar más clara y vigo- liberar a las almas.
rosamente la antítesis entre el hedonismo Esta misión desinteresada es todo un
utilitario y la moral socrática: la renuncia ejercicio continuo de amor, única ciencia
a toda utilidad, que a Antifonte le pare- que Sócrates se jacta de poseer, según el
cía miseria, constituye para Sócrates una seudoplatónico Teages, mientras proclama,
participación en la beatitud divina, que en cambio, su ignorancia en cualquier otro
llena toda su vida por la conciencia de dominio: "De todas estas felices y bellas
convertirse continuamente en mejor a sí ciencias nada sé a pesar de que querría
mismo y en convertir a cada uno de sus [saber]; pero siempre digo que me en-
amigos, mediante la purificación espiri- cuentro, por así decir, con que no sé sino
tual. Esta purificación le otorga no sólo una pequeña ciencia, la del amor. Pero en
la satisfacción actual inmediata, sino ésta puedo jactarme de tener más pro-
también la esperanza de un beneficio fundidad que todos los hombres que me
perpetuo: clara alusión a la vida futura, han precedido y que los de nuestro tiempo."
eterna y divina, en cuya afirmación el (Teag., 128.)
misticismo de Sócrates corona su eudemo- El amor, que se manifiesta en la
nismo aceptando la confiada esperanza actividad que mejora a los demás y que
de los órficos y encarándola como perpe- desempeña un gran papel en esta misión
tuación de la íntima satisfacción espiri- sagrada,
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cree la gente, devolverla a su vez, pues ya citado, de que nunca debe devolverse
nunca se debe cometer injusticia, de nin- injusticia por injusticia, era genuina-
guna manera." "Evidentemente." "¿Y es mente socrática, y Sócrates ha dejado de
justo devolver daño por daño, o no?" ella el testimonio más elocuente con su
"No, seguramente." "Pues hacer daño no negativa a salvarse, mediante la fuga, de
es cosa diferente que cometer injusticia." la muerte a que había sido condenado. El
"Cierto." "Entonces, no se debe devolver reproche que imagina dirigido por las
a nadie injusticia por injusticia, daño por leyes al condenado que intenta sustraerse
daño, cualquiera sea la injuria que se haya a su pena —vale decir, que viola el pacto
recibido." "No." "Mira, Critón ... Yo sé tácitamente establecido entre cada ciuda-
que quienes piensan esto son y serán po- dano y la ley (teoría del cuasicontrato)
cos ... Pero por mi cuenta pienso esto y recurre a la violencia, que no es cosa
desde hace mucho tiempo y esto pienso santa, Crit., 51 y sigs,— encuadra en la
aún ahora." (Crit., 49.) antedicha teoría expresada por Sócrates
Sabido es que este diálogo tiene lugar (Crit., 48 y sigs.): lo que importa no es
en la cárcel donde Sócrates está esperando vivir, sino vivir bien y, por ello, hacerse
la ejecución de su injusta condena a muer- culpable de injusticia es peor que la
te, a la que se niega a sustraerse mediante muerte.
la fuga, reafirmando sin vacilar su cons-
tante convicción ética. Atenerse a ella en 10. El alma y su
esa circunstancia significa sacrificar su
vida con el fin de no violar las leyes de inmortalidad. La inspira-
la patria, esto es, nο devolver injusticia ción religiosa de Sócrates.
por injusticia. De semejante pecado qui-
zás podrían absolverlo los demás hom- La serenidad con que Sócrates enfrenta
bres, pero no el tribunal interior de su la muerte se explica enteramente por su
conciencia, superior a cualquier otro. espíritu religioso y por su concepto de la
Por lo tanto, no se puede considerar vida encarada como camino de purifica-
con Zeller (IIa, 127) que es absoluta- ción del alma, que, por lo tanto, puede
mente extraña a Sócrates la doctrina entenderse sólo como preparación y trán-
expresada en su nombre en el Gorgias, sito hacia otra vida ulterior, inmortal y
468 y sigs., cuando declara que el vicio eterna de acuerdo con la naturaleza divi-
del alma es el peor de todos los males y na atribuida al alma. Estas concepciones
que no es vergüenza ser objeto de injus- vinculan a Sócrates a los órfico-pítagó-
ticia, sino cometerla, y además que es ricos ex discípulos de Filolao, que se con-
preferible ser objeto de ella a cometerla. vierten en discípulos suyos y, asimismo,
La condición expresada en el Critón, 49, resultan confirmadas como socráticas por
los testimonios de Jenofonte, en las decla-
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país de los muertos, y entonces, ¡qué su restricción: "si es verdad" lo que la tra-
alegría poder continuar su encuesta entre dición nos cuenta. No obstante ello, sus
los grandes hombres de antaño!" dudas se refieren a las concepciones esca-
Sin embargo, Schuhl recuerda aquí el tológicas de los mitos y no tocan un punto
fino examen del problema efectuado por que Sócrates afirma dogmáticamente co-
E. de Strycker41, que hace muy probable mo verdad indudable: "Hay una cosa que
una interpretación más positiva de la acti- vosotros también debéis pensar que es
tud de Sócrates en la Apología. Al final verdadera; al hombre de bien no le sucede
de ésta, Sócrates quiere demostrar a la nada malo ni en la vida ni después de la
minoría de los jueces que votó en favor muerte porque los dioses no se desintere-
de su absolución que no se le debe tener san por su destino". Estas palabras se
miedo a la muerte, y emplea con ellos (se- repiten en forma casi idéntica en La re-
gún la justa observación de Burnet) una pública, X, 613a-b; allí aluden a la de-
argumentación adecuada a su compren- mostración de la inmortalidad del alma y
sión. O bien la muerte es un anonada- a la descripción de la beatitud del alma
miento de la conciencia y no hay nada justa; y, entre la Apología y La república
que temer, o es un paso a otra vida, según (y el Fedón), la afirmación de la inmor-
las tradiciones transmitidas por poetas talidad y de la vida futura se repite en el
como Homero, o por creencias religiosas Critón, en el Menón y en el Gorgias,
como las eleusinas y las órficas. Entre las mostrando la continuidad del pensamiento
dos hipótesis, Sócrates muestra una evi- platónico al respecto. El párrafo de la
dente preferencia por la segunda y la Apología debe interpretarse, por lo tanto,
aplica a su caso personal, recordando que en el mismo sentido que con toda eviden-
en el Hades hay verdaderos jueces que cia tiene en La república., X, 613 a-b, vale
rectificarán la injusticia por él padecida decir, como afirmación de una certeza de
ante el tribunal de los hombres; por otra inmortalidad que permanece inconmovi-
parte, allí tendrá la gran ventaja de ser ble a pesar de la incertidumbre de todos
inmortal, athánatos, y de encontrarse con los mitos escatológicos: esto es lo único
las grandes sombras de los héroes y de los que debemos considerar verdadero (hén
sabios, con quienes será una inmensa ale- ti tonto dianoéisthai alethés).
gría continuar sus conversaciones y dis- A estas observaciones de De Strycker
cusiones. Pero acerca de estas represen- pueden agregarse algunas complementa-
taciones concretas Sócrates no abandona rias. La inmortalidad parece inseparable
su prudente reserva, que podría consi- de la naturaleza divina que Sócrates atri-
derarse casi escéptica, y repite tres veces buía al alma, al considerarla —según dice
41
"Socrate et I'au-dela, d'aprés l'Apologie pía- Jaeger, op. cit., pág 44 y sigs.— "lo que
tonicienne", en Les etudes classiques, 1950. hay de divino en el hombre, por lo cual
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yo sí las he visto: me parecieron tan di- tes empieza durante su vida, pero se in-
vinas, áureas, seductoras y maravillosas tensifica después de su muerte. Toda la
que creo que es imposible resistir a cuanto filosofía griega posterior está dominada
Sócrates manda". por su influjo; sus discípulos ocupan con
La imagen divina que Alcibíades sus escuelas la época inmediatamente sub-
había descubierto en el interior de siguiente: Antístenes, con la escuela cí-
Sócrates era su religiosidad mística, que nica; Aristipo, con la cirenaica; Euclides,
irradiaba luz y calor a toda su vida, su con la megárica; Fedón y Menexeno, con
acción y su pensamiento. la eleo-erétrica y, por sobre todos ellos
y otros más, Platón, con la Academia; de
11. La influencia histórica y ésta surge Aristóteles, creador de la es-
cuela peripatética; luego, por intermedio
la perennidad de Sócrates. de estas dos grandes escuelas, la tradición
socrática se perpetúa en los siglos, en
Aun entre los grandes filósofos que tanto que, entre los postaristotélicos, los
confiaron a celebradas obras escritas la estoicos recogen la herencia esencial de
transmisión de su pensamiento a la poste- los cínicos, Epícuro parcialmente la de
ridad hay muy pocos cuya influencia los cirenaicos, y los neoacadémicos Arque-
histórica haya superado o igualado la de silao y Carnéades proclaman la exigencia
Sócrates, que no dejó nada escrito. Orte- de un retorno a Sócrates.
ga y Gasset llegó a declarar que Sócrates Cierto es que las escuelas socráticas se
encierra en sí la clave de la historia euro- orientan en direcciones distintas y en
pea, clave sin la cual nuestro pasado y parte opuestas, pero todas proceden de la
nuestro presente son un jeroglífico inin- concepción socrática de la filosofía como
teligible; y H. Maier afirmó que para camino de vida y de su preocupación,
entender la esencia íntima de la civiliza- tanto por el ideal del sabio —ideal concre-
ción moral moderna debemos, indudable- tado en la autoconciencia y en el auto-
mente, remontarnos a dos personalidades: dominio espiritual— como por un conoci-
Sócrates y Jesús (42). miento de la verdad vinculado al ejerci-
La expansión de la influencia de Sócra- cio de la virtud y del bien. La exigencia
42
Véanse las páginas de ORTEGA Y GASSET sobre
de autodominio no inspira sólo el repudio
Sócrates en su libro España y Europa, y las de H, cínico de los bienes exteriores, del placer
MAIER en Sokrates, sein Werk und seine y de las pasiones, sino también la refinada
Geschichtliche Stellung, Tubinga, 1913. A las aceptación cirenaica del placer, reflejada
líneas citadas remite P. Rossi en Per una storia
della storiografía socrática, Milán, 1951 pág. 86 en el lema: "domino, no estoy domina-
(en la colección Problemí di storiografia filoso- do"; la unificación de las dos aspiracio-
fica). nes a la verdad y al bien se expresa, en
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que cada interlocutor debe intervenir que, en cuanto realización del mal y de
activamente; y la libertad del pensamiento la injusticia, sólo puede significar un em-
y la de su expresión son elemento y peoramiento y no la purificación conjun-
condición imprescindibles para la realiza- ta del espíritu propio y del ajeno.
ción del fin que se impone en común a De este modo, Sócrates asociaba a la
todos. docta ignorancia o conciencia permanen-
Esta exigencia de actividad y libertad te de los problemas —única fuente de
es, por ende, el lema fundamental de la todo progreso cognoscitivo— la supera-
pedagogía socrática, el único lema que ción del odio y la afirmación del amor y
puede llevar la educación a la conquista de la solidaridad humana que, por el re-
activa y real de la ciencia y de la mora- conocimiento de la libertad espiritual de
lidad: de una ciencia que es guía de la cada uno, procuraban la cooperación de
vida, de una moralidad que es autonomía, todos en el esfuerzo por alcanzar el bien
ley interior o voz de la conciencia. Ade- común. Fin humano por excelencia, esto
más, en la mutua cooperación que esta es, la elevación intelectual y moral que
educación implica entre maestro y discí- constituye el verdadero bien y la satis-
pulos e igualmente entre todos los miem- facción íntima de cada uno y de todos,
bros de la comunidad humana, esa exi- ley de autonomía y fuente de la verdadera
gencia de libertad es también una exigen- felicidad.
cia de amor: del amor cuya ciencia Só- De todas estas exigencias, que mien-
crates se jactaba de poseer a fondo, en tras exista la humanidad son y serán
tanto que, según afirmaba, ignoraba to- siempre una necesidad y un imperativo
das las otras bellas y felices ciencias. Esta categórico, Sócrates ha sido, en su pensa-
exigencia de amor era, naturalmente, ex- miento y en su acción, una personifica-
clusión de todo principio de odio o de ción incomparable: en esto consiste la pe-
venganza (devolver el mal por el mal) rennidad de su enseñanza.
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