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EL CEREBRO

Parte constitutiva del encéfalo, derivada del prosencéfalo o


cerebro anterior que, después en una nueva división, dará lugar
al telencéfalo y al diencéfalo

El telencéfalo está formado principalmente por los hemisferios


cerebrales (corteza cerebral y ganglios basales). Los hemisferios
cerebrales ocupan la mayor parte del cerebro humano y suponen
cerca del 85% del peso cerebral. Su gran superficie y su
complejo desarrollo justifican el nivel superior de inteligencia
del hombre si se compara con el de otros animales.

Una fisura longitudinal los divide en hemisferio derecho y hemisferio izquierdo, que están
conectados por un conglomerado de fibras nerviosas denominado cuerpo calloso, que
transfiere información de uno a otro. Los ventrículos son dos espacios bien definidos y
llenos de líquido que se encuentran en cada uno de los dos hemisferios. Los ventrículos
laterales se conectan con un tercer ventrículo localizado entre ambos hemisferios, a través
de pequeños orificios que constituyen los agujeros de Monro. El tercer ventrículo
desemboca en el cuarto ventrículo, a través de un canal fino llamado acueducto de Silvio.
El líquido cefalorraquídeo que circula en el interior de estos ventrículos y además rodea al
sistema nervioso central sirve para proteger la parte interna del cerebro de cambios bruscos
de presión y para transportar sustancias químicas. Este líquido cefalorraquídeo se forma en
los ventrículos laterales, en unos entramados vasculares que constituyen los plexos
coroideos. La corteza cerebral presenta una capa superficial denominada sustancia gris, de
unos 2 ó 3 mm de espesor, formada por capas de células amielínicas (sin vaina de mielina
que las recubra) que envuelven una sustancia interior de fibras mielínicas (con vaina
blanca) denominada sustancia blanca. Las fibras mielínicas unen la corteza cerebral con
otras partes del cerebro.

Los hemisferios cerebrales están divididos por una serie de cisuras en cinco lóbulos. Cuatro
de los lóbulos se denominan como los huesos del cráneo que los cubren: frontal, parietal,
temporal y occipital. El quinto lóbulo, la ínsula, no es visible desde fuera del cerebro y está
localizado en el fondo de la cisura de Silvio. Los lóbulos frontal y parietal están situados
delante y detrás, respectivamente, de la cisura de Rolando. La cisura parieto-occipital
separa el lóbulo parietal del occipital y el lóbulo temporal se encuentra por debajo de la
cisura de Silvio.

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INTRODUCCION PSICOLOGICA

Una de las explicaciones más recientes que se ha intentado sobre el comportamiento


inteligente ha sido formulada desde la perspectiva de la neurociencia (Beauport y Díaz,
1994); es decir, la disciplina que se encarga del estudio interdisciplinario del cerebro
humano, lo que ha derivado en una mayor comprensión acerca de la relación entre el
funcionamiento del cerebro y la conducta.

Tal vez, uno de los resultados más relevantes de los trabajos de investigación que se han
realizado sobre este órgano consiste en haber descubierto que sus dos hemisferios difieren
significativamente en su funcionamiento. La naturaleza de esta diferencia ha sido
intensivamente estudiada desde la década de los años 50, particularmente por biólogos,
psicólogos, neurólogos y cirujanos.

Uno de los trabajos pioneros en está área ha sido realizado por Gazzaniga y Sperry. De
igual forma, ha sido importante la contribución de autores tales como MacLean (1978) y
Herrmann (1989) entre otros.

La Investigación sobre los Hemisferios Cerebrales

Hasta mediado del Siglo XIX los investigadores todavía no habían advertido la
especialización de los hemisferios cerebrales. Los primeros hallazgos, en este sentido, se
deben al médico francés Paul Broca y al neurofisiólogo alemán Carl Wernicke, quienes a
partir de sus observaciones clínicas en pacientes con daños cerebrales llegaron a la
conclusión de que había una relación directa entre el daño de ciertas zonas del cerebro y la
pérdida de la capacidad de hablar.

Específicamente, Broca observó, en 1985, que las lesiones en cierta zona de la parte
izquierda del cerebro producían, casi invariablemente, trastornos en el habla, en tanto que
ello no corría con las lesiones en la misma zona del hemisferio derecho.
Posteriormente, en 1874, Wernicke identificó otra región, diferente a la ya descubierta por
Broca, relacionada con otro tipo de dificultad en el habla. De nuevo, constató que el
lenguaje sólo era afectado por una lesión en el hemisferio izquierdo. En ambos casos, los
investigadores determinaron que la incapacidad no estaba relacionada con los músculos
productores del habla, sino que cada zona intervenía en su proceso mental básico necesario
para la producción de un lenguaje articulado y con significado.

Los hallazgos anteriores no sólo permitieron confirmar la diferenciación funcional de los


dos hemisferios cerebrales, sino que hicieron pensar en el cerebro izquierdo además, de ser
diferente, era también superior al derecho, por el hecho mismo de estar asociado con la
capacidad de hablar. Así surgió la teoría de la dominancia cerebral. Esta teoría parecía estar
respaldada por el hecho de que en la mayoría de las personas la mano derecha (controlada
por el hemisferio izquierdo) es la dominante, lo cual llevó a pensar que el hemisferio
derecho no jugaba ningún papel importante en el pensamiento.

Fue después de la Segunda Guerra Mundial que se llegó a determinar, en soldados con
lesiones cerebrales, que el daño de ciertas zonas del hemisferio derecho producía
dificultades en ciertas funciones del organismo. VerLee (1986) ha resumido tales hallazgos
en los términos siguientes:
Si bien los pacientes con lesiones en el hemisferio derecho conservan su capacidad verbal,
a menudo experimentaban una extrema distorsión espacial.

Los estudios revelaron, además, que el hemisferio derecho era superior al izquierdo en la
discriminación entre colores y formas, lo cual ocurría no sólo con el campo visual sino
también con los demás sentidos.

Los hallazgos antes reportados sobre la especialización de los hemisferios cerebrales


quedaron confirmados con los resultados de las investigaciones de Roger Sperry y
colaboradores del Instituto Tecnológico de California, quienes en la década de los año 60
diseñaron la técnica de la comisuroctomía (corte del cuello calloso) y la aplicaron, por
primera vez, con gatos para estudiar el funcionamiento de los dos hemisferios por separado.
Los resultados de tales investigaciones le permitieron a Sperry ganar un premio Nobel de
Medicina en 1981.

Al aplicar la técnica anterior con sujetos epilépticos crónicos encontraron que la


comisuroctomía no alteraba la conducta de los pacientes; es decir, los sujetos mantenían su
comportamiento habitual o normal. Esto se explica porque en la mayor parte de sus
experiencias cotidianas, los dos hemisferios reciben el mismo tipo de información. Sin
embargo, cuando los investigadores manipularon la presentación de información de modo
que esta llegase sólo a un hemisferio, fue cuando se pudo explorar la diferencia en el
funcionamiento de los dos lados del cerebro.

Los resultados de estas investigaciones permitieron conocer muchos aspectos relacionados


con el control de la conducta, por ejemplo, que el lado izquierdo del cuerpo está controlado
principalmente por el hemisferio derecho, y que el lado derecho está controlado, sobre todo,
por el izquierdo. Por consiguiente, los estímulos a partir de la mano, la pierna y el oído
derecho son procesados primordialmente por el hemisferio izquierdo y viceversa. No
obstante, los estímulos visuales son procesados simultáneamente por los dos hemisferios,
ya que cada ojo envía información a ambos lados del cerebro.

En consecuencia, fue sólo a través del uso de técnicas especiales de evaluación


desarrollados por estos investigadores con tal propósito, que se pudo describir que el
hemisferio derecho tiene una rica e independiente vida mental y que es capaz de
experimentar la mayoría de las actividades mentales que desarrolla el lado izquierdo del
cerebro.

La diferencia de procesamiento de los dos hemisferios puede ser establecida de la manera


siguiente: por una parte, el hemisferio izquierdo procesa secuencialmente, paso a paso. Este
proceso lineal es temporal, en el sentido de reconocer que un estímulo viene antes que otro.
La percepción y la generación verbales dependen del conocimiento del orden o secuencia
en el que se producen los sonidos. Este tipo de proceso se basa en la operación de análisis.
Es decir, en la capacidad para discriminar las características relevantes, para reducir un
todo a sus partes significativas.
El hemisferio derecho, por otra parte, parece especializado en el proceso simultáneo o de
proceso en paralelo; es decir, no pasa de una característica a otra, sino que busca pautas y
gestalts. Integra partes componentes y las organiza en un todo. Se interesa por las
relaciones. Este método de procesar tiene plena eficiencia para la mayoría de las tareas
visuales y espaciales y para reconocer melodías musicales, puesto que estas tareas
requieren que la mente construya una sensación del todo al percibir una pauta en estímulos
visuales y auditivos.

dominanciacerebral.blogspot.com/.../evolucin-del-concepto-de-dominancia.html

LOS HEMISFERIOS CEREBRALES

El profesor californiano Roger Sperry (premio Nobel de medicina), a finales de los años
sesenta anunció sus estudios sobre la corteza cerebral (neocorteza) donde indicaba que los
hemisferios tienden a dividirse las principales funciones intelectuales; en este sentido se
presentaba que el hemisferio derecho era dominante en los siguientes aspectos del intelecto:
percepción del espacio, el ritmo, la gestalt (estructura total), el color, la dimensión, la
imaginación, las ensoñaciones diurnas, entre otras. A su vez, el hemisferio izquierdo posee
preponderancia en otra gama, totalmente diferente, de las habilidades mentales ya que este
lado es verbal, lógico, secuencial, numérico, lineal y analítico. No obstante, investigaciones
posteriores de otros científicos pudieron determinar que aunque cada lado del cerebro es
dominante en actividades específicas, ambos están capacitados en todas las áreas
hallándose distribuidas en toda la corteza cerebral, no obstante y vale resaltar, prevalece la
dominancia especificada por Roger Sperry. Estas características de habilidades han
originado una actual clasificación de los seres humanos en función del predominio
hemisférico que poseen, siendo esto un hecho contraproducente ya que se produce una
"calificación" que limita a las personas que son regidas por uno u otro lado del cerebro,
induciendo a no ejercitar una habilidad que según a esta calificación "no es dominante",
porque esa persona "no sirve" y que carece de tal o cual habilidad, siendo esto algo
sumamente alejado de la verdad ya que existe una mala interpretación de ese concepto y se
limita la capacidad para organizar estrategias nuevas. En tal sentido las habilidades tales
como el lenguaje (palabras, símbolos), números, lógica (secuencia, enumeración,
linealidad, análisis, tiempo, asociación), ritmo, color, imágenes (ensoñación, visualización)
y percepción espacial (dimensión, gestalt) las poseemos todos los seres humanos y pueden
ser desarrollados mediante la utilización de técnicas adecuadas tales como el pensamiento
irradiante y la cartografía mental.
Hemisferio izquierdo
El hemisferio izquierdo, viene a ser algo así como el cerebro "lógico". Los centros del lado
izquierdo del cerebro controlan, y están implicados en la facultad de reconocer, grupos de
letras formando palabras, y grupos de palabras formando frases, tanto en lo que se refiere al
habla, la escritura, la numeración, las matemáticas y la lógica, como a las facultades
necesarias para transformar un conjunto de informaciones en palabras, gestos y
pensamientos. John Huglings Jackson neurólogo britanico, ya en 1878 describió el
hemisferio izquierdo como el centro de la facultad de expresión. Dependiendo de su
severidad, una embolia que afecte a esta estructura puede producir pérdidas funcionales,
pérdida funcional del habla y afectar destrezas motoras en el lado derecho del cuerpo.
Según la teoría psicolingüística el proceso de construcción de una frase está regido por un
cierto número de ideas relacionadas entre sí, pero el mecanismo que permite a la mente
agrupar palabras para formar frases gramaticales no está totalmente descifrado. El
hemisferio almacena conceptos que luego traduce a palabras (amor, amour, amore, love,
liebe) más bien que una memoria textual. Es decir, el cerebro comprende las ideas y los
conceptos y los almacena en un lenguaje no verbal, que luego traduce a un lenguaje o
idioma aprendido por el individuo mediante la cultura. Los tests de inteligencia que
investigan el vocabulario, la comprensión verbal, la memoria y el calculo aritmetico
mental, detectan el origen de la actividad en el hemisferio izquierdo.

El hemisferio izquierdo se especializa en el lenguaje articulado, control motor del aparato


fono articulador, manejo de información lógica, pensamiento proporcional, procesamiento
de información en series de uno en uno, manejo de información matemática, memoria
verbal, aspectos lógicos gramaticales del lenguaje, organización de la sintaxis,
discriminación fonética, atención focalizada, control del tiempo, planificación, ejecución y
toma de decisiones y memoria a largo plazo. Los test de inteligencia miden sobre todo la
actividad de este hemisferio. Muchas de las actividades atribuidas al consciente le son
propias. Gobierna principalmente la parte derecha del cuerpo. Procesa la información
usando el análisis, que es el método de resolver un problema descomponiéndolo en piezas
y analizando estas una por una.
Hemisferio derecho

El hemisferio derecho gobierna tantas funciones especializadas como el izquierdo. Su


forma de elaborar y procesar la información es distinta del hemisferio izquierdo. No utiliza
los mecanismos convencionales para el análisis de los pensamientos que utiliza el
hemisferio izquierdo. Es un hemisferio integrador, centro de las facultades viso-espaciales
no verbales, especializado en sensaciones, sentimientos, prosodia y habilidades especiales;
como visuales y sonoras no del lenguaje como las artísticas y musicales. Concibe las
situaciones y las estrategias del pensamiento de una forma total. Integra varios tipos de
información (sonidos, imagenes, olores, sensaciones) y los transmite como un todo. El
método de elaboración utilizado por el hemisferio derecho se ajusta al tipo de respuesta
inmediata que se requiere en los procesos visuales y de orientación espacial. El lóbulo
frontal derecho y el lóbulo temporal derecho parecen los encargados de ejercer las
actividades especializadas no verbales del hemisferio derecho. Esto se corresponde, en
muchos aspectos, con las funciones de control del habla que ejercen el lóbulo frontal y el
lóbulo temporal del hemisferio izquierdo. Los otros dos lóbulos del hemisferio derecho, el
parietal y el lóbulo occipital, tienen al parecer menos funciones. Sin embargo, como
resultado del estudio de pacientes con el cerebro dividido (seccionado), o con pacientes que
padecen lesiones en el hemisferio izquierdo, se ha detectado un pequeño grado de
comprensión verbal en el lóbulo parietal derecho, que tiene la capacidad de comprender una
selección de nombres y verbos simples. Y recíprocamente, el lóbulo parietal izquierdo
parece que tiene ciertas funciones espaciales limitadas. Por lo tanto, aunque el hemisferio
derecho está, sin duda, especializado, en las funciones no verbales, concretamente en las
viso-espaciales, no resulta fácil discernir las diferencias entre los dos hemisferios. El
hemisferio derecho está considerado de cualquier modo, como el receptor e identificador de
la orientación espacial, el responsable de nuestra percepción del mundo en términos de
color, forma y lugar. Jhon Huglings Jackson informó que un paciente con un tumor en el
lado derecho del cerebro no reconocía objetos, lugares ni personas. Utilizando sus
facultades somos capaces de situarnos y orientarnos; podemos saber por qué calle estamos
caminando mirando simplemente la arquitectura de los edificios que hay a uno y otro lado
de ella, esto es la forma y aspecto de las fachadas, de los tejados y de las puertas de entrada.
Si vamos caminando por la calle y reconocemos un rostro, la identificación de dicho rostro
también corre a cargo de la memoria visual del hemisferio derecho. El nombre que
corresponde a la persona que posee dicho rostro conocido lo proporciona, en cambio el
hemisferio izquierdo.

Muchas de las actividades atribuidas al inconsciente le son propias. Procesa la información


mayoritariamente usando el metodo de síntesis, componiendo o formando la información a
partir de sus elementos, a un conjunto. Controla, además, el lado izquierdo del cuerpo
humano. En este caso, una embolia puede producir pérdida funcional o afectar las destrezas
motoras del lado izquierdo del cuerpo. También puede causar alteración de la atención
normal a la parte izquierda del cuerpo y sus alrededores.

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En líneas generales, las conclusiones del Dr. Sperry sugieren que el hemisferio
izquierdo:
 Procesa de manera secuencial, paso a paso.
 Reconoce el elemento temporal; es decir, cuál elemento viene antes que el otro
dentro de la secuencia.
 Discrimina características relevantes y reduce el todo a las partes significativas.
 Es analítico y lógico.
 Está relacionado con los recursos verbales de codificación y decodificación del
habla, y con aspectos similares como la matemática y la notación musical.
Por otra parte, el hemisferio derecho:
 Procesa de manera simultánea o en paralelo.
 Reconoce pautas.
 Integra partes y componentes y los convierte en un todo. · Es holístico y asociativo.
 Está relacionado con las tareas visuales y espaciales, y con similares como el
reconocimiento de melodías musicales.
http://www.tecnicas-de-estudio.org/articulos/el_cerebro_triuno2.htm

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