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Capitulo II «Ambientes» y espacios ltdicos _EL céemino ambiente (environment) puede emplearse como mera referencia 2 inclusion y agropiacién creativa de las Tdistensiones fisicas reaies del espacio cir- ndance, adeuiric uaa carga. un clima _Bsicoldgico, o limicarse a um sentido ar- quiteciSnico rigido y una excensign h cia el excerior. Ea cualquier caso implica “aa eipacio que envuetve al hombre y caves del cual ésce puede crasladarse 7 “desenvolverse. Tal vez la nota fundamen “ales la excension y expansiga teansicg- (Big dé'lz obra en el espacio real. No se “aati de uha reproduccidn, sino de a ins uraciéa de una ceslidad en una sicua- Gish espacial. Este espacio, configurado Gomé medio visual, afecea con una inten: idad compleja a [a actividad sensorial del aspectidor. Este se verd envuelto en Tan moyimienco de partieipacion e impul- “ado 2 un comportzmiento exoloracorio specto al espacio que le rodes y a los “objetor que se sivdan en al ‘En muchos casos puede conservar las teliquias ceadicionales por su subordina- ‘dn ¢ instalzei6n en el espacio preesta~ Siecido de ung gsleria o del espacio az guitectOnico, Pero puede ser construido “Ba cualquier ovra parce, sin limicarse 2 los lugares convencionales de exposicién. En los iltimos afios se ha formado una sucéntica mistica del ambiente en los mis diversos campos, desde e! diseiio 2 la a:- quitectura, desde los problemas de con~ taminacién 2 los ecolégicos. Veremos cémo esta teoria eambieatale, sodre todo ea alguna de sus modalidades, se aseme- jaa veces a una mistica dirtgi ida del am- biente con imolicaciones idealégicas. po- das y sci, no «ready-mader, M. Duchamo_ no" Fie Geciarada un objeto come obra “de are, sino que ello implicaba que la es- “euleura perdia su eardcter cerrado para convertirse ea una pare de su situaciéa “ambiencal en contexto ciseundante. Poco ances, el fucurismo habia lanzado la idea de mecer al espectador en el propio cua dro, Naruralmence, desde la préctica «ra~ dicional de la pincura esto no era posible de un modo literal, pero de Boccioni pro- cede el pensamiento de que la plist Gq fucarifta tenfa que ser arquitecténica ¥ su objetivo se cifraba en la creacion de ts plastica ambiental. Esta propuesta fu~ Turista apuncaba a una configuracion del espacio y de los objetos en Al sicuados, ineluido #1 propio espectador. Desde la perspectiva arguicecténica, los vi- sionarios utdpicas berlineses, entre 1918-1922, son los primeras en conflar la conseruccion del medio ambiente a las feerzas de le fancesia y de la imagina- din artisica, libre de ‘toda imposicidn, - 173 mas no puede venir unilaccralmente del Tenguaje de las mismas 9 de las conside~ racrones tecnolégicas, sino de su vincu- facién a la transformaciéa de una signi ficacion soeial y, en consecuencia, al pro- eso de cambio social, parcial o toral, que Ja presupone. Ea estrategia transformadora del ance se estd extendiende tambien al «ambien te> aatural, a [a propiz navuraleza. Hoy dia, en diversos medios artisticos, se ha- bla de la érartsformacion escésica del me- dio ecoldgico como owo de les campos de la excensiGn del arte. A medida que perect el verdadero significado de la Na- turaleza, e] ambiente ecoldgico intenca su reconstituciéa, su simulacién. La ces puesta a este reto es la idealogia ecoldgi- Pere Jones munca del sambiente~ n> ural. Por supuesto, sc apoya en proble- mas reales que se han conversido en mo- fivo de réivindieacién social desde la eontracultuca y la «Nueva Izquierda+ hasca sicuaciones lieralmence insopora- bles a ucvel isco. Pero en cuanto $8 ap0- ‘ya en hechos concrétos, evidences, para transformarios en técnicos, que encu- bren las ligazones con el modo social de roduccign, s¢ oper un fendmeno ideo- [sgico engaioso. La ordenacién del me- dio ambiente, convertida en ideologia. s¢ ssemeja en sus formas mis cvoluciona- das a una rrigologia natwralitea, a una werdadera ideologea del patrdn, del deber ser abstracto, contapuesto sentimental tence a las necesidades socio-econémi cas del sistema vigence. Y a esta ideol: ia pueden aliarse con asombrosa facili- lad muchas de las propuestas arcisticas de extensidn del arte desde perspeetivas tecnolégicas u organiciscas. ¥, Espacios LODICOs Una de las seeciones mis interesances dela Bienal de Venecia en 1970 fue lade- dicada3 espacids lidicos y de relax. Algo Similar ocurrio en fa Documenta de 186 “sel de 1972, en su departamento «Juego ¥ realidad>. El siglo XX nos tenia acos- fumbeados a algunas formas arcisticas ti- dicas: Macke, Chagall, Mactse, Duty, Klee, Mird, ete. Pero siempre se trataba de formas ilusorias muy discucibles ‘Ahora, en cambio, las formas y los ¢s- wacios Lidicos se encienden en el sentido fteral y propio del término. ‘Desde Platén, pasando por Schiller, hasta C. Groos. E, Grosse y el psicoa- nilisis, conocemos la tendenciaa relacio- nar Ia actividad artistica con el juego, asi como las suspiescias que esto ha suscica- do. La relicida arte-juego polariza en dos posiciones eriticast |x primers consi- ‘Gera el juego como uno de las aspectos fenoménicos con los que el ane se exore- sa. La seguada coneibe el arte como uno de los momentos de la actividad lédica del hombre, Pero en ambos casos subya- ce [a premisa de que las dos actividades se ciercitan por el puro placer en el jue go y en la creacién, como satisfacciones én si misma, Sélo el psicoandlisis elabo- 16 una teoria dei juego que los considera ome una forma de conguista, de 49r0- piacién, y una actividad humana seria tome atta cualquiera. En el arte, la pro- duccién de abjecos hidicos, con finalidad precisa didietica 0 de goce eseético, re Eurre a disciplinas que decerminan su forma y contenido. Ea os dltimos aos, H. Marcuse, esi- vindicando ciercas ideas de Freud, pero sobre todo reasumiendo la eseécica del juego formulada por Schiller, ha puesto 1 dia esta dimeasi6n, actualizada desde la préetica artiscics por las diversas pro- juestas liédicas, Marcuse ha propugnado Dr etatice Uidiea al servicio de la poli ca, en cuanto el juego puede liberar al hombre, y entiende fa edimensién esté- ties como una especie de parron parauna sociedad libre» ®, Esta dimensién es cei- rARCUSE, Versuch siber die Befreinng, vindicada como un juego libre de la ima- ginacion, con toda su carga de fuerza li- beradora ¢ impulsora de ua nuevo prin~ cipio de realidad. El impulso del juego, mediador y reconciliador entre el impul- so sensual y el imoulso de la forma, es el vehiculo de esta liberacion 7. Sabemos que histéricamente ef surrealismo fue el movimiento mis preocupado por abrir tuna brecha encre la separacién entre tra- bajo y creacidn. ¥ la reflexion antropo- logica de Marcuse, apoyada en el princ pio individual de lz revolucién, en la fan- asia y en la nueva «sensibilidad, estaba presence en el surrealismo, Este movi- miento descubre que el juego 3 una psi- coterspia tanto para el ano como para al adulto, El movimiento de la «Interna tignnale Situationnistes se apropia, des de 1958, del lado més progresisca del surrealismo (en especial de la reivindica~ cién de la libertad toal y los intentos de intervenciGn en la vida coridiana), redes- cubriendo a su vez el juego, la experi- mentacién permanente de novedades y posibilidades lidicas del furuca, ao femo un principio puramente estética sino de gobierno de la propia existen- cia, con deudas a [a tradicion desde Schiller 0 a la moderna ceoria del homo ladens de Huizings"®. 1. Manifescacones. Las propuestas asiuacionistas» no cuvieron tanta reper cusidn come se podia esperar en el cam- po de las experiencias concrecas, sobre todo en el momento de su aparicidn, Con el wranscurso de los aos han sido uno de los princioales estimulos de rei~ vindicaciones lidicas posteriores 0 gent ralizadas. En las experiencias recientes, el elemento liidico esta presente en a Cie, Mancuse, Eros y ovilizacm, Barcelona, Sein Barra, 1968, pigs. 176.7; 1644. Ti Cie, Interiatiqnale Sinuationmace, nim. t. june (1950) page. 9-10; auim. 2. December (1958), fgg 2 Gi 1972. ame ludens, Madeid, Alianza Editorial, asia y nuey ha aléanzad é los earn “lidade. Asimismo Ga ea aigunos aspeeto’ ‘tes psicodélicas, de los nicos» a del shappening», Las experien- clas centraas explicicameate en ef pre blema lidico #¢ han tanifestado-én di- ferentes direcciones. ~~ La fe entusiasta en la tecnologia era combatida ya a finales de los aftos cin- cuenta desde las perspectivas del auro- matismo surréalisea y tachista por el pin ror Hundertwasser, entre otros. Del tachismo europeo procede precisamente la «Internationale Situationnistes (1958), ‘onstituida por antiguos miembros del iGo Cobra (Constant, A."Jorn} y de la isin del -Lettrsce Internationale» y de la «Union Internationale pour une Bax- haus Imaginister. En el propio’ grupo Cobra se venian discutiendo problemas Sol LeWie, instslaciin ambiente, 1972, 187 Dan Flavin, Amiuente, 1973. sobre ef arte en Jos nifies v en los puc- blos primitives. la espontancidad creas); g cuestiones de la extension del they de is actividad creadora, La Inter ‘gnaie Sizuationniste (G. E. Debord, ‘Dahou. G. Pingt-Gallizio, M. a ‘Mf Wyekaer Kotanvi. R. Waneigem, R, Vienet y otros} iia sus acuvidades baio la nocién de uation constraites, definida como el Tmomento de la vida, consteuido concre iy deliberadamente por la organizacion “lective de un ambience unitang. y de “in. juego de acontecimientass *. De 1958 “tod repieta de acontecimientos v concro- versigs, de zanceos ¥ replanteamiencos, de negociaciones sobre afirmaciones an- teriores, de implicaciones 20 sdlo arti ticas sino también politicas. en especial en los uileimos afos, Imposible de abor- dar esta amplia remidica en est2 ocasi6n, _me detengo tinicamente en algia punto Geevante, referido al problema de les “embiences (objeto de esce capitulo) y sus resupuestas en [a primera erapa de ss Tacuvidad, centrada en ¢l détournement y “"Dépassement> del arit € inviniendo les Tfunciones del “arte. —fanres, 2 Definitions, en Internationale Simationniste, mira, 1 (1958), pag. 134 edicidn comples de ls #e- vista en Amsterdam, Yan Gennepy 1972. ‘A. Jorn, Constant, Sturm, - 1969, la historia del movirniento _ Las prapuestas finales de la superacién arte. Tal como sé conoce en sus for: mas tradicionales, desembocan en el am- bicate y ef urbanismo generalizados. La jnstauracion de ambientes favorables a la creacién colectiva de tive nuevo. en don- de la «construccion de wna situacion &s “ja edificacion de un microacontecimien- To transitorio y-de un juegQ de aconteci- Tmientos para un memenjbj unico de la sa de algunaé persona’: Ella es insepa- “fable de la construcci6n de un ambiente “General reiasivamente mis durable en ¢! Urbanismo unitarios 7. No es ninguna _castalidad la recuperacion de tradiciones maiierisias como , por ejemplo, la del Lax TBerinio, wn de les arquetipos de las ar- “tes en el espacio, modelo dé lo que se empieza a llamar la -ropoesréricas. A esta respondié fa propuesta de 1959 en eb Stedeliik Museum de Amsterdam: la _transformaeidn de algunas salas en labe- rinta desde una concepcién del mundo fo laberinto ®, El objecivo final era Pp Gebanismo unitario, wna especie de “ambiente implicado-y la teoria del onjunto de artes y técnicas eoncurren- tes 2 la construccion integral de un me- tho en ligazén dindmica con experiencia: del comporramienco y de la creatividad ~hidica, Ei urbanismo unisario se convier re para ellos en la base indispensable del desarrollo de situaciones como juego ¥ tigo serio de una sociedad més libre. No es una doctrina urbanistica, sino més bien una crisica del urbanismo; apenas existen proyectos y, menos, realizacio- nes. Los tinicos existentes, la Nueva Ba- Biloma de Constant, son de dudosa or- todoxia > y fueron réalizades cuando su aucor habia abandonado el grupo. La Nueva Badilonia atiende al espacio soca! ome tema central. En ella el vivir se in- dentifica com el ser ereativo de ias masas, ~ como, 1 Shid., pi 32. 2 Chr, Fattmatianale Sicmationniste, (1950), pas. $7. BCA. ibid, nim. 9 (2964, PAE: > ade + con e] ambience creado por el hemo [x- dens, con [a abra de arte total y comu- nizaria, sintesis de lz misms sociedad como obra de arte ‘Desde perspectivas menos ambisiosas, el portugués Costa Pinheiro ha trabaja- do en proyectos ambientales Hidicos. Su Citvmobil es un proyecta en el que la ciudad es transformada por sus habican- tet, dando | oportunidad de jugar con clementos méviles para excitar Ia fanta- sia colectiva *, _a segunda modalidad [tidica esti re- piesensad: por todas aguellas experien- Gas que profundizan en la superacion de ‘a contemplacién _pasiva, en los disehos “de objetos industriales realizados con prétensiones didicticas, er la creacion de __Bbjetos y situaciones lidicas, previa des- Teontestualizacion y reestructuracién de elementos preexistentes. como se vio en la exposicion Arte como juego-juego como arte, de la Bienal de Nuremberg en “1968. Con esta modalidad se relacionan También as obras cinético-luminicas, en donde se abaga por un contacto de tipo “manual 0 percepuvo sensorial globs!, Teoma se advierte en obras aisladas de ‘Agam._Alvini re, O. Piene, Ver- —Ganegs o LuisLugan vy Ramén de Soro, este tltimo dédicado desde 1973 a pro- blemas pedagégicos. P. Reich, mediante cl empleo de la tabla de juego Zahien- Kipp (1970), lleva a cabo una integracion de juego, estética y matemacica, En mu- chos casos, la séxpresa y el juego son las categorias predominantes respecto a la activecién del espectador, sobre todo desde la citada exposicién de Cinérismo, _espectdculo y ambiente, de 1968, con Ta participacién del grupo italiane (Boria- ni, Colombo, Mari, etc), el grupo suizo Y (Duarte, Fischer, Tanner), el Space fi- prized, el Atelier de Recherche parisino 3 Ce, Costa Punsino, imagination und row nie, Hohr-Grenzhausen, Starcrewski Verlag, 197 pigs. 70 y sigs. Hermann. C. Valens, P, Lemsire) 0 ‘d Grupo Ludico (D. Roditi, X. de la $= lie. 5. Roszel), Estos grupos son cada ve: mis conscientes de [as imoiicaciones. ¥ mediaciones sociaies de su prictics y fa- vorecen la liquidacion dei sistema culu- ral vigente. Por ultimo, toda una serie de expe- riencias se estan orientando al instinto Kidico del hombre, en especial de los ni- fos. Ha destacado el grupo Kees —ar- te/didaetica/cibernéticarsociologis—, formade por profesores v estudiantes, operante hacia 1970 ex Nuremberg y Munich. En la Bienal venecians de este mismo ae causé gran interés su «espa- cio activo para la accién diddccica», don- de [a relacién arte-pilbiico no pretendia tanvo intensificarse como integrarse £0 lun proceso de medificacién regulado por la accién: andlisis de [a eficacia del arte sobre el piiblico, actvacién de los nifos a través de la accién, destruccion del comportamiento consumista s', por dli= mo, documentar todz actividad a través de la imagen v de Is oalabra, ceniendo como finalidad la reflexién critica“. Esto ciende a una reestructuracién de la relacién arve-didictica y la accion crea en la conciencia estructuras nuevas determi- nadas por las exigencias de cada uno. En estas experiencias el espacio ¢s un lugar donde e! nifio puede obrar libre- mente con los materiales puestos 2 50 disposicién: simples —colores, formas clementales, materias sintéticas, nylon, tela, madera, bierra, ete. — y mas com- plejos —ciclostil, monitor, proyeetores, fcc.—. El material es variado, pero siem- ‘pre es «pobrer y el nifio puede hacer con & lo que le apetezca. E] espacio no se li- mitaba a la sala, sino que se prolongsba a cualquier lugar en donde pudieran rea Jizarse aeciones: plaza, calle, ambientes naturales, etc, La insistencia en la dimen- _# Clr, AroLtonio y ocras, Ricerca ¢ progelst= gs. 239 y sigs. 189 sién activa tiende, como cn otras expe- Hencias arcisticas, a superar [a tradicio- nal eseisidn creacion-recepcida, estimu- lando la parenctalidad formative-artisti- a det 3 persons. Se trata de crear si- tuaciones de estimulos a través de una SjotematizaciGn del marerial y de pasibles acciones sobre las cosas. Son decisivas la accidn y posicin respecto a sus compa- Feros y la exigencia de participacion. “Ambas remicen a relaciones lidico-crea~ fives, instauradas entre el nifio y el ma~ terial, En la documenta de Kassel de 1972, toda una seccion estaba dedicada 2 Juego 9 realidad **, teniendo como pun- to de partida una concepcidn pedagdgi- ca del juego, la hostilidad del medio am- bience a los tiempos 0 espacios Iédicos Gel nifo y la eritiex social a fa actual. ma- nipulacién de los juegos y juguetes in- fantiies. Las bases pedagégicas de todas estas experiencias estin tomadas de las inves- tigaciones de Freud, Klein, Piaget y su escuela, En todas ellas se subraya la di- mension activa, libre en la relacién del nifo al adulto, con objeto de gue la edu- cacidn sea un proceso de autoformacién. Esto permite una manifestacién de la personalidad y de la espontaneidad sin imposiciones aucoritartas. En segundo jugs, teabajando con materiales «po~ breve, se da un amplio margen a la des- truccién de lo realizado, come posibili- dad de experimentar momentos de anci- tesis y diversas opciones, en procedi mientos no muy distances del arce « jetuals, Ya sefialé que el arte infancil es una de las recuperaciones antropolégicas actuales (Cap. [ de esta parte). Por dli- mo, se pretende dilacar no sélo la expe- riencia lidica, sino todas las actividades estructurales y formativas del nifio. Re- cientemente se estén intensifieando las experiencias sobre «acciones hidicase y Catilogo de Documenta de Kassel, 1972. 1O-14. siruaciones de aprendizaie, concebidas como proyectos de educacién estérica, como demuestran H. Mayrhofer y W. Zacharias en 1973 7. En la sacci6n lidi- ca del grupo se elaboran nuezos mode- los de aprendizaje y se desarrolla espon- tineamente una necesidad de comunica- cidn que exige y practiea una conducra social. Creo que en ef marco de Las limi- taciones objetivas existences, éste es uno de los campos mis sugestivos de la erea- tividad. Muchas de sus propuestas sinco- nizan con las pricticas del arte objerual y, sobre todo, del reciente «arte de ac- dén.. Numerosos artistas empiezan a percatarse de las posibilidades abiertas en este decisive campo que requiere, sin lu gor a duda, trabajos interdisciplinarios. 2. Paréncesis sobre «arte y juegos. La referencia a los espacios ludicos remite 2 dos hechos. Por un lado, este reciente terés por los problemas de fa educ y prictica estética o artistica infantil esta ligado a los posibles desarrollos de la creatividad y a Iss concepeiones del jue- go desde perspectivas pedagdgicas y es- téticas. Por orro lado, la concepcidn ar- tistico-tedrica del juego se esta convir- tiendo en una de las premisas de nume- rosos movimientos: happenings, arte dé comportamiento, acciones, are proce sual, ete. que isemos analizando mis adelante. En ambos casos pienso que er tas experiencias son de las mas fructiferas de ls actaalidad y prometedoras en la re- cuperacian del valor de uso de la obra ar- tistica. Sin embargo, aqui me inceresa ha- cer urias observaciones menos en cérmi- nos de experiencias concretas que en los de la nueva ideologia ambiental Lidica, vulgarizada en ciertos circulos artiscicos extraiios y propios en dispersas manifes- taciones. No crato de entrar en discusion » Cir. G. GaOWUisL, H, MaYRHOFER y W. Za. uantas, Unmeltali Lerasraum. Orgenssation von Spiel wned Lermzitaatianen. Projekte dicherscher Errichung, Kiln, Du Mone Schauberg, 1973. con las aportaciones dignas de atencién ni mucho menos negarias, sino de aten- dera sus denvacones maximalistas, que tienen que ver poco con experiencias concretas v alloran cuando menos se ¢5- vera, a las razones de su reproducciéa y a ideologia en la que se apoyan. Una nota comén a ciertas concencio- nes sociolégicas, pedagégicas 0 psicaso- ciales, y ain mis a las arciscicas, es que fl juego tiene lugar fuera de las condi- ciones existenciales reales ¥ que, por ain- to, para reproducir obras de arte es pre- ciso abscraer de la realidad cotidiana pro- fana. En la concepcion tedrico-arcistica imperance el juego esti muy vinculado a la expresion libre, sin ligazones. El jue- go se convertiria en la forma sin objeti- ¥o, ai finalidad, en ef comportamiento humano mas elevado y fundado en si mismo. La ereacion de la obra deviene tna actividad lidica, desitgada y enfren- tada al trabajo. La autorrealizacidn del hombre, el desarroilo libre de su perso- nalidad sélo seria posible en el juego come algo opueste al crabajo. La tension Se establece entre el juego y el trabajo, tntre la vida real y la ideal, entre el rei- no de la necesidad y el de la libermd. ‘La referencia a las diversas manifesta~ cones idicas replancea la afirmacién de Schiller, expresada con los cérminos clé- Sicos de la belleza: «El hombre solo debe jugar con la belleza y debe jugar rola~ ‘mence con la beileza» “*. Pero en el pro- pio Schiller este concepco no es un be- cho de la vida af una simple forma de la fantasia, sino un pensamiento que debe ser realizado primeramente, es decir, un ideal. Con anterioridad acababa de decir que el hombre «juega con la bellera. Ahora bien: aqui no debemos pensar en juegos que estin en curso en la vida teak. En la vida real buscariamos en 4% Serutuen, Ober die aschetischen Erzichang des Menschen. Cara 15, Schrifien zur Philoraphie find Kunst, Minchen, W. Goldmaaa, 195%, pag 197, vano la belleza de 7 La contraposicién de Schiller entre lo real y lo ideal nos ace sospechar que la eeacién aristica de estrucruras hidicas est. determinada por una serie de pro- blemas inherences af equilibrio hombre- sociedad. El arte en este contexto o bien es un cefleja de la realidad existente 0 una anticipacion —el ideal— de lo que atin no existe. Todo depende de su rea litabilidad en la vida real o de que deba acudir a ota realidad independientemen- del mundo corisiano. La contrapast- cin tealidad/ideai, implicita en Schiller, ceaparece en los ambientes y concepcio- nes lidicas y se fundamenta en. una ex- periencia histérico-social concreta que Obscaculiza Ia realizaciéa del ideal. En la actualidad, las propuestas lidi- cas pueden cener tanto Un cardcter anti cipatorio —como utopia de |s libertad en terminos de E. Bloch y consciente de sus limites y contradieciones—como ser una Husién comada de un medio maximalista y, por ende, convertisse con facilidad en luna manipulacidn estérica. El desajuste y separacion entre el trabsjo y el juego (como productividad coralmente libee y vehiculo dediberacién universal) no obe- dece ala nacuraleza abscracta del trabajo 0 del juego, sino a unas relaciones histé- ricas muy coneresas: la organizacion so- cial actual, el caracrer del trabajo no per- mite en general el desarrollo del juego, Ia actividad artiscica es privilegio de mi- norias, asi come el cardcter mercanal de sus productos, Como consecuencia, la experiencia artistiea, tematizada como iidica, arrastra consigo una contradic- ign entre la belleza y la vida real, como diria el progio Schiller. Los espacios y ‘cualquier otra actividad hidica apunan 3 Jo estético y artistico como forma posi- ble de una sociedad libre, Pero ura so- ciedad del ludismo total sélo puede con~ ‘cebirse y existir cuando hayan sido su- peradas las coneradicciones de Ia «vida teal, De este modo, lo estético se iden- tficaria sin estridencias con la vide. La 191 seansformacién dé esta vida real schille- Hina no es proceso que discurre auro- Sauicamente, pino Una 2cci6a conscienst Ge los homafps en £3 praxis social. dre descubré de este modo elementos ce una sociedad nueva enJel seno de la an- tiga, se convierte en una fee tenden- qa! hacia el pleno desarrollo de las fucs cas producuvas de la fantasia, censrade jo tanto en la creacion objerual aislada ‘como en la ordenacidn de los ambitos de exstenciz. No sélo les espacios y mani- festaciones hidicas sino los ambiences en general Genuncian wna wendend & une Spnfiguracion de la praxis colecriva de la produccién material y psiquics del en- zarno. Gel medio ambiente. La realidad te convertiria en una obra de arse al she seria unt fuerza productive de la qansformacién cultural v marerial. Se coma ha dicho Marcuse, «un factor in tegral en lz configuracion de le cuslidad oh la apariencia de las cofas, de la rea~ fidad, de la forma de vida, Esto implica- ria la superaciOn del arte: el fin de la sc~ paracion de lo estético y lo real, asi como ¢] fin de [2 unién comercial del negocio Sle belleza, de Ja explotacion y de 12 siegriae 7? La prdciica artistica lddiea séio tended un sentido en fa acruslidad si intenta rea liar una mediacién encre vida real/ideal, trabajo/juego, en cl presente momenso histdrico, si es consciente de sus condi- Gonamientos y de su-caricter ancicipa- toro, no como la aspiracién global, 2 10 ser que la ilusidn se2 considered como Ja verdsdera realidad, En ks ideologia ambiental el concepco de juego no sucle Stender a las condiciones existenciales qeales, abstrae de la realids cotidiana pro- fana de las masas, opera como si, s¢ bu biera producido v2 una superacion det reine de la necesidad por el de la liber- tad. Esta actividad, si no estd atenta 2 las mediaciones, s¢ convierte con facilidad gn algo enirensado al wrabajo v puede Hle- ac a attipuir wna funeién policica a Ta li- HELE? haaien, sin preocuparse en oh- ceso, a veces nada, de las crigicas condi- Gones abjetivas de |x colectividad bajo Jas actuales relaciones de produccién. Olvidanéo esto, la supuests reconcilia- cién revolucionaria entre arte y vida de- fiva hacia un problema formal, v la se- puesta revolucion estética de la nuevas censibitidad acaba por encubrir la zeab- Gad de una verdadera contrarrevalucion social, Este seria el sentido ideolégica subyacente = ciertas experiencias y con~ Cepciones, sobre fa estética hiidica al se7- ‘picio de la politica, un sentido opuesto 2 Jas intenciones originarias, pero que sé desprence légicamente de sus propias mbigiedades o maximalismos. Solo tras in superacion del reino de la necesidad y fl pavo 2 un sistema sin contradicctones Clasistas le hidico ocupard un lugar des- tacado como categoria antrapologics de la Hbertad, tendria satisfaccion el entuy siasma wtopico que encontro ya én el prozio Marx su fundamentacién ma- ‘terialisa >.

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