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Le he dado de comer a una araa, las veces que visit el bao por las noches, la detect

mientras orinaba el retrete, se hallaba sola en un ngulo reducido..me llam la atencin


su tamao, su aparente inmovilidad..era hermosa como una Mgala sin tanta
impresin ficcional, seguramente deseando el arribo de algn clienteaunque los
clientes no se asomaban por ningn lado -as entonces no le quedaran muchos das
cinco o seis tal vez su hambre era lgicamente indescifrable..pero de cierta forma
sospech que el hambre habitaba en su paciencia..en la forma de abordar su cmoda
telaraa.aquello pareca una sepultura area..una red para abrazar su debilidad
involuntarialogr sentirle algo ms que lstima..surgi cario por ella.las
primera vez saqu hormiguitas del recipiente de la azcar.las dejaba una a una en su
regazodesempaaba un papel excepcional como empacadora.. sin duda era evento
cautivante..tardaba en sacudrmela para ganar segundos en la estanciay verla
exprimir

los fluidos de sus clientecillos.a nadie se le pas por la cabeza su

existenciamis compaeros entraban y salan..algunos fumaban, llevaban el


peridico.....pens que el humo le causara perjuicios o lo que menos deseaba su
marcha.pero no, siempre estaba all esperando atenta sus hormigasahora tena
un frasco solo para almacenarlas

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