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302 —_ESTATUTO DEL. PODER EN EL DERECHO CONSTITUCIONAL ARGENTINO ‘A. su tumo, la Corte Suprema de Justicia (“Frias", JA, 1995- IIL-187; ver § 624) negé legitimacién al defeasor del pueblo para requerir pronto despacho en una serie de expedientes previsionales demorados, argumentando que “el Poder Judicial queda exceptua- do del Ambito de competencia de la Defensoria del Pucblo”, sega el art. 16 de la ley 24.284, 6) La otra funcién del defensor del pueblo es controlar el jercicio de las funciones administrativas publicas (art, 86, Const. nacional), tema que trataremos més adelante (ver § 624), como muestra de fiscalizacién por parte del Congreso. JD Et Partamento LatioaMERICano § 477, Esrnucrora ¥ rines.— Este organismo, explica Ekmek- djian, no es gubecnamental, ni representa formalmente a los pafses que lo componen, ni cuenta con personerfa jurfdica internacional. Surgié en 1964, de una iniciativa del Congreso del Pert, que con ‘voc6 a legisladores de diversos paises latinoamericanos, y que vo- luntaciamente lo erigieron. En tal oportunidad se labré ia “Decla- raci6n de Lima”, con propésitos de integracin social, cultural y ‘econdmica, lucha contra el analfabetismo, fomento del turismo, et- tera, EI Parlamento Latinoamericano es unicameral, formado ex- clusivamente por legisladores de los paises del area. Cada de- legacion nacional cuenta con un mimero maximo de dieciséis, miembros. Las reuniones ordinarias son una vez por afio. Las resoluciones consisten bésicamente en recomendaciones. En sintesis, hay, en ¢l Parlamento Latinoamericano, legislado- res argentinos, aunque nuestro Congreso nacional no esté subordi- nado a aquel, Cariruto XII OPERATIVIDAD DEL CONGRESO § 478. Ivropvectos. El derecho constitucional formal y el consuetudinario (este whtimo, nacido de normas infraconstituciona- les y de. précticas parlamentarias) han disciplinado una serie de normas destinadas a reglamentar 1a actuacién del Congreso. A) Garantias DE FUNCIONAMIENTO 8.479. Ivprvipuates ¥ conronarivas. — Con el fin de posibili- tar Ja actuacién del Congreso como poder del Estado, la Constitu- cci6n enuncia una setie de competencias, prerrogativas, inmunida- des y privilegios conferidos tanto a cada cmara como corporacién, como a cada legislador cn concreto (Leloir in re “Juan D. Perén y otros", Fallos, 234:250, y “Martinez de Per6n", Fallos, 298:736). No obstante, y segin la Corte Suprema, en cualquier caso los de- rechos individuales de un congresal son, en definitiva, garantias conferidas en funcién de la independencia del Congreso, y no de los individuos que fo componen ("Martinez Casas”, Fallos, 248:462). EI sentido de ellas. pues, es siempre institucional. § 480. Gaeanrtas norvupvates. Rewunssacion,~ El art. 74 dispone: "Los servicios de los senadores y diputados son remune- rados por el Tesoro de la Nacién, con una dotacién que sefalard ta ley”, 304 —_ESTATUTO DEL PODER EN EL DERECHO CONSTITUCIONAL ARGENTINO El propisito de esta norma es garantizar adecuadamente los ingresos de los legisladores (en ia historia del derecho parlamenta- rig. esto tuvo inicialmente por objeto atender las necesidades de diputados provenientes de clases medias y bajas). Tales remune- raciones se Haman dietas en la jerge parlamentaria, En el dltimo lustro del siglo xx. los ingtesos de los par mentarios argentinos ascendian a 5 10.600 mensuales (por dietas, $ 2.000; gastos de representacién, § 4.400; pasajes, en boletos 0 en efectivo, $ 3.000; vidticos, para los senadores, en concepto de combustibles, y para los diputados, en concepto de “desarrai- 20", $ 1.200), sometidos a descuentos y aportes legales. En ago to de 1996 el haber neto promedio era de $ 9.200 ( “La Nacién”, del 16/8/96). § 481. Insuntoan ve oprsi6y, — 6) art. 68 de la Const, na- ional prescribe: “Ninguno de los miembros del Congreso puede ser acusado, interrogado judicialmente, ni molestado por as opi- niones 0 discursos que emita desempefiando su mendato de legis- lador”. Esta regla, de obvia proteccién al libre ejercivio de su fun- ciGn, tutela al legistador durante soda su vida, esto es, aun habien- do concluido su mandato. Despierta, no obstante, varios interro- gantes. a) Como pauta general para interpretar el art. 68, la Corte Suprema ha dicho que ella establece, en razén de la independencia funcional de las cémaras, una irresponsabilidad penal, de tipo ab- soluto, que no cabe atenuar mediante el reconocimiento de excep- ciones no previstas en el mismo articulo ("Martinez Casas", Fa- Hos, 248:462) 4) La proteccién contemplada por el mentado art. 68, no es geografica, sino institucional. Dicho de otro mado, no s6lo am- para al legislador por lo que diga en el recinio legislativo, sino en cualquier otro lugar, pero en tanto y en cuanto esté actuando fun- cionalmente (de modo concreto, apunta Bidart Campos). En “Rivas” (Fallos, 328:1893), la Corte volvié a insistic en el carécter amplio de ta cobertura que brinda a los legisladores el art, 68 de la Const. nacional, entendiendo que las criticas que formu- Jara uno de ellos en un reportaje radial. pero fuera del recinto par- ‘OPERATIVIDAD DEL CONGRESO 305 lamentario, de todos modos, guardaban conexién con su funci6n parlamentaria, y que acreditada en el caso esta citcunstancia, me- recfan ser protegidas por aquel precepto. ©) La tutela del art. 68 no obsta « gue las cémaras, en razén del art. 66 de la Const, nacional, puedan (y deban) “corregir @ cualquicra de sus miembros por desorden de conducta en el ejerci cio de sus funciones, o removerlo por inhabilidad fisica o moral”. Sin embargo, es doctrina de la Corte Suprema que, aun desti- tuido el legislador por la cimara en razén de la impropiedad de sus manifestaciones, no es factible el enjuiciamiento penal por lo dicho ("Martinez Casas”, Fallos, 248:462) ‘Aparte de todo lo dicho, cabe observar que el art. 11 del Pac to de San José de Costa Rica explicita que “toda persona tiene de- recho al respeto de su honra y al reconocimiento de su dignid: y més arde reconoce al afectado en “su honra y reputaci6n” la Proteccién de Ia ley. Cabe preguntarse sien estas hipétesis. no existe una tutela supranacional en favor del particular perjudicado por las opiniones y discursos de un legistador, a pesar de lo in cado por el art, 68 de la Const. nacional Sin embargo, los operadores de la Constitucién persisten en darle al art. 68 un sentido absolute de indemnidad para los legisla- doves. El art, 5° de la ley 25.320 determina, por ejemplo, que ‘cualquier solicitud de desafuero fundada en los hechos descriptos por el art. 68 de la Const. nacional serd rechazada in limine por ta ‘Cémara respectiva, y la Corte Suprema teput6 la prerrogativa de referencia como amplia y absolute, porque era preferible tolerar algin exceso de un legislador antes de que resulte presionada 0 entorpecida Ia actividad del Poder Legislative (“Cossio", Fallos, 3272138). § 482. Insunroan ve aneesro. Recta centeat. — El art, 69 de la Const. nacional determina: "Ningin senador o diputado, desde el dia de su cleccién hasta el de su cese, puede ser arrestado; ex- cepto el caso de ser sorprendido in fraganti en Ia ejecucién de algin crimen que merezca pena de muerte, infamante, u otra aflic- tiva; de lo que se dard cuente a la Cémara respectiva con la infor- macién sumaria del hecho”. La Constitucién establece una regia y una excepcién. 306 ——_ESTATUTO DBL PODER EN EL. DERECHO CONSTITUCIONAL ARGENTINO En principio, ningin legislador puede ser arrestado. Ha cho Ia Corie Suprema que a Constitucién impide, pues. actos de coercién personal, esto €s, medidas que violen la libertad ambula- Toria del diputade 0 scnador (“Cuervo", Falls, 308:2091). Segin el alto tribunal, desde el caso “Alem”, la exencién de arresto del legislador rige ‘aun durante el estado de sitio (Fallos, 54:434), Esto es asi porque, al contrario, el Poder Ejecutivo po- dria, en la situaciOn de emergencia, afectar la independencia del Congreso mediante la detencidn de ios legisladores. La inmunidad dura Aasta el cese del cargo parlamentario, por renuncia aceptada, destitucién, conclusién del perfodo, etcétera. Si un juez dispone un arresto (o medida equivalente) durante cl mandaio del legislador, pero la medida recién se va a efectivizar tuna vez coneluido aquél, tal orden es vélida, ha dicho la Corte Su- prema (“Cuervo”, Falios, 308:2091). § 483. Excercioves.~La inmunidad de arresto del legisla- dor es relativa, ya que no rige cuando es sorprendido in fraganti em Ja comisiOn de algan crimen que merezca pena de muerte, infa- mante 0 aflictiva, La norma constitucional provoca ciertas dificultades. En pri- mer término, cabe dirimir si sélo trata el caso de in fraganti, en sentido estricto (0 sea, cuando el legislador es aprehendido en el ‘momento de cometer el delito), 0 también de cwasi in fraganti (in~ ‘mediatamente después de perpettar el acto ilicito; p.¢j.. cuando huye, 0 cuando existen evidencias que hacen presumir que termina de consumarlo). Como se trata de una excepcién a una regla, cabe concluir que slo es factible arrestar tomando el concepto de in fraganti en sentido estricto. El art. 69 de la Const. nacional se refiere al “crimen que me- rezea pena de muerte, infamante, u otra aflictiva". Al momento de ser dictada nuestra ley suprema existia la diferencia entre cri- menes, delitos y contravenciones, y ios primeros eran las figuras penales més graves; de abi que simples delitos 0 contravenciones no autoricen el arresto que tratamos. § 484. Comunrcaciow supictat 4 ta Canara. - En. 1a hipéte- sis en que es factible arrestar a un legislador, se debers dar cuenta OPERATIVIDAD DEL, CONGRESO 307 “a ta Cémara respectiva con Ja informacién sumaria del hecho” (ant. 69, Const. nacional). Cuil es el objeto de ese aviso? Ademds de un acto de noti- Sicacién, permite a la Cémara que corresponda adoptar ciertas me- idas. a) Si expresamente decide desaforar (quitarle su prerrogati- va) al diputado 0 senador, éste quedaré a disposicién del juez pe- nal respectivo. 6) Si explicitamente resuelve no desaforarlo, recuperaré su li- bertad y no seré factible por el momento proseguir con su deten- ccidn, aunque sf seré posible continuar con la causa, en tanto y en ‘cuanto ello no importe afectar Ia libertad ambulatoria del legisla- dor, segiin el derecho constitucional consuctudinario al cual men- cionamos en el § 482. También seré admisible Ia redetenci6n ‘cuando el legislador cese en sui condicién de tal. La ley 25,320, promulgada en el afio 2000, dispuso en su art. 3° que si un legislador es detenido en la hip6tesis que tratamos. por aplicaciGn del art. 69 de la Const. nacional, el tribunal pondrs inmediatamente en conocimiento de! hecho a la sala correspon- diente, quien en el término de diez dias deberd sesionar, y decidir por Jos dos tercios de votos, si procede el desafuero, a tenor del art. 70 (§ 486). La misma ley establece en el art. 4° que, si se rechaza el de- safuero, “el tribunal declarard por auto que no puede proceder a la detencién o mantenerla, continuando la causa segiin su estado. En cualquier caso regird la suspensiGn del curso de la prescripci6n prevista en el art, 67 del Céd. Penal $485. Seupo ExENCIOW De Encausamento.— El ant. 70 de lt Const. nacional dispone lo siguiente: “Cuando se forme querelli por escrito ante las justicias ordinarias contra cualquier senador « Aiputado, examinado el mérito del sumario en juicio publico. po- ‘drd cada Camara, con dos tercios de votos, suspender en sus fun ciones al acusado, y ponerlo 2 disposicién del juez competente para su juzgamiento’ Una excepcién es el arresto dispuesto por un érgano del Po. der Judicial a un legistador, como sancién disciplinaria por incon 308 ESTATLTO DEL PODER EN FL DERECHO CONSTITUCIONAL ARGENTINO ducta ante los tribunales. Seguin la Corte, la inmunidad legistati- va no debe perjudicar el debido respeto al Poder Judicial, dentro de su jurisdiceién (“Gascén”, Fallos, 116:96). En sintesis, el art. 70 de la Const. nacional no establece una dispensa de encausamiento, sino una exencién de arresto, muy re- lativa, ya que no cubre las detenciones judiciales disciplinarias, puede ser ailanada mediante el desafuero, y no opera en los su- puestos de detenciones en flagrante delito. contempladas por el art, 69 de la Const. nacional. La ley 25.320 ha dispuesto en su art. 1° que cuando por parte de un juez nacional, provincial o de la Ciudad Auténoma de Bue- nos Aires, se abra una causa penal en la que se impute Ia comision de un delito a un legislador, funcionario 0 magistrado sujeto a de- safuero, remocién 0 juicio politico, el tribunal competente seguird adelante con ef procedimiento judicial hasta su total conclusién. El llamado a indagatoria no se considera medida restrictiva de la libertad, pero en el caso de que el legislador, funcionario 0 magis- trado no concurriera a prestarla, el tribunal deberd solicitar su de- safuero, remocién o juicio politico. En el caso de dictarse alguna medida que vuinera la inmunidad de arresto, ella no se haré efecti- va hasta tanto el legislador, funcionario © magistrado sujeto a de- safuero, remocién o juicio politico, no sea separado de su cargo. Sin perjuicio de ello, agrega 1a ley, “el proceso podré seguir ade- ante hasta su total conclusién”, Dispone asimismo el precepto, que cl tribunal solicitaré al érgano que corresponda et desafuero, remecién o juicio politico, segin sea el caso, acompafiando al pe- dido las copias de las actuaciones labradas, expresando las razones que justifiquen la medida. No serd obstéculo para que el legisla- dor, funcionatio o magistrado a quien se le imputara la comisién de un delito por el que se esté instruyendo causa tenga derecho, aun cuando no hubiese sido indagado, a presentarse al tribunal, aclarando los hechos e indicando tas pruebas que, a su juicio, pue- dan serte itiles. El mismo articulo concluye asf: “No se podré ordenar el alla- namiento del domicilio particular 0 de las oficinas de los legisle dores ni la intercepcién de su correspondencia © comunicaciones telefénicas sin la autorizacién de la respectiva Cémara” En su parte final, el art. 1° de la ley 25,320 incluye un inex- plicable privilegio para los legistadores: el juez penal, aunque no COPERATIVIDAD DEI, CONGRESO 309 arrestare al legislador, no esté habilitado para allanar sv domicilio particular o su oficina parlamentaria, ni para interceptar su corres- pondencia o teléfonos sin cutorizacién de la Cémara del caso, pero =a contrario sensu~ no se establece la misma inmunidad para, por ejemplo, el presidente de la Naci6n 0 los jucces de la Corte Su- prema, § 486. Desarveno, —Conforme al art, 70 de la Const. nacio- nal consiste en ta suspensién (por 1a Cémara respectiva) de un le- gislador, y su puesta a disposicién del juez competente para sv juzgamiento. Para la Corte Suprema, el propésito de la norma es cconciliar Ia independencia funcional de los legistadores con la ac- tuacién del Poder Judicial de reprimir delitos. Debe adoptarse el desafuero una vez “examinado el méri- to del sumario (udicial) en juicio publico”, y con los dos ter- ios de votos de la sata respectiva; a falta de otra indicacién, pen- samos que de los miembros presentes (“Balbin”, Fallos, 217: 122), La expresién juicio publica da a entender que aqui la Camara estd actuande como érgano de la mi ional, y que se deben respetar los principios basicos del debido proceso, La ley 25.320 ha regulado parte del trémite de desafuero: la solicitud judicial debe ser girada “de manera inmediata” a la Co- misién de Asuntos Constitucionales de la Cémara respectiva, que deberé dictaminar en sesenta dias. La Camara tiene que tratar la causa dentro de los ciento ochenta dias de ingresada la peticién ju- dicial de desafuero, aun cuando no exista dictamen de comisiOn No aclara la ley qué ocure si media silencio de la Cémara, lo que configura una genuina inconstitucionalidad por omisiOn. Tal in- fracci6n 2 la Constitucién podria ser entendida, en virtud de! prin- cipio de responsabilidad de los gobernantes y de no ser razonable que implique impunidad para el acusado, como silencio que im- porta conformidad con lo requerido por el juez, llendndose asi la laguna ahora existente, por via de integracion (§ 57). 9.487. Narurazeza ¥ ErecTOS et. peSAFUERO. — Estudiaremos ambos aspectos, recordando que en el caso “Ricardo Balbin", la Corte Suprema (Fallos, 27:12) abords interesantes puntos refer dos a estos temas. 310 ESTATUTO DEL PODER EN EL DERECHO CONSTITUCIONAL ARGENTINO a) Para el alio tribunal, ef desafuero de legisladores es una medida de indole politica (no judicial) que se desenvuelve sobre la base de apreciaciones politicas, actwando la Cémata como juez po- iético. En tal quehacer, se circunscribe a “apreciar la seriedad de la imputacién”. Cabe observar que esta politicidad del razonamiento de la Camara no se debe entender como evaluacién partidista de los hechos que motivan el pedido de desafuero. De haber arbitrarie- dad en el razonamiento de Ia Cémara, Ia decisiOn serfa inconstitu- ional. b) El pronunciamiento de desafuero, agrega la Corte Supre- ma, no es un prejuzgamiento sobre la inocencia o culpabilidad del legislador. .Se trata s6lo de una habilitacién de ta instancia judi cial, para que sca el magistrado del Poder Judicial quien investi- gue y decida sobre la posible comisién de un hecho ilicito. ©) Si después de haber sido desaforado la justicia absuelve al legislador, éste se reincorpora a su Cémara. Si es condena- do, la sentencia judicial definitiva importa su separacién del Con- reso, 4) Cuando el legistador estd desaforado, puede ser judicial- mente encausado por otros hechos diferentes de aquellos por los que fue suspendido por la Cémara. Operado el desafuero, rige el principio de igualdad de los habitantes ante la ley (art. 16, Const nacional). § 488. ReNuNcia 4 05 FLEROS PARLAMENTARIOS. ~ 2s cons tucionalmente vélido que un legislador abdique de sus prerrogal ‘vas y se someta a un juicio penal, 0 acepte continuar arrestado, sin mediar desafuero de su Camara? En “Ramos” (JA, 1997-1V-559), la Corte Suprema admitié que tun legislador nacional puede renunciar a sus fueros a los fines de prestar declaracién indagatoria ante un juez Cabe subrayar que, por resolucién de la Comisién de Asun- tos Constitucionales de la Camara de Diputados de 1a Nacién, no se hizo lugar a un requerimiento judicial de desafuero del le- gislador Anibal Reinaldo, citado a prestar declaraci6n indagato- ria, por cuanto él mismo manifesté su voluntad de someterse al ‘OPERATIVIDAD DEE. CONGRESO. aul procedimiento judicial, y no existia en ese momento resolucién del tribunal que dispusiese su arresto 0 su prisién preventiva. Hemos visto (§ 485) que el art, 1° de Ia ley 25.320 le permite al legislador someterse a prestar declaracin indagatoria y que (ai acto no se considera medida restrictiva de la libertad, pero que si el juez dispone su arresto, previamente debe ser desaforado. § 489. Ex caso pe wos sxcrstabores raovincrates. ~ Se dis- ccute si los micmbros de un poder legislativo provincial (y la pre- gunta bien se puede extender a los gobernadores, vicegobernadores, y jueces de provineia) gozan en el émbito nacional y en cl de otras provincias de las inmunidades y prerrogativas que les reco- nnoce su propio texto constitucional. En “Tabanera”, el aho tribunal (Failos, 119:291) puntwaliz6 que 10s privilegios ¢ inmunidades provinciales no tienen valor fue~ ra de las fronteras de la provincia que los ha reconocido, Pero mis tarde ("Botto y otro", Fatlos, 252:184). dijo que tos privile- gios consagrados por una provincia a sus legisludores, jueces y g0- themadores deben ser reconocides por los jueces federales en el te- rritorio provincial respectivo. § 490, EXTENSION DE_LAS IWMUNIDADES PARLAMESTARIAS 4 LOS coxceseros musicteaces. ~ Ciestas constituciones provinciales, y al- sgunas leyes locales, confieren a los miembros de los concejas deli berantes inmunidades parecidas a las que tienen los legisladores nacionales. Asi, el art. 235 de la Const. de Rio Negro dispone que no pueden ser molestados, acusados ni intertogados judicial- mente por las opiniones 0 votos que emitan en el descmpetio de sv mandato. Sin embargo, aclara a continuacién que ello es sin per juicio de las acciones que se inicien concluido dicho mandate 0 producido el desafuero. Estos significativos beneficios, no contemplados por la Consti- tucién nacional, no pueden vilidamemte extenderse a otras perso- nas, ya que suspenden (y en ciertos casos excluyen) la aplicacién de la legislacin penal y civil nacional, violando et principio cons- titucional federal de igualdad (art. 16). § 491. Garawrtas conronarivas. Ponee neciamentanto. - El art. 66 de la Const. nacional determina que cada Camara hard su 312 ESTATUTO DEE. PODER EN FL DERECHO CONSTITUCIONAL ARGENTINO reglamenio. Bidart Campos lo Itama el estatwto interno de cada sala y, desde luego, es un documento muy significative en cuanto rogula la actuacién de las salas del Congreso. El reglamento vigente de 1a Cémara de Diputados principia por las sesiones preparatorias, dedica el cap. Il a los diputados, el Ia las sesiones en general, y el IV al presidente, Sucesivos capitulos tratan de los secretarios, taquigrafos, bloques, comisién de labor parlamentaria, comisiones de asesoramiento, presenta- cin de proyectos, su tramitacién, las mociones, el orden de la pa- labra, Ja discusién en Camara, en comisién, en sesién, en general y en particular, ef orden de tas sesiones. las interrupciones y Ilama- mienios a la cuestion y al orden, las votaciones, los informes y asistencia de ministros y secretarios de Estado, empleados y poli- cia de la casa, observancia y reforma del reglamento. Tiene dos- cientos veintinueve artfculos, y las dudas sobre su interpretacién las decide fa Cémara por votacién (art. 228). El actual reglamento del Senado, texto aprobado en 2002, con modificaciones posteriores, tiene un contenido relativamente simi- lar, y cuenta con doscientos veintinueve articulos. Se complemen- ta con el reglamento para el juicio politico. § 492. Poper pisciruisanto, — Ya se ha considerado el poder disciplinario de las salas del Congreso sobre sus propios miembros (ver § 469 y 470), También los reglamentos internos de cada Cémara reprimen los desérdenes que terceros provoguen en el recinto, incluso, dan- do competencias al presidente del cuerpo para desalojar a la barra hacieado uso de la fuerza publica (art. 220. regl. de! Senado, y art, 220, cegl. Camara de Diputados). El art. 216 det regl. del Senado le habilita 2 ta Cémara a imponer arresto de hasta setenta y dos horas a quien “obstaculizara o impidiera a Ios miembros de ia C3- mata el ejercicio de su actividad parlamentaria” Dos problemas, sin embargo, preocupan mayormente a la doc- trina, 8) CASTIGO PARLAMENTARIO DE CONDUCTAS PENALIZADAS LEGALMENTE. Si_un hecho ofensivo para el Congreso importa un delito, y debe ser discemiJo por la judicatura, ges factible que al mismo tiempo I sala afectada pueda ceprimirlo disciplinariamente? En el dere- OPERATIVIOAD DEL. CONGRESO 313 cho estadounidense ta respuesta es positiva (Bidegain). En la ex- periencia argentina hay casos donde asi ha ocurride, por ejemplo, en la Cémara de Diputados (“Diaz y otro”, LL, 28-84): aungue en “Bliseo Acevedo", la Corte Suprema siguié Ia doctrina opuesta, negando al Senado fecultad para sancionar a alguien que debfa ser juzgado por el Poder Judicial (Fatlos, 28:406).. Tratindose de dos émbitos distintos -el disciplinario y el pe- nal- cabe dar respuesta afirmativa al interrogante que tratamos siempre que Ia medida de la Camara del Congreso sea fundada y bajo contol judicial (v.ge., por el hébeas corpus; ver § 307) A su vez, en “Peldez” (ED, 166-91), la Corte Suprema, con buena doctrina, reputé justiciable cl arresto dispuesto por el Sena- do a un particular que llamé traidores -en dos solicitadas publica- das por Ia prensa- a dos miembros de Ia Cémara alta. Sobre el fondo det asunto, entendié que los eventuales poderes implicitos de 1a sala para detener solamente serfan viables cuando mediare por cl ofensor entorpecimiento u obstruccién a la actuacién de una ‘Camara, cosa que no ocurria en este caso, sin perjuicio de las competencias judiciales para averiguar la comisién de un delito, b) Castico mRcAwentanio DE CONDUCTAS NO PENALIZADAS LEGAL~ mexre. Esta facultad es negada por una calificada doctrina (Bi ‘dart Campos) al entender que sin ley no es posible aplicar sancio- nes de tipo correctivo, Sin embargo, en “Lino de la Torre” (Fa- os, 19:231), 1a Corte Suprema pensé que habla una facultad ‘mpliciva en éada cuerpo legistativo para mantener su propia auto- ridad respecto de ofensas contra ¢, no contempladas por la ley penal. $493. Facverapes pe ivroxwactn, Las “anTERPELACIONES”. El art. 71 de la Const. nacional sefiala: “Cada una de las cdmaras puede hacer venir a su sala a los ministros del Poder Ejecutivo para recibir las explicaciones ¢ informes que estime convenientes En nuestra jerga parlamentaria se lama a eso interpelacién, aunque en rigor de verdad esa denominaci6n resulta impropia. Las interpelaciones, tipicas de los sistemas paslamentaristas, signi- fican también un requerimiento de informes a los miembros det gabinete, pero tienen como objeto eventual, después de ofdos los ministros, formular votos de confianza © de censura que importan, 314 —_ESTATUTO DEL PODER EN EL. DERECHO CONSTITUCIONAL ARGENTINO fen uno w oto ¢aso, 1a continuidad 0 la conclusién de los minis- tos, Al contrario, en a Argentina, esas votaciones. aprobaciones © rechazos, aunque sc den, carccen de eficacia juridica. Habitual- mente, por lo demés, no se realizan, concluyendo la reunidn con el informe del ministro citado, Las interpelaciones del art. 71 de la Const. nacional estan re- guladas por los reglamentos de las cémaras. Si un ministto se niega a concurrir pese a ser debidamente ci- tado, © elude con subterfugios la convocatoria, ef Congreso no puede traerlo manu militari, por estar amparado en su libertad fisi- ca, al ser s6lo enjuiciable mediante el juicio politico (cal es Ia in- terpretacién dada a los arts. 53 y 60, Const. nacional). Desde Juego, e] Congreso podria removerlo por este trimite, pero ello fnunca ha ocurride en la préctica argentina, La reforma de 1994 previ6 una interpelacion especifica para <1 jefe de Gabinete de Ministros, “a los efectos del tratamiento de tuna mocién de censura”. Para convocarlo a esos fines. sc cequic- ze el voto de Ia mayorfa absoluta de los miembros de cualquiera de las salas det Congreso (art. 101, Const, nacional). También contemplé la reforma la concurrencia mensual de dicho jefe de Gabinete de Ministros al Congreso "para informar sobre ta marcha del gobierno” (ver § 553). § 494. Requerimenros o& wwrortes.— Una facultad del Con- sgreso es Ia de requerir informes al Poder Ejecutivo. El tema no estaba cratado explicitamemte antes de la reforma de 1994. Esta ispuso (art, 100, ine. 11) que corresponde al jefe del Gabinete de Ministros “producir los informes y explicaciones verbales 0 escri- tos que cualquiera de las edmaras solicite ai Poder Ejecutivo” Cabe preguntarse también si las cdmaras pueden requerir in- formes a Grganos del Poder Judicial. Traténdose de fines espect- ficos del Congreso (legislacién en materia procesal o de fondo, u orgénica de tribunates, juicio politico, etc), la respuesta 5 igual- ‘mente afirmativa, aunque por razones de protocolo y de respeto al principio de division de poderes, debicran tramitarse por medio de la Corte Suprema de Justicia de la Nacién, cabeza det Poder Judi- cial federal (en tal sentido, ver “Diario de Sesiones de la Camara de Diputados”, afio 1992. p. 1100 y 1101). ‘OPERATIVIDAD DEL CONGRESO. 315 En la prictica local muchos informes requeridos por el Con: ‘greso al Poder Ejecutivo concluyen sin respuesta o reciben una ‘contestacién tardia, La ley 24.157 fij6 plazos al respecto. pero fue vetada por el Poder Ejecutivo mediante decr. 1974/92, $495. Comstoxes mvesricavonas. ~En el derecho consve- tdinario constitucional ha sido frecuente la ereacién de comisio- nes investigadoras en cada Cémara, 0 en su caso, bicameralcs. Estas comisiones especiales son posibilitadas por los reglamentos ‘de ambos cuerpos (ants. 85 y 87, regl, Senado; ans. 104 y 106, regl, Cémara de Diputados). que establecen sus competencias y fa- cultades. Obvio es que estas comisiones no debieran tener por meta aclurar delitos. porque esa tarea es propia del Poder Judicial. Su misién especifica debe cefirse a las tareas legisferantes. 4¢ con ‘rol, jurisdiccionales y electivas propias del Congreso, segin la Constituciéa nacional, En el dmbito judicial se fas ha juzgado implicitamente acepte das por el art. 75, inc, 32, de la Const. nacional, con amplios po- deres de informacién y para compeler a fin de obtener [os datos requeridos (CNContAdmFed, 22/1/76, “Cruzada de la Solidaridad”, ED, 66-335). Estas comisiones suscitan dos problemas constitucionales im- portanies. a) Invasion ne ornos ropeses. {Bn qué medida puede una co- rmisién del Congreso revisar la actuacién del Poder Ejecutivo o del Judicial? En 1975. la presidenta de la Nacién manifesté a la C& ‘mara de Diputados que no admitia una investigacién sobre el ma- nejo de fondos del Ministerio de Bienestar Social y de 1a Cruzada de Solidaridad (Bidegain). ‘Al negarse un poder del Estado a aceptar la operatividad de tuna comisién parlamentaria, se produce vn caso de conflicio de poderes que deberé ser resuelto por la Corte Suprema (ver § 637; art. 24, ine. 7°, decr. ley 1285/58). b) Derecnos o€ paaricutanes. Las comisiones investigadoras del Congreso han contado con competencias otorgedas por las cd- maras, que han ineluido la incautacién de documentacién, alla- 316 ESTATVTO DEL PODER EN Et. DERECHO CONSTITUCIONAL ARGENTINO namiento de domicilios, clausura de locales, etcétera, Esto ha Provocado una discusion sobre 1a constitucionalidad de tales fa- cultades. El art, 18 de la Const. nacional determina: “El domicilio es inviolable, come también 12 correspondencia epistolar y los pape- les privados; y una ley determinaré en qué casos y con qué justi cativos podré procederse a su allanamiento y ocupacién”. Sin ley, por ende, una comisién investigadora no puede allanar domici ios © incautarse de documentacién (en tal sentido, ver CNCrim- ComFed, Sala Il, “F.C. H.", ED, 111-329), para to cual se debe requerir necesariamente una orden judicial (Bidegain, Bidart Cam- pos, Badeni). En cambio, ta justicia ha reconocido facultades a estas comi siones para citar compulsivamente a declarar a testigos (CNCrim CorrFed, “Fernéndez Suérez", LE, 94-614, ¢ idem, “Mendola”, LL, 95-488), § 496. JuzcaMieNTo SOBRE LA VALDEZ DE LOS TITULOS DE Sus Mieanos ¥ acePTaCiON OE Sus RENUNCUS. - Esta facultad de cada ‘Camara (arts, 64 y 66, Const. nacional) importa también un cle- mento significative para afianzar la independencia operativa del Congreso. Nos remitimos al § 465, donde tratamos el tema. B) Actuacion § 497. Los Tiempos. sos eeistarivos. ~ Segin la prictica argentina, se denomina ao legislative al que principia el 1° de marzo de cada afio calendario. El primer afo legislativo fue el de 1863: no se cuentan los habidos durante 1a Confederacién Argenting a partir de 1853, ni aquellos en los que hubo regimenes de facto, Asi, por ejemplo, 1996 ha sido el aio del centésimo quinto Congreso. § 498. Sesiowes. Tiros. —Existen distintos modos de actuar por parte del Congreso, La forma mis comin es por medio de sesiones, que son de diversas clases. DOPERATIVIDAD DEL. CONGRESO. a7 4) Presaeatonias, Estin previstas por los reglamentos de las cdmaras, segin vimos (art. I y 55., regl, Camara de Dipvtados; art, 1 y'ss., regl, Senado). ‘Son sesiones anteriores al perfodo ordinario. Curiosamente, no han planteado dudas sobre su constitucionalidad, y forman par- te del derecho consuetudinario vigente, pese a que, de hecho, son sesiones extraordinarias no convocadas por el presidente. EL objeto de estas sesiones previas es incorporar a los legis- adores electos (ver § 467 y ss.) y elegir las autoridades de cada CAmara. También se fijan_allf los dias y horas normales de sesiGn (arts, I? y 30, regi. Cémara de Diputados, y art. 1°, regl. Senado). b) Onpuaras. Asi Hamadas por el art. 63 de ta Const, na- cional, son las que se deben realizar “todos los aitos desde el ° de ‘marzo hasta el 30 de novierbre” (periodo ampliado por la reforma de 1994), En ciertos casos, y ante el veneimiento del perfodo parlamen- tario, se han aprobado en las dltimas sesiones una cantidad alar- mante de leyes, y hasta s¢ corrigicron los relojes de las cdmaras para poder aprobarlas, antes de que aquéllos marcasen a hora nal de actividad, El art. 99, ine, 8, de la Const. nacional determina que la aper~ tura anual de Jas sesiones del Congreso las hace ¢! presidente de la Republica, “reunidas al efecto ambas cémaras, dando cuenta en festa ocasin del estado de la Nacién, de Jas reformas prometidas por la Constitucién, y recomendando 2 su consideracién Ins medi- ddas que juzgue necesarias y convenientes” Durante las sesiones ordinarias, la agenda de trabajo del Con- greso es amplia, y no existen asumtos de su competencia que no pueda vilidamente considecar. ©) Exrtsonomuanns. El art. 63 de la Const, nacional afade, después de mencionar 2 las sesiones ordinarias de las edmaras, que éstas “pueden también ser convocadas extraordinariamente por el presidente de la Nacién o prorrogadas sus sesiones”, El art, 99, ine, 9, prescribe que el presidente “prorroga las sesiones ordinarias del Congreso, 0 lo convoca a sesiones extraordinarias, cuando un grave interés de orden o de progrese Io requiera"” B18 ESTATUTO DEL FODER EN EL, DERECHO CONSTITUCIONAL ARGENTINO Imteresa apuntar que, por derecho consuetudinario, el Congre- so ha aceptado que en las sesiones extraordinarias se traten tinica- mente Tos temas para los cuales fue convocado por el Poder Eject tivo. En diferentes ocasiones, y encontrandose en sesiones extraor dinarias, et Congreso ha sostenido que puede adoptar decisiones no legislativas; asi, la Cémara de Diputados designé una comisién investigadora en 1912 y 1921; sancion6 a uno de sus miembros por injuria al presidente de la Necién en 1949; interpelé a un mi- nistro, aunque éste no haya concurrido alegando falta de compe- tencias de la sala para hacerlo (Bidegain). d) De rrorsoaa. Estén aludidas, igual que las extraondin rias, por los arts, 63 y 99, ine. 9, de la Const. nacional, El prime- ro, relative al Congreso, puntualiza que pueden también ser pro- rrogadas sus sesiones. El segundo indica que, entre las facultades presidenciales, esié la de prorrogar las sesiones ordinarias del ‘Congreso. En cuanto a la indole de materias que est facultado para tra tar el Congreso durante el periodo de prérroga (cuya duracién pue- de fijar 0 no el presidente de la Nacién, aunque en la prictica es usual que lo delimite), Is praxis he sefalado que el Congreso esté habilitado plenamente para ejercer cualquiera de sus competencias constitucionales. § 499. Receso rartamentano.—Pese a ser un tema impor tante, dado que la Constitucién nacional se refiere a él en varias opottunidades (arts. 75, inc. 29, y 99, ines. 16, 18 y 19), no existe tun concepto claro de 1a palabra receso, a) Una tesis, de tipo amplio, llama receso al periodo com- prendido ahora entre el ° de diciembre y el ultimo dia de febrero, esto és, el lapso ajeno al periodo ordinario de sesioné al término receso un sentido cronoldgico puro (Chiappini b) Otra postura cifie Ia idea de receso a cvando el Congreso no se encuentra en funcionamiento, es decir, cuando no se halla en sesiones ordinarias, extraordinarias o de prorroga (Bielsa, Ekmek- djian, Bidart Campos). Aquf, la voz receso tiene un sentido fun- ional, y resulta la acepcién preferible, dado que si se esté en se- siones, no parece existir receso. ‘OPERATIVIDAD DEL CONGRESO 319 Para esta tesis, no esti claro si el periodo de sesiones prepara- torias se sittia 0 n0 dentro del receso del Congreso, § 500. Srmutranerpan. ~ El art. 65 de la Const. nacional es- atuye que “ambas cémaras empiezan y concluyen sus sesiones si- multéneamente, Ninguna de ellas, micntcas se hallen reunidas. podré suspender sus sesiones mas de tres dias, sin el consenti miento de 1a otra”. Esta regla tiende a afianzar la funcionalidad del sistema bica- eral: Ins cdmaras son auténomas ¢ iguales entre si, pero forman parte de un solo érgano legislative. Bueno ¢s, entonces, que ope- en al mismo tiempo, y no en periodos distintos. § 501. Formas. Pusticroan,— Los reghaimentos de ambss cé- ‘maras disponen que sus sesiones son pulblicas, pero que pueden ser secretas, normalmente por resolucién de cada sala (arts. 31 y 32, regl. Cémara de Diputados, y art, 18, regl. Senado). Las sesiones secretas violan el principio republican de publi- cidad de los actos de gobierno (art. 1°, Const. nacional). Son, pues, formalmente inconstitucionales, aunque estén permitidas por el derecho consuetudinario constitucional local, § 502, Quon, Crases. Esta palabra quiere decir “de los que” 0 “de los cuales” y refiere al nimero de individuos necesa- "0s para que un cuerpo deliberante tome ciertos acuerdos. Con referencia al detecho parlamentario, tiene tres acepciones. a) Para inician UNA seSWON. Segiin el art. 64 de la Const. na- sional, es normaimente “la mayoria absoluta” de los miembros de cada Cémara, En la prictica, en el Senado, esa mayorfa absoluta se computa sobre los integrantes totales del cuerpo (art. 16, regl. del Senado). Habria que descontar @ quienes se encuentran en uuso de licencia; 0 han renunciado o han sido destituidos y todavia rng se ha cubierto la vacante, pero no ocurre ast en la experiencia local. Por su parte, Bidart Campos juzga que ta “mayoria absoluta” de una Carmara es “més de la mitad” (p.ej., sobre 101 seria 51) y no “la mitad mds uno” (que también sobre 101 serfa 52, ya que I= mi- tad de 101 no puede fisicamente ser 51 legisladores y medio). ET 320 ESTATUTO DEL PODER EN EL DERECHO CONSTFTUCIONAL ARGENTINO reglamento de Ia Camara de Diputados, en cambio, dispone (art. 15) que el quérum se forma con “la presencia de Ia mayoria abso- luta de sus miembros, entendiéndose como tal cuando los miem- bros presentes superen a los miembros ausentes”. b) Pars sestonse. Después de comenzada la reunién, la pra- xis local admite que el nimero inicial del quérum se quiebre y pueda proseguir la deliberacién con menos congresales. ©) Pana resouver, Segtin el derecho local, vuelve # exigicse en ese momento el quérum para iniciar la sesién. Si no se obtie- ne, ésta no daré comienzo, y no se votaré En ciertos casos, ef quérum se ha bastardeado al ocupar em- pleados del Congreso o personas ajenas a la Cémara el sitial de al- unos legisledores y luego votar (Verbitsky), Tal vez el caso més célebre foe en 1992, llamado vulgarmente caso del "diputrucho”, cuando una persona de apellido Kenan ocup6 una banca en la se- siGn de 1a Cémara de Diputados donde se habia aprobado, con quorum aparentemente estricto, un proyecto de ley de privatiza- cién de Gas del Estado. La Cémara, el 2 de abril de ese aio, re- solvi6 “dejar sin cfecto ta votacién realizada en la sesién del dia 26 de marzo”. y “condenat enérgicamente el hecho de que un suje- to ajeno a este cuerpo se hubiese semtado en una banca” (“ de Sesiones”, 1992, p. 6531 y 6535). § 503. Quomuw y aavorta Fara Decto1n. — Ocasionalmente la Constitucién nacional demanda una mayoria especial para decidir fen ciertos temas. Cabe preguntarse si esto incide en el quérum del caso, y viceversa. Veamtos seguidamente aquellos supuestos constitucionales. a) Dos reRcios v€ voros. Son necesarios: 1) para declarar la necesidad de reformarla (art, 30, Const. nacional): hemos visto (ver § 411) que la doctrina discute si esa mayorfa calificada debe com- putarse sobre los miembros presentes (segdn la prictica algunas veces seguida), 0 sobre el total de miembros de ta Camara; 2) para que 1a Cimara de Diputados acuse, y el Senado condene, en el jui- cio politico (en ambos casos. arts. 53 y 59. la Constitucién habla de “miembros presentes"}; 3) para corregir una Camara a cuaiquie- OPERATIVIDAD DEL CONGRESO 3a ra de sus miembros, removerlo o excluirlo (art, 66, Const. nacio- nal); aqui no se dice si se trata de miembros presentes o del total de Ia sala; ef punto es discutido, aunque nos intclinamos por la pri- ‘mera alternativa, en tren de flexibilizar el foncionamiento del Con- ‘greso; 4) para que la Cémara de origen de un proyecto de ley in- sista en su redaccién primitiva “con el voto de las dos terceras partes de los presentes”, si aquel proyecto sufrié adiciones 0 co- rrecciones con dos tercios~ por la Cémara revisora, cuando lo re- cibi6 de la sala de origen (art. 81, Const, nacional); 5) para que la Cémara revisora pueda introducir modificaciones al proyecto ini- cial de la CAmara de origen de tal modo que, para superar esas en- ‘miendas, Ia sala de origen tenga que reunit los dos tercios mencio- nados en el punto 4 (art. 81, Const. nacional); 6) para que el Senado dé acuerdo a la designacién de un juez de Ia Corte Supre- ma se requieren los dos tercios de sus miembros presentes, en se- si6n piblica convacada al efecto (art. 99, inc. 4, Const. nacional); 7) tos dos tercios de la totalidad de los miembros de cada Cémara son requeridos para denunciar alguno de los tratados sobre dere- chos humanos declarados con rango constitucional segin el art 75, inc. 22, de la Const, nacional, o para darle a otros de esa indo le tal jerarquia en el futuro; 8) para que una sala prive de sus fue- ros a uno de sus miembros, 2 fin de proceder a su juzgamiento ju- dicial (segun el art. 70, Const. nacional: “dos tercios de votos")s ¥ 9) para que cada sala supere el veto del presidente un proyecto de ley sancionado por el Congreso (segin el art. 83, Const. nacio- nal: “mayoria de dos tercios de votos"). b) Marorta assouuta (wma wis UNO). Se exige: 1) a cada sala para decidir las renuncias de sus miembros (segun el art. 66, Const. nacional: “mayoria de uno sobre la mitad de los presen- tes"); 2) para que la Cémara revisora de un proyecto de ley, pueda enmendar el proyecto que le remite la Cémara de origen (mayoria absoluta de los presentes: art, 81, Const. nacional); 3) para que la (Cémaca de origen insista en su texto primitivo, si la revisora lo co- rrigié solamente con el voto de la mayorfa absoluta de sus miem- bros presentes (art. 81, Const. nacional): 4) para que cada Cémara apruebe proyectos de ley que modifiquen el régimen electoral y de partidos (en tal caso, se requiere Ja mayorfa absoluta del total de los miembros de cada sala: art. 77, pérr. 2°, Const. nacional, se- 322 _ESTATUTA DEL PODER EN EL. DERECHO CONSTITUCIONAL ARGENTINO gin ley 24.430); 5) también, con mayoria absoluta del total de jos miembros de cada sala, para sancionar la ley especial que re- gull el Consejo de 1a Magistratura y el Jurado de Enjuiciamiento (arts. 114 y 115, Const, nacional}; 6) la mayorfa absoluta de Ia t0- talidad de los miembros de cada Camara es igualmente exigida para dictar la ley reglamentaria de la consulta popular (art. 40, Const. nacional), de la iniciativa popular de leyes (art. 39, Const. nacional), del trimite de fos decretos de necesidad y urgencia (art. 99, inc. 3, Const, nacional), Ja que organice la Auditoria General de la Nacién (art. 85, Const. nacional) y la ley convenio en mate- ria de coparticipacin de tributos directos, acordada entre la Na- ccidn, las provincias y 1a Ciudad de Buenos Aires (art. 75. ine. 2, Const. nacional). asf como la ley de asignaciones especificas de recursos coparticipables (art, 75, inc. 3, Const, nacional); 7) para que una Cémara, luego de aprobar un proyecto de ley en general, pueda delegar en sus comisiones Ia aprobacién en particular del proyecto, todo ello con el voto de la mayorfa absoluta del totat de los miembros de esa Cémara (art. 79, Const. nacional); 8) similar mayoria absoluta del total de los miembros de cada Cémara se exi- ‘ge para la aprobacién de tratados de integracién con paises Jati- ‘noamericanos que deleguen competencias y jurisdicci6n a organis- ‘mos supranacionales (si se trata de otros Estados, tal mayorfa es requerida primero para declarar la conveniencia de la aprobacién del tratado, y después para su aprobacién definitiva, a partis de ciento veinte dias més adelante -art. 75, inc. 24-, la mayosfa abso- luta se demanda también para la denuncia de tales tratados), y 9) la mayoria absoluta de la totalidad de tos miembros de una Céma- ra es requerida para interpelar al jefe de Gabinete de Ministros y Ja misma mayoria de las dos salas para removerlo (art. 101). En resumen, el quérum para deliberar es un concepto distinto de fa mayorta para decidir. § 504, Denzcno oe cowpenee.—El ant. 64 in fine de ta Const, nacional dispone que ninguna Cémara podrs sesionar “sin ta ma- yorla absoluta de sus miembros; pero un nimero menor podré compeler a los miembros ausentes a que concurtan a las sesiones, en los términos y bajo las penas que cada Cémara establecerd” El objeto del prevepto es hacer funcionar el Congreso, ya que la OPERATIVIDAD DEL CONGRESO 323 inconcurrencia a las sesiones es, en principio, una actitud que im- pide la operatividad del Poder Legistative Tal derecho a compeler (incluso por 1a fuerza pablica) no ha sido casi utilizado en nuestra experiencia juridica. Uno de los ca- sos més debatidos fue en ocasién de la federalizacién de la ciudad de Buenos Aires, cuando constituida 1a minorfa ((reinta y siete miembros) de 1a CAmara de Diputados en la localidad de Belgra- ‘no, cité al resto de la sala a sesionar alli y, ante su incomparecen- cia, resolvié la cesantia de los auseates (41), entre Tos que se en- contraba Juan B. Alberdi, el 24 de septiembre de 1880. § 505. Teanayo PARLAMENTARIO: DESPACHO DE COMISION, MOCIO- #5, DISCUSION, APRORACION, REGLAMENTOS DE aMBas CAARAS. ~ En principio, segin los reglamentos de ambas cémaras, todo proyec- to es remitido « la comisién respectiva (arts, 123 y 125. Dipu: tadosi arts, 133 y 138, Senado). Los proyectos no se pueden reti- rar sin consentimiento (art. 125, regl. Diputados, y art. 137, regi Senado) Las comisiones se expiden por mayoria 0, en su caso, mayo- ria y minoria (o minorias), mediante “despachos de comision” (art. 105, regl. Senado, y art. 112, regl. Diputados). Excepcionalmente una Cémara puede abordar un proyecto sin ese despacho, constitu- yéndose ella misma en comisiGn. Para eso se requieren los dos tercios de los votos emitidos, en Diputados (art, 134). En tal caso, se dice que el proyecto se trata sobre tablas. Los reglamentos de las cémaras prevén los siguientes tipos de mociones: a) De onpew, Para levantar 1a sesiGn, pasar a cuarto imerme- declaracién de Hibre debate y de su cierre: pasar al orden del dia; (ratar una cuestién de privilegio: aplazar la consideracién de tun asumto pendiente: remitir un asunto a comisién o que la Céma- 1a se constituya en comisién; para apartarse de las prescripciones Gel reglamemto, ete., las cuales requieten distintas mayorias para su aprobacién, b) De pasrenencis.. A fin de determinar la oportunidad 0 99- ticipar el tratamiento de un asunto.

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