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At. Madrid-2; R. Sociedad-0.

Tras dos aos y medio sin pisar el


Vicente Caldern regres mi anatoma
a tan magno lugar. Y lo cierto es que lo
encontr distinto y distante. S, ahora el
equipo es ganador y antes era un atisbo
de la situacin actual, ms la frialdad en
el ambiente me sobrecogi. Cnticos
aislados, sin continuidad y como con el
volumen bajo por si despertamos a
mam, durmiendo en la habitacin de al
lado. El estadio ms caliente y sonoro
de Espaa convertido en el teatro o la
pera.
Por lo dems, el espcimen tpico de
todo campo de ftbol que se precie
sigue ah. Esto es, el pipero compulsivo,
el bebedor de sin alcohol desaforado y
el de la charleta sin parar. Este ltimo
debera gozar de especial trato por parte
de los clubes. No se pierde uno, siempre
ah bufanda al cuello y camiseta
enfundada, ms no presta la ms
mnima atencin al juego. No mira a lo
que acontece en el csped, as lo fusilen
y acobarda al compaero de asiento con
su retrica hueca. En realidad, este
personaje suele ser mujer, pero
obviamos el decirlo por aquello de la
correccin poltica y el machismo.
Desde cundo sealar algo constatado
y demostrado es positivo?
As las cosas, el ftbol deparaba prisas y
lamentos. Prisas las rojiblancas por

solventar el encuentro (a los diez


minutos ya ganaba dos a cero) y
lamentos por los tardones en llegar (al
menos una cuarta parte del estadio se
perdi sendos tantos). El caso es que el
partido muri en esos frenticos
instantes iniciales. Ni el Atltico quera
desgastarse ms de lo necesario, ni la
Real pasaba de ser un equipete muy
majo, muy pulcro y muy simptico,
pero sin sangre, ni remate.

Los donostiarras tenan la pelota, la


movan de aqu para all, llegaban al
rea colchonera y, entonces, se les
apagaban todas las luces. Sin un
delantero en el equipo inicial, fueron
incapaces de generar peligro.
El Atltico dorma el partido, bajaba las
revoluciones y el sopor se apoderaba del
estadio. La Real caa presa de Morfeo
arrullada por el bamboleo de baln
rojiblanco. De haber contado con
butacas ms cmodas y almohadas, a
buen seguro ms de uno habra pegado
una cabezadita. Slo hubiera despertado
con algn arren local y un saque de
falta de Granero despejado por Oblak.
En l, en el portero colchonero, queda
reflejado el actual estado de la grada. El
grito ms coreado, una chirigota con el
meta rojiblanco de protagonista: Ob,
Ob, cada da te quiero Oblak,!

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