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y la
Alegr
a
Javier Leoz
Se acercaron dos extraos personajes a una aldea donde, sus
habitantes, siempre estaban tristes. Y, de repente, aquellos
huspedes se pusieron hacer juegos, contar chistes y a hacer
payasadas para atraer la atencin de la gente.
Enseguida se vieron rodeados de grandes y pequeos que se
divertan y aplaudan entre grandes risotadas. Una voz desde
cielo grit: Estos si que entrarn en el Reino de Dios!
Qu es lo que vendis? Preguntaban algunos de aquella
aldea a aquellos hombres extraos.
Mara:
Aydanos a ver la vida como
un regalo de Dios.
Y, como siempre que
recibimos un obsequio,
Que no olvidemos de ser
agradecidos:
Gracias, Seor!
Gracias, Dios!
Gracias, Jess!
Que mi vida sea un
instrumento
Por el que se escuche
siempre
El himno de la alegra.
Que todos que estn junto a
m
puedan sentirse a gusto
sabiendo que T, Mara, eres
la fuente de mi armona.
Amn.