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Howard Zinn

Murió el historiador y activista norteamericano Howard Zinn


Autor de:

"La otra historia de los EEUU"

“Sobre la guerra. La paz como imperativo moral”, de Howard Zinn


Los principios de un hombre al que debemos unirnos.

Pascual Serrano Rebelión

• http://www.rebelion.org/noticia.php?id=59390

Howard Zinn se alistó en la Segunda Guerra Mundial como piloto de las Fuerzas
Aéreas estadounidenses y participó en bombardeos contra los nazis en Europa. A
pesar de estar convencido de encontrarse en el bando adecuado, las atrocidades que
pudo contemplar, y en alguna de ella participar activamente, le hizo llegar a la
conclusión de que “nunca más”. El libro “Sobre la guerra. La paz como imperativo
moral”, es un noble alegato contra la guerra por parte de un historiador convencido de
que nunca la violencia está exenta de injusticias, matanzas indiscriminadas y actos
brutales que impiden definir claramente la línea que divide el bien del mal. Zinn,
catedrático emérito de ciencias políticas e historia social en la Universidad de Boston,
lo tiene muy claro. “Nuestros enemigos más mortíferos no se ocultan en cuevas y
campamentos en el extranjero, sino en las salas de juntas de las empresas y en las
oficina gubernamentales: allí se toman decisiones que condenan a millones de personas
a la muerte y la miseria, no de forma deliberada, sino como daño colateral en la
búsqueda del dinero y el poder”.

También nos presenta un valioso mensaje, y es del valor y el poder moral que puede
tener un pueblo convencido de la justicia de su lucha frente a las armas y el dinero:
“Ningún frío cálculo del balance de fuerzas debería disuadir a un pueblo convencido de
que su causa es justa”.

La obra “Sobre la guerra” recopila textos escritos entre 2001 y 2006 y aparecidos en
diversas publicaciones estadounidenses donde repasa esos escenarios de barbarie y
sin razón de ayer o de hoy que son Iraq, la mal denominada guerra contra el
terrorismo, Vietnam, Libia, Yugoslavia, la segunda Guerra Mundial…

Zinn representa claramente la conciencia noble de un pueblo, el estadounidense, cuyos


líderes han sido los responsables de innumerables masacres desde su fundación. Pero
también es la viva imagen de la lucha contra el adocenamiento, y la obsesión
inasequible al desaliento por movilizar y dignificar a la ciudadanía de su país para que
se rebele. El poder de un gobierno -dice Zinn- “depende de la obediencia de los
ciudadanos. Cuando se les retira esa obediencia, los gobiernos se vuelven impotentes.
Es algo que hemos visto una y otra vez a la largo de la historia”. Y “¿qué hace falta
para que se produzca un giro importante en la conciencia social, por ejemplo, para que
los racistas se vuelvan partidarios de la igualdad racial, para que aquellos que apoyan el
programa fiscal de Bush lo rechacen, para que aquellos que apoyan la guerra de Irak
se apongan a ella?”. De esto y de otras muchas cosas trata este libro, de indignación
ante la guerra y la muerte, pero también de la esperanza de un hombre que lleva
décadas luchando contra ellas y contra los poderosos que las defienden.

Creo que lo mejor que se puede decir de Howard Zinn después de leer este libro es
que si todas las personas pensaran como él, el mundo sería mucho mejor. Y si un
hombre, con 85 años, que lleva más de medio siglo enfrentando la adversidad dentro
del país más poderoso de la Tierra dirigido por el gobierno más criminal del planeta,
sigue animándonos a luchar y seguir defendiendo la esperanza, sin duda alguna
tenemos que acompañarlo.

Howard Zinn. ““Sobre la guerra. La paz como imperativo moral”. Traducido por
Ramón Vilà Vernis. Debate. Barcelona. Febrero 2007. www.editorialdebate.com
Nueva York, 27 de enero. Howard Zinn, el historiador que narró la otra historia de
Estados Unidos, desde el punto de vista de los de abajo, a lo largo de su carrera,
falleció este miércoles a los 87 años de edad.

Autor de varios libros, entre ellos el texto de historia más vendido, La otra historia
de Estados Unidos (A People’s History of the United States), ponente, articulista,
dramaturgo (Marx en Soho y una obra sobre Emma Goldman) y colaborador de La
Jornada, era profesor emérito de historia en la Universidad de Boston.

Una de las voces independientes de izquierda, fue uno de los intelectuales más
admirados por veteranos de las luchas sociales de la posguerra como por jóvenes, por
su vida de praxis: era pensamiento y acción. El problema no es la desobediencia civil,
sino la obediencia civil, afirmó en un discurso en Baltimore en los años 60, durante un
acto al cual acudió en lugar de presentarse ante un juez para ser sentenciado por sus
acciones contra la guerra en Vietnam; después, cuando regresó a la Universidad de
Boston, un par de policías lo esperaban para arrestarlo.

Veterano de la Segunda Guerra Mundial, donde participó en los bombardeos aéreos


contra Alemania, Zinn regresó después del conflicto para ver la destrucción que se
cometió desde 30 mil pies de altura. Al ver Dresden y otras ciudades, decidió que para
siempre, sin excepción, tenía que oponerse a la guerra. Colocó sus medallas y
documentos que recibió por su servicio militar en un sobre, lo cerró y lo rotuló nunca
más, refirió Ap.

Nació en Nueva York en 1922, hijo de inmigrantes judíos que vivieron en una colonia de
clase trabajadora en Brooklyn. Se educó en la Universidad de Nueva York y en la
Universidad de Columbia, donde recibió su doctorado en historia. En 1956 se le
ofreció una plaza en Spelman College, una universidad para mujeres
afroestadunidenses, en lo que era entonces la ciudad racialmente segregada de
Atlanta.

Ahí participó en los inicios del movimiento de derechos civiles, alentado a sus
estudiantes a participar en él. Una de ellas era Alice Walker, autora de El color
púrpura, quien se hizo amiga de toda la vida de Zinn. Despedido de Spelman por
insubordinación, Zinn fue contratado como profesor por la Universidad de Boston,
donde continuó su activismo, tanto en el movimiento de derechos civiles como contra
la guerra en Vietnam (uno de los primeros intelectuales estadunidenses en hacerlo).

Se jubiló en 1988 y pasó su último día apoyando una huelga de enfermeras, pero nunca
dejó de trabajar, y gozar, en la desobediencia al poder, a la imposición, a la guerra y al
imperialismo. En numerosas entrevistas con La Jornada, donde también contribuyó con
decenas de artículos a lo largo de los últimos años, este ser digno, humano y modesto
nunca perdió el optimismo sobre la capacidad del ser humano para rescatar a la
humanidad con la rebelión ante la opresión de todo tipo.
Preguntado porqué en Estados Unidos había tan pocas señales de un movimiento
masivo progresista en la era de George W. Bush, respondió que había más vitalidad y
expresión progresista que en los años 60, pero estaba fragmentada y más aislada de sí
misma, aunque presente en casi todas las esquinas.

Recordó que los intelectuales izquierdistas lamentaban lo mismo en los 50 del


macartismo, pero que en esos mismo momentos jóvenes en varios pueblos del sur del
país realizaban los primeros actos de desobediencia civil contra la segregación racial,
la que estallaría poco después en el gran movimiento de derechos civiles. Eso,
seguramente, está ocurriendo ahora. Eso es lo que uno aprende de la historia, esas
sorpresas que solamente se perciben después.

En lo que tal vez fue su última aportación a un medio, Zinn escribió unos párrafos para
The Nation sobre el primer año de Barack Obama. No me ha decepcionado
terriblemente porque no esperaba mucho de él. Esperaba que fuera un presidente
demócrata tradicional. En política exterior, eso es poco diferente a un republicano:
nacionalista, expansionista, imperial y bélico. La gente está apantallada por la retórica
de Obama, y creo que ya debería empezar a entender que será un presidente
mediocre, lo cual significa, en estos tiempos, un mandatario peligroso, a menos que se
presente un movimiento nacional para empujarlo en una dirección mejor, escribió Zinn.

Entre sus admiradores estadunidenses están Bruce Springsteen (el historiador


influyó, se dice, en algunas de sus canciones) y fue amigo de Matt Damon, quien incluyó
una famosa referencia a su texto de historia en el guión de la película Good Will
Hunting, donde su personaje le recomienda el libro a su sicólogo (Robin Williams). Pero
desde los jóvenes de las batallas por la justicia global en Seattle hasta los veteranos
activistas, Zinn siempre fue referencia.

Recientemente había realizado un teatro de lecturas en voz alta con diversos actores
y músicos reconocidos (Tim Robbins, Damon, Springsteen), y otros de discursos,
canciones, versos, cartas y más sobre figuras históricas, algunas famosas otras no,
que reflejan la historia desde debajo de este país. Un documental sobre lo anterior
fue grabado y trasmitido por el History Channel el mes pasado, y el video estará
pronto a la venta. Los textos forman parte de Voices of a People’s History of the
United States, un volumen de los materiales primarios que utilizó para su famoso
texto de historia.

Zinn murió de un infarto mientras estaba de viaje en California. Su esposa falleció en


2008, con la cual tuvo dos hijos. El historiador seguirá vivo a través de los
desobedientes que siempre celebró.

http://www.jornada.unam.mx/2010/01/28/index.php?section=mundo&article=021n2mun
Referencias:

Libros:

"La otra historia de los Estados Unidos", "Estados Unidos: Por qué tener esperanzas
en tiempos difíciles", "Nadie es neutral en un tren en marcha", "Emma", "Marx en el
Soho" "Sobre la guerra. La paz como imperativo moral", de Howard Zinn

Libros de Howard Zinn publicados en España:

La otra historia de los Estados Unidos, traducción de Toni Strubel, Hiru, 1997.
Estados Unidos: Por qué tener esperanzas en tiempos difíciles; La resistencia
ignorada; La revuelta de los guardianes, traducción de Valeria Verona, Hiru, 1998.
Emma, traducción de Tony Strubbel, Hiru, 2001.
Nadie es neutral en un tren en marcha, traducción de Roser Berdagué, Hiru, 2001.
Marx en el Soho, traducción de José Sastre, Hiru, 2002.
Sobre la guerra: la paz como imperativo moral, traducción de Ramón Vilà, Debate,
2007.

Textos de Howard Zinn en Rebelión

Reseña de “Sobre la guerra. La paz como imperativo moral”, de Howard Zinn Los
principios de un hombre al que debemos unirnos Pascual Serrano 22-11-2007

Howard Zinn en La Habana http://www.rebelion.org/noticia.php?id=99490 Santiago


Alba Rico

Howard Zinn en La Habana http://www.rebelion.org/noticia.php?id=1325 Angel Guerra

Nuestro querido Howard


Evita SASTRE, Alfonso SASTRE y Mariela CASTILLO | Editorial Hiru

Hoy -por ayer- hemos sabido que Howard Zinn ha muerto. Es difícil expresar la
tristeza profunda que nos ha causado en la editorial. Porque en Hiru tenemos miles de
razones para considerar a este gran autor norteamericano no sólo un gran escritor y
un valiente activista, sino un gran, grandísimo amigo. Desde que en Hiru le publicamos
su libro «La Otra Historia de los EEUU», al que siguieron otros libros suyos, Howard
se mostró siempre dispuesto, solidario y generoso con nosotros, a sabiendas de que
esa pequeña editorial del País Vasco no le reportaría grandes beneficios económicos,
sino otros valores, para él mucho más importantes.
Desde el principio de nuestra relación, Howard Zinn conectó intelectual y
humanamente de inmediato con Eva Forest, y ambos se aventuraron en una relación en
donde lo más importante no era la de editor-escritor, sino las relaciones humanas y el
compartir una misma idea del mundo.
Por eso, cuando Howard renunció a sus derechos sobre su afamada obra para que Hiru
pudiera editar otros libros, estaba iniciando algo que tendría su continuidad a lo largo
de los años: Los Libros Solidarios. Es decir, libros financiados con los derechos
cedidos por otro autor de la casa. Así pudimos hacer el libro «Haití para qué», de Paul
Farmer.
Como escribió Eva Forest en su texto «Hiru: ¿es realmente una editorial?»: «...Cuando
nos visitó Howard Zinn, en los 90, en su presentación en el Ateneo de Madrid y en un
centro de obreros parados de Leganés, yo se lo dije: `Usted es responsable de que
exista Hiru. Puede decirse que nuestra editorial en parte ha nacido de la necesidad de
publicarlo a usted'. Y le dimos las gracias. Y él, con su sensibilidad exquisita, dijo que
si teníamos paciencia iba a decirnos unas palabras en su mal castellano. Y fue muy
emocionante lo que les dijo a los obreros. Al regreso a los EEUU no quiso cobrar los
derechos de aquella edición y los empleamos en los libros solidarios. Ésta es nuestra
relación con los autores»...
También fueron numerosas las veces en las que se le solicitó su apoyo para causas
solidarias, y Howard Zinn siempre estuvo ahí: «¡contad con mi nombre!», era siempre
su respuesta. Y contamos con él.
Y seguimos contando.
Howard Zinn, amigo, como te escribimos en numerosas ocasiones, aquí te admiramos y
respetamos, pero por encima de todo, te queremos.

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