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At. Madrid-3; Elche-0.

La resaca de la eliminacin europea


devino menos dura de lo esperado. El
servicio de propaganda del rgimen
esperaba un estadio vaco, a los pocos
presentes quemndose a lo bonzo o
arrancado asientos del gradero y la
lapidacin pblica del ex gur
colchonero llamado el Cholo. Sin
embargo, por alguna extraa conjuncin
de los astros, nada de todo ello sucedi.
El Vicente Caldern (por muchos aos
ms) se llen en el da del Nio
rojiblanco, el personal aplaudi, anim
y core a todo bicho viviente y Simeone
no fue sacado a hombros porque penaba
en el palco su ltima expulsin. Los
profetas del permanente apocalipsis
ajeno y nunca del propio se quedaron
con cara de lelos.
Gan el Atltico en la vuelta a la liga y
apuntala as, el tercer puesto. Un partido
cmodo en el desarrollo y el desenlace,
pese a que el cero a cero al descanso
podra haber despertado algn fantasma
amenazador. Las dudas iniciales
quedaron sepultadas en un arren areo
mediado el primer tiempo. Llegaban las
pelotas como morteros y ah el Atltico
goz de ocasiones de sobra como para
marcar.
Tiene Fran Escrib y su Elche un mrito
sideral.
Los
ilicitanos
son,

probablemente, el equipo de primera


divisin con menos calidad, con menos
efectivos y, para ms inri, no cobran o la
hacen tarde. Pese a ello, marchan
holgadamente por encima del descenso
y con colchn para gestionar las ltimas
jornadas. Para su desgracia, puede que
todo esto no sirva de nada, si termina
perdiendo la categora en los despachos
por la incompetencia de sus dirigentes.
Una injusticia como la copa de un pino.

La segunda mitad no movi el


decorado. El dominio era rojiblanco y,
ahora s, apareci la puntera.
Griezmann en dos ocasiones (el
muchacho
sigue
coleccionando
dobletes) y Ral Garca tumbaron la
resistencia ilicitana.
Al Atltico le queda la clasificacin
para la Champions como objetivo del
ao. Un curso iniciado con la victoria en
la Supercopa de Espaa que siempre
trae efectos colaterales. Siendo el trofeo
gafe, incapacita para vencer en nada
ms lo que resta de temporada. Por
ensima ocasin, la estadstica vino a
darnos la razn. Cierto que las
estadsticas ni lo son, ni lo reflejan todo,
ms sera de temerarios darlas de lado.
La probabilidad rige cualquier aspecto
de nuestras vidas. La de los ttulos del
Atltico estaba reducida al mnimo.

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