Esther Seligson

Vietas jerosolimitanas
En este instante
el ahora cae de mi boca
y prohibido conservar
en un plato sus migajas
convocaciones fechas
tiempo
Voy aprendiendo del desierto
a no empearme en huellas
a desmoronar en el camino
los edenes del oasis
se acab la lucha
por sorprender en la Quimera
sus secretos
Segundo tras segundo
no llegan las horas
a cicatrizar en un recuerdo
los pies asidos al silencio
sin el tedioso anhelo
de anhelar
la luz en ascenso
se apega a su propia sombra
una astilla una gota
Algo lejano y entraable
avisa el viento
golpea tenaz ligero
tiembla
un aroma de olas
un no s qu infantil
a la deriva
Vaporosa la maana extiende
sus faldas de roco
lodo son los bordes de la piedra
intil sellar las rendijas
el fro se colar igual
la lluvia deslizar su humedad
en la herida
El viento borra a la luna
con pinceladas de nube oscura
ruedan las hojas secas
sin garbo
en torbellinos desquiciados
De qu reflejos
se empapar la tarde

en el crepsculo que la cubre

amante presuroso?
Fugaz y perezosa
la luz del otoo
se licua rpida
cobriza
quebrada evanescente
glido suspiro
de sombra y transparencia
Un pjaro se atarda
quizs espera como yo
alargar an el verano
la luz dorada que no pardee
tan pronto
al caer el da
Me deslizo por un borde oscuro
sin dar testimonio de los das
a un lado y otro hay muerte
as a secas
muerte
astillas de vidrio plomo huesos
insomnio pesadumbre
Camino por un borde sin aristas
no resbalo no tropiezo
no veo enemigos al acecho
sin embargo mis pasos se confunden
astillas fierros
Desciende la tarde
sobre los cuerpos mutilados
descansan los rayos
de un sol caliente an
bajo la hierba chamuscada
los rostros miran
hacia ninguna parte
en el crepsculo de la noche
que cae
escombro entre escombros
los ecos de una batalla intil
crepitan
y el viento no refresca
nada dispersa
todo yace compacto
como un gran charco coagulado... ~

64 Letras Libres noviembre 2009

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