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Bien lo comprendi Nietzsche, por haberlo vivido l mismo, en

qu radica el misterio de la vida de un filsofo. El filsofo se


apropia de las virtudes ascticas humildad, pobreza,
castidad- para ponerlas al servicio de fines completamente
particulares, inesperados, en verdad muy poco ascticos 1
Pues no hay en absoluto otra vida para el filsofo. Humildad,
pobreza y castidad se vuelven de inmediato efectos de una
vida particularmente rica y sobreabundante, tan poderosa
como para haber conquistado el pensamiento y puesto a sus
rdenes cualquier otro instinto, efectos de lo que Spinoza
llama Naturaleza: una vida que ya no se vive conforme a la
necesidad, en funcin de medios y fines, sino conforme a una
produccin, una productividad, en funcin de causas y
efectos. Humildad, pobreza y castidad son su (del filsofo)
manera de ser un Gran Viviente y de hacer de su propio
cuerpo el templo el templo de una causa demasiado
orgullosa, demasiado rica, demasiado sensual. De modo que,
atacando al filsofo, cae uno en la vergenza de atacar una
apariencia modesta, pobre y casta, lo cual centuplica la rabia
impotente; y el filsofo no ofrece dnde hacer presa, aunque
sea presa de todos los ataques2
La soledad del filsofo, la soledad del hombre que no se
integra en medio social alguno, que no se siente bien en
ninguno, pues, para l todos esos lugares estn infestados por
el orden y la obediencia. -Como mostrar Spinoza, dice
Deleuze-, en cualquier sociedad, se trata de obedecer y slo
eso: por esta razn, la nociones de falta, de mrito y de
demrito, de bien y mal , son exclusivamente sociales y
ataen a la obediencia y a la desobediencia. La mejor
1 Nietzsche, Genealoga de la moral, III.
2 Deleuze Gilles, Spinoza : Filosofa prctica, Cuadernos Infmos 122- Tusquests
editores, pg. 9

sociedad ser entonces aquella que exime a la potencia de


pensar del deber de obedecer y evita en su propio inters
someterla a la regla del Estado, que slo rige las acciones. En
tanto el pensamiento es libre, y por tanto vital, la situacin no
es peligrosa; cuando deja de serlo, todas las otras opresiones
son igualmente posibles y, una vez llevadas a cabo, cualquier
accin se vuelve culpable y toda vida amenazada 3

3 Ibid, pg 10

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