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“Por las buenas no se puede” La experiencia electoral de los jaramillistas* ‘Tanalis Padilla* El movimiento jaramillista es un ejem plo de las protestas y Iuchas populares que han marcado el periodo postevolucionario en México. Rubén Jaramillo (1900-1962), al fre te de numerosos campesinos, Iuché a lo largo de cuatro décadas por la aplicacién de las leyes constitucionales, sobre todo, las agrarias, que se habjan alcanzado a costa de tanta sangre du- rante la revolucién. Basindose en la Constitu- cién, Jaramillo intenté luchar siempre dentro del marco ‘A pesar de su participacién en el cjército zapatista durante la revolucién, la for- macién politica que mas matcé su desarrollo como lider agrario se dio durante la presidencia de Lazaro Cardenas (1934-1940), Pero cuando T Quisiers expresar mi sincero agradecimiento a Phutarco [Emilio Garcia por darme acceso a su coleccién personal de documentos jaramillistas. También agradezco a Carlos Mon- temayor y Javier Villanueva por los valiosos comentarios ue hicieron sobre el texto. Una version en inglés del pre- Sente articulo fue publicada en el Journal of Iberian and Latin ‘merican Studies, Vol. 7, Nim. 1, Julio de 2001, pp. 21-48. 2 Darmouth College el gobierno mexicano, que a partir de 1940 daba marcha atris a las reformas cardenistas, utilizé la represién contra los jaramillistas, éstos recurrie- ton a la tradicién agrarista de Zapata: Jaramillo y otros campesinos se armaron y se remnontaron al certo para defenderse. Desde alli replantearon sus demandas, las cuales ya no iban destinadas simplemente a una reforma del sistema sino que exigian un cambio politico y econémico com- pleto. Durante sus dos décadas y media de lucha Jos jaramillistas alternaron entee la via legal y la via clandestina; representan asf un punto ctitico en Ia historia de la izquierda mexicana. Dentro de su lucha se combinan dos tendencias princi- pales, el agrarismo armado, legado zapatista, y el populismo de Cardenas, Juntas, estas cortientes hacen del movimiento jaramillista un punto de transici6n entre la lucha agraria de la revolucién yllas técticas guertilleras que aparecerian mas tar- de en México. Asimismo, con el jaramillismo se empieza a dar una integracién més estrecha del campesinado con obreros, colonos, maestros y estudiantes. Tenemos asf los inicios de una lucha popular ~con sus fases guerrilleras— que reapa- recerd en diversos lugares del territorio mexica- no durante todo el siglo XX y que en el siglo XI aiin no damos por concluida.* 2 wie Existen varias facetas del movimiento ja- ramillista: el capitulo de lucha laboral en Zacate- pec, dos levantamientos armados, dos campafias electorales y un intento por establecer una co- muna en la zona oriente del estado de More- los. Analizaremos aqui las luchas legales y nos atendtemos especificamente a las campafias de Jaramillo para gobernador de Morelos en 1946 y 1952, Estas campafias resultan significativas por varias razones, entre ellas, porque repre- sentan un intento de los campesinos por hacer uso de mecanismos institucionales pata lograr establecet un gobierno que ejerciera el man- dato del pueblo. Estas elecciones representan vivos ejemplos de un campesinado deseoso de participar en el proyecto politico nacional. La visién que se expresé en la campafia de los jara- millistas diferia fundamentalmente del proyecto econémico y politico llevado a cabo por parte del Estado mexicano a partir de los cuarenta. Su campafia es una de las muchas instancias de resistencia popular pero también demuestra la poca tolerancia por parte del gobierno mexica- no hacia cualquier cambio social. Como parte de su campaiia, Jaramillo planteaba la necesidad de implementar reformas politicas, econémicas y sociales que pudieran trascender en el émbito nacional. Estas iban conforme ala Constitucién, exigiendo simplemente que el gobierno se atu- viera a sus propias leyes, El Estado respondi6, sin embargo, con la represién, mostrando asi su viaje autoritario, Pero su represion no logré si- lenciar a los jaramillistas; al contrario, tanto sus demandas como sus técticas de lucha se radica- lizaron. Antecedentes La participacién del pueblo morelense en la revolucién mexicana les hered6 una expe- riencia invaluable. Joha Womack lo describe de la signiente forma: “Esas pequefias comunida- des, agobiadas y amenazadas por siglos, acaba- ban de sobrevivir a la més vigorosa, brutal, e ingeniosa ocupacién, jamas perpetrada contra ellos, arruinando asi la mejor y si no la ultima oportunidad que los usurpadores tendrian para erradicarlos”.’ Esta participacién no podia mis que ampliarles Ja visién que tenfan de México y el lugar que ocupaban en el pais. Para luchar, sobrevivir y persistir durante la guetta, los za- patistas recortieron una extensa regin del cen- 3 John Womack Jf, Zapata and the Mexican Revolution, ‘Nueva York, Vintage Books, 1968, p. 370 (traduccién de la autora), ae tro-sur, crearon redes sociales para sostener la lucha; Iegaron hasta tomar la ciudad de Méxi- co. Ademis, la poblacién en general sufrié un desplazamiento durante In guerra, haciendo de la flexibilidad, iniciativa y resistencia, cualidades esenciales para la sobrevivencia cotidiana. Estas experiencias dieron a la poblacién morelense n mas completa del territorio mexi- cano y de la nacién como entidad politica, Aun- que Emiliano Zapata, su lider, habia sido as nado y el Plan de Ayala no se aplicé como tal, las reformas que entrarian en la Constituci6n, y las acciones del presidente Cardenas, parecieron demostrar que con este sistema se podrfan pro- teger y administrar las reformas revolucionatias. Como lo expresé ya Adolfo Gilly, “el caracter linico en el siglo del periodo cardenista consistié én que traslad6 esas ideas a una realidad de la nacién que aparecié como alcanzada y realizada con la patticipacién de todos”. Mientras que las administraciones posteriores seguirian defi- niéndose como “revolucionarias,” a través del siglo XX seria cada vez mis evidente para di- versos sectores —campesinos, obreros, maestros, estudiantes e intelectuales~ que la revolucién habia sido abandonada y en su lugar quedaba una sensaci sais F Adolf Gilly, Chigpas, la razén ardiente, México, Era, 1997, p.37, 5 una ret6rica nacionalista que utilizaba un discur- so revolucionario. No sorprende, por tanto, que en las décadas posteriores al cardenismo los sec- tores populares demandaran el cumplimiento de los ideales revolucionarios. Asi lo hicieron los jatamillistas en esta faceta de su lucha, La lucha electoral de los jarafnillistas man- tendsfa una fuerte influencia cardenista. Las ac- ciones del presidente Cardenas representaban pata vatios sectores del pueblo mexicano, y so- bre todo para los del campo, el triunfo de las re- formas sociales revolucionatias. Su distribuci6n agraria mostraba que durante Ia revolucién no se habia luchado en vano. En Morelos, la cuna dela revolucién agraria, el reparto de las hacien- das se habia dado primero por Zapata durante Ja revolucin y més tarde en la década de los, veinte por Plutarco Elfas Calles. El gobierno de Calles habia aplicado una reforma agraria en ‘Morelos porque figuraba como la Gnica manera de establecer la paz en un estado cuya poblacién habia luchado con tanta tenacidad por tierra y autonomia durante la revolucién. Aun asi, las reformas cardenistas trascen- dieron en el estado de Morelos; los campesinos recibieron de una forma més sistemitica el cré- dito, maquinaria y agua necesarias para cultivar 6 re sus tierras. Con sus acciones y su discurso el presidente Cardenas dio legitimidad institucio- nal a las demandas del campo. Estas reformas, sin embargo, fueron disefiadas para fortalecer al Estado y aunque los campesinos obtendrian tie tra, seguirian sin su libertad. Ahora dependian del gobierno y sus funcionatios corruptos que administraban el crédito mientras que el poder y dominio de los acaparadotes se inctementaban cada vez mas’ Estas limitaciones se harfan atin mas evidente’ después de 1940 cuando los pre- sidentes frenaron y muchas veces dieton marcha atris a las reformas catdenistas. Pero el impacto que estas acciones tuvie~ ron sobre la poblacién seria mas dificil de con- trolar, Los campesinos no sélo fueron testigos de reformas institucionales, muchos habjan par- ticipado © eran hijos de aquéllos que participa- ron en una lucha para lograr estos cambios. La experiencia de Rubén Jaramillo es un vivo ejem- plo. Jaramillo nacié con el siglo en el estado de ‘México, Huérfano a una temprana edad, se fue a vivir a Morelos en 1913 y de 1915 a 1918 se in- tegr a las fuerzas zapatistas. Jaramillo empezd 5 Para una detallada descripcién de este proceso véase Arturo ‘Warman, ¥ venimos a conmadecir: los campesinos dle More los el estado nacional, México, SEP, 1976. a destacar como lider popular a principios de la década de los treinta cuando encabezé una lu- cha en defensa de los productores de artoz en el municipio de Jojutla, Cuenta en su autobiografia que al enterarse de la candidatura de Cardenas decidié apoyarlo a condicién de que el general construyera un ingenio azucarero que beneficia- 1a.a los campesinos morelenses. Este ingenio se construiria a partir de 1936 en el recién formado municipio de Zacatepec, y en 1938 se inaugurarfa con el nombre de “Emi- liano Zapata”. El ingenio azucarero era grande ¥ moderno; fue disefiado como cooperativa cu- yas ganancias se repartirian entre los socios a la vez que la economia azucarera, devastada por los afios de guerra revolucionaria, se irfa revita- lizando. Jaramillo fue electo presidente del con- sejo de administracién compuesto por represen- tantes de ejidatatios y trabajadores del ingenio. El gerente de la cooperativa, nombrado por el presidente de la repiblica, quedaba sujeto a las decisiones del consejo. Pero este sistema duré poco tiempo; decayé a medida que el gerente adquirié mas y més poder; tanto que para 1942 Gjidatarios y campesinos iniciazon una huelga exigiendo sus derechos como socios del inge- nio. Jaramillo, como uno de los principales lide- ok res del movimiento, empez6 a suftir amenazas y fue perseguido por los pistoleros al servicio del gerente, Después de varios atentados, tomé las armas y se remonté al cerro. Le siguieron entre ochenta y cien campesinos. La decisién de Jaramillo de tomar las ar- ‘mas muestra que no se atenia sélo al marco ins- titucional cardenista, En efecto, la formacién ideol6gica de Jaramillo trascendia el populismo de Cardenas y se expresaria de diversas formas en los diferentes periodos de su lucha. Su parti- cipacién en las fuerzas zapatistas durante la re- volucién indudablemente marcé su conciencia politica al demostrar la fuerza de un pueblo en armas. En afios posteriores utilizaria su partici- pacidn en el ejército zapatista como un referente constante, Cuando se retir6 de la lucha en 1918 al parecer desilusionado por la manera en que ésta transcurria) era capitin primero de infan- teria y cuenta haberle dicho a los hombres bajo su mando: “El pueblo, y més las futuras gene- raciones, no permitirin vivir esclavas y sera en- tonces cuandd de nueva cuenta nos pondremos. en marcha, y aunque estemos lejos los unos de los otros no nos perderemos de vista y llegado el momento nos volveremos a reunit. Guarden sus fusiles cada cual donde los pueda volver a tomar’”.® Tal declaracién, haya sido hecha en 1918 © construida afios después al escribir su auto- biografia, representa una legitimacién de la via armada. En general, la visién ideol6gica de Ja- ramillo es sinuosa y compleja. Varios elementos influyen en ella, Jaramillo fue masén habiéndose integrado a esa orden en 1931, A partir de esta fecha “se constituyé en defensor y padre de los pobres por los que tiene un acendrado carifio y profundo respeto, dandoles cl sitio que mere- cen...” Aldescribir cmo conocié a Cardenas, Jaramillo cuenta que al enterarse que el general también era mas6n, de inmediato decidié apo- yar su candidatura, Dado que Jaramillo no hace ninguna otra mencién a la masoneria, es intere~ sante que atribuyera su decisién de defender a los pobres a esta experiencia. Resulta dificil sa- ber si tal afirmacién es una exageracién, pero de cualquier forma esta sociedad secreta constituyé una fuente de apoyo al jaramillismo y le propor- cionaria importantes conexiones en momentos dificiles 6 Rubén Jaramillo, Auobiografia, y Froylin Manjarrez, La ‘matanza de Xochicalco, México, Nuestro Tiempo, 1978, p. 16, 7 Jaramillo, op. cit, p. 30 (este texto esti escrito en tercera persons. ‘ 10 ot Lo que parece ser mis importante en la formacién politica de Jaramillo es su experiencia como pastor metodista, Existen ejemplos his- t6ticos de sectores protestantes con tendencias, progresistas. En un estudio sobre protestantes, liberales y francomasones, Jean-Pierre Bastian argumenta que en México estos grupos fueron actores politicos radicales en la segunda mitad del siglo XIX y a principios del siglo XX, no sdlo rechazaron a la Iglesia catdlica, sino que también criticaron la insuficiente aplicacién de las leyes de reforma, y rechazaron la idea de que el orden y el progreso deberfan prevalecer a costa de los dere- chos democriticos.* Sociedades secretas como las, logias masénicas y grupos protestantes —minorfas en una sociedad donde el catolicismo era domi- nante- proporcionaban, segiin propone Bastian, redes informéticas por las cuales se podian trans- iitir y discutir nuevas ideas. La naturaleza de es- tas discusiones contzaponian las ideas del indivi- duo como actor politico y social a la nocién de sociedades organicas forjando asi “una renovada visién de la sociedad de tipo igualitario, fandada en Ja autonomia del sujeto social individual como actor democritico”?” 5 Jean-Pierre Bastian (ed.), Protestantes, liberales y franco ‘masones, México, FCE, 1990, pp. 146-47. 9 Ibid. p. 8 u - En el trabajo de Raiil Macin, Un profeta of tidado, novela histérica sobre Rubén Jaramillo, la religi6n aparece como el factor decisivo en la lucha de Jaramillo: “Si tan sdlo supieran y quisie- ran comprender que es Cristo el que me mueve a luchar a favor de los pobres”.!" Sin embargo pocas fuentes confirman esta vision. Como lider agrario Jaramillo desistfa de mencionar su orien- tacién religiosa y la mayorfa de los veteranos ja- ramillistas cuentan que no hablaba de religién. Es més, en los documentos del movimiento hay siempre una postuta anticlerical. Mientras que Jaramillo en varias ocasiones hizo uso de redes sociales formadas por miembros de la Iglesia protestante, sus seguidores no respondian a la religién metodista; de hecho, la mayoria de los jaramillistas eran catdlicos. A pesar de que Ma- cin le quiera atribuir su compromiso con los po- bres a una especie de “teologfa de la liberacién”, el principal papel que parece haber jugado el metodismo de Jaramillo en el movimiento fue la creacién de una extensa red social que formé como pastor en la regién sur del estado, y que después lo albergaria cuando Jaramillo “andu- viera de malas”. # 10 Véase Rail Macin, Un profeta olvidadlo, Montevideo, Tierra Nueva, 1971 11 Asi refieren en el campo a los que andan atmados y en 12 a A diferencia de Macin, Donald Hodges, en su libro Mexican Anarchism after the Revolution, identifica a Jaramillo como un heredero politico de la tradicién anarquista de los hermanos Flo- res Magén, Hodges cita el llamado a la unidad entre obreros y campesinos hecho en el Plan de Cerro Prieto, documento escrito por los jarami- llistas durante su levantamiento armado, como cjemplo del legado del Partido Liberal Mexica- no y del Partido Comunista al movimiento ja- ramillista, “El resultado —explica este autor~ es un movimiento campesino ligado a los intere- ses sindicales de los trabajadores. Su meta era una “nueva revolucién” propuesta por Jaramillo en su Plan de Cerro Prieto”."* Ciertamente se pueden identificar vetas magonistas en el jara- millismo, y sin duda que su lider fue influido por textos como Semilla Libertaria, Sin embar- go, la vision de Jaramillo parece acercarse mas a elementos socialistas que anarquistas. Jaramillo insistia en la necesidad de que los trabajadores y los campesinos accedieran al poder politico. Pero aun en el Plan de Cerro Prieto, donde se hace un llamado a ejercer el control de los me- dios de produccién, no se habla de la abolicién rebelin en contra del gobierno. 12 Donald Hodges, Mexican Anarchism after the Revolution, ‘Austin, University of Texas Press, 1995, p. 55. 13 del Estado. Si existian vetas anarquistas, pero ésta se manifestaban, de una manera orginica a medida que se desenvolvia el movimiento y no estaban limitadas al jaramillismo. Escribe Hodges: “La palabra ‘anarquismo’ generalmen- te significa un compromiso con la defensa de a libertad en oposicién al control y coercién gubernamental y en contra de las restricciones culturales. Pero también ataca a un tercer ene- migo asociado con el despotismo econémico, la explotacién y el privilegio material”.” Si bien muchos de los jaramillistas no expresaban una ideologia anarquista o socialista, el incondicio- nal apoyo mostrado por muchos de los segui- dotes de Jaramillo -hombres, mujeres, nifios, y ancianos~ refleja un espitita de justicia social e inconformidad y desconfianza hacia el gobier- no, Asi lo expresa Carlos Montemayor: La polarizacién ideolégica de este siglo nos ha llevado a olvidar que el gue~ riillero ha sido tradicionalmente campesi fo, que forma parte o responde a las insu- rrecciones indigenas o campesinas, y, que no proviene de una influencia ideol6gica determinada, sino que mas bien canaliza, a través de una idéologia dominante en ese momento, la conciencia profunda de insurreccion, de libertad, de dignidad, que w comarca padece o vive."* 13 Hodges, op. cit, p. 4 14 Carlos Montemayor, Chiapas, la rebelién indigena de 4 La autobiografia que dejé Jaramillo repre- senta una fuente interesante tanto para entender el movimiento que lidereé como para analizar la visién propia que Jaramillo queria legar a las, faturas generaciones. El texto, incompleto debi- do a su muerte, consiste principalmente en una narracién de hechos escrita en tercera persona. Jaramillo no se define ideolégicamente, pero sf se presenta como un defensor de la gente de su clase en contra de la élite opresora y de los poli- ticos corruptos. Mas que nada, como hace men- cién Hodges, se pinta como un continuador del agratismo de Emiliano Zapata."* ‘Asi como existen diferentes facetas del movimiento jaramillista, también hay varias di- mensiones ideolégicas de su lider. Dependiendo de la coyuntura politica, destacan diferentes as- pectos de su visién, pero Jaramillo se mostraba patticularmente cauteloso de sus vineulos con el Partido Comunista, del cual fue miembro en 1937 y otra vez en 1961. Siendo consciente de las connotaciones negativas que propagaban la prensa y la Tglesia acerca del comunismo, Jara- miillo desistfa hasta de usar la palabra socialismo para describir su proyecto social. Cuando se lan- 26 como candidato para gobernador del estado ‘México, 2a ed., México, Joaquin Mortiz, 1999, pp. 73-.74. 15 Hodges, p. 76 15 de Morelos hacia énfasis en su experiencia re- volucionaria y cardenista. Sin embargo, cuando estaba armado y en el monte, era mas explicito en su critica al capitalismo y al sistema interna- cional de divisién del trabajo, en el cual México figuraba como un productor de materias primas gue, en el mercado mundial, se pagaban a mal precio, Su visi6n de un mundo justo era aquel en el cual los campesinos eran duefios de la tierra y los trabajadores tenian el control de las filbricas. Pero en general, no habia una ideologia tinica que dominara la visién jaramillista y el movi- miento se puede entender mejor en relacién con las diferentes coyunturas politicas. Como lo ha descrito ya Plutarco Garcia Jiménez, “una de las aportaciones politicas mas interesantes de la co- stiente jaramillista es su visidn programitica, asi sca a nivel regional, la cual muestra un profundo arraigo en las masas populares y una gran rique- za de ideas y proposiciones”."* Origenes del partido politico jaramillista Los jaramillistas decidieron formar un partido politico en 1945 ante sus continuas frus- 16 “El movimiento jaramillista: una experiencia de lucha ccampesina y popular del periodo post-revolucionario en Méx- ico” en Horacio Crespo (comp.}, Morelos, Cinco Sigios de Historia Regional, Cuernavaca, Centro de Estudios Histoti- cos del Agrarismo en México, 1984, pp. 309-310. 16 a traciones por la limitada capacidad y voluntad de las organizaciones oficiales para defender los, derechos de los productores agricolas. Segiin testimonios de veteranos jaramillistas, la idea de formar un partido se dio espontineamente du- rante una discusién de un grupo de campesinos cercanos a Jaramillo, Un participante describié el proceso de la siguiente forma: Pues por la modesta experiencia que teniamos todos, inclusive él, sabfamos que era una cosa necesatia tomar el poder, flo nomas cn Morelos, es decir en ¢l pais, pero a la larga, verdad, porque estabamos Convencidos que las personas que han ¢: tado administrando al pueblo no han sido Aonestas, no han sido fpien intencionadas ‘que han estado perjudicando siempre al pals en una o en otra forma...” Se le dio cl nombre de Partido Agrario Obrero Motelense (PAOM) y el tema que do- ‘minaria la campafia electoral jaramillista era que Jos campesinos necesitaban acceder al poder si querian seguir subsistiendo como campesinos. Esta noci6n de tomar el poder fue unaidea fundadora del PAOM y distingue a los jarami- llistas de sus antecedentes zapatistas en Morelos (y, obviamente, del Bjército Zapatista de Libera- 17 Entrevista con José Rodriguez, Nepatlin, Puebla, 16 de junio de 1979 (hecha por Salvador Nie). 7 cién Nacional), Cuando los zapatistas se alzaron en armas contra Porfirio Diaz no aspitaban a tomar las riendas del poder. Dada la cercanfa de Morelos con la ciudad de México, seguramente los campesinos zapatistas se comprendian como parte de la nacién mexicana. Pero “aun asi sus preocupaciones inmediatas eran locales, y como lo son siempre para los campesinos, estas pre- ocupaciones se centraban sobre cuestiones de la tierra. Se sentfan a gusto con politicos que los dejaban controlar sus propios asuntos”." Sin embargo, después de veinticinco afios de go- bierno “tevolucionario”, los jaramillistas crefan necesario estar en el poder ellos mismos para poder controlar sus propios asunto: Una vez constituido, el partido decidid lanzar a Jaramillo como candidato a gobernador del estado de Morelos en las elecciones de 1946, Jaramillo ya habia alcanzado popularidad debido a su defensa de los campesinos en Tlaquiltenan- go y también por las movilizaciones que orga- niz6 y apoy6 en el ingenio azucarero “Emiliano Zapata”. Su participacién en la revolucién le daba atin més legitimidad, tanto real como sim- bolica. Asimismo, Jaramillo poseia cualidades 18 Samuel Brunk, (Emiliano Zapata! Revolution and Betray~ «al in México, Albuquerque, University of New México Press, 1995, p.9 (traduccién de la autora. 18 que lo hacian un lider natural: aquellos que han escuchado los discursos de Jaramillo cuentan que tenia una increible habilidad para expresar el sentir de la gente con un lenguaje sencillo. Fi sicamente, Jaramillo era fuerte, tenia una mirada imponente; su presencia en un grupo dificil- ‘mente pasaba inadvertida. La organizacién del PAOM consistia en pequefios comités de una o dos personas que vi- sitaban diferentes pueblos por todo el estado de ‘Morelos. El partido se financiaba principalmen- te con aportaciones de sus miembros y de redes sociales que se iban tejiendo con base en suce- sivas movilizaciones. El partido también hacia colectas durante las manifestaciones. Represen- tantes jaramillistas recorrian el estado, llegando ala casa de un familiar, compadre, amigo u otro miembro del partido. A veces los representantes evaban una carta de presentacién de Jaramillo donde pedia que se le diera albergue al represen- tante."” Las mujeres preparaban algo de comer mientras que sus esposos mandaban a los nifios, aavisar a determinados hogares que habia junta; ésta se llevaba a cabo después de muy caida la noche. Las mujeres rara vez participaban en este tipo de encuentros ya que se consideraba que 19 Entrevista con Pedro Garcia Vézquez, Cuautla, Mor, 12 de mayo de 1999, 19 la politica era asunto de hombres y muchas ve- ces sus esposos se lo prohibian con el pretexto gue no podrian guardar el secreto. Aun asi, en las manifestaciones piiblicas las mujeres ejercian una importante y visible presencia.” Jaramillo también viajaba a los diversos pueblos y ranchos de Morelos, Las autoridades federales y locales se mantenian al tanto de sus acciones, Agentes de gobernacidn lo seguian y seportaban sobre las actividades del lider cam- pesino. Estos reportes marcaban con creciente Pteocupacién que la movilizacién jaramillista podrfa representar un reto serio contra el can- didato oficial Las erfticas de los jaramillistas hacia el go- bierno giraban en torno de su abandono de los ideales revolucionarios. Por ejemplo, un docu- mento del PAOM dice: De nada sirve que trabajemos hasta el agotamiento, de nada sirve que la Re- voluicién nos haya dotado de tierras, de nada sirve que nos proporcionen crédito, Stal final el procucto de nucsto eabne no alcanza nt para satisfacer las necesida. les mas apremiantes ... Mientras nosotros trabajamos de sol a Sol... los explotado- 20 La coleecién personal de Emilio Plutarco Garcia (de aqui en adelante citado por las siglas EPG-CP), Cuernavaca, Mo- telos tiene varias fotografias que demuestran la participacién de las mujeres en la eampana. 20 we res tranquilamente desde sus confortables oficinas hacen numerosos cilculos sobre ‘as inmensas cantidades que en cada cose- cha les debe quedar. El documento expresa que para prote- get los derechos de los campesinos hacia falta que éstos formaran una verdadera alianza y que un auténtico campesino asumiera el poder. “Si Iuchamos con conviccién —continuaba el do- cumento— vencetemos, y habremos cumplido asi con el deber de ciudadanos libres, revolu- cionarios consientes y hombres dignos”.2! Los dirigentes del PAOM planteaban que la explota- cién que seguian suftiendo los campesinos era prueba de que la lucha revolucionaria no habia alcanzado lo necesario. Era el deber del Estado, argumentaba el PAOM, prevenir la explotacién del pueblo ya que con la revolucién los cam- pesinos haban alcanzado una libertad, la cual ahora tenfa que ser aprovechada para establecer un gobierno que funcionara para proteger a los, pobres. Aunque el PRM (que con Miguel Alemin se convertitia en el PRI) se seguia legitimando 21 “Al Campesinado de Morelos", Cuemavaca, Morelos, 25 de septiembre de 1945, Archivo General de la Nacién, Ramo Direccidin General de Investigaciones Politcas y Sociales (de aqui en adetante citada por las siglas AGN-DGIPS), caja 788, cexpediente 2-1/45/3 12, at con base en la revolucién, la falta de compromi- so social era cada vez més evidente puesto que las reformas sociales iban siendo remplazadas cada vez mas por una modernizacién capitalista. Asi mismo, el Estado concebia el campo como la entidad para financiar y apoyar el proceso de industrializacién donde se producirian alimentos a precios bajos para abastecer al sector urbano.” El gobierno de Manuel Avila Camacho (1940- 1946) empez6 a aplicar una politica favorable a las grandes extensiones de propiedad privada a costa de los ejidos 0 minifundios. Las planta- ciones de ciertos productores que se definieron como clave para la economia de exportacién fueron declaradas impunes a cualquier expro- piacién hasta trescientas hectireas. La nueva ley también retiraba las limitaciones a los grandes productores de ganado impuestas por reformas anteriores Al mismo tiempo la ley avilacama- chista de 1942 sobre crédito disminuyé la canti- dad de recursos disponibles para los ejidos. 22 Para una discusién de los efectos de esta politica en el campo véase Steve Sanderson, The Transformation of Mexi- ‘can Agriculture, Princeton, Princeton University Press, 1986; David Barkin y Blanca Suarez, £1 fin de la autosuficiencia «alimentaria, México, Centro de Ecodesarrollo, 1985; y Cyn= thia Hewitt de Alcantara, La modernizacién de la agricultura ‘mexicana, 1940-1970, México, Siglo Veintiuno, 1978. 23 Steve Sanderson, The Transformation of Mexican Agricul sure, p. 144, 2 “it En Morelos, donde la redistribucién de la tierra se habia dado por terminada a principios de los afios treinta, los efectos de esta politica econémica se empezaron a sentir casi de inme- diato, Mientras que la mayoria de la poblacién. seguia subsistiendo de la tierra, lo hacia cada ‘vex con més dificultades, El incremento en la poblacidn, los pocos proyectos de irrigaci6n, y elcteciente costo para producir maiz disminuia cada ver més la capacidad de la poblacién rural para subsistir directamente de su propia tierra.** Con estas presiones los campesinos tenfan que recurtit cada vez mis al cultivo de productos comerciales como el trigo, el arroz y la cafia de aziicar. Algunos se lanzaron al cultivo de jitoma- tes, cebollas y melones. El detallado estudio de Warman sobre la zona oriente de Morelos pre- senta un vivo retrato de las dificultades a las que se enfrentaba la poblacién morelense, situacién que se vivia en todo el ambito nacional. Miguel ‘Aleman, como candidato para presidente en 1946, se comprometié a continuar € intensifi- car este tipo de proyecto, Proclamé que la tarea del desarrollo econémico era mejor servida en. manos del sector privado y prometi6 darles m: libertad y apoyo mientras que simultineamente 24 Warman, op. cit, pp. 213-231 23 disminuia la participacién del Estado en la eco- nomia.> Ante tal situacién en el campo, la platafor- ma politica del PAOM hacia un llamado para la “tecnificacién” del ejido mediante un programa que diera suficiente maquinaria y transporte para el cultivo intensivo, construccién de proyectos de irtigacién, bodegas, fertilizantes, instalacién de pequefias industrias anexas, suficiente crédito que pudiera ser administrado por los ejidatarios mismos, y la construccién de carreteras para que los productos se pudieran transportar ficilmen- te a centros de consumo. El “Programa mini- mo de accién politica y de gobierno” del PAOM mantenfa explicitamente que las necesidades de las clases populares deberian ocupar una posi- cién de prioridad en la politica econémica del gobierno, Mientras que el programa de Miguel Aleman suponia 0 por lo menos declaraba~ que las necesidades de los trabajadores y campe- sinos setian atendidas autométicamente por una economia industrial moderna, el PAOM definia el progreso mediante el bienestar mismo de las masas. El PAOM no se oponia a la industriali- 25 Blanca Torres, Historia de la revelucién mexicana 1940- 1952, México, El Colegio de México, 1984, p. 28 26 “Programa minimo de accién politica y de gobierno,” ‘Tiaquiltenango, Morelos, 10 de noviembre de 1945, EPG-CE 24 - zacién, al contratio, vatios de sus puntos hacian un llamado explicito a una politica de desarrollo industrial. Pero sus estrategias hacian del ejido, no del latifundio, Ia unidad bisica del progreso, yeera el campesino, no el capitalista, quien debe- ria asumir el control de la produccién. ‘Asi también deberia ser con los trabaja- dores en las industrias, siendo sus necesidades las que determinaran la politica de produccién. Mientras que el partido no era tan explicito so- bre cémo deberian ser administradas las fébri- eas, silo era en cuanto a las necesidades de los trabajadores, E] PAOM llamaba a la aprobacién de leyes locales que calcularan el costo de vida de cada region y lo usaran como base para es- tablecer un salario ajustable que garantizara las, necesidades basicas y Ia superacién econémica de los trabajadores. El partido también hacia un llamado para establecer centros de salud, vivienda digna, centros de deporte, bibliotecas y guarderias para los nifios, Estas reformas no llegaban a ser socialistas en el sentido que fueran los trabajadores quicnes controlaran los medios de produccién sino que iban destinadas al es- tablecimiento de mecanismos reales mediante Jos cuales los trabajadores pudieran proteger sus derechos.” El PAOM proponia que se estable- 27 Esto contrasia con las propuesias para el campo donde el 25 ciera una coalicién estatal de trabajadores como una forma de prevenir divisiones entre las di- versas organizaciones laborales, la formacién de tuna coalicién estatal para promover la ley local del trabajo para que los juicios de indemnizacién se resolvieran en no mas de una semana. En cuanto a la economia, las ideas de los jaramillistas una vez mas manifestaban una atenci6n por las necesidades basicas del pueblo. ‘Sus metas empezaban con el principio de que el Estado no deberia administra mas bienes rai- ces que los que fueran indispensables para ser- vicios ptiblicos. Los terrenos baldios deberfan ser divididos en extensiones no mas grandes de seis hectéreas y puestas a la venta para campe- sinos que quisieran establecer pequeiias granjas. El partido abogaba por el establecimiento de organizaciones que otorgaran crédito para tra- bajadores y campesinos a no mis de tres por ciento de interés, la cteacién de cooperativas de consumo en todos los centros industriales y una revisién de las leyes fiscales pata que se cobra- fan menos impuestos a los pobres, El PAOM. prometia introducir electricidad en todo el es- tado de Morelos como una forma de promover campesino deberia ser dueito y administrador de la ierray los ‘medios para hacerla producit. También contrasta con la vision ‘que presentan los jaramillistas en el Plan de Cerro Prieto, 26 « la industrializacién. Se prevefa una reorganiza- cién completa en el ingenio de Zacatepec para restaurarlo conforme a las normas otiginales de acuerdo con el pensamiento de Cérdenas. Final- mente, llamaba a la abolicién de los monopolios y que al ‘capital imperialista” no se le permitiera apropiarse de los recursos econémicos. Las propuestas mas extensas que hacian os jaramillistas tenian que ver con el sistema educativo y esto representa un ejemplo claro del impacto de la revolucién y las reformas carde- nistas en el sistema de educacién. Las escuelas representaban una fuente de poder local y el acceso a ellas era concebido como una forma de incrementar los conocimientos y el desarro- llo personal, no sdlo para ascender socialmente. E] PAOM proponfa un incremento de 50% en. el mimero de escuclas en Areas rurales y 10% de incremento en areas urbanas. Estas escuclas debian cumplir con la funcién “social de orien- tacién cultural y cconémica en la comarca en que esté[n] establecida[s] para que su influencia educadora trascienda a la clase adulta como me- dio de alcanzar un progreso més rapido en el pueblo de Morelos”. Todo estudiante que obtu- vviera buenas calificaciones en Ia primaria tenia derecho a una beca 2 Para el PAOM, una de las funciones de 1h escuela era impartir conocimiento con con- ciencia social. Esto incluia el establecimiento de escuelas técnicas con su debida maquinaria y personal asi como instituciones educativas re- gionales capaces de llevar a cabo experimentos técnicos. Finalmente, el PAOM queria fomentar iniciativas campesinas mediante la creacién de brigadas que viajarian a zonas remotas del esta- do para dar clases sobre cémo establecet peque- fias empresas. Asi, los campesinos estarian mas preparados para comercializar productos tipicos de ciertas regiones. Como lo ha destacado ya Emilio Garcia en su anilisis de la esteategia electoral jaramillis ta, ésta era parte de un programa que se podia aplicar dentro de un sistema demécrata-burgués, De este modo contrasta marcadamente con el Plan de Certo Prieto formulado por los jarami- llistas en 1943, durante el primer levantamiento armado que llamaba a la destruccion del sistema capitalista-imperialista de explotacién, a formar un nuevo gobierno y a promulgar una nueva constitucién.* Notamos asi cierta flexibilidad en las demandas jaramillistas que reflejan su ha- 28 Emilio Gareia Jiménez, “Lucha electoral y autodefensa en cl jaramillismo”, Cuadernos Agrarios, N° 10, julio-diciem= bre, 1994, p, 106, 28 “ee bilidad para usar las instituciones politicas exis- tentes y buscar oportunidades para unirse y mo- vilizarse con diferentes sectores de la poblaci6n. Aldeclarar que éste era un programa minimo, el PAOM mostraba que su visién se extendia mas allé de las demandas que parecian de naturaleza reformista, ‘Mas que nada, la popularidad de Jarami- llo provenia del compromiso que mostraba con los ideales de Zapata. Mientras que el Estado se habia apropiado de la imagen del caudillo del sur, la revolucién se encontraba cada vez mas institucionalizada a medida que Avila Camacho disminuia la politica populista y los beneficios sociales que caractetizaban al régimen de Cér- denas. El resultado era un Estado cada vez mas autoritario cuyo compromiso con el bienestar social se iba perdiendo. Los campesinos busca- ban una alternativa. Un jaramillista lo expresa de Ia siguiente forma: “Cuando lanzé [Jaramillo] su candidatura en 45, se ofa hablar de él, pero no lo habfamos conocido. Se decia que venia pelean- do los ideales de Ia Revolucién, de que las tierras fueran libres, de que sembrara uno lo que qui- siera, no lo que quisieran los sefiores”.” 29 Renato Ravelo, Los jaramillstas, México, Nuestro Tiem- po, 1978, p. 83. 29 Las elecciones Desde el inicio de su campafia el PROM se las vefa dificil. El partido no cumplié con el requisito de registrar a su candidato ochenta dias antes de la fecha de las elecciones (es decir para el 30 de enero de 1946) quedando asi técnica- mente descalificado. No queda claro por qué Jos lideres del PAOM no registraron a Jaramillo antes de la fecha correspondiente, pero lo mas probable es que no tuvieran conocimiento de tal regla. Cuando el presidente y el secretario del partido trataron de registrar a su candidato el 8 de marzo de 1946 las autoridades estatales se comunicaron con la Secretaria de Gobernacién preguntando cémo debian proceder.®” Las au- toridades estatales hacfan notar en su escrito que el PAOM no habfa presentado atin la documen- tacién necesaria que comprobara que el can- didato Menaba todos los requisitos indicaban que, aun asi, Jaramillo quedaba descalificado por haber formado parte de un movimiento subver- sivo, ya que en la constitucién estatal quedaba estrictamente prohibido que ciudadanos que habfan sido parte de esa clase de movimientos 30 José Urbin al jefe del Departamento de Gobierno, Cuer- navaca, Morelos, 23 de marzo de 1946. Archivo General de la Naci6n, Ramo Direccién General de Gobierno (de aqui en adelante AGN-DGG), vol. 265, expediente 2/311,G(14)2, 30 faa figuraran como candidatos para posiciones en clecciones populares." Al parecer, las autorida- des federales recomendaron que a Jaramillo se le registrara como candidato de todas maneras, porque unos dias después la oficina del gober- nador anuncié que se les otorgaria registro al partido y a su candidato, “teniendo en cuenta que nuestro régimen constitucional tiene como fandamento basico el principio democritico, y con el firme propésito de que no se hagan car- {g0s infundados a este Gobierno en el sentido de que pretende coartar los derechos civico de sus ciudadanos”.? Este “principio democritico”, sin embar- go, desapareceria para el dia de las elecciones que se vio marcado por itregulatidades, viola- Giones a la ley electoral y varias instancias de fraude abierto. En la contienda electoral para la guber- natura de Morelos compitieron tres candidato: Ernesto Escobar Mufioz por parte del partido oficial, Vicente Peralta del Partido de Unifica- cién Morelense y Jaramillo por parte del PAOM. Existen numerosas quejas por parte del PAOM por la manera en la cual se levaron a cabo las 31 ibid! 32 Periddico Oficial, nim. 1181, 7 de abril de 1946. 31 elecciones. En Xoxocotla, Zacatepec, Jojutla Tlaquiltenango (todos estos eran sitios en los cuales Jaramillo tenfa su apoyo mas fuerte), los ciudadanos se quejaron de que no se les permi- 1i6 votar 0 que las anforas fueron robadas. Por ejemplo, en Zacatepec, una carta con cincuenta y siete firmantes dirigida al presidente de la re- publica, informaba sobre el robo de énforas por parte de un coronel y sus soldados. Una carta de Xoxocotla con setenta firmas se quejaba de que las autotidades electorales habian “desapa- recido” varios documentos clectorales apode- rindose asi de sus votos que iban destinados a Jaramillo Asimismo, los residentes de Jojutla informaton que agentes civiles y militares pro- hibieron abiertamente a ciudadanos jaramillistas éjercer el uso del voto, Una lista de irregularida- des especialmente larga fue enviada por setenta y seis representantes del PAOM de las ciudades de Cuernavaca y Cuautla, las zonas més pobla- das del estado de Morelos. Alli se enumeraba vuna larga lista de instancias de fraude ocurridas en cuarenta y seis casillas electorales. Entre las més descaradas violaciones se encontraban la presencia de pistoleros en las casillas, miembros 33 Carta de Representantes Generales al Presidente de la Repiblica, Xoxocotla, Morelos, 21 de abril de 1946, AGN- DGG, vol. 265, expediente 2/311.G(14)2. 32 I del PRM que se levaban las boletas a sus ca sas y alli votaban “cuantas veces quisieron”, y Ja declaracién por parte del partido oficial de su triunfo en una comunidad con un mimero de yotos mayor al mimero de personas alli regis- tradas.™ Los que apoyaban a Peralta también le- vantaron quejas donde sefialaban que en los lu- gares de votacién los presidentes de casilla que habian sido nombrados por el Consejo Electo- ral eran todos hombres de confianza de Escobar Musioz, En Tetecala se les impidié a dos presi- dentes de casilla que ejercieran su trabajo por ser peraltistas. Asimismo, hubo quejas de que en muchas casillas no se usaron listas sino que a Jos votantes se les requerfa tinicamente firmar su nombre permitiéndoles asi votar en varios lugares. Jaramillo le escribié al presidente de la re- publica proclamandose gobernador legitimo del estado y pidiendo una audiencia para especifi- carle en persona todas las violaciones que oca sionaron su derrota.” El presidente del PAOM 34 Carta al Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la ‘Nacion, Cuemavaca, Morelos, 2 de agosto de 1946, AGN- DGG, vol. 100, expediente 2/311P(I4)l 35 *Memorindum”, Tetecala, Morelos, 22 de abril de 1946, AGN-DGG, vol. 265, expediente 2/311.G(14)2. 36 Carta de Rubén Jaramillo al Presidente de la Repiblica, 33 y los representantes de nueve municipios en Motelos también le escribieron al secretario de Gobernacién enumerando las itregularidades que habfan presenciado durante el proceso elec- total en todo el estado de Motelos. Ofrecieron demostrat de cualquier forma que el secretario quisiera que Jaramillo contaba con el apoyo de Ja gran mayoria de la poblacisn de Morelos. Esta carta apelaba al espiritu revolucionario del se- cretario expresando: “Tenemos entendido sefior Secretario que siendo usted parte integrante de un Gobierno producto de la Revolucién, uno de los principales deberes que Ia misma Revolucion impone es la de velar por sus conquistas y es obvio que una de ellas, quizas la mas cara es el tespeto al voto puiblico”. Los jaramillistas tam- bién convocaron a varias manifestaciones pro- testando por los resultados electorales y exigien- do la liberacién de todos sus presos politicos Tales instancias de fraude electoral per- manecieron vivas en la memoria popular. Varios ciudad de México, 29 de abril de 1946, AGN-DGO, vol 368, expediente2/311.6(14)2, 37 Rubén Jaramillo al secretario de Gobemacién, ciudad de México, 6 de mayo de 1946, AGN-DGG, vol. 264, expediente 2311.G(14)2, 38 Carta de José Urbsin Casas al procurador general dela Jus- ticia, Cuernavaca, Morelos, 7 de mayo de 1946, AGN-DGG, vol. 264, expediente 2/311G(14)2 Tomo IIL 34 rie testimonios jaramillistas expresan una y otta vez que a Jaramillo se le robaron las clecciones. Por semplo, un participante describe cémo el dia de las elecciones habia soldados en el techo de Ja iglesia que permanecicron alli observando el proceso de votacién en el pequefio zécalo, Al atardecer, cuando la votacién concluyé, baja- ron, tomaron las dnforas y se las llevaron.” Otra persona describe: “Pero se supo mucho que hi- ieron trampa, como ahora: lo que dice el PRI, eso es. Los que nombra el PRI, ésos son. Aun. cuando el pueblo vote por otto, no Io hacen valido”.® Es imposible saber a ciencia cierta cudl candidato fue el que recibié el mayor nimeto de votos. Pero para aquellos que presenciaron el fraude, estas elecciones pusieron en eviden- ia, una vez més, las injusticias del sistema y la traicion a los ideales de la revolucién. El can- didato oficial, Escobar Mufoz, fue declarado ganador y la geremonia de toma de posesidn se Ilevé a cabo el 17 de mayo de 1946. Los miem- bros del PAOM manifestaron su inconformidad pero las autoridades locales y federales hicic- fon caso omiso, La idea de que a Jaramillo se Je detrot6 gracias al fraude seria reforzada por 39 Ravelo, op. cit, p. 86. 40 Ibid, pp. 83-84, 35 el gran niimero de personas que Ilegaba a las manifestaciones jaramillistas. Como expresara un participante: “A mf me tocé una manifesta- cién en Cuernavaca, por la Avenida Morelos iba cantidad de gente, por lo menos tres, cuatro mil gentes, se lenaban muchas calles seguidas”.*" Lo que le sucedié a Jaramillo en estas elecciones iba conforme a un patrén oficial de conducta. Fl partido de Estado ya habia recurrido al fraude en las elecciones de 1940 cuando se encontraba amenazado por la candidatura del conservador Juan Andrew Almaziin. Como lo ha documenta- do ya Luis Javier Garrido en su estudio del PRI, el partido oficial ejercid presion ilegal sobre los Votantes, cte6 contingentes que votaron en va- tias casillas, desapareci6 Anforas, y caus6 varias confrontaciones violentas que dejaron decenas de muertes. El comportamiento del partido de Estado €s revelador en cuanto a sus mecanismos para mantenetse en el poder —una combinacién de pan y palo~, Sin embargo, con todo y sus ten- dencias dictatoriales, el partido oficial a veces se muestra tolerante y hasta dispuesto a aceptar contiendas electorales. Esta actitud fue eviden- 41 hid, p. 84 42 Luis Javier Garrido, £l partido de la revoluci6n insttucio= nalizaca, México, Siglo Veintiuno, 1982, p. 294, 36 . pie te, por ejemplo, cuando se le permitié al PAOM que registrara su candidato aun después de la fe- cha limite. Después de todo, la presencia de una oposicién fortalecfa la imagen democritica del PRM. Pero en el caso de los jaramillistas, des- pues de las elecciones el gobierno seria muy cla- ro en cuanto a los par4metros de su tolerancia. En los meses posteriores a las elecciones, Jara: illo y otros fideres del PAOM se vieron obliga- dos a recurrir a la clandestinidad por cinco afios. Pero aun asi, el partido no se desintegré durante este intermedio. Al contrario, los jaramillistas si- guieron su proceso de organizacién esperando asi triunfar en las proximas elecciones. La segunda campafia electoral jaramillista En 1951 el PAOM quiso aprovechar el espacio politico abierto por la candidatura del general Miguel Henriquez Guzman, quien se lanzaba como candidato a la presidencia de la reptiblica por parte de la Federacién de Partidos del Pueblo Mexicano (FPPM). Los jaramillistas se unieron a los henriquistas intentando ganarle al PRI. Esta unién era una estrategia politica y no representaba necesariamente una semejanza ideolégica. Pero la coyuntura dio a los jaramillis- a7 tas una oportunidad de extenderse en el ambito nacional y los henriquistas obtuvieron un apoyo significativo en el campo morelense. Hasta las elecciones de 1988, el henri- quismo seria la divisién més seria que tendrfa el PRI. La FPPM fue formada por miembros del PRI que constitufan la faccién de izquierda (© més ligada al cardenismo. Su plataforma po- litica se basaba en la idea de que la revolucién habia sido traicionada y que ellos la regresarfan a las intenciones de Cérdenas. Los henriquistas no presentaban un programa econémico 0 so- cial fundamentalmente diferente al del partido oficial sino que criticaban su corrupcién endé- mica, Pero contaban con un inmenso apoyo en el campo cuya poblacién se encontraba desilu- sionada por la vuelta atrés que habian sufrido las reformas cardenistas. La critica central que hacfan los henriquistas al PRI giraba en torno de la pobreza del pafs, Ia limitada aplicacién de la reforma agratia, las severas restricciones contra el movimiento laboral y la falta de respeto hacia el procedimiento electoral. Se ha sefialado que “como organizacién considerada de izquierda, la FPPM no legaba muy lejos. Con la excep- cién de la reparticién de latifundios, no pedia cambios en la propiedad de los medios de pro- 38 oe ducci6n ni se pronunciaba por una mayor inter- vencidn del Estado en la economia”. Mas que nada el henriquismo se justificaba con la bande- fade la revolucion y trataba, especificamente, de tescatar “al cardenismo como una cotriente al- ternativa en el gobierno”. En toda la campaiia hentiquista el general Lézaro Cardenas jugé un papel un tanto enigmético, Hay varios indicios de que Cardenas impuls6 al general Henrique para que se lanzara como candidato a la presi- dencia.”* Bs mas, Henriquez Guzman sostenia Jargas reuniones con el ex presidente y varios henriquistas aseguran que el apoyo de Cardenas hacia Henriquez fue con el propésito de con: trarrestar las intenciones de Miguel Aleman en busca de la reeleccién."* Sin embargo, mientras que habia miembros de la familia Cardenas que pitblicamente apoyaban a la FPPM, el general de Jiguilpan brillaba por su ausencia, 4 Olga Pellicer y José Luis Reyna, Historia de la Revol ién Mexicana, 1952-1960, vol, 22, México, El Colegio de México, 1978p. 53. 44 José Luis Reyna, “Las elecciones en el México insttucio- nalizado, 1946-1976" en Pablo Gonzilez Casanova (e4.), Lax elecciones en México, México, Siglo Veintiuno, 1985, p. 106, 45 Elisa Servin, Ruptura y oposicién: El movimiento henriqu- ista, 1945-1954, México, Cal y Arena, 2001, p.135. trada Correa, Henriquismo: El arrangue del Cambio, México, Costa-Amic, 1988, y José Mutioz Cota, Aqui std Miguel Henriquez Guzmén, México, Costa-Amic, 1978. 39 Pero aun sin la participacién personal de Cardenas, muchos henriquistas vefan a lz FPPM como el partido que continuaria sus reformas y que protegerfa las conquistas revolucionarias. La FPPM llegé a presentar una contienda signifi- cativa para el PRI. Henriquez Guzman también recibié el apoyo del Partido Comunista Mexi- cano cuyos miembros dividieron su voto entre ély Vicente Lombardo Toledano, candidato del Partido Popular." Como se mencioné anteriormente, para el PAOM, una alianza con los henriquistas re- presentaba una gran oportunidad para ascender del nivel estatal al nacional, Por eso los jara- millistas hicieron a un lado las incongruencias ideolégicas. Como se podra ver mediante el Pro- grama Minimo de Accién Politica del PAOM, la visién de los jaramillistas se encontraba mas a la izquierda que la de la FPPM. Sin embar- go, la unién con los henriquistas presentaba una ‘oportunidad para que el PAOM obtuviera alian- zas con otros grupos campesinos del pais. Lo describe asf un lider del PAOM: _ Henrfquez Guzmin pues no era el candidato deseado del PAOM pero que de ‘47 Bamy Cars, Marxism and Communism in Twentieth-Century México, Lincoln, University of Nebraska Press, 1992, p. 190. 40 ok todos era el mejor desde el punto de vista Fevolucionario hablando regionalmente y pais y que eso nos serviria a nosotros ‘como uri medio para tenernos en contacto con otras personas de otros estados en los Congresos o en las concentraciones que se hackan como ahora la de Querétaro para platicar y explicar nuestra postura como Guien dice en forma reservada; Henriquez no es el candidato que deseabamos, pero de los que hay, Henriquez es el mejor, se- gain nosotros el més revolucionario.* En Morelos, los jaramillistas tomaron las mismas tacticas que utilizaron en la campafia de 1946 para formar sus bases de apoyo. Su fi- liaci6n con un partido como la FPPM les dio acceso a recursos, incluyendo la prensa, que ayu- darian con su campafia. Junto con las moviliza- ciones que se venian gestando desde Ia primera lucha electoral, estos recursos petmitieron que Ia campaiia de Jaramillo creciera y se extendiera ‘Los henriquistas se asumian como los herederos legitimos del cardenismo y este mensaje fue am- pliamente recibido en el campo, donde se habian frenado y hasta revertido, las reformas agrarias cardenistas. La campajia de 1952 fue un foro de discusién para el problema agrario convirtién- 38 Entrevista con José Rodriguez, Nepatlin, Puebla, 16 de junio de 1979 (por Salvador Niinez). a ee dose como ninguna otra en “la campaiia agraria Por antonomasia”.”” Los henriquistas conde- naban abiertamente las condiciones miserables que se vivian en el campo y eriticaban la politica gubernamental que obligaba a cientos de miles de campesinos a entregarse a las filas de brace- ros en Estados Unidos. También condenaban al Estado por el encarcelamiento de campesinos cuyo nico crimen era luchar por la tierra. Final- mente, culpaban a la CNC por crear divisionis- mo en el campo y “que con una falsa postura de | apoliticismo trata de reprimir derechos civicos de los hombres del campo.. .".5" En su campafia electorab> tanto la EPPM. como el PAOM, hacian hincapié en la necesi- dad de salvar a Ia revolucién que habia caido en manos de los politicos corruptos y deshonestos. Esto significaba regresar a la politica de Carde- nas. En un manifiesto emitido por el PAOM a principios de 1951 se expresaba: “El progra- ma de Henriquez Guzman es el programa de Lazaro Cardenas, y este programa ha probado ya su eficiencia encarnando las necesidades de las grandes masas trabajadoras de la ciudad y el campo y encauzando el progreso material 49 Francisco Gémez Jara, El movimiento campesino en Méxi= co, México, Editorial Campesina, 1970, p. 174, 30 £1 Universal, 31 de mayo de 1951, 2 ca 2) Esta nocién, de que y cultural de México’ Henriquez Guzman era el verdadero heredero de Cfrdenas, es un tema relevante tanto en la propaganda del PAOM, como en los discursos de Jaramillo, Pero Jaramillo, al dirigirse a la po- blacién del campo morelense, insistia una y otra vvez en la necesidad de que los campesinos mis- mos ocuparan puestos dentro del gobierno, El PAOM proclamaba, por ejemplo, “que siendo los campesinos los que formamos las mayo- rfas ciudadanas es del todo injusto que sigamos siendo sobornados por elementos que no son ni Campesinos ni Obreros”.** Tal mensaje no le era ajeno a la poblacién rural que sabia en carne propia lo que significaba ser representada por funcionarios ajenos al campo. Cuando dos ja- ramillistas fueron detenidos ¢ interrogados por €l gobernador de Morelos se expresaron de la siguiente forma: —’Oigan muchachos gustedes qué son de Jaramill “Somos simpatizadores. De qué?” Pires a su lucha, 51 “EI Pueblo de Morelos Frente a la Sucesién Presidencial”, Cuemavaca, Morelos, 5 de febrero de 1951, Museo “Rubén Jaramillo” en Tlaquiltenango, Morelos. 52 Rubén Jaramillo a Comisariados ejidales, Cuemavaca, ‘Morelos, 10 de Julio de 1951, EPG-CP 4B ~"Lucha ede qué?” “Lucha a'gobernador del estado, que esta jugando como candidato, DSN quieren ustedes qu’entse?” 8 —2Y por qué?” Porque es pobre, igual a nosotros. Durante su campafia, Jaramillo hablaba continuamente de la importancia que tenia en si el proceso de organizacién. En sus testimo- ios, los campesinos jaramillistas hablaban de la fuerza que les daba la organizaci6n y la unién en el campo. Jaramillo era claro en este sentido: el gobierno no mejoraria la situacién para los pobres a menos de que éstos lo obligaran a ha- cerlo, Concebia entonces la campafia electoral como una manera de movilizar a los campesinos ereando conciencia sobre el poder que posefan como clase. Los volantes del PAOM expresaban que era importante hacer de la campaiia electo- ral de Henriquez Guzman una lucha para con- quistar pan, tierra, salario: escuelas, liber- tad y derechos democriticos.* En este sentido, una alianza con un partido que habia alcanzado movilizaciones en el terreno nacional era impor- 53 Ravelo, op. cit, pp. 125-126. '54™“B] Pueblo de Morelos Frente a la Sucesién Presidencial”, Cuemavaca, Morelos, 5 de febrero de 1951. Museo “Rubén Jaramillo”, Tlaquiltenango, Morelos. 44 ca ‘tante para realizar y sostener un extenso poder popular. Asilo expres6 un militante del PAOM: ‘A mime parece que esa medida que se adoptd de informacion a la gente ayu- do mucho a concientizar porque se estaba luchando gnomas por la'lucha electoral? No, eta la°cosa social ... Eso es muy im- portante de que se déa conocer porque Fo se trataba del henriquismo, no era una lucha electoral nada ms pata apoyar Henriquez, sino aprovechar esa coyuntu- ta pari dat a conocer la lucha social que Yebia desarrollando Jaramillo que también fue reconocida a nivel nacional fuera del hentiquismo, o sea, antes del henriquis- mo.* El legado cardenista era el hilo que unia al PAOM y a la FPPM. Los henriquistas re- presentaban parte de la clase gobernante que se veia cada vez més desplazada por el nuevo grupo de politicos civiles, la mayorfa abogados graduados de la universidad. Los jaramillistas, por otra parte, construfan su campafia basados en la esperanza y legitimidad que las demandas campesinas habian adquirido durante la admi- nistracién de Cardenas. La posicién del PAOM era que s6lo con la activa patticipacién de los campesinos se volverian a realizar las reformas que tanto hacian falta en el campo. 135 Entrevista con Pedro Garcia, 5 de mayo de 1999. 45 Un aspecto nuevo de la campaiia jarami- lista de 1952 fue la voz y presencia de las mu- jeres jaramillistas. Varias de ellas formaron el “Sector Femenil”. Y aunque para 1952 las mu- jeres mexicanas todavia no tenian el derecho a votar en las elecciones federales, el sufragio no aparece como tema principal para las mujeres jaramillistas sino que, al igual que para el PAOM, cllas atticulaban una visién alternativa para el campo. Por ejemplo, denunciaban la politica del presidente Miguel Aleman de intensificar la pro- duccién rural: Somos precisamente las mujeres campesinas las que conocemos y parti- cipamos en el sacrificio que sealizan los hombres del campo para conseguir Ia re- cuperacién econémica del pais... Nadie mAs que nosotras estamos emperiadas cn que las ticrras que nos legé la Revolucion ffroduzcan todo lo necesario para la vida Re nuestro pueblo y para el Sustento de nuestros hijos.** ‘Asi, se manifestaban no sélo por la nece- sidad de proteger las reformas revolucionarias, sino que contraponfan sus conocimientos y tra- diciones como pueblo campesino a las solucio- 6A participar en Ia campafia electoral: hablan las mujeres {que militan en el Partido Agrario Obrero Morelense”, Cuerna- ‘vaca, Morelos, 10 de febrero de 1951, EPG-CP 46 nes tecnderatas propuestas “por holgazanes que no trabajan y viven como reyes”. Obviamente las ideas del gobierno de cémo cultivar la tie tra se convertian en un insulto, La retérica de ‘Aleman —que el campo necesitaba producir mas para cl progreso de toda la nacién~ las ofendia en lo ptincipal porque para ellas era obvio que los ticos constitufan la clase explotadora que ob- tenia su riqueza a costa del trabajo de las clases populares. Los henriquistas y los jaramillistas organi- zaban mitines de cientos, a veces decenas de mi- les de personas en Cuernavaca, Cuautla y Jojutla; las ciudades més grandes de Morelos. También. movilizaban a poblaciones més pequefias, como Yautepec, Tlaquiltenango, Zacatepec, Tetecala, Axochiapan y Xoxocotla. El periédico Excélsior reports que mis de 20 mil personas asistieron a un mitin henriquista en Jojutla.” Si se considera que la poblacién del estado legaba a poco mas de 270 mil en ese afio, este nimero es impresio- nante. La importancia de estas movilizaciones populares y la amenaza que representaban para la hegemonta del PRI, no se puede desestimar, especialmente si se considera que desde el final 58 Ibid. 59 13 de mayo de 1952, 47 de la segunda guerra mundial el gobierno estaba tratando de establecer un control absoluto sobre los diversos sectores sociales. Durante este pe- riodo de la “modernizacién del autoritarismo”,® laadministracién de Aleman habfa disefiado toda una estrategia destinada a establecer la hegemo- nia del PRI. Esta consistia en el establecimiento de una alineacién politica total de los goberna- dores estatales, la climinacién de lideres sindi- cales y de las alas izquierdistas del movimiento laboral que representaban, y una reorientacién ideologica que correspondiera a un nacionalis- mo anticomunista, No es de sorprenderse entonces que el gobierno se mantuviera al tanto de las moviliza- ciones organizadas por la oposicién. Agentes de gobernacién enviaban reportes detallados sobre las actividades de los jaramillistas. Una de sus preocupaciones era la habilidad que tenia Jara- millo para organizar a la poblacién en contra del gobierno, Los agentes hacian hincapié sobre la resonancia que tenia el mensaje de Jaramillo en el campo, Se mostraban particularmente alarma- dos cuando el lider agrario usaba la revolucién como ejemplo histérico del poder que tenia un pueblo armado. Los reportes demuestran que 60 Luis Medina, Historia de la revolucién mexicana, 1940- 1952, Vol. 20, México, El Colegio de México, 1979. 48 er se temia que diferentes grupos recurtieran a las armas después de las elecciones. Los lidetes de la FPPM también hacian alusiones constantes a la necesidad de hacer ~con cualquier método necesario— que el gobierno actuara de acuerdo con los ideales de la revolucién. El tema de las armas también era constante en los discursos henriquistas. Por ejemplo, en un mitin en Cuer- navaca un orador de la FPPM, dirigiéndose al palacio de gobierno se expresé de la siguiente forma; “Tengan la seguridad de que cuando el pueblo se enardezca, seguird el ejemplo de Za- pata y acabara con todos los falsos revoluciona- ios, con todos los hipécritas ... Tenemos que salvar a la Revolucién en su aspecto agratio y tenemos que salvarla, cueste lo que cueste y cai- ga quien cayera”.” En otro mitin en la comunidad de Axo- chiapan, el ex gobernador de Morelos, Vicente strada Cajigal, afiliado al henriquismo, decla- 18 que era erréneo pensar que entre el pueblo reinaba la calma, que esta aparente tranquilidad eta la calma que precede a la tormenta, una tor- menta que se podia detener sdlo con el respeto al voto.” El propio Henrfquez Guzman daba a 61 Reporte (sin fecha y sin firma) AGN-DGIPS, caja 27 2-1/061.8/15, {62 “Investigaciones”, Axochiapan, Morelos, 14 de mayo de 49 entender frecuentemente que él encabezaria un levantamiento armado si asilo deseaban las ma- yorfas.® Los agentes de gobernaciéa encarga- dos de seguir la campaiia electoral en Morelos anticipaban un levantamiento armado. Tal po- sibilidad parecfa ser especialmente latente en Morelos debido al liderazgo de Jaramillo, quien previamente habia encabezado levantamientos armados. Por ejemplo, en un reporte sobre los mitines en Morelos se hacia notar que “Por los discursos anteriores se puede confirmar lo di- cho anteriormente, que Rubén M. Jaramillo sera uno de los primeros en lanzarse a la rebelidn”.* Otro reporte, enviado unos dias més tarde, de- fa que por toda la gira henriquista en Morelos, Jaramillo ocupaba un lugar destacado y que los asistentes a las movilizaciones lo vefan como el lider mas importante dentro de la oposicién, Atin més alarmante, coneluia el reporte, era la existencia de un plan premeditado de Jaramillo con el acuerdo de Henriquez Guzmin de to- mar las armas si asi lo requeria la situacién, Una vez que esto ocurricra, expresaba el agente, los 1952, AGN-DGIPS, caja 27 2-10061.8715, «IX (63 Excélsior, 13 de mayo de 1952. 64 “Investigaciones”, Jojutla, 12 de mayo de 1952, AGN- DGIPS, caja 27 2-1/061.8/15, t IX. 50 ~~ campesinos de Morelos contarfan con el apoyo de sus vecinos en Puebla y con otros ex zapa- tistas no afiliados al PRI.“ Estos documentos demuestran el clima candente en que se desen- volvieron las elecciones. ‘Tanto las autoridades locales como las federales usaron diversos métodos para inten- tar neutralizar a la oposicién. Desde el inicio de Ja campaiia, el gobernador de Morelos mandé desintegrar un mitin convocado por la Confede- racién Nacional Morelense, organizacién que se habia separado de la CNC y formada para apo- yar a la candidatura de Henriquez Guzman.’ Los hentiquistas tambign acusaron a las autori- dades locales de destruir un puente sobre la ca- era entre Cuautla y Cuernavaca impidiendo la llegada de un contingente de campesinos hentiquistas a un mitin organizado por la FPPM. Asimismo, el PAOM present una demanda al gobierno federal protestando por el saqueo de sus oficinas en Cuautla por parte de dos policias uniformados, quienes se robaron documentos del partido y secuestraron al encargado de vi re 65 bid 66 Reporte de Manuel de la Barrera a la Diroceién de Infor- macién Politicas y Sociales, Cuautla, Morelos, 13 de febrero de 1951, AGN-DGIPS, caja 807, Campaia Presidencial 51 lar las oficinas” El PRI también utiliz6 las ins- tituciones gubernamentales como la CNC y la Liga de Comunidades Agrarias, para contrarres- tar Ia fuerza de la oposicién. Funcionarios del gobierno recibian instrucciones para neutralizar © impedir mitines de la oposicién. Una de estas técticas consistia en hacer que los representan tes de la CNC organizaran sus juntas el mismo dia en que se planearan eventos henriquistas. Es is, los representantes de estas organizaciones tecibian instrucciones de exhortar a los cam- pesinos “para que se dediquen a su trabajo sin disteaerse en cuestiones politicas, ni agitaciones prematuras”. El PRI promulgé éste y otros ti- pos de medidas contra los hentiquistas en todo el pais.” ‘Aparte de estas tacticas, el gobierno am- bién recurria ala represi6n. La aparicién de cuer- pos de militantes henriquistas y jaramillstas en la carretera México-Cuernavaca lleg6 a ser una experiencia cotidiana en los meses anteriores a las elecciones. Asimismo, durante esta campafia varios jaramillistas fueron secuestrados, tortura- 67 Carta de José Rodriguer.al presidente municipal, Cuautla, Morelos, 10 de abril de 1952, AGN-DGG, vol. 100, expedi- cente 2/311P.(14)2, y Exeélsior, 12 de mayo de 1952 {68 “Informe confidencial sobre las actividades henriquistas en | Estado de Morelos” (sin fecha y sin firma), EPG-CR 69 Por ejemplo Servin, op. cit, pp. 288, 293 y 315, we dos o asesinados. Las autoridades estatales uti- lizaban la represién especialmente en contra de los lideres mas visibles del PAOM, Fl caso de Pedro Garcia Vazquez y Luis Olmedo Miranda, dos militantes del PAOM, muestra la brutalidad de la represién que vivieron los jaramillistas. Una tarde a principios de julio, al regresar de las oficinas del partido ambos fueron secuestrados. Se les llevé a un lugar desconocido y alli fueron interrogados durante toda la noche. Al dia si- guiente, al anochecer, se les subié nuevamente a un coche y en el camino fueron apufialados va- rias veces con un pica hielo, Pensando que esta~ ban muertos, sus cuerpos fieron depositados al borde de la carretera cerca del estado de Méxi- co." A pesar de sus heridas, Pedro vivié para contar Jo sucedido. En el libro de testimonios compilado por Renato Ravelo en 1978, los jara- millistas cuentan otras instancias de secuestros y actos represivos en contra ‘de asambleas del PAOM. Aunque esta represidn se volviera casi comtin durante los meses de la campaiia electo- ral, los casos mas severos de violencia vendrian después de las elecciones. En los dias posterio- res al 7 de julio el pais quedé en un casi estado de sitio.” 70 Entrevista a Pedro Garcia, Cuautla, Morelos, $ de mayo de 1999, 71 Servin, op. cit, pp. 334, 349 y 354. Las elecciones de 1952 Las clecciones de 1952 en Morelos y en el plano nacional se caracterizaron por grandes movilizaciones y por una severa represin por parte del Estado, Las elecciones para goberna- dor de Morelos se levaron a cabo en abril (dos meses y medio antes de las presidenciales). Los participantes recuerdan la misma cantidad o has- ta més irregularidades durante estas elecciones que las que se llevaron a cabo sei Un militante del PAOM recuerda qu afios antes hubo intervenci6n de los caciques que no dejaron votar a mucha gente y luego las Anforas se las llevaron en las camionetas © en carros, las recogicron, las trajeron a Cuernavaca’a la Comision Electoral, pero no dejaron que intervinieran los repre- sentantes del partido; los companeros no pudieron parucipar, no pudieron hacer el Escrutinio' como debe ser, hubo muchas maniobras en varias partes.” Otro campesino relata que “mucha gente vor, Creemos que iba a ganar ... Pasaria como ahora con Cuauhtémoe que gané ..”” 72 Entrevista a Cirilo Garcia, Acapulco, Guerrero, 29 de junio de 1981 (por Emilio Plutarco Garcia). 73 Entrevista a Samuel Piedra, El Higuerén, Morelos, 6 de diciembre de 1999, 34 i Los jaramillistas manifestaron su indigna- cién una vez mAs por los resultados que otor- gaban el triunfo al candidato oficial. Jaramillo siguié acompaitando a Henriquez Guzman en su campafia por el estado. Las elecciones fede- rales estaban programadas para cl 6 de julio de 1952.y los jaramillistas continuaron movilizando gente para la FPPM. Al cerrar las casillas el dia de las elecciones la Comisién Nacional Electo. ral declaré al candidato del PRI, Adolfo Ruiz Cortines ganador, dando a la FPPM sdlo 16 por ciento del voto." Aunque éste fuera el mas alto porcentaje otorgado a un candidat de la opo- sicién desde 1929, los henriquistas rechazaron tal cifta diciendo que el PRI habia ganado por medio del fraude, Al dia siguiente los henriquis- tas convocaron una gran manifestacién en la ‘Alameda de la ciudad de México. Ese dia desde temprano el gobierno anuncié por la radio que quedaban estrictamente prohibidos cualquier tipo de encuentros politicos. Pero aun asi la Ala- meda se empezé a llenar de gente, y también de policias. Cuando los henriquistas se negaron a dispersarse, las autoridades empezaron a atacar Ta Joy Langston, “Three Exits from the Mexican Institutional Revolutionary Party: Internal Ruptures and Political Stabil- ity”, Méxieo, Centro de Investigacion y Docencia Econémi- 1993, p.23, 55 a los manifestantes. La policia logré dispersar el mitin con un saldo de 500 detenidos, muchos heridos y una cantidad desconocida de muertos. Hasta la fecha resulta dificil saber a ciencia cierta cuintas personas murieron aquel dia; militantes henriquistas se refieren al evento como una ma- sacre, Manuel Aguilar Mora y Carlos Monsivais explican: La matanza de la Alameda es uno de los hechos menos documentados, mas, oscurecidos de nuestra historia politica reciente. Algunos testigos presenciales (0 sedicentes testigos) y gente “enterada” elevan el némero de muertos a quinientos. A su vez, las declaraciones oficiales -con ee oplimismno supremo que despucs lhe vara, en 1968, a declarar 21 muertos en ‘Tlatelolco— adelgaza la_cifra y la reduce 2 alete faleeimjentos. Sabiendo de ante- mano que jamas conoceremos los datos exactos, es posible adelantar la conviecion de que el ntimero de muertos supera con mucho la timida proposicion oficial. Basta contemplar las foros para captar la ampli- tad reptesiva, Sin embargo, esta matanza ha desaparecido, casi en forma literal, del recuerdo politico contemporineo...”” La violencia en Ia ciudad de México vis- lumbraba la ola de represién que les esperaba 75 “Sobre el henriquismo: el populismo de derecha y la histo- ria escamoteada”, La cultura en México/Suplemento de Siem pre, N° 557, 11 de octubre de 1972, pp. ii-viti 56 a a los jaramillistas. Un campesino recuerda que “Al otro dia sabemos aqui que acribillaron a los manifestantes [en el DF]. Y alli en adelante, ya al tomar posesién Ruiz Cortines, se desataron las persecuciones en muchos estados. Lopez de Nava se encargé de los ‘carreterazos’ aqui en Morelos”.”* Asf fue asesinado Luis Tapia quien, después de las elecciones insistia piiblicamente que Jaramillo era el verdadero ganador. Varios de los cuerpos mostraban sefiales de tortura, Por ejemplo, antes de asesinar a Eleuterio Sén- chez, el jefe de policia Hermenegildo Barberi y sus hombres le cortaron los talones y lo obliga- ron a caminar por las vias del tren.” Es dificil saber el ntimero preciso de muertos en Morelos como resultado de esta represién, pero Pedro Garcia recuerda: “nos enteramos de que habia muertos en diferentes lugares del pais pero se hhacian parecer como cosas personales, como accidentes, pero se cubsfa muy bien la represién que era a través de Gobernacién y que no fue un solo caso, fueron varios en la reunion, en los 76 Ravelo, op. cit, p. 127- Lopez de Nava fue el ganador oficial de las elecciones en Morelos de 1952. La palabra “car reterazo” se dio debido a que durante su administracién hubo rnumerosos asesinatos en los cuales las vietimas eran aban- donadas a la orilla de las carretera. ‘77 Entrevista con Eliute Sanchez (hija de Eleuterio Sénchez), Tlaquitenango, Morelos, 15 de diciembre de 1999. 57 mitines por ejemplo después del mitin les po- nian emboscadas en lugares cercanos de donde habjan partido”.”* ‘Al recurtir a la represién, el gobierno mostré cuan comprometido estaba a seguir su proyecto econémico y politico al igual que su poca tolerancia bacia los movimientos popula- res, No importaba que la oposicin se organiza- ra dentro del marco politico legal. Esta represién hizo que varios de los jaramillistas volvieran a la clandestinidad. Jaramillo se declaré rebelde una vez mis y junto con otros veinte campesinos se remont6 al cerro. Asi cerradas las vias legales, los jaramillistas empezaron a hacer planes para otras acciones armadas. Un militante recuerda: “., nosotros teniamos la superioridad en la ot- ganizacién campesina aqui en el estado; jy ése fue el motivo del arrecio de las persecuciones! . LA CONCLUSION QUE SACAMOS [ES] DE QUE POR LAS BUENAS NUNCA VAN ACEPTAR PERDER...”.” El pequefio grupo armado permanecié en. las montafias por siete afios y, junto con otros ja- 78 Entrevista a Pedro Garcia, S de mayo de 1999. 79 Entrevista # Cirilo Garcia, Acapulco, Guerrero, 29 de junio de 1981 (por Emilio Garcia Jiméne). Citada en Emilio Gare Jiménez, “Lucha electoral y autodefensa en el aramil- lismo”, Cuadernos Agrarias, N° 10, julio-diciembre, 1994, .113 (mayiisculas en original 58 ~& ramillistas, continud su campafia de concientiza- cién usando la plataforma del PAOM. Aunque no se emprenderfan mis campafias electorales, el partido permanecié en lucha y accién perma- nente hasta el asesinato de Jaramillo en 1962. Los jaramillistas vivieron una doble trai cién cuando los lideres henriquistas permane- cieron inertes mostrando que sus declaraciones de que harfan respetar la voluntad del pueblo por cualquier medio necesario eran sélo retéri- ca. Al comentar sobre Henriquez Guzmén, un jaramillista expres6: “unos dicen que se vendié, otros dicen que se eché para atras... No sabe- mos la mera realidad, qué pass”. Muchos de los lideres de la FPPM aceptaron puestos en la administracién del presidente Ruiz Cortines 0 se retiraron a una vida profesional privada. Otras ambiciones politicas fueron canalizadas hacia un nuevo partido, el Partido Auténtico de Ia Re- volucién Mexicana (PARM), fundado en parte por Ruiz Cortines para controlar las aspiracio- nes politicas de la vieja generacién revoluciona ia." A principios de 1954 el gobierno cancelé el registro de la FPPM con el pretexto de que participaba en acciones subversivas y agitacion ‘80 Entrevista @ Samuel Piedra, 6 de diciembre de 1999. 81 Langston, op. cit, p. 24 59 social." Pata prevenir este tipo de contiendas electorales en el futuro, el secretario de Gober- nacién impuso una reforma electoral que du- plicaba el niimero de militantes para registrar a un partido. La administracién de Ruiz Cortines también intenté incrementar su popularidad al pretender atacar la corrupcin y otorgindole el voto ala mujer. Conclusién La contienda electoral jaramillista llegé en un momento en que el partido oficial intentaba incrementar su poder y ejercer una hegemonia politica en toda la nacién. Es mas, el proyecto econémico del Estado —basado en la iniciativa privada e inversin extranjera— requeria que los grupos populares no exigieran reformas socia- les. Funcionarios del gobierno expresaban que la industrializacién y la tecnificacién del campo re- solverian las cuestiones de salario, alimentacién, salud, tierra, agua y crédito. Los campesinos y los obreros deberian tener paciencia y esperar a que este proceso resolviera sus necesidades. Los jaramillistas presentaban otra vision en la cual la politica econémica y social estarfa 82 Pellicer y Reyna, op. cit. pp. $9-60. 60 orientada alrededor de las necesidades de la ma- yoria de la poblacién. Al utilizar una campafia electoral para promover su visién, mostraban su disposicién a trabajar dentro del marco es- tablecido por el propio sistema. Sin embargo, el Estado se rehus6 a aceptar cualquier cuestiona- miento, aun si éste se presentaba dentro de sus propias reglas. Al hacer uso de la represién en contra de los jaramillistas cuando éstos se or- ganizaban legalmente, el gobierno mostré que distinguia poco entre movilizaciones clandes- tinas y movilizaciones legales. Mientras que la visidn fuera diferente a la del partido de Estado, el gobierno utilizaria cualquier método para des. truir a las organizaciones independientes. Por si quedaba cualquier duda al respecto, el ejército asesiné a Jaramillo, a su esposa y a sus tres hijos en mayo de 1962 -tres afios después de que éste fuera amnistiado por el Estado y se encontrara trabajando por vias legales~. Los asesinatos de Jaramillo y su familia se interpretaron como un ejemplo de la suerte que corren los grupos que bajan la guardia y se conffan en la palabra del gobierno. a

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