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Yt Ldeologta de género: sus W peligros y alcance Detrds del uso cada vez mds difundido de la expresién «género», en ves de la palabra «sexo, se esconde una ideologta que pretende eliminar la idea de que los seres humanos se dividen en dos sexos. Esta ideologta quiere afirmar que las diferencias entre el hombre y la mujer, mas alld de las obvias diferencias anatémicas, no corresponden a una natu- raleza fija, sino que son producto de la cultura de un pats o de una época determinados. Segtin esta ideologia, la diferencia entre los sexos se considera como algo convencional- mente atribuido por la sociedad y cada uno puede «inventarse» a sf mismo. Desaparece la diferencia entre Io que esta permitido y lo que estd prohibido en este dmbito. El «femi- nismo de genero», o fominismo radical, productor de semejante ideologia, nacio ¢ ‘final de los aitos sesenta del anterior movimiento feminista en favor de la igualdad de los se- xs, Se basa en un andlisis de la historia como lucha de clases de los opresores contra los oprimidos, siendo el matrimonio mondgamo el primer antagonismo entre el hombre y la mujer. Las «feminisias de género» denuncian la urgencia de «deconstruir» los «roles so- cialmente construidos» del hombre y de la mujer, porque esta socializacion, dicen, afecta ala mujer negativa e injustamente. Por eso, «las feministas de género» consideran como parte esencial de su programa la promocién de la elibre eleccién» en cuestiones relativas «a la reproduccidn y al estilo de vida. «Libre eleccién en la reproduccién» es, para ellas, la expresién clave para referirse al aborto procurado, mientras «estilo de vida> mira a la promocién de la komosexualidad, el lesbianismo y todas las demds formas de sexuali- dad fuera del matrimonio. La ideologia de género es un sistema cerrado, con el cual no hay modo de razonar. Existen muchas personas que no estcn todavia al corriente de los peligros de esta nueva propuesta. Considerando la posicién central que esta perspectiva hha logrado tomar en la cultura norteamericana, se trata de un reto que debe ser afron- tado con vigor para evitar las graves consecuencias que ya estd produciendo en las socie- dades de los paises desarrollados y que ahora quiere producir también en los pattes en tas de desarrollo, mediante la llamada «salud reproductiva». (71 Derechos sexuales y reproductivos; Discriminacién de la mujer y CEDAW; Libre eleccién («free choice»); Género («gender»); Homoparentalidad; Igualdad de derechos entre hombres y muje- resi Matemidad y feministne; Nuevas definciones de género: Patriarcado y matriet- cado), «E] género es una construccién cultural; pendiente del sexo, el género mismo por consiguiente, no es ni resultado cau- viene a ser un artificio libre de ataduras; sal del sexo ni tan aparentemente fijo en consecuencia, hombre y masculino como el sexo... Al teorizar que el género —_podrfan significar tanto un cuerpo feme- es una construccién radicalmente inde- nino como uno masculino; mujer y feme- 575 IDEOLOGIA DE GENERO: SUS PELIGROS Y ALCANCE nino, tanto un cuerpo masculino como. uno femenino»'. Estas palabras que podrian parecer to- madas de un cuento de ciencia-ficcién que vaticinara una seria pérdida de sen- tido comin en el ser humane, no son otra cosa que un extracto del libro Gender Trouble: Feminism and the Subversion of Identity (El problema del género: el fe- minismo y la subversién de la identi- dad») de (a feminista radical Judith Bu- ter, que viene siendo utilizado desde hace varios afios come libro de texto en diversos programas de estudios femeni- nos de prestigiosas universidades norte- americanas, en donde la perspectiva de género viene siendo ampliamente pro- movida. Mientras muchos podrian seguir consi- derando el término género como simple- mente una forma cortés de decir sexo para evitar el sentido secundario que sexo tiene en inglés, y que, por tanto, gé- nero se refiere a seres humanos masculi- nos y femeninos, existen otros que desde hace ya varios afios han decidido di- fundir toda una «nueva perspectiva» del término. Esta perspectiva, para sorpresa de muchos, se refiere al término género como «roles socialmente construidos», La IV Conferencia Mundial de las Na- ciones Unidas sobre la Mujer, realizada en septiembre de 1995 en Pekin, fue el escenario elegido por los promotores de la nueva perspectiva para lanzar una fuerte campafia de persuasién y difusién. Es por ello que, desde dicha cumbre, la «perspectiva de género» ha venido fil- tréndose en diferentes ambitos no solo de los paises industrializados, sino, ade- nds, de los paises en vias de desarrollo. "J. Buruen, Gender Trouble: Feminism and the Subver- sion of Identity (Routledge. New York 1990) 6. 576 Derinicion DEL TERMINO GENERO Precisamente en la cumbre de Pekin, muchos de los delegados participantes, ee ignoraban esta «nueva perspectivan lel término en cuestién, solicitaron a sus principales propulsores una definicién clara que pudiera iluminar el debate. Asi, la directiva de la conferencia de la ONU emitié la siguiente definicién: «E] género se refiere a las relaciones entre mujeres y hombres basadas en roles de- finidos socialmente, que se asignan a uno u ofro sexo». Esta definicién cre6 confusién entre los delegados de la cumbre, principalmente entre los provenientes de paises catdlieos y de la Santa Sede, quienes solicitaron una mayor explicitacién del término, ya que se presentia que este podria encubrir una agenda inaceptable que incluyera la tole- rancia de orientaciones e identidades ho- mosexuales, entre otras cosas. Fue enton- ces cuando Bella Abzug, ex diputada del Congreso de los Estados Unidos, intervino para completar la novedosa interpretacién del término «género»: «El sentido del tér- mino género ha evolucionado, diferencién- dose de la palabra sexo para expresar la realidad de que la situacién y los roles de a mujer y del hombre son construcciones sociales sujetas a cambio». Quelaba claro, pues, que los partidarios ‘ela perspectiva de género proponfan algo mucho més temerario, como, por ejemplo, que «no existe un hombre natu- ral o una mujer natural, que no hay con- juncién de caracteristicas o de una con- ducta exclusiva de un solo sexo, ni siquiera en la vida psiquica»?. Ast, «la * CE el trabajo de C. Deuca0o, Reporte sobre la Conferen= cia Regional de Mar de Plata, Argentina, en el que re= coge diversas citas de € € € € € ee ee ee a ¢ € & IDEOLOGIA DE GENERO: SUS PELIGROS Y ALCANCE inexistencia de una esencia femenina 0 masculina nos permite rechazar la su- puesta superioridad de uno u otro sexo, y cuestionar en lo posible si existe una forma natural de sexualidad humana»?. Ante tal situacién, muchos delegados cuestionaron el término asf como su in- clusién en el documento. Sin embargo, la ex diputada Abzug abog6 férreamente en su favor: «El concepto de género esta en- clavado en el discurso social, politico y legal contempordneo. Ha sido incorpo- rado a la planificacién conceptual. al Jenguaje, los documentos y programas de los sistemas de las Naciones Unidas... Los intentos actuales de varios Estados miembros de borrar el término género en la Plataforma de Accién y reemplazarlo por sexo son una tentativa insultante y degradante de revocar los logros de las mujeres, de intimidarnos y de bloquear el progreso futuro». El apasionamiento de Bella Abzug por incluir el término en Pekin lamé la atencién de muchos delegados. Sin em- bargo, el asombro y desconcierto fue ma~ yor luego que uno de los parti difundiera algunos textos empleados por las feministas de género, profesoras de reconocidos Colleges y Universidades de los Estados Unidos. De acuerdo con la lista de lecturas obtenida por el dele- gado, as sfoministas de género» de- fienden y difunden las siguientes defini ciones: — Hegemonta o hegeménico: Ideas 0 conceptos aceptados universalmente como naturales, pero que en realidad son construcciones sociales. — Desconstruccién: La tarea de denun- ciar las ideas y el lenguaje hegeménico (es decir, aceptados universalmente como naturales), con el fin de persuadir a la gente para creer que sus percepcio- " Deucano, Reporte sobre la Conferencia antes * nes de la realidad son construcciones so- ciales. — Patriareado, patriarcal: Instituciona- lizacién del control masculino sobre la mujer, los hijos y la sociedad, que perpe- tuia la posicién subordinada de la mujer. — Perversidad polimorfa, sexualmente polimorfo: Los hombres y las mujeres no sienten atraccién por personas del sexo opuesto por naturaleza, sino mas bien por un condicionamiento de la sociedad. Asf, el deseo sexual puede ditigizse a cualquiera. — Heterosexualidad obligatoria: Se fuerza a las personas a pensar que el mundo esté dividido en dos sexos que se atraen sexualmente uno al otro. — Preferencia u orientacién sexual: Existen diversas formas de sexualidad ~incluyendo homosexuales, lesbianas, bisexuales, transexuales y travestis~ que son equivalentes a la heterosexualidad. — Homofobia: Temor a relaciones con personas del mismo sexo; personas con rejuicios en contra de los homosexua- les. (El término se basa en la nocién de que el prejuicio contra los homosexuales hene sus rafces en el ensalzamiento de las tendencias homosexuales.) Estas definiciones fueron tomadas del material obligatorio del curso «Re-ima- gen del género» dictado en un presti- gioso College norteamericano. Asi- mismo, las siguientes afirmaciones corresponden a fa bibliografia obligato- ria del mismo: «La teorfa feminista ya no puede darse el lujo simplemente de vo- cear una tolerancia del lesbianismo como estilo alterno de vida o hacer alusiones ocasionales a las lesbianas. Se ha retra- sado demasiado una critica feminista de la orientacién heterosexual obligatoria de la mujer». «Una estrategia apropiada “A. Ric, «Compulsory Heterosexuality and Lesbian Existence, en Blood, Bread and Poetry, 27. S77 IDEOLOGIA DE GENERO: SUS PELIGROS Y ALCANCE loecioanes aesno Gu peuanoe vacomtes y viable del derecho al aborto es la de in- formar a toda mujer que la penetracién heterosexual es una violacién, sea cual fuere su experiencia subjetiva contrarian’. Las afirmaciones citadas podrian pare- cer suficientemente reveladoras sobre la peligrosa agenda de los promotores de esta «perspectiva». Sin embargo, existen alin otros postulados que las «feministas de género» propagan cada'vez con mayor fuerza: «Cada nifio se asigha a una u otra categoria en base a la forma y tamatio de sus rganos genitales. Uha vez hecha esta asignacién, nos conyertimos en lo que la cultura piensa qué cada uno es, mujer o vardn, Aunque rhuchos erean que el hombre y la mujer'son expresién natural de un plano genético, el género es producto de la cultura y el pensa- miento humano, una construccién social que crea la verdadera naturaleza de todo individuon®, “ Asf para las feministas dd género, este «implica clase, y la clase presupone de- sigualdad, Luchar mds bie por descons- truir el género llevaré mutho mds répi- damente ala meta»’. ° EL FEMINISMO DE GENERO Pero jen qué consiste el «feminismo de género» y cual es la diferencia con el co- muinmente conocido feminismo? Para comprender més en profundidad el de- bate en torno al «término» género, vale la pena responder a esta pregunta. El término «feministas de género» fue acufiado en primer lugar por Christina Hoff Sommers en su libro Who Stole Fe- *Rucu, «Compulsory Heterosexuality», 70, L. Gusee — P. Wesoster, «The Dangers of Feminity», ‘en Gender Differences: Sociology of Biology?, 41. Gender Outlae, 15 578 minism? (Quién robé el feminismo?»), con el fin de distinguir el feminismo de ideologia radical surgido hacia fines de los afios 60, del anterior movimiento fe- minista de paridad. He aqui las palabras de Hoff Sommers: «El feminismo de paridad es sencilla- mente la creencia en la igualdad legal y moral de los sexos. Una feminista de equidad quiere para la mujer lo que quiere para todos: tratamiento justo, au- sencia de discriminacién. Por el contra- rio, el feminismo de género es una ideo- logia que pretende abarcarlo todo, segiin la cual, la mujer norteamericana esta esa en un sistema patriarcal opresivo. Ea feminista de equidad opina que las cosas han mejorado mucho para la mu- jer; la feminista de género a menudo piensa que han empeorado. Ven seftales de patriarcado por dondequiera y pien- san que la situacién se pondré peor. Pero esto carece cle base en la realidad norte- americana. Las cosas nunca han estado mejores para la mujer, que hoy conforma el 55 % del estudiantado universitario, mientras que Ja brecha salarial continta cerrandose»*. Al parecer, este «feminismo de género» tuvo una fuerte presencia en la Cumbre de Pekin. Asf lo afirma Dale O'Leary, autora de numerosos ensayos sobre la mujer y participante en la Conferencia de Pekin, quien asegura que, durante to- das las jornadas de trabajo, aquellas mu- jeres que se identificaron como feminis- tas abogaron persistentemente por inchur la «perspectiva del género» en el texto, por la definicién de «género» como roles socialmente construidos y por eluso de «género» en sustitucién de mu- jer ode masculino y femenino. * RBntrevista a C. Horr Sonmens, en Faith and Freedom 1994) 2 ee ae wae IDEOLOGIA DE GENERO: SUS PELIGROS Y ALCANCE De hecho, todas las personas familiariza- das con los objetivos del «femninismo de género» reconocieron inmediatamente la conexién entre la mencionada ideologfa yel borrador del Programa de Accién del 27 de febrero, que incluia propuestas aparentemente inocentes y términos par- ticularmente ambiguos. NEOMARXISMO En palabras de Dale O’Leary, la teorfa del «feminismo de género» se basa en una interpretacién neo-marxista de la historia. Comienza con la afirmacién de Marx de que toda la historia es una lucha de clases, de opresor contra oprimido, en una batalla que se resolveré solo cuando los oprimidos se percaten de su situa- cién, se alcen en revolucién e impongan una dictadura de los oprimidos. La so- ciedad serd totalmente reconstruida y emergerd la sociedad sin clases, libre de conflictos, que aseguraré la paz y pros- peridad ut6picas para todos. O'Leary agrega que Frederick Engels fue quien senté las bases de la unién entre el marxismo y el feminismo. Para ello cita el libro El origen de la familia, la propie- dad y el Estado, escrito por el pensador alemén en 1884, en el que seftala: «El primer antagonismo de clases de la histo- ria coincide con el desarrollo del antago- nismo entre el hombre y la mujer unidos en matrimonio monégamo, y la primera opresién de una clase por otra, con la del sexo femenino por el masculino»?. Segtin O'Leary, los marxistas cldsicos crefan que el sistema de clases desapa- recerfa una vez que se eliminara la pro- piedad privada, se facilitara el divorcio, "F, Evorts, The Origin ofthe Family, Property ond the State (International Publishers, New York 1979) 65-66. se aceptara la ilegitimidad, se forzara la entrada de la mujer al mercado laboral, se colocara a los nifios en institutos de cuidado diario y se eliminara la religion. Sin embargo, para las «feministas de gé- nero», los marxistas fracasaron por con- centrarse en soluciones econémicas sin atacar directamente a la familia, que era la verdadera causa de las clases. En ese sentido, la feminista Shulamith Fi- restone afirma la necesidad de destruir la diferencia de clases, més atin, la diferen- cia de sexos: «Para asegurar la elimina- cidn de las clases sexuales, se requiere que la clase subyugada (las mujeres) se alce en revolucién y se apodere del con- trol de la reproduccién; se devuelva a la mujer la propiedad sobre sus propios cuerpos, como también el control feme- nino de la fertilidad humana, incluyendo tanto las nuevas tecnologfas como todas las instituciones sociales de nacimiento y cuidado de nifios. Y asf como la meta fi- nal de la revolucién socialista era no solo acabar con el privilegio de la clase econé- mica, sino con la distincién misma entre clases econémicas, la meta definitiva de la revolucién feminista debe ser igual- mente —a diferencia del primer movi- miento feminista~ no simplemente acabar con el privilegio masculino, sino con la distincién de sexos misma: Jas diferencias genitales entre los seres humanos no ten- drain ya una importancia cultural»”. CUANDO LA NATURALEZA ESTORBA Es claro, pues, que, para esta nueva «perspectiva de género», la realidad de "S. Funtstowe, The Dialectic of Sex (Bantarn Books, New York 1970) 12, 579 IDEOLOGIA DE GENERO: SUS PELIGROS Y ALCANCE la naturaleza incomoda, estorba y, por tanto, debe desaparecer. Al respecto, la propia Shulamith Firestone decia: «Lo natural no es necesariamente un valor humano. La humanidad ha comenzado a sobrepasar a la naturaleza; ya no pode- mos justificar la continuacién de un sis- tema discriminatorio de clases por sexos sobre la base de sus origenes en la natu- raleza. De hecho, por [a sola razén de ragmatismo empieza a parecer que de- Bemos deshacernos de ella»" Para los apasionados defensores de la «nueva perspectivam, no se deben hacer distinciones porque cualquier diferencia es sospechosa, mala, ofensiva. Dicen, ademas, que toda diferencia entre el hombre y la mujer es construcciéra social ¥, por consiguiente, tiene que ser cam- biada. Buscan establecer una igualdad total entre hombre y mujer, sin conside- rar las naturales diferencias entre am- bos, especialmente las diferencias se- xuales; més atin, relativizan la nocién de sexo de tal manera que, segtin ellos, no existirfan dos sexos, sino més bien mu- chas «orientaciones sexuales», Asf, los mencionados promotores del «gé- nero» no han visto mejor opeién que de- clararle la guerra a la naturaleza y a las opciones de la mujer. Seaxin O'Leary, las “feministas de géneron @ menuto deni. gran el respeto por la mujer con la misma vehemencia con que atacan la falta de res- peto, porque para ellas el insisten en decir que toda relacidn o actividad de los seres hu- manos es resultado de una «construccién, social», que otorga al hombre una posi- cién superior en la sociedad y a la mujer, una inferior. Segiin esta perspectiva, el rogreso de la mujer requiere que se li- poe a toda la sociedad de esta «cons- truccién social», de modo que el hombre y la mujer sean iguales. Para ello, las «feministas de género» se- fialan la urgencia de «desconstruir estos roles socialmente construidos», que, se- gtin ellas, pueden ser divididos en tres categorfas principalmente: Masculinidad y feminidad. Consideran que el hombre y la mujer adultos son 582 construcciones sociales; que, en reali- dad, el ser humano nace sexualmente neutral y que luego es socializado como hombre o mujer. Esta socializacién, di- cen, afecta a la mujer negativa e injusta- mente. Por ello, las feministas proponen depurar la educacién y los medios de co- municacién de todo estereotipo y de toda imagen especifica de género, para que los nifios puedan crecer sin que se les exponga a trabajos «sexo-especificos». Relaciones familiares: padre, madre, ma- rido y mujer. Las feministas no solo pre- tenden que se sustituyan estos términos «género-especfficos» por palabras «gé- nero-neutrales», sino que aspiran a que no haya diferencias de conducta y de responsabilidad entre el hombre y la mu- jer en la familia. Segiin Dale O’Le: esta es la categoria de «roles social- monte construidos» ala que las feminis- tas le atribuyen mayor importancia, por- que consideran que la experiencia de relaciones «sexo-espeofficas» en la fa- milia son la principal causa del sistema de clases «sexo/géneros». Ocupaciones 0 profesiones. El tercer tipo de «roles socialmente construidos» abarca las ocupaciones que una socie~ dad asigna a uno u otro sexo. Si bien las tres categorfas de «construc- cién social» ya podrian ser suficientes, el repertorio de las «feministas de gé- nero» incluye una més: la reproduccién humana que, segtin dicen, también es determinada socialmente. Al respecto, Heidi Hartmann afirma: «La forma en que se propaga la especie es determi- nada socialmente. Si biolégicamente la gente es sexualmente polimorfa y la so- ciedad estuviera organizada de modo que se permitiera por igual toda forma de expresién sexual, la reproduccién serfa resultado solo de algunos encuentros se- xuales: los heterosexuales. La divisién estricta def trabajo por sexos, un invento e TAMA ans IDEOLOGIA DE GENERO: SUS PELIGROS Y¥ ALCANCE social comin a toda sociedad conocida, crea dos géneros muy separades y la ne- cesidad de que el hombre y la mujer se junten por razones econémicas. Contri- ye asi a orientar sus exigencias sexua- les hacia la realizacién heterosexual y a asegurar la reproduccién biolégica. En sociedades més imaginativas, la repro- duccién biolégica podria asegurarse con otras técnicas»"* EL opjetivo: DESCONSTRUIR LA SOCIEDAD Queda claro, pues, que la meta de los promotores de la «perspectiva de gé- nero», fuertemente presente en Pekin, es el llegar a una sociedad sin clases de sexo. Para ello, proponen desconstruir el lenguaje, las relaciones familiares, la re- po luccién, la sexualidad, la educacién, ja religion, la cultura, entre otras cosas. Al respecto, el material de trabajo del curso Re-Imagen del Género dice lo si- guiente: «El género implica clase, y la clase presupone desigualdad. Luchar, més bien, por desconstruir el género lle- varé mucho més répidamente a la meta. Ahora bien, es una cultura patriareal y el gener parece ser bdsico al patriarcado. lespués de todo, los hombres no goza~ rian del privilegio masculino, si no hu- biera hombres. Y las mujeres no serfan oprimidas, si no existiera tal cosa como la mujer. Acabar con el género es acabar con el patriarcado, como también con las muchas injusticias perpetradas en nom- bre de la desigualtlad entre los gene. os»'5, © Haratann, «The Unhappy Mariage», 16. " Gender Outlaw, p. 115. En tal sentido, Susan Moller Okin es- cribe un articulo en el que se lanza a pronosticar lo que para ella seria el «so- fiado futuro sin géneros»: «No habria presunciones sobre roles masculinos 0 femeninos; dar a luz estarfa conceptual- mente tan distanie de la crianza infantil, que seria motivo de asombro que hom- bres y mujeres no fueran igualmente res- onsables de las areas domésticas, 0 que los hijos pasaran mucho més tiempo con uno de los padres que con el otro. Serfa un futuro en el que hombres y mujeres participen en ntimero aproximadamente igual en todas las esferas de la vida, lesde el cuidado de los infantes hasta el desempefio politico de mas alto nivel, in- cluyendo los més diversos tipos de tra- bajo asalariado. Si hemos de guardar la més mfnima lealtad a nuestros ideales democraticos, es esencial distanciarnos del género... Parece innegable que la di- solucién de roles de género contribuiria a promover la justicia en toda nuestra so- ciedad, haciendo asf de la familia un si- tio mucho més apto para que los hijos desarrollen un sentido de justicia», Para ello, también proponen la «des- construccién de la educacién», tal como se lee en el discurso que la Presidenta de Islandia, Vigdis Finnbogadottir, diera en una conferencia preparatoria a la Conferencia de Pekin organizada por el Consejo Europeo en febrero de 1995, Pera ella, asf como para todos los demés defensores de la «perspectiva de gé- nero», urge desconstruir no solo la fami- lia, sino también la educacién. Las nifias deben ser orientadas hacia dreas no tra- dicionales y no se las debe exponer a la imagen de la mujer como esposa o ma~ dre, ni se les debe involucrar en activi- © S. Mouter Oxin, «Change the Family, Change the World»: Uine Reader (Marzo-abrit 1990) 75. IDEOLOGIA DE GENERO: SUS PELIGROS ¥ ALCANCE ‘omctcolin abine sus eLGROS YALCMCE dades femeninas tradicionales. «La edu- cacién es una estrategia importante para cambiar los prejuicios sobre los roles del hombre y la mujer en la sociedad. La perspectiva del género debe integrarse en los programas. Deben eliminarse los estereotipos en los textos escolares y concienciar en este sentido a los maes- ros, para asegurar asf que nifias y nifios hagan una seleccién profesional infor- mada, y no en base a los tradicionales prejuicios sobre el géneron®. PRIMER BLANCO, LA FAMILIA «E] final de la familia biolégica elimi- nard también la necesidad de la repre- sidn sexual. La homosexualidad mascu- lina, el lesbianismo y las relaciones sexuales extiramaritales ya no se verén en la forma liberal como opciones alter- nas, fuera del alcance de la regulacién estatal... En vez de esto, hasta las cate- rias de homosexualidad y heterosexua- idad serdn abandonadas: le misma insti- tucién de las relaciones sexuales, en que hombre y mujer desempefian un rol bien definido, desaparecerd. La humanidad podria revertir finalmente a su sexuali- dad polimorfamente perversa natural». Estas palabras de Alison Jagger, autora de diversos libros de texto utilizados en programas de estudios femeninos en uni- versidades norteamericanas, revelan cla- ramente la hostilidad de las «feministas del género» frente a la familia. * Counicit oF Eunore, Equality and Democracy: Utopia or Challenge? (Palais del'Burope, Strausbourg, 9-11 fe- brero 1995) 38, » A. JacoeR, «Political Philosophies of Women’s Libers- tions, en Feminism and Philosophy (Littlefield, Adams & Co, Totowa, New Jersey, 1977) 13. 584 «La igualdad feminista radical significa, no simplemente igualdad bajo la ley y ai siquiera igual satisfaccién de necesida- des bésicas, sino mas bien que las muje- res ~al igual que los hombres~ no tengan que dara luz... La destruceién de la fa milia biolégica que Freud jamés visua- liz6, permitira la emergencia de mujeres hombres nuevos, diferentes de cuantos an existido anteriormente»®. Al parecer, la principal razén del re- chazo feminista a la familia es que, para ellas, esta institucién basica de la socie- dad «crea y apoya el sistema de clases sexo/género». Ast lo explica Christine Riddiough, colaboradora de la revista publicada por la institucién interna- cional anti-vida «Catholics for a Free Choice» («Catdlicas por el derecho a elegir»): «La familia nos da las primeras lecciones de ideologia de clase domi- nante y también le imparte legitimidad a otras instituciones de la sociedad civil. Nuestras familias son las que nos ense- fian primero la religi6n, a ser buenos ciu- dadanos... Tan completa es la hegemo- nfa de la clase dominante en la familia, que se nos ensefia que esta encarna el orden natural de las cosas. Se basa, en particular, en una relacién enire el hom- re y la mujer que reprime la sexualidad, especialmente la sexualidad de la mu- jer»? Para quienes tienen una visién marxista de las diferencias de clases como causa de los problemas, apunta O'Leary, dife- rente es siempre desigual y desigual siempre es opresor. En este sentido, las «feministas de gé- nero» consideran que, cuando la mujer cuida a sus hijos en el hogar y el esposo * Jaacen, «Political Philosophies», 14 +, RipoiouGH, «Socialism, Feminism and Gay/Lesbian Liberation», en Women and Revolution, 80, € we mm am NNN IDEOLOGIA DE GENERO: SUS PELIGROS Y ALCANCE trabaja fuera de casa, las responsabilida- des son diferentes y, por tanto, no iguali- tarias. Entonces ven esta desigualdad en el hogar como causa de desigualdad en Ja vida publica, ya qe la mujer, cuyo in- terés primario es el hogar, no siempre tiene el tiempo y la energia para dedi- carse a la vida piblica. Por ello afirman: «Pensamos que ninguna mujer deberia tener esta opcidn, No deberfa autorizarse a ninguna mujer a quedarse en casa para cuidar a sus hijos. La sociedad debe ser totalmente diferente. Las mujeres no de- ben tener esa opcién, porque, si esa op- cién existe, demasiadas mujeres se deci- dirdn por ella»®. Ademés, las «feministas de género> in- sisten en la desconstruccién de la fami- lia no solo porque segiin ellas esclaviza a la mujer, sino porque condiciona social- mente a los hijos para que acepten la fa- milia, el matrimonio y la maternidad como algo natural. Al respecto, Nancy Chodorow afirma: «Si nuestra meta es acabar con la divisién sexual del trabajo, en la cual la mujer maternaliza, tenemos que entender en primer lugar los meca- nismos que la reproducen. Mi recuento indica exactamente el punto en el que debe intervenirse. Cualquier estrategia para el cambio, cuya mela abarque la li- eracién de las restricciones impuestas por una desigual organizacién social por éneros, debe tomar en cuenta la necesi- id de una reorganizacién fundamental del cuidado de los hijos, para que sea compartido igualmente por hombres y mujeres»®, Queda claro que, para los propulsores el «género», las responsabilidades de =. Horr Sonntens, Who Stole Feniinism? (Simon & Shuster, New York 1994) 257. > N. Cooonow, The Reproduction of Mothering (Univer- sity of California Press, Berkeley 1978) 215. la mujer en la familia son supuestamente enemigas de la realizacin de la mujer. El entono privado se considera como se- cundario y menos importante: la familia y el trabajo del hogar como «carga», que afecta negativamente los «proyectos pro- fesionales» de la mujer. Este ataque declarado contra la familia, sin embargo, contrasta notablemente con la Declaracién Universal de los Dere- chos Humanos promulgada, como es sa- bido, por la ONU en 1948. En el artfculo 16 de la misma, las Naciones Unidas de- fienden enféticamente a la familia y al matrimonio: 1) Los hombres y las mujeres, a partir de la edad nitbil, tienen derecho, sin res- triccién alguna por motivos de raza, na- cionalidad o religién, a casarse y fundar una familia; y disfrutarén de iguales de- rechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolucién del matrimonio. 2) Solo mediante libre y pleno consenti- miento de los futuros esposos podré con- traerse el matrimonio. 3) La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene dere- cho a la proteccion de la sociedad y del Estado. Sin embargo, los artifices de la nueva «perspectiva de género» presentes en la cumbre de la mujer pusieron al margen todas estas premisas y, por el contrario, apuntaron desde entonces la necesidad de «desconstruir» 1a familia, el matrimo- nio, la maternidad y la feminidad misma pace el mando pueda ser libre. ‘n cambio, los representantes de las principales naciones comprometidas con defensa de la vida y los valores fami- liares que participaron en Pekfn alzaron su voz en contra de este tipo de propues- tas, sobre todo, al descubrir que el docu- mento de la cumbre eliminaba arbitraria- mente del yocabulario del programa las 585, IDEOLOGIA DE GENERO: SUS PELIGROS Y ALCANCE leeewenceceutne ewer vance palabras «esposa», «marido», «madre», «padre». Ante tal hecho, Barbara Le. deen, Directora del Independent Women Forum, una organizacién de defensa de la mujer ampliamente reconocida en Esta- dos Unidos, sefialé: «E] documento est inspirado en teorfas feministas ultra radi- cales, de viejo sello conflictivo, y repre- senta un ataque directo a los valores de la familia, el matrimonio y la femineidad». El Papa Juan Pablo I, por su parte, tiempo antes de la Conferencia de Pekin, ya habia insistido en sefialar la estrecha relacién entxe la mujer y la familia, Du- rante el encuentro que Sostuvo con Ger- trude Mongella, Secretaria General de la Conferencia de la Mujer, previo a la cum- bre mundial, dijo: «No hay respuesta a los temas sobre la mujer, que pueda pa- sar por alto la funcién de la mujer en la famalia [...]. Para respetar este orden na- tural, es necesario hacer frente a la con- cepcién errada de que la funcién de la maternidad es opresiva para la mujer». Lamentablemente, la propuesta del Con- sejo Furopeo para la Plataforma de An. cin de Pekin fue completamente ajena a Jas orientaciones del Santo Padre. « Ya es hora de dejar en claro que los estereoti- 10s de géneros son anticuados: los homn- bres ya no son tinicamente los machos que sostienen la familia ni las mujeres, solo esposas y madres. No debe subesti- marse fe influencia psicolégica negativa de mostrar estereotipos femeninos»™, Ante esta postura, O'Leary escribe en su informe que, si bien es cierto que las mujeres no deben mostrarse tinicamente como esposas y madres, muchas s¢ son esposas y madres. y por ello una imagen positiva de le mujer que se dedica solo al trabajo del hogar no tiene nada de malo. Sin embargo, la meta de le perspectiva Couxci, oF Eurore, Equality and Democracy. 586 del género no es representar auténtica- menie la vida de la mujer, sino una este- reotipificacién inversa, segtin la cual, las Tujeres que «solo» sean esposas y ma. dres nunca aparezean bajo un prisina fa vorable. SALUD ¥ DERECHOS SEXUALES REPRODUCTIVOS En la misma linea, las «feministas de gé- nero» ineluyen, como parte esencial de su agenda, la promocién de la «libre eleccién» en asuntos de reproduccién y de estilo de vida. Segiin O'Leary, «libre eleccién de reproduccisn» es la expre- sién clave para referirse al aborto a soli- citud; mientras que «estilo de vida» apunta a promover la homosexualidad, el Jesbianismo y toda otra forma de sexuali- dad fuera del matrimonio. Ast, por ejem- plo, los representantes del Consejo Euro- peo en Pekin lanzaron la siguiente Bropucsta: «Deben escucharse las voces le mujeres jévenes, ya que la vida se- xual no gira solo alrededor del matrimo- nio. Esto Leva al aspecto del derecho a ser diferente, ya sea en términos de es- tilo de vida -le eleccién de vivir en fami- lia 0 sola, con o sin hijos~ o de preferen- cias sexuales. Deben reconocerse los derechos reproductivos de la mujer les. biana»*, Estos «derechos» de las lesbianas, in- cluirfan también el «derecho» de las pa- tejas lesbianas a concebir hijos a través de Ia inseminacién artificial, y de adop- tar legalmente a los hijos de sus compa- fieras. Pero los defensores del «género» no solo proponen este tipo de aberraciones, sino * Councit oF Eurore, Equality and Democracy, 25

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