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José Ortega y Gasset Misién de la Universidad Edicién de Santiago Fortufio Llorens CATEDRA LETRAS HISPANICAS Capfruto I La cuestién fundamental Las condiciones actisticas del Paraninfo universitario me impidicton desarrollar en su integtidad mi conferencia «Sobre reforma universitariay. En aquel local, que rezuma la amarga tristeza de todas las capillas exclaustradas —bien que fuese capil, bien que no lo Fuese, mal que sea ex-capi- lls—, la voz. del orador queda en el aire asesinada a pocos metros de la boca emisora. Para hacerse medio oir es forzo- so gritar. Gritar es cosa muy diferente de hablar. En el grito, Ja fonacién es otra. No se «dice» la frase en su natural aglu- tinacién, que hace de ella un cuerpo unitario y eléstico, sino que es preciso tomar cada palabra, ponerla en la honda del grito, y después de hacer esta girar, como David frente a Goliat, lanzatla con punterfa a la oreja del auditorio, Esto trae consigo una consecuencia notoria a todo el que perora: la pérdida de tiempo. Pero no quisiera que por el azar de unos micréfonos ausentes quedase tan manco mi discurso. Dije lo que juz gaba mas urgente sobre el temple que los estudiantes deben conquistar si quieren, en efecto y en serio, ocuparse de una reforma universitaria. Es la cuestién preliminar e ineludi- ble si honradamente se considera el estado de énimo que domina hoy a Ia clase escolar. Pero luego habja que tatar, aunque fuese con rigoroso laconismo, el tema visceral de 67 toda la imaginable reforma universitaria, a saber: la misién de la Universidad. Doy a continuacién las notas que sobre este grave asun- to llevaba yo al pilpito del Paraninfo. Van en la forma es- quemitica, a veces de abreviatura o cifra, que para aquel uso era bastante, Solo agrego ahora Jos desarrollos que son estrictamente necesarios para hacer inteligibles aquellos lemas. La reforma universitaria no puede reducirse, ni siquiera consistir principalmente, a la correccién de abusos. Refor- ‘ma es siempre creacién de usos nuevos. Los abusos tienen siempre escasa importancia. Porque una de dos: 0 son abu- sos en el sentido més natural de la palabra, es decir, casos aislados, poco frecuentes, de contravencién a los buenos usos, 0 son tan frecuentes, consuetudinarios, pertinaces y tolerados que no ha lugar a lamarlos abusos. En el primer caso, es seguro que serin corregidos automaticamente; en el segundo, fuera vano corregirlos, porque su frecuencia y naturalidad indican que no son anomalias, sino resultado inevitable de los usos que son malos. Contra estos habra que ir y no contra los abusos. ‘Todo movimiento de reforma reducido a corregir los cha- bacanos abusos que se cometen en nuestra Universidad lle- vari indefectiblemente a una reforma también chabacana. Lo importante son los usos. Es més: un sintoma claro en que se conoce cudndo los usos constitutivos de una institu- cién son acertados es que aguanta sin notable quebranto una buena dosis de abusos, como el hombre sano soporta excesos que aniquilarian al débil. Pero a su vez una institu- cién no puede constituirse en buenos usos si no se ha acer- tado con todo rigor al determinar su misién. Una institucién es una maquina, y toda su estructura y fancionamiento han de ir prefijados por el servicio que de 68 ella se espera. En otras palabra versitaria estd en acertar plenas cambio, adobo, retoque de est de haber revisado previamente decisin y veracidad, el proble nas de amor perdidas. Por no hacerlo asi, todos los i nos casos movidos por excelent proyectos elaborados hace afios han servido ni pueden servir de suficiente e imprescindible parz colectivo— exista con plenituc verdad, darle su antenticidad y To que no es, falsificando su dest arbitrario deseo. Entre esos intentos de los tilt blemos de los peores—, los me directamente, sin permitirse es. qué existe, esté ahi y tiene que hecho lo més cémodo y lo mas ¢ se hacfa en las Universidades de No censuro que nos inform gjemplar; al contrario, hay que pueda eximirnos de resolver lue nuestro propio destino. Con es «castizon y demas zarandajas mos todos —hombres o paises la imitacién. Porque al imitar creador de lucha con el probl comprender el verdadero sentic de la solucién que imitamos. N: que es, en Espafia sobre todo, | porta que Heguemos a las misn que otros paises; lo importante € nuestro pie, tras personal comb: tiva misma ella se espera. En otras palabras: la raiz de la reforma uni versitaria estd en acertar plenamente con su misién, Todo cambio, adobo, retoque de esta nuestra casa que no parta de haber revisado previamente con enérgica claridad, con decision y veracidad, el problema de su misién serén pe- nas de amor perdidas. Por no hacerlo asf, todos los intentos de mejora, en algu- nos casos movidos por excelente voluntad, incluyendo los proyectos elaborados hace afs por el Claustio mismo no han servido ni pueden servir de nada, no logfaran lo tinico suficiente imprescindible para que un ser —individual 0 colectivo— exista con plenitud, a saber: colocarlo en su verdad, darle su autenticidad y no empefiatnos en que sea lo que no es, falsificando su destino inexorable con nuestro arbitrario deseo. Entre esos intentos de los tiltimos quince afios —no ha- blemos de los peores—, los mejores, en vez de plantearse directamente, sin permitisse escape, la cuestién de «para qué existe, esta ahi y tiene que estar la Universidad?», han hecho lo mas cémodo y lo més estéril: mirar de reojo lo que se hacia en las Universidades de pueblos ejemplares. No censuro que nos informemos mirando al préjimo cjemplar; al contrario, hay que hacérlo; peto sin que ello pueda eximirnos de resolver luego nosotros originalmente nuestro propio destino. Con esto no digo que hay que ser «castizo» y demas zarandajas. Aunque, en efecto, fuése- mos todos —hombres o paises— idénticos, serfa funesta la imitacién. Porque al imitar eludimos aquel esfuerzo creador de lucha con el problema que puede hacernos comprender el verdadero sentido y los limites 0 defectos de la solucién que imitamos. Nada, pues, de «casticismo», que ¢s, en Esparia sobre todo, pelo de la dehesa. No im. porta que Ileguemos a las mismas conclusiones y formas que otros paises; lo importante es que lleguemos a ellas por nuestro pie, tras personal combate con la cuestién sustan- tiva misma 69 Razonamiento errénco de los mejores: la vida inglesa ha sido, atin es, una maravilla; Juego las instituciones inglesas de segunda ensefanza tienen que ser ejemplares, porque de ellas ha salido aquella vida. La ciencia alemana es un prodi- gio; luego la Universidad alemana es una institucién mode- Jo, puesto que engendra aquella. Imivemos las instivuciones secundarias inglesas y la enseftanza superior alemana. El error viene de todo el siglo xrx. Los ingleses derroran. a Napoleén I: «La batalla de Waterloo ha sido ganada por los campos de juego de Eton». Bismarck machaca a Napo- le6n III: «La guerra del 70 es la victoria del maestro de es- cuela prusiano y del profesor aleman». Esto nace de un error fundamental que es preciso arrancar de las cabeeas, y consiste en suponer que las naciones son grandes porque su escuela —elemental, secundaria 0 supe- rior— es buena. Esto es un residue de la beaterfa «idealista» del siglo pasado. Atribuye a la escuela una fuerza que no dene ni puede tener. Aquel siglo, para entusiasmarse y aun estimar hondamente algo, necesitaba exagerarlo, mitologi: zarlo, Ciertamente, cuando una nacién es grande es buena también su escuela. No hay nacién grande si su escuela no es buena, Pero lo mismo debe decirse de su religién, de su politica, de su economia y de mil cosas més. La fortaleza de una nacidn se produce integramente. Si un pueblo es politicamente vil, es vano esperar nada de la escuela mas perfecta. Solo cabe entonces fa escuela de mi- norias que viven aparte y contra el resto del pais. Acaso un. dia los educados en esta influyan en la vida total de su pais y al través de su totalidad consigan que la escuela nacional {y no la excepcional) sea buena. Principio de educacién: la escuela, como institucién normal de un pais, depende mucho més del aire puiblico en que integramente flota que del aire pedagégico artificial- mente producido dentro de sus muros. Solo cuando hay ecuacién entre la presién de uno y otro aire la escuela es buena. 70 Consecuencia: aunque fuesen fianza inglesa y la Universidad a bles, porque ellas son solo una realidad integra es el pais que las Pero, ademas, este razonamie corto impidié a los que en él cay. escuelas y ver lo que ellas, como 1 ‘nas, eran. Confundian estas con habia de vida inglesa, de pensar no es la vida inglesa ni el pensam ‘mos transportar aqui, sino, a lo si pedagégicas escuetas y como tak mire lo que estas son por sf, abst: bientes y generales de esos paises. Entonces se ve que la Universi titucién, una cosa més bien deple na tuviese que nacer puramente nales de la Universidad, seria bie el aire libre que orea al alma alen tacién y de dotes para la ciencia» de su Universidad. No conozco t inglesa; pero lo que entreveo de también es defectuosisima como Mas no se trata de apreciacion en Inglaterra la segunda ensefan versidad est4n en crisis. Critica ra primer ministro de Inscruccién taurada la Reptiblica: Becker. D entonces. Por contentarse con imivar y pensar © repensar por si mismo: profesores mejores viven en todo veinte aiios retrasado, aunque en estén al dia, Es el retraso trigico tarse el esfuerzo de ser auténtico, vicciones. El ntimero de afios de Consecuencia: aunque fuesen perfectas la segunda ense- anza inglesa y la Universidad alemana, serian intransferi- bles, porque ellas son solo una porcién de si mismas. Su realidad {otegra es el pais que las cteé y mantiene. Pero, ademas, este razonamiento errdneo y de circuito corto impidi6 a los que en él cayeron mirar de frente a esas elas y ver lo que ellas, como tales instituciones © méqui nas, eran. Confundian estas con lo que en ellas por fuerza habia de vida inglesa, de pensamiento aleman. Pero como no ¢s la vida inglesa ni el pensamiento alemdnio' que pode- mos transportar aqui, sino, a lo sumo, solo las instituciones pedagégicas escuetas y como tales, importa mucho que se mire lo que estas son por si, abserayendo de las virtudes am bientes y generales de esos paves Entonces se ve que la Universidad alemana es, como ins- titucién, ana cosa mAs bien deplorable. Si la ciencia alema- na tuviese que nacer puramente de las virtudes institucio- nales de la Universidad, serfa bien poca-cosa. Por fortuna, el aire libre que orca al alma alemana esté cargado de inci- tacién y de dotes para la ciencia y suple defectos garrafales de su Universidad. No conozco bien la segunda ensefianza inglesa; pero lo que entreveo de ella me hace pensar que también es defectuosisima como régimen institucional Mas no se trata de apteciaciones mias. Es un hecho que en Inglaterra la segunda ensefianza y en Alemania la Uni- versidad estén en crisis. Critica radical de esta ultima por el primer ministro de Instruccién prusiano después de ins- taurada la Repiiblica: Becker. Discusién que sigue desde entonces Por contentarse con imitar y cludir el imperative de pensar 0 repensar por s{ mismos las cuestiones, nuestros profesores mejores viven et todo con un espiritu quince 0 veinte afios retrasado, aunque en el detalle de sus ciencias estén al dia. Es el retraso trigico de todo el que quiere evi- tarse el esfuerzo de ser auténtico, de crear sus propias con- vicciones. El ntimero de afios de este retraso no es casual Toda creacién histérica —ciencia, politica— proviene de cierto espiritu o modalidad de la mente humana. Esa mo- dalidad aparece con una pulsacion o ritmo fijo —con cada generacién—. Una generacién, emanando de su espiritu, crea ideas, valoraciones, etcétera. El que imita esas creacio- nes tiene que esperar a que estén hechas, es decir, a que concluya st faena la generaci6n anterior, y adoprta sus prin- cipios cuando empiezan a decaet y otra nueva generacién inicia ya su reforma, el reino de un nuevo espiritu. Cada generacién lucha quince afios para vencer y tienen vigencia sus modos otros quince afios. Inexorable anacronismo de los pueblos imitadores o sin autenticidad. Buisquese en el extranjero informacién, pero no modelo. No hay, pues, manera de eludir el planteamiento de la cuestién capital: zcudl es la misién de la Universidad? ;Cul es la misién de la Universidad? A fin de averiguar- Jo, fijémonos en lo que de hecho significa hoy la Universi- dad, dentro y fuera de Espafa. Cualesquiera sean las dife- rencias de rango entre ellas, todas las Universidades euro- peas ostentan tna fisonomia que en sus caracteres generales es homogénea! } Se sucle exagerat, por ejemplo, la discrepancia entre la Universidad inglesa y la continental, no advirtiendo que las diferencias mayores no vvan a cttenta de la Universidad, sino del peculiarisimo cardcter inglés. Lo que importa comparar entre unos y otros pafses es el hecho de las tendlen- Gas dominantes hoy en los organismos universitarios, y no el grado de stu ealizacién, que es, naturalmente, distinto aqui y alld. Asi, la tenacidad conservadora del inglés le hace mantener apariencias en sus Institutos superiores que no solo reconoce él mismo como extemporéneas, sino que cn la realidad de la vida universitaria briténica valen como meras ficcio- nes, Me pareceria ridiculo que se creyese alguien con derecho a coartar el albedrio del inglés, censurindole porque se dio el lujo, ya que lo quiso y lo pudo, de sostenes, muy a sabiendas, esas icciones. Pero no serfa menos 72 Encontramos, por lo prone institucién donde reciben la cr Jos que en cada pais la reciben. Especiales, cuya existencia apa ocasién a un problema tambié dad, podemos borrar el «casi» Universidad reciben la ensefa la reciben. Pero entonces caem: tacién més importante que la Todos los que reciben enseftan; que podian y debian recibirla; acomodadas. La Universidad si mente justificable y sostenible. versidad. Quede intacto. Por cree debido, como yo creo, llev inocente tomarlas en serio, es decit, su nes sobre sit caricterficticio. En los es sitaria inglesa que he leido se cae sier ironia y del cant ingleses. No se advier ‘pecto no profesional de sus Universida 'no es porque se obstine en creer actua trario, porque son cosas anticuadas, modo, lujo, deporte, culto y otras cos ‘en esas apariencias, Pero, es0 si, bajo la moderna, y bajo el aspecto no profesi hecho en los tiltimos euarenta afios caz ‘Tampoco tiene la més ligera impo —misin de la Universidad— que institutos del Estado, Este hecho, de a toria del pueblo inglés, no impide que como las estatales del continente. Apu ue también en Inglaterra son las Univ solo que el inglés entiende por el Estac nente. Quiero decir con todo esto: pri cexistentes entre las Universidades de lo fetencias universitarias como de los pa saliente de los diltimos cineuenta afios en todas las Universidades europeas, q) Encontramos, por lo pronto, que la Universidad es Ia institucién donde reciben la ensefianza superior casi todos fos que en cada pais la reciben. El «casi» alude a las Escuelas Especiales, cuya existencia aparte de la Universidad daria ocasién a un problema también aparte. Hecha esta salve- dad, podemos borrar el «casi» y quedarnos con que en la Universidad reciben la ensefianza superior todos los que la reciben. Pero entonces caemos en la cuenta de otra limi- tacién més importante que la de las Escuelas Especiales. Todos los que reciben ensefianza superior no son todos los gue podian y debfan recibirla; son solo los hijos de clases acomodadas. La Universidad significa un privilegio dificil- mente justificable y sostenible. Tema: los obreros en la Uni- versidad. Quede intacto. Por dos razones: Primera, si se cree debido, como yo creo, llevar al obrero el saber univer- inocente romarlas en serio, es decir, suponer que-el inglés se hace ilusio- nes sobre su carécter fcticio, En los estudios sobre la institucién univer- sitaria inglesa que he leido se cae siempre en la exquisita trampa de la ‘ona y del cant ingleses. No se advierte que si Inglaterra conserva el as- ‘pecto no profesional de sus Universidades y la peluca de sus magistrados ho es porque se obstine en creer actuales aquel y esta, sino todo lo con- trario, porque son cosas anticuadas, pasado y superfluidad. De otro modo, lujo, deporte, culto y otras cosas més hondas que el inglés busca en esas apariencias. Pero, ¢s0 si, bajo la peluca hace manar la justicia més moderna, y bajo el aspecto no profesional, la Universidad inglesa se ha hecho en los Gltimos cnarenta afios tan profesional como cualquier otra Tampoco tiene la més ligera importancia para nuestro tema radical —misién de la Universidad— que las Universidades inglesas no sean institutos del Estado, Este hecho, de alta significacién para la vida ¢ his- ‘oria del pucblo inglés, no impide que su Universidad actite en lo esencial como las estatales del continente, Apurando las cosas, vendria a resultar que también en Inglaterra son las Universidades instituciones del Estado, olo que el inglés entiende por el Estado cosa muy distinta que el conti nente, Quiero decir con todo esto: primero, que las enormes diferencias cexiscentes entre las Universidades de los distintos paises no son tanto di- icias unsiversitarias como de los paises, y segundo, que el hecho més saliente de los iltimos cincuenta afios es el movimiento de convergencia en todas las Universidades europeas, que las va haciendo homogéneas. sitario es porque este se considera valioso y deseable. El problema de universalizar la Universidad supone, en con- secuencia, la previa determinacién de lo que sea ese saber y esa ensefianza universitarios. Segunda, la tarea de hacer po- rosa la Universidad al obrero es en minima parte cuestién de la Universidad y es casi totalmente cuestién del Estado. Solo una gran reforma de este hard efectiva aquella. Fracaso de todos los intentos hasta ahora hechos, como «extensién universitariay, etcétera. Lo importante ahora es dejar bien subrayado que en la Universidad reciben la ensefianza superior todos los que hoy lareciben. Si mafana la reciben mayor ntimero que hoy, tan- ta mas fuerza tendran los razonamientos que siguen. zEn qué consiste esa ensefianza superior ofrecida en la Universidad a la legién inmensa de los jévenes? En dos cosas: A) La ensenianza de las profesiones intelectuales. B) La investigacién cieneifica y la preparacién de furu- 10s investigadores. ‘La Universidad ensefia a ser médico, farmacéutico, abo- gado, juez, notario, economista, administrador publico, profesor de ciencias y de letras en Ja segunda ensefianza, ercétera, Ademés, en la Universidad se cultiva la ciencia misma, se investiga y se ensefia a ello. En Espafa esta funcién creado- ra de ciencia y promotora de cientificos esté atin reducida al minimum, pero no por defecto de la Universidad, como tal, no por creer ella que no es su misién, sino por la noto- tia falta de vocaciones cientificas y de dotes para la investi- gacién que estigmatiza a nuestra raza. Quiero decir que si en Espafia se hiciese en abundancia ciencia, se harfa prefe- rentemente en la Universidad, como acontece, ms 0 me- nos, en los otros paises. Sirva este punto de ejemplo para que no sea necesario repetir lo mismo a cada paso: el terco 74 retraso de Espafia en todas las a consigo que aparezca aqui en « cendencia lo que en otras partes Ho. Para el planteamiento radic que ahora ensayo, esas diferenci son indiferentes. Me basta con reformas de los iiltimos aftos aci pésito de acrecer en nuestras investigaci6n y la labor educado la institucion entera en este sentic dat con objeciones triviales o de tio que nuestros profesores me) en el proceso de las reformas 1 nuestro Instituto debe emparej que hasta hoy venian haciende me basta. La ensefianza superior consi: mo ¢ investigacién. Sin afronta de paso nuestra sorpresa al ver j tan dispares. Porque no hay dud £0, boticario, profesor de Latin ¢ to de Segunda Enseftanza, son « jurista, fisidlogo, bioquimico, f son nombres de profesiones pr de ejercicios puramente cientific dad necesita muchos médicos, pero solo necesita un niimero r necesitase verdaderamente muck co, porque la vocacién para la infrecuente. Sorprende, pues, ¢ ensefianza profesional, que es | cién, que es para poquisimos. Pe 2 Este ntimero tiene que ser mayor qt asi, incomparablemente menor que el d retraso de Espafia en todas las actividades intelectuales trae consigo que aparezca aqui en estado germinal o de mera tendencia lo que en otras partes vive ya con pleno desarro- Ilo, Para el planteamiento radical del asunto universitario, que ahora ensayo, esas diferencias de grado en la evolucin son indiferentes. Me basta con el hecho de que todas las formas de los tiltimos afios acusan decididamente el pro- pésito de acrecer en nuestras Universidades el trabajo de investigacién y la labor educadora de cientificos, de orientar {a institucién entera en este sentido. No se me estorbe el an- dar con objeciones triviales o de mala fe. Es de sobra noto: rio que nuestros profesores mejores, los que més influyen cn el proceso de las reformas universitatias, piensan que nuestro Instituto debe emparejarse en este punto con lo que hasta hoy venian haciendo los extranjeros. Con esto me basta La ensefianza superior consiste, pues, en profesionalis- mo ¢ investigacién. Sin afrontar ahora el tema, anotemos de paso nuestra sorpresa al ver juntas y fundidas dos tareas tan dispares. Porque no hay duda: ser abogado, juez, médi- co, boticario, profesor de Latin o de Historia en un Insticu- to de Segunda Enseftanza, son cosas muy diferentes de ser jurista, fisidlogo, bioquimico, filélogo, etcétera. Aquellos son nombres de profesiones practicas, estos son nombres de cjercicios puramente cientificos. Por otra parte, la socie- dad necesita muchos médicos, farmacéuticos, pedagogos; pero solo necesita un ntimero reducido de cientificos?. necesitase verdaderamente muchos de estos seria catastrofi co, porque la vocacién para la ciencia es especialisima infrecuente, Sorprende, pues, que aparezcan fundidas la ensefianza profesional, que es para todos, y la investiga- cidn, que es para poquisimos. Pero quede la cuestién quie- ® Este ntimero tiene que ser mayor que el logrado hasta hoy; pero, aun asi, incomparablemente menor que el de las otras profesiones, at ta hasta dentro de unos minutos. :No es la ensefianza supe- rior mas que profesionalismo ¢ investigacién? A simple vista no descubrimos otra cosa. No obstante, si tomamos la lupa y escrucamos los planes de enscfianza nos encontra- mos Con que casi siempre se exige al estudiante, sobre su aprendizaje profesional y lo que uabaje en la investiga- cién, la asistencia a un curso de cardcter general —Filoso- fia, Historia—. No hace falta aguzar mucho Ja pupila para reconocer en esta exigencia un iltimo y triste residuo de algo mds grande ¢ importante. El sintoma de que algo es residuo —en bio- logia como en historia— consiste en que no se comprende por qué esté ahi. Tal y como aparece no sirve ya de nada, y ¢s preciso retroceder a otra época de la evoluci6n en que se encuentra completo y eficiente lo que hoy es solo un mu- fién y un resto’. La justificacién que hoy se da a aquel pre- cepto universitario es muy vaga: conviene —se dice— que el estudiante reciba algo de «cultura general. «Cultura general». Lo absurdo del término, su filisteis- mo, revela su insinceridad. «Cultura», referida al espiritu humano —y no al ganado 0 a los cereales—, no puede ser sino general. No se es «culto» en fisica o en matemética. Eso ¢s ser sabio en una materia. Al usar esa expresin de «cultura general» se declara la intencién de que el estudian- te reciba algtin conocimiento ornamental y vagamente educativo de su cardcter o de su inteligencia. Para tan vago > Imaginese el conjunto de la vida primitiva. Uno de sus caracteres xenerales es la falta de seguridad personal. La aproximacién de dos per- sonas 5 siempre peligrosa, porque todo el mundo va armado. Es preciso, pues, asegurar el acercamiento mediante normas y ceremonias en que conste que se han dejado las armas y que la mano no va stibitamente a tomar una que se lleva escondida. Para este fin, lo mejor es que al acer- arse cada hombre agarre la mano del otro, la mano de matar, que es normalmente la derecha. Este es el origen y esta la eficiencia del saludo con apretén de manos, que hoy, aislado de aquel tipo de vida, es incom- prensible y, por tanto, un residuo, 76 propésito tanto da una discipli que se consideran menos técn por la filosofia, o por la historic Pero el caso es que si brine Universidad fue creada —Edad siduo actual es la humilde super constituia, entera y propiament La Universidad medieval nc poco de profesién; todo es... « filosofia, «artes»—. Pero eso que hoy llaman «cul Ja Edad Media; no era ornato ¢ cardcter; era, por el contrario, mundo y la humanidad que el Era, pues, el repertorio de convi efectivamente su existencia La vida es un caos, una selve hombre se picrde en ella. Pero s sensacion de naufragio y perdi trar en la selva «vias», «camino firmes sobre el Universo, conv que son las cosas y el mundo. ellas es la culcura en el sentidh todo lo contrario, pues, que ort salva del naufragio vital, lo qu sin que su vida sea tragedia sin miento, No podemos vivir humanam pende lo que hagamos, y vivir otro. Asi el viejisimo libro de ke guen a nuestros pensamientos * Lo cual no es decir que en la Edad 5 Deaqut queen el comienzo de tod que expresa «camino» —el hodér y el m 4, de los chinos; el sendero y el vehicula, propésico tanto da una disciplina como otra, dentro de jas que se consideran menos técnicas y més vagarosas: jvaya por la filosofia, o por la historia, 0 por la sociologia! Pero el caso es que si brincamos a la época en que la Universidad fue creada —Edad Media—, vemos que el re- siduo actual es la humilde supervivencia de lo que entonces Constituia, entera y propiamente, la ensefianza superior. Universidad medieval no investiga’; se ocupa muy poco de profesién; todo es... «cultura general» —teologia, filosofia, «artes»—. Pero eso que hoy Ilaman «cultura general» no lo era para la Edad Media; no era ornato de la mente o disciplina del cardécter; cra, pot el contrario, el sistema de ideas sobre el mundo y la humanidad que el hombre de entonces posefa. Era, pues, el repertorio de convicciones que habfa de dirigit efectivamente su existencia. La vida es un caos, una selva salvaje, una confusién, El hombre se pierde en ella. Pero su mente reacciona ante esa sensaci6 de naufragio y perdimiento: trabaja por encon- trar en fa selva «vias», «caminos»5; es decir: ideas claras y firmes sobre el Universo, convicciones positivas sobre lo que son las cosas y el mundo. El conjunto, el sistema de ellas es la cultura en el sentido verdadero de la palabra; todo lo contrario, pues, que ornamento. Cultura es lo que salva del naufragio vital, lo que permite al hombre vivir sin que su vida sea tragedia sin sentido o radical envileci- miento, No podemos vivir humanamente sin ideas. De ellas de- pende lo que hagamos, y vivir no es sino hacer esto 0 lo otro. Asi el viejfsimo libro de la India: «Nuestros actos si- guen a nuestros pensamientos como la rueda del carro Lo cual no es decit que en la Edad Media no se investigase. 5 Deaqui que en el comienzo de todas as culeuras aparezca el término que expresa «camino» —el hodés y el mézhodos, de los griegos; el t20y el 1, de los chinos; el sendero y el vebiculo, de los indios. : ae sigue a la pezufta del buey». En tal sentido —que por si mis- mo no tiene nada de intelectualistaS— somos nuestras ideas. Gedeén, en este caso sobremanera profundo, haria constar que el hombre nace siempre en una época. Es decir, que es llamado a ejercitar la vida en una altura determinada dela evolucién de los destinos humanos. El hombre perte- snece consustancialmente a una generacién, y toda genera- cién se instala no en cualquier parte, sino muy precisamen- te sobre la anterior. Esto significa que es forzoso vivir a la altura de los tiempos’, y muy especialmente a la altura de las ideas del tiempo. Cultura es el sistema vital de las ideas en cada tiempo. Importa un comino que esas ideas 0 convicciones no sean, en parte ni en todo, cientificas. Culcura no es ciencia. Es caracteristico de nuestra cultura actual que gran porcién de su contenido proceda de la ciencia; pero en otras culturas no fue asf, ni est dicho que en la nuestra lo sea siempre en Ia misma medida que ahora. Comparada con la medieval, la Universidad contempo- r4nea ha complicado enormemente la ensefianza profesio- nal que aquella en germen proporcionaba, y ha aftadido la investigacién quitando casi por completo la ensefianza 0 iransmisién de la cultura. Esto ha sido evidentemente una atrocidad, Funestas consecuencias de ello que ahora paga Europa. El cardcter catastréfico de la situacién presente europea se debe a que el inglés medio, el francés medio, el alemdn medio son in- cultos, no poscen el sistema vital de ideas sobre el mundo y el hombre correspondientes al tiempo. Ese personaje me- dio es el nuevo bérbaro, retrasado con respecto a su epoca, arcaico y primitivo en comparacién con la terrible actuali- © Nuestras ideas 0 convicciones pueden muy bien ser anti-intelectua- listas. Asi las mias, y, en genera, las de nuestro tiempo. 7 Sobre este concepto de valtura de los tiempos», véase mi La rebelién de las masas 78 dad y fecha de sus problemas’, E cipalmente el profesional, més s inculto también —cl ingeniero, cientifico—. De esa barbarie inesperada, de cronismo tienen la culpa sobre 1 versidades del siglo xxx, las de to en el frenesi de una revolucién, iltima razén para quejarse. Si se acaba por reconocer que su. cul con el desarrollo, en verdad pre mismas han dado a la ciencia. ciencia. La ciencia es el mayor pc encima de ella esté la vida huma sible. De aqui que un crimen mentales de esta no pueda ser co El mal es tan hondo ya y tan entenderdn las generaciones ante: En el libro de un pensador c glo 1v antes de Cristo, Chuang ‘I najes simbélicos, y uno de ellos, Mar del Norte, dice: «Cémo pe ana si no ha salido de st charca hielo con el p§jaro de estio si est

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